Partida Rol por web

Michael levantó las manos y mostró las palmas, como si estuvieran apuntándole con un arma y no con un dedo. No detuvo sin embargo el paso y empezó a bajar las escaleras lentamente sin bajar las manos.

- Buenos días tengan ustedes - dijo inclinando la cabeza hacia un lado, acercando el ala del sombrero a su mano, pero sin llegar a quitárselo, como si tal gesto pudiera ser visto como una amenaza.

- ¿Puede un honrado forastero saber a qué se debe tal escándalo? - dijo poniendo su mejor cara de inocencia.

- ¿Acaso no es justo que un viajero cansado duerma hasta tarde? - se permitió en ese momento esbozar una sonrisa. Estaba claro que él había pasado toda la noche y parte de la mañana entre las sábanas de Mary Elisabeth, pero nunca estaba de más recordárselo a todo el munco.

No esperaba una respuesta, sino más bien ubicarse en el lado adecuado de las sospechas.

- He escuchado que ha ocurrido algo terrible ¿quién en su sano juicio puede haber cometido semejante atrocidad? - preguntó, una vez más retóricamente, pero con una sorpresa no del todo fingida - demonios ¿en qué estaba pensando Lonegan? ¡robar tumbas! ¡profanar cadáveres! -

- ¿Qué buen cristiano podría hacer algo así? - añadió por último, antes de cambiar su cara de creciente horror por una apenada - caballero, no puedo sino compartir su dolor - dijo, dirigiéndose al anciano y extendido su mano derecha ofreciéndosela para estrechársela al tiempo que se descubría la cabeza con la otra - Michael Maverick - no tenía motivos para ocultar su nombre y le gustaba que la gente supiera quien era, así siempre era más fácil.

Los parroquianos se quedaron mirando a Maverick ligeramente dudosos. Sin duda el tipo sabía hablar, e incluso el hombre mayor que había increpado contra él se quedó sin respuestas. Parecía que tal vez los pueblerinos comenzasen a abandonar su desconfianza cuando sin previo aviso Pancho entró por la puerta principal estropeando el momento.

-A los buenos días tengan todos ustedeeees güamachacos. ¿No habrán visto por aquí a un guaperas de punta en blanco con pintas de pisaverde del este?-

El mexicano tardó un momento en darse cuenta de que el susodicho Maverick estaba observando a los parroquianos desde la baranda del piso superior donde la noche anterior se exhibieran las prostitutas. Todos los demás se giraron para observar al falto de delicadeza Pancho; el barman, el anciano encorvado sobre su bastón, el hombre alto de pelo entrecano e irregular, los dos adultos y el joven de no más de 18 años con la placa de ayudante del sheriff.

Casi sin hacerse esperar, el anciano tenía ahora más verborrea con la que atacar a los compañeros de fatigas. - A mi no me engañas. Buhoneros y truhanes, embaucadores que sois todos. Incluso nos traes a uno de estos sucios 'manitos' o como se llamen ellos, que quien sabe si no ha venido a sacar al Orosco de la cárcel y robarnos y matarnos a todos. -

En el momento en que McReady se dirigía hacia la puerta principal a través del callejón, por el rabillo del ojo vio a un hombre llevando unos caballos por la calle principal y por instinto retrocedió unos pasos hasta que el hombre pasó de largo.

Fue justo después, cuando el trío al completo se asomó por el callejón, que mientras observaban las puertas dobles del saloon agitarse adelante y atrás tras ser atravesadas por el hombre de los caballos, reconocísteis una voz mexicana, y os disteis cuenta de inmediato de quién era el que acababa de entrar.

-A los buenos días tengan todos ustedeeees güamachacos. ¿No habrán visto por aquí a un guaperas de punta en blanco con pintas de pisaverde del este?-

Era Pancho quien acababa de irrumpir en el saloon, y los caballos que llevaba y ahora descansaban atados a un madero frente a la puerta eran el suyo y el de Maverick. Ahora que podíais mirar a través de una de las grandes ventanas de la parte frontal del edificio visteis en el interior a una pequeña multitud, casi media docena de hombres adultos entre los que se contaba el barman y un anciano encorvado sobre su bastón, y junto a la puerta el condenado Pancho y un chaval con apenas edad suficiente para dejarse crecer la barba.

Algo te llama especial atención sobre el chaval joven. Al fijarte un poco más el sol arranca un destello de una media estrella que le pende de la perchera del chaleco. En realidad es poco más que una chapa sin valor, pero aun así sirve para reconocerle como ayudante del sheriff.

McReady decide pensarse mejor la que era su idea inicial y se detiene a ver lo que sucede, desconcertado por las voces que se oyen dentro. Al ver a Pancho acercarse a la puerta del Saloon, decide mirar por una ventana hacia el interior.

Pancho pensó que al menos en aquél lugar no había tanto tumulto como junto a la iglesia, pero tampoco era cuestión de liarse a tiros allí mismo. Parecía que Maverick quería solucionarlo todo con la sinhueso.

Se fijó en la estrella reluciente sobre el pecho del más chamaco de los presentes, y al anciano le contestó así: -¡Ay que hicieron llamar a la autoridad! Pues no pasa nadaaa, que ayer me pasé un poco con la bebida no más! Tampoco es para tanto, gringos. ¿Ahorita tengo que pagar algún estropicio por lo de ayer? Pues se pagaaaa...-

Miro de reojo a Maverick, antes de añadir, estirando el cuello para dirigirse al jugador profesional:

-Hay señor. Ahí afuera le traje de vuelta a su ro-cín, que lo llevé a las cuadras con el mío, a pasar la noche. Con la que estaba cayendo afuera pues no era para menos.-

Aunque claro. Siendo cono era de melón y cabezota, no pudo dejar de dar la "puntada". Y mirando al anciano, soltó:

-Por cierto, que no se quién será ese señor al que tienen preso, pero nosotros decimos "Orozco", no "Orosco". Gringo viejooo.-

Antes de que McReady pudiera llegar a las puertas, un hombre entró al local tras dejar un par de caballos amarrados en la entrada. A Lonegan le resultaban familiares, hasta que al escuchar las palabras del hombre tras su entrada le despejaron las dudas. ¡Pancho! Su caballo y el de Maverick. Pero por lo que dice, nuestro nuevo amigo no está con él.

Se gira para mirar a Juanita y susurrarle:

-Es Pancho, sin Maverick.

No duda que ella haya sido capaz de ver y oír lo mismo que él, pero prefiere asegurarse. Así que continúa:

-Ahí dentro hay ocho personas contando a Pancho*. Uno es un viejo que poco puede hacer aparte de dar voces, pero el chaval al lado de Pancho lleva una chapita conmemorativa de ser el ayudante del sheriff. No me parece que fuera capaz de oponer resistencia, pero sí puede tener piernas para salir en busca de ese bastardo de Foster. Opto por esperar a ver que responden a nuestro amigo mexicano, y dependiendo de la acogida que tenga, entramos o nos mantenemos aquí. ¿Cómo lo ves?

Tras hablar con Juanita se queda mirando a McReady, esperando alguna posible información que les quiera transmitir a base de gestos o susurros. Tal vez desde su posición ve algo más que ellos no alcanzan a ver.

Veo como se desarrolla toda la escena y escucho atenta las palabras de Jack.

Asiento para que vea que haré lo que dice, esperar. Quizás yo hubiera optado por otra solución en caso de haber estado sola. Pero Jack está aquí y él es nuestro cerebro.

Me apoyo en las paredes del saloon y me quedo tan quieta como me es posible mientras intento oir lo de dentro...

- ¡Te voy a dar yo gringo viejo, zarrapastroso! - se escuchó de súbito el grito del mismo anciano que habíais escuchado antes. Ahora desde la ventana le vísteis agitar el bastón hacia Pancho.

Aunque no podíais escuchar con claridad la conversación por la mezcla de voces el ambiente parecía caldearse. En seguida vísteis a Maverick aparecer bajando la escalera superior del saloon, uniéndose al grupo del piso inferior.

Tras un intercambio de palabras, el hombre alto y de pelo entrecano se adelantó un paso al frente, consiguiendo un silencio casi total, gracias al cual pudisteis escuchar sus palabras - No se que asuntos les traen por aquí, pero sea como sea han causado mucho revuelo. No me importa lo que digan el sheriff o el barman, ya se han divertido, ahora váyanse por las buenas. -

Mientras hablaba se había apoyado las manos en la cintura, muy cerca de la pistola que se encontraba enfundada en su cinturón.

- Maldito sea el mejicano y maldita sea su estampa - murmuró Michael entre dientes sin dejar de sonreir. Pancho no podía haber llegado en peor momento. Si no hubiera sido por él aquellos tipos... pero si parecían a punto de creer en su inocencia a pies juntillas.

- Calmémonos señores - insistió. Mantuvo el sombrero en su pecho y la cabeza descubierta y ofreció de nuevo su mano extendida a los demás lugareños que acompañaban al viejo.

- ¿Podrían explicarme cual es el problema? Hasta ahora no he oido más que gritos y acusaciones sobre ser un buhoneros, un truhán y un embaucador - puso cara de ofendido, igual que cuando le acusaban de hacer trampas a las cartas o robar - Podría decirme el caballero ¿qué he hecho yo para hacerle suponer tan terribles cosas? - lo cierto es que los insultos del viejo eran bastante insulsos, pero no sería él quien los desmereciera en su cara.

Justo entonces hizo su entrada un tipo con pinta de sheriff. Un tipo bastante serio y con cara de pocos amigos. Un tipo de esos que nunca sonríe y al que le pega un nombre formal como Wyatt¹ o Jerome² y una cara igual de formal.

- No se que asuntos les traen por aquí, pero sea como sea han causado mucho revuelo. No me importa lo que digan el sheriff o el barman, ya se han divertido, ahora váyanse por las buenas - así pues, aquel tipo no era el supuesto sheriff. Qué curioso.

Lo primero, saber quién era este tipo y por qué se daba esos aires - Michael Maverick a su servicio, señor... - dijo mientras le tendía la mano abierta. Muy malecuado estaría dispuesto a parecer ese tipo si no respondía a tal formal muestra de educación delante de tanta gente.

- Siento el revuelo que se haya podido producir en su pueblo, pero puedo garantizarles que no tengo en absoluto nada que ver. Llegué al pueblo bajo el aguacero de anoche y cualquiera que estuviera en el saloon anoche puede confirmarlo. El señor Isaiah, el chico chino y la señorita Mary Elisabeth pueden confirmarles el resto de la noche.

- No creo que mi, casual compañero de viaje estuviera en condiciones de hacer nada que no fuera dormir la mona - quiso dejar claro que poco o nada tenía que ver con Pancho, una vez estuviera la cosa más tranquila ya se dedicaría a arreglar cualquier entuerto que éste hubiera podido causar.

- Si he de serle sincero, no veo la hora da abandonar éste su pueblo - dijo con una mirada de tristeza y fingida sinceridad - la verdad sea dicha, desde que he llegado, apenas he cenado, me he visto obligado a barrer y me han sacado de la cama a voces.

- Si me permiten, les recomendaría una serie de nuevas políticas si quieren atraer viajeros a su pueblo ¿nos sentamos? -  dijo ofreciéndoles una de las mesas del saloon.

El motivo del reroll sería su Interacción: Caer simpático.

Seguro que se toman lo de salir del pueblo por patas como un chiste. =)

Si por él fuera, a Pancho le hubiera parecido magnífico largarse de aquel pueblo inmediatamente, visto el cariz que estaban tomando las cosas. No quería acabar colgado de la soga por aquellos paisanos.

Por desgracia aún no habían recuperado ni las pistolas ni los bonos de Lonegan. Y ni rastro de una entrada al sótano.

Aquella situación le hizo recordar otra de su pasado en un cadalso mexicano, y rememorar aquello le hizo ponerse pálido, tragar saliva y frotarse nerviosamente la zona del cuello bajo la barbilla, donde en otro tiempo una soga estuvo a punto de apartarle del mundo de los vivos.

Aquel recuerfo le hizo sentirle con mal cuerpo, ya maltratado de por si por el desenfreno de la noche anterior. La cabeza le palpitaba. La lividez le invadía. El calor le atenazaba, haciéndole sudar.

Mientras Maverick soltaba su magnífica cháchara, Pancho sólo escuchaba un bla bla bla constante a cámara lenta, que le produjo un mareo terrible.

Ante el pasmo de los presentes, el mexicano salió corriendo hasta una escupidera cercana y echó allí lo que quedaba en su estómago de la cena de la noche anterior.

Tras soltar la papilla, y limpiarse con el dorso algún resto que quedase entre los duros pelos de su lampiña barba de dos semanas, se levantó cuan largo era frente a los presentes, y soltó: -Ahorita si. Ya me encuentro mucho mejor.- Hizo una pausa antes de añadir: -¿Decían...?-

Parecía que sus compañeros estaban en apuros. James dudó por un momento. Pensó en actuar. Si él entraba por la puerta principal y Jack y Juanita por la trasera, los cogerían por sorpresa y ocho pueblerinos no serían rivales para ellos. Pero espera...parecía que los dejaban marchar por las buenas.

La situación aconsejaba prudencia de modo que se mantuvo agazapado a la espera de que sus compañeros salieran. Así se lo comunicó a Jack y a Juanita por señas. 

Jack escuchaba atento las palabras del anciano, que parecía tener la autoridad en el grupo que se había formado dentro del saloon. Fuera lo que fuera que había caldeado el ambiente, aquel hombre parecía querer tranquilizar el asunto. Y aunque se le notaba claramente molesto, al menos tenía la intención de solucionar las cosas por las buenas. Mientras echaba una ojeada, observó que Maverick se acababa de unir al grupo dentro del local.

Espero que esos dos tengan el mismo sentido común que el viejo para no complicarse más la vida y salir de ahí sin armar mucho más jaleo.

Seguía atento a la puerta, y pudo observar como McReady les hacía señas de aguantar en sus posiciones sin intervenir por el momento. Lonegan estaba de acuerdo con su compañero y así se lo hizo saber a Juanita.

-¿Ves a McReady? Creo que tiene razón. Si ese viejo prefiere que lo que esté pasando ahí dentro se resuelva de buenas formas, mejor no causar más jaleo ahora mismo. Nuestra intención era hacer una incursión lo más discreta posible, y de momento ese sigue siendo el plan. Pero si las cosas se tuercen, entonces seré el primero en querer entrar a arreglar las cosas.- Una sonrisa lobuna se dibujó en el rostro del forajido al decir esta última frase.

Escucho como el viejo le dice a Pancho que deben largarse. Entonces aparece Michael bajando las escaleras. "Viene del piso de arriba..." pienso un poco molesta porque tengo bastante claro qué podía estar haciendo allí "Pero bueno ¿y a mí qué más me da?" molesta conmigo misma, vuelvo mi atención a lo que pasa en el grupo que discute.

Entonces James nos hace señas y Jack me dice que, de momento, esperamos. Y sonríe. No a mí, si no con esa sonrisa que pone cuando sabe exactamente lo que quiere y yo no puedo evitar sonreir de vuelta porque este sí es mi Jack. -Lo que tú digas- confirmo tan bajo como puedo

La multitud se mantuvo en silencio mientras Maverick pronunciaba su arenga. Era increíble el efecto que su voz tenía en aquellos pueblerinos, que lo escuchaban sin interrumpirle, y alguno incluso agachó la cabeza avergonzado cuando señaló que no podían incriminaros de nada tan acertadamente.

El viejo continuó despotricando - Bobadas. Sandeces y bobadas. Habla como un vagabundo que quiera comprar una mula sin un dolar en el bolsillo - pero los pueblerinos ya no le prestan atención ni apoyan sus palabras. Al verse solo, el anciano se fue cojeando por la puerta farfullando algo sobre obligar al sheriff a echaros. El resto de hombres se pusieron a discutir calmadamente en corrillo, pero el ambiente ya no era tan tenso como antes, se podía notar en que incluso el ayudante del sheriff exhibía ahora una media sonrisa de confianza y participaba en la conversación.

Ahora que parecía seguro que los pueblerinos no os iban a echar a patadas (o a tiros) incluso el otro hombre que había hablado parecía menos amenazador, aunque seguía siendo bastante imponente por su altura.

El hombre se permitió dejar que Maverick mantuviera el brazo extendido unos segundos antes de devolver el saludo - Edmund Toll. - respondió tan mortalmente serio como había hablado antes - Podría decirse que hago de sepulturero. Si creen que me tomo este asunto como algo personal es porque pongo en tela de juicio la cordura de quien fuera capaz de robar el cuerpo de un muerto. Este mundo está loco. - Terminó con un ligero suspiro

- Oigan. Si ustedes no lo hicieron mejor para todos, pero muchos no estarán satisfecho hasta que encuentren alguien a quien colgar de una soga. Háganme caso, cuanto antes se vayan, menos problemas tendrán. -

La aparición de Maverick en escena dio entonces un giro completo a la situación, que hasta el momento solo había ganado en intensidad y aumentado tensión entre los presentes. El truhán de Maverick dio un discurso digno de un párroco sobre su supuesta inocencia, que demostraba con testigos del propio saloon, además de algunos comentarios bien colocados que hicieron que más de uno de los hombres que aparentemente querían expulsarles mirara hacia el suelo con vergüenza.

Pero el viejo no se dejaba amedrentar. Tras unos últimos improperios, y viendo que el resto de pueblerinos no le apoyaban, salió del saloon cojeando agarrándose a su bastón y se dirigió sin rodeos hacia la zona de la iglesia, medio gritando al aire que obligaría al sheriff a echarlos del pueblo.

Mientras tanto, en el interior del saloon el ambiente se había tranquilizado. La pareja de hombres discutía de forma calmada con el joven ayudante del sheriff, quien ahora parecía menos nervioso y más confiado, y el hombre alto que había advertido a Maverick y Pancho sobre irse del pueblo hablaba con ellos en un tono ligeramente más cordial tras un breve apretón de manos.

Ahora que nadie alzaba la voz, era casi imposible escuchar las conversaciones que provenían del interior del saloon.

James se había temido lo peor cuando esa mañana, no habían recibido noticia de sus compañeros. Más aún cuando se acercaron para echar un vistazo y vieron la trifulca que se estaba montando en el Saloon. Pero desde su escondrijo, pudo observar como Pancho había sabido mantener la calma y como Maverick había controlado la situación haciendo uso de su capacidad de persuasión. Entonces supo que había hecho bien en confiar en ellos para esta tarea.

Hizo un gesto a sus compañeros. La situación parecía controlada. Quizá lo mejor fuese retirarse. Solo faltaba que ahora que la situación estaba controlada, los descubriesen y se echase todo a perder.