Partida Rol por web

- De momento las preguntas las hacemos nosotros. ¿Qué haces tú aquí? ¿qué ha pasado exactamente?

Las palabras de Hécate salieron en un perfecto Garou que, por supuesto, Roland no entendió.

Hécate miró de reojo a Ashley para que tradujese las palabras, sin soltar a Roland y totalmente alerta, haciendo lo mejor por resultar intimidante. Y es que aunque no oliese a Wyrm era muy raro que no le hubiese afectado el verles con sus formas de guerra.

Un Donny homínido y herido salió de detrás de Hécate. Él no recordaba a Roland, dado que sólo habían compartido una breve (pero intensa) clase de gimnasia en la que Donny estuvo con la mente ocupado en otras cosas. En definitiva, no se acordaba de él en absoluto. Se puso junto a Ashley.

-Dice que te calles y que respondas. Qué haces aquí y de qué conocías a los otros dos. 

-¡Hécate, lo estás asustando! -gritó Ashley tirando de ella para separarla de Roland. Claro que un Crinos era mucho más fuerte que un Glabro, pero a ella no parecía importarle-. Roland, tienes que contestar. Tú... Sabemos lo que era tu hermano. ¿Tú...? ¿Tú también?

El chico abrió mucho los ojos y tragó saliva.

-Yo... yo... No pensé que fuese a ser así. Lo siento. De verdad. ¡David me dijo que todo estaría bien! Me enseñó lo que podía hacer. Yo quería ser fuerte, Ash, yo quería...

Miró a Hécate y tembló de pies a cabeza.

-Yo no quería hacer daño a nadie, te lo juro.

-Entonces es un vampiro, ¿no? -preguntó, dirigiéndose más a Ashley que al propio Roland.

Miró a uno y otro, esperando a que Ashley se tranquilizase o tranquilizase a su amigo. Roland le recordaba más a un cachorro después del Cambio que a un monstruo hecho y derecho, aunque decía que lo había querido. Si a él le hubieran dado a elegir... 

Hécate le miró unos segundos. Era una abominación. Tenían que destruirle. Sentía el dolor por lo que le había ocurrido en el brazo. La ira por lo que le habían hecho a los niños. Pero... pero no olía a wyrm. Y, por mucho que dijesen los ancianos, sabía que el mundo no era ni blanco ni negro.

Ella era una muestra de escala de grises.

Sabía que muchos del clan pensaban que se debía acabar con ella, que era una prueba viviente del pecado de sus padres, de como desafiaron la letanía y pagaron el precio.

Cerró los ojos tomando su decisión.

- Pero no hiciste nada para detenerles en su caza.

Aunque sus compañeros no eran conscientes de su decisión, sabía muy bien que no podría destruir a un inocente ciegamente. Ni todos los garous eran unos santos ni, empezaba a pensar, todos los monstruos eran... parte del wyrm. Las respuestas del vampiro serían fundamentales para su decisión.

Roland no comprendió las palabras de Hécate, que le sonaron a rugidos. El chico se encogió y miró a Donny con culpabilidad.

-Mi hermano me dijo que todo iría bien. No me contó nada sobre el hambre... Yo no quería hacerle daño a nadie, de verdad...

Se acercó a Roland, poniéndose entre Ashley y Hécate y él. Roland le recordaba más y más al Primer Cambio, y le parecía que tenían eso en común. El chaval daba pena. Pero ellos no lo habían pedido.

-¿Mataste a los niños esos?  

-So-sólo la primera vez -farfulló Roland-. David me dijo que la primera vez siempre matas a alguien. Pierdes el control y no lo puedes evitar, y despiertas en un charco de sangre, con un cadáver o dos... Yo no lo elegí, fue Jason. Dijo que era divertido. Pero luego no pude beber de nada más. David dijo que a él le pasaba con las mujeres. A mí... con los niños. Y Jason me los traía. Como no quería beber, los mataba delante de mí y me decía que podría haberlos salvado si sólo bebiera un poquito.

Empezó a llorar. Las lágrimas rodaban rojas por sus mejillas.

-Teníamos miedo de él. Hacía cosas muy raras. Nos decía que nos podía convertir en monstruos si quería...

Hécate soltó a Roland, sin ningún miramiento, y salió de la habitación lanzando un rugido de ira. Si al menos hubiese olido a wyrm si que habría acabado con él sin ningún miramiento, pero tenía la sensación de que matarle sería tan criminal como si hubiese sido un humano. Sencillamente no podía hacerlo, aunque eso supusiese el fracasar el rito.

No era una asesina a sangre fría.

Los garous eran guerreros. Luchaban contra el wyrm allá donde morase, cierto, pero no mataban a sangre fría a aquellos que no estaban contaminados por el gran gusano. Las guerras de la rabia habían sido provocadas por zelotes dogmáticos que no se pararon a pensar. Los mismos que decían que los metis deberían ser asesinados al nacer. No quería convertirse en uno de ellos.

Viviane contemplaba la escena desde el umbral, sintiéndose cada vez peor y peor consigo misma. Al principio había deseado tirarse al cuello de aquel ser sin pensarlo dos veces, igual que a los otros dos. Pero después de escuchar su patética historia algo muy humano comenzó a recorrerle las entrañas. Lo de despertarse en un charco de sangre rodeado de cadáveres le sonaba familiar, demasiado familiar.
Como homínido entró de nuevo en la habitación y miró fijamente a Ashley.
- Los Ancianos nos han encomendado la tarea de acabar con la amenaza de los vampiros, de los monstruos asesinos que han aniquilado niños y han dejado a familias sin hijos. Él lo es, lo eligió por su propia voluntad aunque no comprendiese el riesgo al que se sometía, aunque lo engañasen… Pero no hay vuelta atrás. Esta es la vida que va a llevar y puede que ahora no le guste o no la quiera, pero nosotros tampoco la deseábamos y míranos ahora. –Alzó el brazo hacia la propia Ashley, que se hallaba en forma de Glabro, y luego lo dirigió hacia Donny cuyas ropas seguían manchadas de sangre-. O nos adaptamos o morimos, y es lo que él acabará haciendo tarde o temprano: o aprende a ser un monstruo, un cazador de la noche en condiciones, o si no lo matamos nosotros lo harán otros. No hay lugar para aquellos que no aceptan su condición. Ash, tú eres la Philodox, la juez, la justa, la líder en tiempos de paz. No me imagino cuánto puede dolerte la mera idea de acabar con él, pero si no lo hacemos nos condenas a todos a fracasar nuestro Rito de Iniciación, a decepcionar a los Ancianos y al Clan. Si no encuentras una solución que nos convenza no puedes esperar que nos sentemos a acatar esa deshonra…
Había derribado a un Donny en frenesí y estaba dispuesta a hacerlo con Ashley si era necesario, pero no defraudaría a los Ancianos y mucho menos a su madre. Había abandonado su vida mortal por aquello, y no iba a tirarlo por la borda por aquel engendro asesino. Pero debía ser más diplomática que aquello para hacérselo entender a la Philodox.
 

-¡Por favor, no! -suplicó Roland, temblando-. No haré daño a nadie, ¡lo juro! Me iré de aquí y no me volveréis a ver nunca más. Os lo prometo. Yo... no mataré a nadie.

El chico se giró hacia Ashley y le tiró de la manga.

-Ash, ¡por favor! ¡Diles que no soy peligroso! David me mintió, me dijo que sería distinto. ¡Ayúdame, Ashley!

La animadora apretó los dientes y apartó la mirada. Las palabras de Viviane habían calado hondo en ella. Ser una líder era eso, tomar las decisiones difíciles. Las decisiones difíciles para una misma, no sólo para el grupo. Sabía que Roland era inocente y que no haría daño a nadie por su cuenta, pero si los vampiros tenían algo parecido a la Rabia entonces, oh, sí, entonces haría daño. Y mataría. Y si Roland se convertía en un monstruo como el que habían matado poco antes, ¿quién protegería a los niños y a los seres humanos?

Su padre lo habría hecho sin dudar. Arrancarle la cabeza, convertirlo en pulpa y lanzarlo al sol para que acabara con los restos. Ella era una Fenris, los Garou más duros y directos. Los Fenris no se andaban con delicadezas y veían la vida en dos colores. Si quería cumplir con las exigencias de su tribu, debía matar a Roland. ¿Pero por qué no le parecía lo correcto?

Tomó aire y se dirigió a sus compañeros de manada.

-No quiero que el Rito salga mal. Pero no podemos matarlo sin más. No es malvado, no es un siervo del Wyrm. Tiene que haber otra manera...

- Ashley tiene razón. No es como los otros dos. Y nos dijeron que cazasemos al siervo del wyrm, cosa que ya hemos hecho, y que no volviesemos hasta que la ciudad no volviese a ser segura. La cuestión está en como hacerlo sin convertirnos en aquello a lo que perseguimos. Es cierto que Ashley es la philodox, la juez. Pero creo que aquí la clave no esta en el juicio, sino en ver si hay alguna otra solución posible. ¿Qué piensas, Kate? Al fin y al cabo tu eres la Theurge, la guardian de los ritos.

A Donny le preocupaba menos el honor que a Ashley y Viviane, y no le deseaba a Roland ningún mal. Mataba niños, pero su patetismo le había nublado el juicio. Además las diferencias entre vampiro y garou se le estaban difuminando, hasta convertirse una cuestión de nace o se hace. De todos modos, dado que claramente ya no estaban en tiempos de guerra, la decisión ya no era suya sino de Ashley. Aún así, había otras cosas que considerar. Por ejemplo, qué era peor para Roland.

Hizo una mueca al ver que Roland lloraba sangre, recordándoles que no era humano después de todo, e ignoró a Hécate y a Kate para acercarse a Ashley, que ahora que estaba en Glabro era más alta que él.

-Bebe sangre de gente. Niños. Para siempre. Mírale. No parece que quiera vivir así para siempre.

No parecía nada contento con su vida actual, desde luego. Le parecía mejor sacarle ahora de su miseria. ¿No decía la Letanía algo de la eutanasia en alguna parte? 

Viviane miró a Donny y asintió, a fin de cuentas la existencia de Roland se resumía a eso: beber sangre.

-No veo que haya más salida, Ash. Por su bien y por el bien de todos los demás, y también por el Rito. ¿Qué hacemos si no? ¿Reunir dinero para mandarle a otra ciudad? Acabará siendo el problema de otro Clan.

Kate había entrado tras Hécate, pero a diferencia de ella se había quedado paralizada observando al muchacho que recordaba del instituto: el quaterback del equipo, el guaperas, el ligue de Ash. Y a diferencia de Hécate se deshinchó como un globo: el aspecto de Roland le recordaba con crudeza a sí misma: su propio miedo, su propia indecisión, su propio ruego nunca confesado de que alguien la salvara.
No supo moverse mientras el resto de sus compañeros avanzaban hacia el muchacho y/o ponían voz a sus propios pensamientos: no parecía un vampiro, salvo por las lágrimas de sangre. No parecía peligroso, pero de hecho (salvo Donny, o quizá Hécate), el resto de ellos tampoco solían parecerlo. Y por supuesto estaba Ash, visiblemente dividida entre su deber y su razón. Las palabras que quizá más la atormentaron, en aquel momento, habían sido las de Viviane: no había lugar en el mundo para quienes no aceptaran su condición.

Cuando Hécate la buscó con la mirada, encontrándola exactamente en el mismo sitio en el que se había plantado al entrar, conservando todavía la forma de crinos, a la theurge le pareció que le oprimían el pecho. En aquel momento, ni siquiera la umbra le parecía tan aterradora como el tener que reconocer en voz alta que sentía pánico de si misma y que por eso mismo entendía a Roland. Tragó saliva, indecisa y exhaló un suspiro profundo que siseó entre los colmillos de su enorme morro. Mentalmente dirigió una plegaria a Pegaso, el protector del túmulo. Dudaba que aquel poderoso tótem se molestara en escuchar a alguien tan mediocre y temeroso de sus propios deberes como lo era ella... pero se sentía tan perdida que no perdía nada por intentarlo.

Desvió la mirada del muchacho, y empezó a hablar en garou sin mirar a nadie en concreto.

- Aunque sea una victima de sus compañeros, aunque no quisiera acabar como ha acabado, por omisión o por comisión es tan responsable de esas muertes como los otros dos. - Dijo, no sin pesar. - Hagamos lo que hagamos, perdermos algo, pues si le matamos a sangre fría seremos un poco más asesinos, pero si le dejamos marchar estaremos siendo totalmente irresponsables con nuestro deber.

Kate se detuvo, totalmente confusa. Lysandra había dicho algo de decisiones duras. Sin duda tenía razón. Y Kate, al igual que aquella mañana, se daba cuenta que lo único que la impulsaba, de nuevo, era el deber. Seguía sin tener otro motivo por el que luchar que pagar la deuda que había contraído sin más opción. 

- El pudo escoger. - Añadió, con cierta amargura en la voz. - Si se dejó engañar, si se dejó tentar por esto, no es nuestra responsabilidad. Y si cayó realmente como dice en una trampa... todo cuanto podemos hacer es ayudarle a que enmiende su error de forma... definitiva. Pero permitirle huir no arreglará nada, ni para nosotros, ni para él.

Hécate negó levemente, aunque aceptó la decisión.

- Si no veis otra solución, adelante. Aunque sigo pensando que hay otro camino, aunque no se me ocurre.

Hécate miró la mano deformada, tratando de buscar una solución. Desgraciadamente, salvo que Roland pudiese alimentarse de algo que no fuesen humanos... ni lobos, evidentemente. Aunque... recordaba que había visto un camión una vez que le explicaron que recogía sangre de humanos para darsela a otros humanos cuando eran operados. Pero claro, nadie podía fiarse de la palabra de un vampiro. Definitivamente, hicieran lo que hicieran algo podía salir mal.