Partida Rol por web

Veis poco más allá de la nube de copos que lo cubre todo. Estáis inmersos en una nevada de copos pesados, lentos y silenciosos que unidos a la noche impiden ver más allá de media docena de metros en cualquier dirección. Más que una nube es una niebla y más que una niebla, una ventisca inmóvil, como si la mano de un descomunal gigante hubiese golpeado y pulverizado un gran iceberg, levantando esta masa de nieve que ahora se fuese depositando lentamente. No se oye nada más que el crujir de la nieve bajo vuestros pies.

Aunque cubierto de más de un palmo de nieve, el suelo es firme, de tacto regular, lo cual tiene sentido pues os encontráis sobre los restos de un puente cuya otra mitad quedó derruida en algún tiempo del pasado. A izquierda, derecha y frente de vosotros la superficie termina a sólo un par de metros y al asomarse por el borde descubrís la superficie del lago que en el pasado debió cruzar este puente de arquitectura antigua. Hacia atrás la plataforma del puente continúa hasta apoyarse sobre el suelo. De nuevo la nieve y la oscuridad impiden ver qué hay más allá, ladera abajo; la única construcción que pueden ver con claridad es el suelo del puente que pisáis.

Lo más impresionante quizá que notáis es que toda pieza de equipo que lleváseis por encima de la ropa especial que os pusísteis antes de saltar, ha desaparecido. No está alrededor, no está colgada de vuestros hombros, no está en vuestras manos. Ni rifles, ni mochila. Como mucho las pocas piezas de equipo que lleváseis bajo la ropa especial parecen seguir allí.

Hace frío, por cierto. Más del que la ropa que lleváis puede evitar que llegue a vuestros huesos dentro de un rato...