Partida Rol por web

Yo diría de hecho que eso ya es una pregunta, asi que no podría negarme, ¿de qué se trata?
Comenta intentando sacar alguna sonrisa en su cara que rompiera la seriedad que acababa de adoptar.

Lamento decepcionarle, yo también soy bailarina, y siendo sincera, la categoría del local bajó cuando esas nuevas invitadas se tomaron ciertas libertades. Su mirada recelosa desaprobaba a la mujer que bailaba sobre una de las mesas. En un gesto de indignación dirigió su mirada por un momento a Hwang y volvió a enfocarse de nuevo en Flora Creo que con esto acabo de contestar su pregunta, si conozco al dueño.

Hwang seguía mirando a la mujer con la que Lil mantenía una conversación, cuando se percató que ésta le dirigia una mirada un tanto significativa, por lo que se levantó de su taburete. Disculpenme... musitó nervioso y se marchó por la puerta VIP colindante que abrió de forma automática.

¿como es posible que usted que no pertenece al Clan de mi domitor, se haya ganado el puesto de curia del arte? me gustaria aprender sobre la estirpe y mi domitor muchas veces no me puede enseñar ya que esta ocupado si usted me quisiera ayudar...

Praga, Cabaret Dark Lust
Una Mala Ocurrencia

Ya avanzada la media hora. Koveck supuso, que el propietario de aquel local no le conocía en lo absoluto. Que el mensaje había sido un profundo y nefasto error, dar por entendido el que los ciudadanos de Praga, y en especial los que dicen ser Hijos de Caín le conocían, era un error que no podía volver a repetir.

El resultado que lograba en Inglaterra, donde la mayoría le conocía, se debía a que había labrado y ganado a pulso una fama a cuesta de sacrificios personales en muchos ámbitos de su actividad, y que la gente de su clan le apreciaba por haberlo logrado solo. Pero en Praga, a pesar de su disgusto, no era más que un perfecto desconocido.

Lamentó incluir a dos jóvenes mortales, no porque les considerase dignos de valor, sino que su impulso por acercarse y formar parte de un ambiente que una bella ciudad le mostraba frente a sus ojos fue más fuerte, y esto le nubló el juicio. Arriesgando a dos seres en ello, en un mal comienzo.

Así que decidió, reparar y sacar ventaja de la joven pareja cuanto antes, aunque observó que sería una nula ventaja. Retractándose inmediatamente.

- Koveck: Buenas Noches…, Lamento no haberme presentado y actuar como un mal educado, apareciéndome de aquella manera frente a ustedes. Y, causarles el susto de sus vidas. No han sido los únicos que han notado esa conducta tan impertinente de mi parte. Mi Nombre es Koveck, John Koveck.

- Arthur: ¡Sr. Koveck…, estaba por…!

Interrumpiendo al muchacho, ante la cara de sorpresa e intriga de la chica

- Koveck: Ya no es necesario, pero la invitación está aún en pie.

Algo aturdida por el reconocimiento que Arthur le concedía al extraño, Lorena dio a suponer que Arthur conocía al sujeto que se les acercó. Aunque notó una semejanza notable con el extraño que se les apareció ratos atrás.

- Lorena: ¿Sr. Koveck, usted nos conoce?

- Koveck: Desde luego, pero desde no mucho tiempo. Hace un rato atrás. Usted no me reconoce, ya que usted… -tomando una pausa para llevarse un cigarrillo a la boca -, estaba inconciente.

Dejando a la pareja ligeramente de lado, se dirigió a uno de los Ghouls. Para resolver la cuestión del ingreso. Tras una intensa conversación, logra convencer a uno de ellos lo inconveniente de no dejarle entrar. A regañadientes el Ghoul manifiesta que será una noticia desagradable para su amo saber que han roto su mandato de no permitir el ingreso a extraños. Koveck, ya no hace caso de las prerrogativas de ellos he invita a la pareja, ante la sorpresa de estos, a ingresar.

¿A que se refiere señorita Evelyn? Contestó de una forma un tanto molesta. Cómo es que conoce un maldito ghoul qué poder corre por mi venas. Lamento señlarle que como podrá ver, tengo varios asuntos entre manos e invitados que requieren de mi presencia. Enfatizando su frase con un movimiento de brazo indicando la extensión del local. Me temo que si su domitor no es capaz de ello, solo le queda aprender por su cuenta. ¿Por qué estará Traso tan interesado en mí? No voy a meter a un espía en mi casa así por las buenas. Y tampoco quiero arriesgarme a enfrentar su ghoul contra él, tendré que ir con más cuidado con el señor de Sagasta.

-El hecho de que sea bailarina no implica que no pueda tener clase... Ella no lo es y no le llegaría ni a la suela del zapato-(*) comenta con una ceja arqueada, haciendo referencia a Lil mientras también sigue la mirada de ésta hacia la mesa.

-Ohh... así que le conoce, ya entiendo -sonríe encantadoramente, incluso complacida. Por lo menos Mathias tenía mejor ojo para escoger a sus "aspirantes".
-Quizá debería hablar con él entonces- observa cómo el muchacho se marcha mirándole con cierta curiosidad, al fin y al cabo su presencia en un local así no parece del todo "normal".

-¿Se trata de su hermano...?- pregunta para seguidamente chasquear la lengua -Lo lamento, no es de mi incunvencia... Creo que será mejor que me vaya retirando. Ha sido un placer conocerla- le dice sonriéndole de forma amigable antes de dirigirse a la puerta, despidiéndose de César con un pequeño movimiento de cabeza que mueve sus cabellos cómo si de olas de oro se trata.

César observa como parte Flora. Mira hacia la barra, donde está la jóven asiática. La observa unos instantes, y vuelve su mirada hacia adelante, a la nada, pensativamente. Se para y camina hacia allí.
Se sienta al lado de la jóven, pide uno de los "tragos" que ha recomendado Flora, y se dirige a la Lil...

- Un local hermoso ¿no? - dice haciendo un gesto hacia el lugar - Ideal para una fiesta de fin de año como esta - hace una pausa y agrega como si se hubiera dado cuanto de algo - Ohh, disculpe mi falta de modales. Permíteme presentarme, soy César Augusto - estira la mano para saludarla - ¿Eres nueva en la ciudad? No recuerdo haberte visto antes.
Toma su copa y bebe miestras mira a Lil.

1/1/08 Silvester Nacht
1:15 Concierto.

A los pocos minutos de irse Hwang, las bailarinas de mama noel se retiran de la pasarela, un tanto indignadas. Se observa como unos jovenes preparan y montan varios instrumentos encima del escenario. Está claro que en unos momentos comnezará un crusioso concierto.

Mathias seguía un tanto molesto, y no cesaba de mirar a todos lados del local. Cuando observó que estaban colocando varios instrumentos por la pasarela. Disculpe un segundo, tengo que abrir el concierto. Y se dirige rápidamente a la sala VIP. Observa por unos segundos a Flora en la puerta, que se fuera la única señorita con la que por el momento había podido conversar llega a molestarle aun más. Todo se estaba torciendo de una forma un tanto estupida.

La pregunta le esboza una sonrisa que espresa por un lado inociencia y por el otro terror. No no, pero... no pasa nada, se marcha ya? Lástima, se perderá mi gran actuación. Disfrute de la noche, un placer... Decía cada frase detrás de la siguiente aun más rápido como si no llegara a epnsar bien que decir, bajando el tono viendo que era inevitable que se marchara. se quedó por unos segundos sola, y sonrió cuando paró al música y empezaron a montar el escenario.

Se decidía a cambiar de escenario cuando un señor se acercó para hablar con ella. Sí bueno yo... Sonrie, Encantada, mi nombre es Lil. Llevo aquí algún tiempo, si no me conoce es porque no suele venir al local. Arquea una ceja en señal de mueca. ¿Lo está pasando bien?

-Quizá vuelva otra noche en que el ambiente esté menos cargado para poder ver uno de sus espectáculos... Buenas noches- le dice a Lil antes de dirigirse a la puerta, en la cuál espera a que le abran dado que hay bastante gente entrando y saliendo del local.

Aprovecha para dar un último vistazo alrededor, parece que el anfitrión ya se encuentra algo más "libre" así que le hace un gesto con la mano, moviendo sus dedos de forma delicada a modo de despedida mientras le dedica una sonrisa tan encantadora y dulce cómo su propia aroma, dejando claro así que no se marcha por estar ofendida con él.

antres de que mathias se valla no queria ofenderle señor kung evelyn pone una de sus mejores sonrisas

Al gesto de la señorita Salieri, que observó fugazmente en su marcha, antes de que ella cruzase la puerta, no supo bien cómo responderlo, por lo que se detuvo un segundo algo confuso, pero iba con prisa, por lo que se limitó a devolverle una sonrisa de cortesía y mover levemente su mano mientras se encogía de hombro en señal de "otra vez será". Inmediatamente señala el escenario mientras guiña un ojo. Y se coloca frente a la puerta VIP esperando que se abra, para adentrarse.

- Muy bien. Siempre ocurren cosa interesantes en este tipo de eventos. Ohh, efectivamente, no suelo hacerlo. Pero por lo general conosco las caras que debo conocer... - hace una pausa - Parece que una banda esta por tocar. Ahi va Mathias. Por lo que oí es obvio que lo conoces. Pero son amigos? O es simplemente una cuestion empleado, empleador?

Lo conocí en Berlín, y al poco tiempo se convirtio en una persona muy especial para mi. Cuando me hablo de venir aqui, no pude rechazar su oferta. Sonrie enrojeciendose levemente. No estaba equivocada, es especial, su comportamiento perdia solidez, todo el mundo me pregunta por él. Su mirada se perdió en el suelo y volvió en un instante un tanto avergonzada. ¿Y qué me dice de su pareja?¿No le molesta que haga... "eso"? Su actitud cambió radicalmente al enderezarse, recordando la indignación de sus compañeras.

Observa el cambio de actitud de Lil al referirse a Lucy, y sonríe, un tanto molesto.
- Mi Lucy? No, porque habría de molestarme? Veo que a ti tambien te incomoda- reflexiona unos instatnes, toma un trago de su copa, y agrega- No se porque y Flora y ti les molesta tanto. Trabajamos mucho, y hay pocas ocaciones como esta. Porque no dejar que se divierta bailando un poco? Ademas estamos en un club donde abundan las bailarinas. No?

Praga, Cabaret Dark Lust
Fugaz Encuentro

Al ingreso Koveck prefirió guardar la distancia con la joven pareja permitiéndoles cruzar la puerta que separaba lo que debería ser la sala principal del cabaret, de la pequeña sala o hall de entrada. Entendía que era responsable de los actos de la pareja al interior, pero intuyó que no habría mayores inconvenientes en un lugar tan neutral como un Eliseo.

Mientras observaba los afiches publicitarios e informativos del lugar, apreció que existiesen lugares como este en una sociedad de mortales, ignorantes de la sociedad que se ocultaba a sus ojos y que se abría a los de el.

Fué cuando nuevamente se abrió la puerta que la joven pareja acababa de cruzar. Un aroma suave y delicado, pero exquisitamente fragante llenó el lugar en el que Koveck estaba. Percibió que aquel aroma pertenecía a una de las mujeres que ingresó al cabaret. Recordó en ese instante la figura de una mujer joven de cabello claro y muy elegante, que poseía un caminar casi etéreo, ingresando al lugar. No muy habitual de ver en estos días. Al menos fué, lo que observó desde la azotea.

Koveck admitió que esta superaba con creces el vestir y caminar de cualquier joven y gracil mujer de Inglaterra, pero que a la vez superaba en su refinamiento a las pocas mujeres italianas en especial a las venecianas que había conocido. Pero, lo que más lo perturbó fué estar bajo la bella e intensa mirada de unos bellos ojos azules.

Tal belleza no podía ser mortal, y por lo mismo intuyó que la poseedora de tales cualidades debía de ser una no-muerta.

Acercándose lentamente a la entrada en donde estaba ella, inclinó levemente su cabeza a modo de saludo, y a la vez confirmó esta seña con unas breves palabras, esperando quizás un breve diálogo.

- Koveck: Buenas Noches..., disculpe que le haya inportunado, pero no pude evitar de observarle.

- Koveck: Mi nombre es John, John Koveck. ¿El suyo?.

Al pronunciar esto, estira su mano en ademán de cordial y respetuoso saludo.

Praga, Cabaret Dark Lust
Fugaz Encuentro

Flora se detiene algo aturdida cuando el hombre que al parecer acaba de entrar al hall le hace un gesto de saludo y decide presentarse. Sin embargo rápidamente recobra sus modales y le sonríe de forma dulce.

-No me importuna... mi nombre es Flora- contempla la mano del extraño y se produce una pequeña pausa que puede resultar algo tensa, pero finalmente decide tenderle la suya.
Suave, cálida y delicada cómo si de una exquisita y extraña seda se tratara. Uno podría afirmar con seguridad que ésas manos habían estado poco expuestas a trabajos duros, pero sin embargo también era innegable su agradable tacto.

Flora contempla a Koveck tan fija e inquisitivamente que parece que quiera atravesarle el alma y la mente con su intensa mirada, vislumbrando algo más allá de lo que queda a simple vista.
-Ha tenido que hacer una larga cola para ingresar al local, ¿verdad...? Parece que goza de mayor popularidad de la que esperaba- le pregunta con tono inocente y una expresión afable en el rostro.
Si había sido invitado ya podía imaginarse el porque, además por supuesto de su "tacto".