Partida Rol por web

Prometheus

1.Motivos.

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17/05/2012, 01:27
Director

Un nuevo día asomaba por el horizonte. Un día lleno de preguntas, plagado de incertidumbre y sombras que tendrían que iluminar. Al menos, el tiempo acompañaba. Todo el mundo dice que después de la tormenta llega la calma y en esa ocasión así había ocurrido. Los negros nubarrones que habían cubierto el cielo nocturno habían desaparecido dejando paso a un puro azul y a un sol radiante que lamía con sus rayos todo el poblado.

El despertar fue duro para algunos, necesario para otros. Ver a Gardien, interrogar a François, acudir al entierro... era un día atareado.

Demasiado atareado.

Notas de juego

No sé como estáis en las habitaciones, despertaros cada uno como queráis donde queráis ;)

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18/05/2012, 14:28
Inara
Sólo para el director

El padre de Philippe se había ofrecido para intercambiar la habitación con ella, cosa que agradeció en parte. Quería ofrecerle apoyo, pero jamás había conocido al pequeño Gardien de modo que su familia era lo mejor que podía tener ahora, aunque no se arrepentía de haber ido. Sentía una conexión especial con Philippe, algo que no había encontrado antes con nadie. En parte le envidiaba por conocer a una familia cuando ella ni siquiera había tenido esa oportunidad, pero tras meditarlo no supo si de verdad era envidia o lástima.

Inara se deshizo de la ropa mojada y se vistió con otra muda limpia. Le pidió con amabilidad al dueño dejarla junto al fuego para que se secase, aunque fuese a coger olor a humo. Después de llenar el estómago con una sopa caliente, todavía con esa sensación de vacío persistente, se retiró para acurrucarse entre las sábanas tras desearle buenas noches a Philippe. Fuera la lluvia insistía y el viento rugía de forma estremecedora. Los ruidos de la posada se fueron acallando y el calor reconfortó su maltrecho cuerpo. Había algo en todo aquello realmente extraño, o tal vez fuesen las circunstancias. Se sentía como un pez fuera del agua, ahogada por el ambiente melancólico y de malos sentimientos que fluían por el aire, lejos de la tierra que conocía.

En algún momento, entre sus dispersos pensamientos, logró conciliar el sueño. Fue un cerrar y abrir los ojos de nuevo, como si el tiempo no hubiese pasado tras aquel duermevela. Miró con desconcierto la ventana y la poca luz que se filtraba a través de la agrietada madera. Amanecía. Se incorporó con pesadez y un ligero dolor de espalda y suspiró restregándose los ojos para desperezarse. Olía bien allí afuera, y parecía que la lluvia había cesado un poco aunque el cielo seguía encapotado y amenazante.

Abrió las contraventanas dejando entrar la luz, y se dispuso a limpiar su cuerpo cuidadosamente con un paño y el agua de la jofaina. Lo hizo despacio y con delicadeza, como si fuese un minucioso ritual que debía seguir diariamente, acompañado de un cántico a media voz. Su piel, tersa y morena, estaba surcada de manchas más claras que se extendían por todas partes de forma irregular, dándole un aspecto enfermizo y desagradable, razón por la que procuraba ir cubierta lo máximo posible. Después cepilló su cabello negro y enmarañado, y lo recogió de nuevo pegado a la nuca antes de colocarse el riguroso velo sobre la cabeza, dejando únicamente al descubierto los ojos y la frente. Una vez terminado, salió a la sala común para desayunar.

Notas de juego

Ahora hago otro para todos =)

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18/05/2012, 14:29
Inara

Inara se despertó pronto, apenas salir el sol. Con calma y sin prisa, se arregló vistiéndose con ropas limpias y secas y salió a la sala común a desayunar antes de que el resto se despertasen. Si la lluvia daba tregua, quizá pidiese pasear un rato para distraer la mente.

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20/05/2012, 14:40
Roos Van Veenen

Roos no había podido conciliar el sueño en toda la noche. Cuando las lágrimas se habían despejado, la mujer se había sentado junto a una ventana para mirar cómo caía la lluvia. Las ondas que se dibujaban en los charcos, el sonido... Todo aquello solía calmarla cuando se encontraba turbada por algo. Aquella no fue una de esas veces. Tenía el corazón herido, tanto que lo sentía físicamente. Le costaba respirar. Parecía como si le hubiesen hundido un trozo de hielo en las entrañas y estuviese congelándose poco a poco. Pronto moriría de tristeza si no hacía algo para detener el frío, pero pensar en su pequeño helado y pálido la hacía enloquecer.

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20/05/2012, 23:01
Zacharie D'Aubigne

El sueño de Zacharie fue escaso y caótico. Su mente caía en el sueño durante apenas unos minutos para volver a despertarse por la agitación y el nerviosimo de todo lo que acababa de acontecer. Ni siquiera su mente pudo centrarse en sus historias, a las que siempre volvía cada noche, en sus sueños.

Eso fue lo que más le llamó la atención de aquella noche. Él siempre soñaba, tenía unos sueños vívidos, agitados, en los que nunca o casi nunca era protagonista. Siempre creyó que era su imaginación de escritor la que le hacía soñar todo aquello. Pero esa noche no hubo nada. Sólo agitación, nerviosismo y la penumbra de la habitación. Al menos la presencia de Philippe le reconfortaba cuando notaba su peso al otro lado de la cama. No sabía cómo iba a afrontar aquel nuevo día, pero no conseguía nada pensando en ello.

Abrió completamente los ojos cuando se iba a levantar. Se incorporó con un suspiro y se preparó para vestirse, saludando con una sonrisa a su hijo. Necesitaba salir de aquella habitación y de aquella posada.

- Por favor, que no esté lloviendo... - pensó

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21/05/2012, 19:37
Philippe D'Aubigne

El cansancio invadió el cuerpo del joven tan pronto como tocó la cama. Ya fuera el largo viaje o la tranquilizadora imagen de sus padres unidos en momentos de dificultar facilitaron sobremanera el tremendo descanso que supuso aquella noche para Philippe. Tal vez incluso podría decirse que fue un descanso de años, un peso que abandonó su cuerpo poco a poco durante la noche volviendo su cuerpo menos pesado y haciendo que el colchón se ahuecara en vez de hundirse.

Cuando llegó la mañana se despertó con los primeros rayos del sol, reparado, preparado y listo para lo que fuera a venirles aquel doloroso día. Desayuno sumido en sus pensamientos, en los ires y venires de su mente de su mente la tranquilidad y sosiego reinaban y no pudo evitar disfrutar de aquellos momentos, a su pesar, el día que siguió al conocimiento de la muerte de su hermano.

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22/05/2012, 22:56
André Boudeville

La familia desayunaba en la planta inferior de la posada. Piere les había servido un suculento desayuno, a pesar de que realmente los estómagos de los presentes no estaban demasiado preparados para la comida. 

No hubo mucha conversación, la mínima, las cabezas de cada uno bullían en ideas sobre lo que iban a hacer aquel día. Y de pronto, los rumbos se comenzaron a juntar.

Un hombre alto , vestido en un perfecto esmoquin negro y con guantes blancos, que estaría rozando la treintena entró por la puerta. Echó una rápida ojeada y su mirada se detuvo en los D'Aubigne.

-Permítanme presentarme. Mi nombre es André, y supongo que ustedes son Roos, Zacharie, Philippe y... acompañante. Mi tarea aquí es acompañarles hasta el ayuntamiento. François y Marlenne, encargados de la Citadelle en el poblado han concertado una entrevista con vuesas mercedes.

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23/05/2012, 12:34
Roos Van Veenen

Roos daba vueltas a sus gachas sin mucha convicción, con unas gruesas franjas moradas bajo los ojos. La llegada del tal Boudeville hizo que parpadeara brevemente antes de levantar la mirada y tratar de entender lo que estaba diciendo. Produjo un gruñido bajo de asentimiento y esperó a que la llevaran, por inercia.

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23/05/2012, 21:04
Zacharie D'Aubigne

Zacharie levantó la vista de su comida que terminaba de forma metódica y repetitiva, sin saborearla en absoluto. No se sentía muy hablador, pues la adrenalina de la noticia se había diluído en sus venas y la pesadez se había apoderado de él tras aquella noche tan extraña. Observó el mayordomo que tenía una apariencia algo excéntrica más allá de la elegancia de sus vestimentas, y asintió a sus palabras.

Esperó a que todos hubieran terminado de desayunar para coger a Roos por los hombros y ayudarla a levantarse, siendo un gesto de apoyo mucho más moral que físico. Se notaba que era la más desmejorada de todos, la que más había sufrido la noticia y la primera noche tras ella.

- Vamos. - le susurró

Notas de juego

A ver si recuperamos, que nos vamos a dormir! Los Juegos nos comen :P

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23/05/2012, 22:18
André Boudeville

-Perfecto. En ese caso, acompañadme.

André abrió la puerta y esperó a que la familia se levantara de la mesa. Habían terminado de desayunar hacía poco tiempo y no les había dado tiempo ni a mantener una pequeña conversación. Al parecer, había mucha prisa en tener esa entrevista, quizá tanto ellos como los propios delegados de la Citadelle tenían interés en que sucediera cuanto antes.

 

Notas de juego

He de suponer que Inara y Phil aceptan también... no? si no quieren que lo digan y se separen del grupo. Sea como sea, en cuanto haya respuesta continúo. Si no la hay mañana, llegamos todos a la entrevista ^^

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24/05/2012, 13:14
Philippe D'Aubigne

Ya era hora de que todos supieran que diablos había pasado con el niño. Muy convincentes deberían ser sus interlocutores para que todo se solucionase con una entrevista. De momento Philippe se guardo sus recelos para si mismo.Debía primero escuchar lo que contaran aquellas personas.

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24/05/2012, 16:05
Inara

Inara asintió y se levantó junto al resto para acompañarles.

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24/05/2012, 20:03
André Boudeville

El grupo salió de la taberna inmediatamente. El sol de ese caluroso día de verano iluminaba todo el poblado, resaltando los brillos de los tejados de las casas, y dejando que el paisaje verde de los árboles que lamían la ladera de las montañas cercanas cambiara el aspecto del mundo exterior. Era totalmente diferente al día anterior, tan triste y apagado.

No muy lejos de la posada se encontraba el ayuntamiento. Un edificio de dos plantas, bastante ancho y con el tejado hecho de tejas negras. Amplios ventanales se abrían a cada lado del enorme reloj central, que marcaba la vida del lugar, informando a los aldeanos de la hora actual.

Las ocho menos cinco.

Esa era la hora que en ese momento marcaban las manecillas, una en el ocho y otra en el once. 

El mayordomo abrió la puerta del ayuntamiento y les acompañó por las salas hasta la que parecía la más lejana, apartada en el ala este del edificio. Una vez al lado de la puerta se detuvo y llamó tocando con los nudillos.

-Ya estamos todos aquí.

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24/05/2012, 20:44
François

-Hazles pasar.

Una voz ronca, procedente del interior de la habitación hizo al mayordomo girar el pomo, obediente.

 

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24/05/2012, 20:45
Director

Dejándoles paso, André cerró la puerta tras ellos. Se encontraban en un amplio despacho rectangular con las paredes desnudas salvo un par de estanterías con libros y pergaminos. Delante de ellos, dos pares de sillas, colocadas a modo de semicírculo delante de un escritorio, plagado de papeles.

Tras la madera, un hombre vestido con un elegante esmoquin escrutaba cada movimiento de los recién llegados. Pelo rubio perféctamente recortado, bigote poblado y una mirada casi amenazante marcaban los rasgos característicos de la faz del que tendría que ser François. 

Detrás de él, de pie, y con la mano derecha en el hombro izquierdo del hombre, una bella mujer. Rubia como el hombre y con el pelo recogido en un precioso moño. Unos ojos conciliadores aparecían en su cara, que mostraba una expresión mucho menos ruda. Iba vestida con un elegante conjunto rosa palo y sus brazos estaban cubiertas por sendos guantes blancos, de lo que parecía ser seda.

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24/05/2012, 20:51
François

-Bienvenidos. Pónganse cómodos.

Dijo el hombre, más como una forma de cortesía.

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24/05/2012, 21:54
Inara

Inara pasó al interior sin decir nada. Agradeció llevar el velo echado, de modo que no se percibió el desagrado que le causaron los anfitriones. Tan elegantes, tan bien vestidos, tan... Los detestaba. Miró a Philippe de soslayo y trató de imitarle. 

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25/05/2012, 22:58
François

Una vez se hubieron sentado cada uno en su asiento, François comenzó su ensayada charla. Su voz parecía carente de todo sentimiento a pesar de que en ocasiones parecía tratar de añadirle un tono melancólico, no en vano la crudeza del contenido lo necesitaba.

-Zacharie, Roos tengo la desgracia de tener que comunicarles la peor noticia posible. Siento mucho el que haya pasado esto, y nunca había sucedido hasta ahora. Gardien, el chico que ustedes mismos inscribisteis entre los admitidos a la Citadelle murió ayer.

Dejó un segundo de silencio, antes de continuar.

-La noche que ocurrió el accidente, Gardien se encontraba realizando las tareas que todo chico... revoltoso... tiene la obligación de cursar. Una salida de campo intensiva, en el que se le enseña firmeza, resolución aguante y lealtad. No es el único chico que vino, pero los demás integrantes del ciclo han vuelto ya a la fortaleza, para reincorporarse a los estudios habituales.

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26/05/2012, 12:49
Roos Van Veenen

-¿Qué quiere decir revoltoso? -inquirió Roos-. ¿Lo estaban castigando?

Roos hablaba con frialdad, contenida. Analizaba al hombre que tenía delante con un aire depredador casi olvidado: la yugular en el cuello tierno, sus gestos que podían significar que sabía luchar. El un dos necesario para hundirle un abrecartas en la tráquea si se descubría como el culpable por la muerte de Gardien. La herrera trató de apartar aquellos pensamientos, pero el animal que había sido rugía y clamaba por venganza. No debía, pero... lo deseaba.

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26/05/2012, 12:51
François

-Castigar es una palabra muy dura. Quizá, realizando una estrategia alternativa de enseñanza, enfocada más a inculcar lealtad y obediencia. Un buen caballero, además de conocer las artes de la espada, de la literatura y de las ciencias, ha de saber cuando hablar y sobre todo, cuando callar. Es lo más importante en la vida de Gabriel, como ya sabrá.

Sus gestos no acompañaban a su voz. Aunque trataba de sonar convincente, al pobre hombre se le notaba ansioso por terminar la entrevista, no sabiendo muy bien que decir pero teniendo muy claro su objetivo. Fuera cual fuera.