Partida Rol por web

Tras escuchar lo que nos pedía el detective me quedé mirándolo fijo:

-Nos estas pidiendo que finjamos unirnos a alguien del Team Rocket o entendí mal? Incluso a Nadia le estas pidiendo eso?-

Me quedé mirándolo en silencio unos segundos.

-Eso es exactamente lo que os estoy pidiendo. Aunque se supone que el tipo está cambiando de bando, o eso puede parecer. Lo cual no significa que nos debamos fiar de él. Debéis apoyarle en su iniciativa de contactar con Celebi, lo de que sea miembro del Team Rocket no deberíais mencionarlo...

La verdad es que estuve tentado a decir que no se lo estaba pidiendo a Nadia, pero me recordé a mi mismo que la misión era lo más importante, no podía anteponer mis necesidades y Nadia tenía un don para caer bien a la gente.

-Como digo siempre estaré cerca por si empezara a sospechar algo. E intervendré en cuanto la situación lo requiera.

La idea de juntarme con alguien del Team Rocket me resultaba bastante molesta. Sabiendo lo que hacían esas personas, casi prefería tirarme de cabeza al lago Gyarados, pero si era necesario... Además no teníamos que mencionar nada del grupo así que...

- Bueno... a regañadientes acepto. Cuenta conmigo, Zero- le tiendo la mano.

Evidentemente, Paolo sabe más que de sobra que al Team Rocket se entra, pero no se sale. A los desertores se los amenaza, soborna, secuestra o coacciona de cualquier otro modo o, en el peor de los casos, se los ejecuta.

-Eh... A ver si lo he entendido... ¿Esta chica nos va decir cómo localizar a un chico que es del Team Rocket... y tenemos que ir con él a buscar a Celebi... y tú no estarás con nosotros? -Parece bastante insegura. No asustada ni tampoco que se esté burlando de Zero, simplemente confusa-. Y... ¿qué hacemos? ¿Llegamos y decimos "Hola, hemos venido a ayudarte a buscar a Celebi"? ¿Deberíamos decirle que venimos de parte del Team Rocket o de esa chica o algo?

-Nadia tiene un muy punto, no podemos así como así aparecer y decir que queremos ayudar al sujeto...no tiene lógica, necesitamos una coartada-

Escuché atentamente las opiniones de todos y asentí. Se me hizo un nudo en el estómago cuando fue Nadia la que habló, no quería dejar que se pusiera en peligro, pero no quedaba más remedio...

-Claro, podéis convencerlo como veais, cuando sepamos donde está y que está haciendo elaboraremos un plan para que parezca que ha sido casual.- Entonces centré mi mirada en Nadia.- Y yo estaré todo el rato vigilando. No os pasará nada, lo prometo...

La chica frunce el entrecejo, no parece muy convencida. Se encoge de hombros.

-Bueno... si tú lo dices... Confío en ti. -dice mirando a Zero directamente a los ojos.

Pero a continuación se saca una navaja no muy grande del bolsillo, la abre con destreza, observa el filo ensimismada, la cierra y la vuelve a guardar.

-Nunca la he utilizado contra un ser vivo, pero... -Murmura para sí.

Entretanto les ha dado tiempo a llegar a la parte posterior de la Torre.

La calle que hay detrás de la Torre de Radio se ha convertido en un lugar bastante inhóspito, por lo que aparece completamente desierta. Al cabo de un rato, no obstante, se oyen las pisadas de unos zapatos de tacón grueso y enseguida aparece por una bocacalle una mujer. Camina con aire algo distraído, sola, mirando alrededor de forma casual. Rondará desde la mitad de la veintena a los primeros años de la treintena, viste ropa sencilla aunque elegante y sus rasgos son extrañamente exóticos, lo que la dota de un encanto particular. Pese a que los chicos están plenamente a la vista, no se les queda mirando sino que va avanzando con paso relajado por la calle.

Contemblo boquiabierto la navaja de Nadia que me llena de una mezcla entre preocupación y temor por su propia seguridad, y me digo a mi mismo que no voy a permitir que se de el caso en el que tenga que usar esa navaja.
Entonces aquella mujer me saca de mi ensimismamiento.

-¿Señorita Sadik?- Pregunto curioso intentando llamar la atención de la mujer.

La mujer se acerca hasta donde están ellos al oír a Zero.

Ahora, a la luz de la linterna, pueden apreciar mejor sus rasgos y su expresión. Parece algo distraída.

Tarda solo un poco en contestar.

-Entiendo que he hablado con uno de vosotros hace un momento, pero ¿los otros tres? -Su voz es agradable y bien modulada, aunque su tono es neutro. Decididamente, es la misma voz con la que ha hablado Zero por teléfono hace unos momentos.

Doy un paso al frente decidido. Dirigiéndole una mirada con la que intento captar toda su atención.

-Has hablado conmigo. No hace falta que repitamos toda la conversación pues ya les he puesto al corriente y saben todo lo que deben saber.- Digo con una mirada cómplice.- Estos chicos intentarán ganarse la confianza del miembro del Team Rocket mientras yo los sigo a cierta distancia.

Una vez dicho esto solo confío en que la mujer me siga la corriente y no diga nada que no deba decir, mientras espero a que me de cualquier información que sirva de ayuda.

Escuché a Nadia y miré su navaja, preguntándome si realmente sabría usarla o si tendría las agallas necesarias de hacerlo, pero bueno, después de todo solo yo estaba ahí de ayuda, no debía preocuparme demasiado.

Al llegar la mujer me la quedé mirando a los ojos, de alguna forma me hacía recordar a mi, por alguna razón, escuché nuevamente el plan de Zero y asentí, sería algo complicado ganarse la confianza de un ex team Rocket, pero esperaba poder estar a la altura de la situación...

Me pregunto si ese tal Shiert me conocerá o si lo habré visto alguna vez...eso sería un problema.

Llegado el caso tendría que encargarme de él, pero de revelar mi secreto a los demás...también deberé encargarme de ellos.

Eliza no pelearía contra Bruce...pero Xatu- acaricié la pokéball con disimulo- espero no tener que hacerlo, el detective y la mujer podrían ser un problema mayor...

Pensándolo bien, no es probable que el tal Shiert lo conozca. No le suena que sea un alto cargo, o al menos no lo era cuando Paolo estaba al frente de la organización, ya que recordaría su nombre y en cualquier caso puso buen cuidado en que nadie o casi nadie conociese su rostro, esfuerzo que ahora se confirma como un acierto. En todo caso podría reconocer su voz, pero teniendo en cuenta que Paolo tenía quince años en aquel momento y ahora tiene dieciocho... la naturaleza juega esta vez a su favor.

La mujer parece... aturullada. Un rictus extraño cruza sus bellas facciones durante un segundo: una mezcla de sorpresa, confusión y duda. Pero es solo un segundo; la expresión es ligera y totalmente fugaz. Enseguida se recompone y contesta con el mismo tono:

-¿Pertenecen a su organización, agente? No compartiré información hasta que todo el mundo se haya identificado adecuadamente.

-No, solo son civiles.- Me apresuro a decir.- Pero estoy seguro que nos serán de mucha ayuda.

Puede que sonara absurdo, pero en mis cientos de viajes había comprobado que muchas veces que la solución acababa llegando más gracias a los lugareños que a mi propia obra. Y es que independientemente del cargo que ostentáramos, todos podíamos ser héroes.

Bruce se mantiene atento a la conversación entre el detective y la mujer recién llegada, algo intrigado por las dudas.

Me quedé callado y en silencio, esperando por la resolución de este acontecimiento.

Interesante, me pregunto cual sera la organización a la que pertenece el detective...