Partida Rol por web

¿Quién soy yo?

Un día cualquiera

Cargando editor
05/09/2010, 02:52
Kate Whish

Kate se asombró de comprobar que Edgar parecía leerle la mente, planteando las mismas dudas que la corroían a ella, pero no obtuvo respuesta. No sabía que pensar.

La directora preguntó si quería que llamara a su madre. Lo pensó un par de instantes, dividida entre las terribles ganas que tenía de hablar con ella (e incluso echarle en cara algunas cosas que, sabía, no debería, pero que le quemaban por dentro) y la educación recibida durante tanto tiempo, la certeza de que su madre estaría trabajando y que no era apropiado molestarla. A fin de cuentas de algún modo tenía que pagarle aquel caro instituto...

-No, directora, no la moleste, por favor. Si llevo dos meses aquí y todavía no he matado a nadie... y tampoco lo he hecho en los dos últimos años, supongo que... bueno, podré aguantar hasta esta noche, ¿no? - El intento de humor negro no fue demasiado exitoso, pero ella tampoco había sido nunca muy graciosa. - Hablaré con ella esta noche, cuando llegue de trabajar.

Estuvo a punto de levantarse para salir, pero se detuvo. Súbitamente acababa de tener una certeza, y necesitaba confirmarla. Pero no quería hacerlo delante de todo el mundo... ya era suficientemente rarita...

- ¿Podría, sin embargo, hablar a solas con usted un momento? Hay algo que... quisiera comentarle...

Notas de juego

Sospecho que todavía quedan algunas hora de clase, de ahí el decidir quedarme hasta el final de las clases (a ver si no la lío xD). Tampoco tengo muy claro los turnos laborales de mi madre, pero vamos... que lo mismo es todo mentira y ni siquiera trabaja, aunque lo dudo, por lo que puedes inventarte lo que más te convenga.

Cargando editor
05/09/2010, 03:09
Viviane Olsen

Le faltó decir “Te quiero, y estaré orgullosa de ti hagas lo que hagas”, pensó, para que quedase un perfecto discurso paternal antes de tomar una decisión que, de cualquiera de la maneras, iba a acabar como un garrafal error.

-Ni siquiera sé si quiero estudiar.

Fue lo primero que se le pasó por la cabeza. Ella no era de sentarse a memorizar páginas y más aburridas páginas para ser una persona importante, como su padre. Había tenido una infancia feliz, sí, pero después todo había sido una bola de odio y resentimiento por haberle arrebatado aquello. ¿Equivocarse? Sí, no... Quizás era menos duro así. Su vida no le gustaba a fin de cuentas, estaba en un colegio para pijos y cuando no estaba allí se rodeaba de gente que ella misma sabía que eran malas influencias. No hacía nada de provecho y sabía que jamás lo haría porque eso no iba con ella. Seguro que tampoco era lo que su madre y su padre habían ideado, así que quizás el Clan fuese lo mejor. Quizás ese lugar fuese realmente el sitio al que pertenecía, y como bien había dicho Ismene, era el mejor sitio para criarse. Viviane no entendía la mitad de lo que hablaban, pero cuando hablaban de esas cosas que no entendía algo dentro de ella se removía, como queriendo salir. Pero su padre…

-Nunca he sido muy buena hija, siempre me meto en problemas y no hago nada rentable –comentó mientras se rascaba las uñas quitándose el esmalte granate-. Papá siempre anda detrás de mí procurando que no haga tonterías, pero sigo haciéndolo sin que se entere. No voy a clase, no saco buenas notas… No creo que esté muy orgulloso de mí. Tampoco creo que pegue mucho con esta vida, en realidad. Pero sé que le decepcionaría muchísimo saberlo, y ya le he dado muchos disgustos.

Viviane miró de reojo a su madre. Llevaba un rato moviendo la pierna con nerviosismo, igual que cuando esperaba a que Adam volviese a casa para darle una mala noticia.

-¿Qué es ser un Garou? –preguntó.

Sabía lo que era un Garou, un hombrelobo guerrero, pero desconocía lo que era serlo. Quería escucharlo de su boca. Quería saber en qué se iba a convertir en unos meses, y quería escucharlo de su madre.

Cargando editor
05/09/2010, 03:12
Lysandra Ira-sin-descanso

-Tu padre está muy orgulloso de ti -aseguró Lysandra-. Puede que no seas la chica más lista o la más formal, pero, maldita sea, lo has heredado. Eres un orgullo, sobre todo para él. La Tribu a la que pertenecemos nosotras dos es únicamente para mujeres. Nos llamamos las Furias Negras. Los únicos hombres con los que solemos relacionarnos son nuestros Parientes, como tu padre o Charles. A veces deben de sentirse como sementales... Por eso, si ya tener un hijo Garou es un orgullo, tener a una hija es lo mejor que le puede pasar a un Pariente de las Furias.

Le acarició la mano y sonrió.

-No le va a gustar saber que tienes que abandonarle, pero su sitio está aquí y el nuestro, en el bosque. Es parte de lo que conlleva ser un Garou. Es sacrificio constante, un montón de mierda que vas a tener que tragar durante toda tu vida. Es la Rabia, es el miedo a perder el control y a atacar a tus amigos. Es... es no pertenecer a ningún sitio que a tu Clan y a tu Túmulo. Pero al mismo tiempo, vas a luchar por lo que merece la pena. Nuestra causa es la defensa de Gaia. Vas a ver cosas que no te van a gustar. Vas a hacer cosas que odiarás. Vas a sufrir física y emocionalmente... Pero es la vida que te ha tocado y vas a tener que aceptarla.

Cargando editor
05/09/2010, 09:13
Edgar Rourke

Abandonar a su familia... La idea asustó a Edgar. ¿Pero por qué protestar? Incluso tras pasar el Primer Cambio, tras el peligro que eso suponía, estaba claro que no había lugar para un chico-lobo en un hogar normal. Mucho menos si ser un chico-lobo implicaba tener que convertirse en un ser enorme y peludo para luchar contra el Lado Oscuro de la Fuerza. Y había esa cosa, el Velo, que seguramente significaba que no podía contárselo a sus padres. No quería dejar su vida, pero no hacía falta ser un genio para darse cuenta de que no le quedaba otra. Con una expresión de miedo pero silenciosa aceptación en el rostro, asintió a las palabras de la directora y se puso en pié.

- De... acuerdo... - respondió a la oferta de Ismene, para luego volver a mirar a la directora - Supongo que ahora no habrá nadie en casa. ¿Qué les digo cuando regresen y me encuentren ahí? ¿Se supone que se suspenden las clases por el ataque del "oso" o ni eso recordarán nuestros compañeros? Así me voy buscando una excusa...

Su mochila y sus cosas seguían en clase, recordó. Le hizo gracia que, en una situación como esa, donde toda su vida estaba a punto de dar un vuelco enorme y todo lo que conocía estuviese a punto de cambiar, le preocupase dejarse los libros y apuntes en clase. Ni siquiera los mencionó. Dio un paso hacia Ismene, pero antes de seguir miró a Kate e intentó esbozar una sonrisa, con poco éxito.

- Hasta mañana. Intentemos no comernos a nadie, ¿vale?

Se dispuso a seguir a la mujer tuerta tras eso. Tenía preguntas para ella, pero ya tendría tiempo para hacérselas de camino a su casa. Y la verdad es que necesitaba saber si Dana era lo mismo que él. Aunque dudaba que, de serlo, le esperase un gran destino como guerrera de Gaia, con eso de la parálisis casi total de cintura para abajo... Preferiría que hubiese tenido más suerte que él y fuese una chica normal. Pero una parte egoísta de él prefería que no fuese así, que estuviese en las mismas. Porque eso significaría que alguien más pasaría por lo que él, podría comprender su situación. Y además no estaría obligado a romper todo contacto con ella, algo que le parecía mucho más terrible que dejar de ver a sus padres. Dana era la persona con quien más había conectado en toda su vida, sin lugar a dudas.

Cargando editor
05/09/2010, 13:11
Ismene Lengua-venenosa

Ismene salió de la oficina y caminó por el pasillo de administración para salir por una de las puertas traseras, que los alumnos no tenían permitido utilizar. Al darle la espalda a Edgar, éste pudo ver que enganchada al cinturón llevaba una daga voluminosa, con una gran empuñadura -¿suficiente para la forma de oso gigante?- y que, de algún modo, él sentía vibrar. Ismene no dijo nada al respecto, ni siquiera respondió cualquier pregunta que él le hiciera. La mujer rubia no era tan simpática como la directora.

Rodeó el instituto hasta llegar a una camioneta roja con la pintura desconchada en la mayor parte, y subió. Esperó a que Edgar montase y arrancó con un volantazo. Tomó la carretera principal y no preguntó a dónde le llevaba. Siguió adelante.

-¿Sabes una cosa? Pertenezco a una Tribu de mujeres. Sólo mujeres. Somos las Furias Negras -dijo echándole un ojo de vez en cuando.

Cargando editor
05/09/2010, 13:39
Edgar Rourke
Sólo para el director

Ismene parecía saber moverse por el instituto sin problemas. Edgar se preguntaba cuán a menudo había estado aquí. Si él la hubiese visto antes, se acordaría seguro. Edgar la siguió en silencio, sin poder evitar fijarse en la impresionante arma que colgaba de su cinturón. Le produjo una sensación extraña. En parte se alegró de saber que los hombres lobo también usaban armas - había tomado un año atrás un curso básico de esgrima, soñando con representar algún día el duelo del final de Hamlet o la batalla entre Macbeth y Macduff; hasta ahora nunca había interpretado una escena de pelea, pero quizá podía darle a sus conocimientos básicos del tema un uso más práctico.

Salieron del instituto e Ismene le condujo hasta su vehículo, que resultó más o menos como él lo había imaginado. Robusto, con aspecto de haber cruzado medio mundo, y no muy bonito. La mujer no parecía de las que se preocupan por el aspecto de sus cosas, sino por su utilidad. Era una actitud que Edgar encontraba fácil de respetar. Subió a la furgoneta y observó como la conductora se ponía en marcha, al parecer sin necesidad de indicaciones.

- Las Furias Negras... ¿Entonces Olsen también lo es? ¿de tu tribu? Me ha parecido entender antes que su madre también lo era. ¿Y qué hay de mí? Si ninguno de mis padres es un garou como yo, si soy uno de esos "cachorros perdidos", ¿no tengo tribu? ¿tenemos una tribu propia, o cómo funciona eso?

Había supuesto que eso de la "tribu" también pasaba de padres a hijos. Le parecía lo más lógico, aunque sólo fuese por la propia palabra "tribu". Parecía que en varios aspectos la sociedad de los garou era más primitiva que la de los hombres-no-lobo. No era un concepto que le preocupase. Siempre había sido un soñador, más metido en novelas fantásticas u obras shakespearianas que en el mundo real. De hecho, sentía mucha curiosidad por conocer más de esa cultura... aunque la posibilidad de que su origen extraño le colocase en una posición marginal dentro de la misma le preocupaba.

Cargando editor
05/09/2010, 14:40
Ismene Lengua-venenosa

Ismene le sonrió, aunque fue más bien como si le mostrara los dientes. ¿Los tenía más afilados que antes o era producto de su imaginación? No obstante, no respondió a la pregunta. Salió de la carretera principal y se internó en una secundaria, abandonando el paisaje de ciudad y cambiándolo por el campo y los pinos. Naperville tenía unas afueras bonitas y no muy destrozadas por el urbanismo enloquecido.

-Sabes, los cachorros perdidos lo tienen difícil. No hay familia que te apoye dentro de una Tribu. No sabes a quién perteneces. Es cuestión de suerte que te acepten en una o en otra.

Ismene detuvo la camioneta en la cuneta y apagó el motor.

-Las Furias Negras odiamos a los hombres. Incluso los jóvenes como tú sois despreciables. A veces, con la luna llena, secuestramos a uno y lo sacrificamos para apaciguar a los espíritus. Los Hijos de Gaia han intentado dominarnos y hacernos cambiar en ese aspecto... Pero, ¿sabes qué? No lo hemos hecho.

El rostro de Ismene comenzó a cambiar. Le apareció pelo en la mandíbula y le crecieron los colmillos. El ojo tomó un color ámbar. La mano sobre el volante ahora era peluda y sus uñas largas y afiladas.

-A veces matamos a cachorros macho de otras Tribus para asegurarnos de que seguimos siendo más que ellos...

Cargando editor
05/09/2010, 16:19
Hécate

Nada más despedirse de Donny, Hécate comenzó a desnudarse. Odiaba la ropa, y odiaba tener que ser homínida, por eso siempre aprovechaba a transformarse cuando estaba en el túmulo, y como más cómoda se sentía era en crinos. Sin embargo recordó que no tenía pelo, cosa que afectaba a los Garous de maneras diferentes dependiendo del clan y del sexo, por lo que volvió a ponerse la ropa a desgana. Aún así volvió a su forma original, crinos, rasgando la ropa que tenía puesta y convirtiéndola en un montón de girones. Al menos así los trozos de tela tapaban sus partes pudendas.

Cargando editor
05/09/2010, 18:45
Viviane Olsen

Viviane le prestó toda la atención que se había merecido en aquellos años y no había tenido. Aferró su mano con una tímida sonrisa, de esas sinceras pero vergonzosas, asomando en los labios y se sintió más parte de ella que de nadie en el mundo, a pesar de que hacía escasos minutos la había considerado como una extraña. Casi le pareció verse reflejada en la cristalina pupila de aquellos ojos que había heredado, grandes y almendrados, con más palabras recorriendo las venas que las que dejaban ver.

A medida que hablaba, sentía como su pecho se llenaba de una calidez abrumadora que lo inundaba todo, orgullo de ser quien era, de tener la madre que tenía y de pertenecer a un sitio que no comprendía pero que, por sus palabras, tenía la certeza de que amaría tanto o más que a su propia vida.

La temerosa sonrisa que se había dibujado en sus labios se ensanchó un poco más acompañada de un asentimiento de cabeza. Eso fue todo por el momento. Su alocada cabeza divagaba emocionada por un sitio que no conocía pero que sentía cercano. Saber que tenía un rumbo y una dirección era mucho más de lo que había poseído hasta entonces.

-Y… ¿Qué es Gaia? ¿Es un ente abstracto o una persona?

Por la cultura sabía que se refería a la naturaleza, pero después de saber que lo de ser Gaoru se transmitía por la sangre y no por mordiscos a saber.

Cargando editor
05/09/2010, 18:47
Lysandra Ira-sin-descanso

-Es al mismo tiempo el planeta y su espíritu. En parte, de eso se trata ser Garou, de ser mitad carne y mitad espíritu. Hay una parte de la realidad que no conoces. Se llama la Umbra. Los Garou podemos viajar entre la Umbra y el Mundo Físico a voluntad. Cuando cambies, tendrás que aprender a hacerlo. Hay muchas cosas que podrás hacer. Te curarás más rápidamente, podrás viajar a la Umbra y hablar con los espíritus, transformarte en lobo...

Cargando editor
05/09/2010, 20:30
Edgar Rourke
Sólo para el director

La idea de que Ismene ya sabía dónde vivía Edgar y por eso no necesitaba indicaciones perdió toda su fuerza cuando la mujer cogió un desvío que no llevaba hacia su casa. Intentó protestar, pero la tuerta empezó a hablar, sin prestarle atención. Una inquietud extraña empezó a extenderse por todo el cuerpo del chico. Quizá no tiene intención de hacer caso a la directora Lovejoy y pretende llevarme con "el clan" con o sin su consentimiento, pensó.

Sin embargo, parecía que no había acertado. Ismene detuvo el coche en la cuneta e "iluminó" a Edgar un poco sobre las tradiciones de su tribu, las Furias Negras. Mirando a la conductora con terror apenas contenido, sólo logró decir un débil - Oh... antes que ella empezase a transformarse. No se convirtió en el lobo bípedo de dos y medio, sino que adoptó un aspecto intermedio entre eso y su aspecto humano. Terminó su macabra explicación con una divertida costumbre que no requería luna llena para significar un serio peligro para él.

No fue capaz de decir nada. Sus manos, temblorosas, desabrocharon el cinturón de seguridad y se prepararon para abrir la puerta de la furgoneta. Sus ojos seguían fijos en Ismene, con el miedo en la mirada. Una parte de su cerebro sólo quería salir de ahí y alejarse de ella. Pero otra parte sabía que eso no era una gran solución.

¿Qué vas a hacer ahí fuera? ¿Esconderte? Ella puede olerte. ¿Correr? Probablemente no puedas correr más que un lobo gigante. Y nadie puede ayudarte porque cuando la vean se quedarán catatónicos o algo así.

Con la voz tan serena como le fue posible, que no fue mucho, logró decir - ¿Por... por qué es importante ser más o menos que otros? ¿No estamos todos en el mismo bando? Contra el Wyrm...

Si ella hacía algún movimiento en su dirección, saldría corriendo de allí, eso lo tenía claro.

Cargando editor
05/09/2010, 21:38
Ismene Lengua-venenosa

-Oh, chico, no tienes ni idea. Conténtate sabiendo que así tu familia va a estar a salvo. Voy a acabar contigo antes de que puedas hacerles ningún daño -aseguró Ismene. Su ropa crujió cuando sus músculos se inflaron bajo ella-. Me gusta cazar, así que...tienes un minuto de ventaja. Corre.

Cargando editor
06/09/2010, 01:46
Edgar Rourke
Sólo para el director

Ante las últimas palabras de Ismene, no pudo más que tragar saliva y asentir. De nada iban a servir las palabras ahí. Podía intentar razonar con ella, decirle que Lovejoy sabría que ella había sido la responsable de su desaparición, ¿pero y si la directora había consentido a eso? Y aún si no era cómplice, probablemente no se pondría a Ismene en su contra por él. Un cachorro perdido, un don nadie. La tuerta le había dicho que no pertenecía a ningún sitio, y eso significaba que nadie le echaría de menos si desaparecía. De acuerdo, su familia humana le echaría de menos. Pero nadie capaz de causar problemas a la Furia Negra. Estaba claro que así no lograría hacerla recapacitar. Así pues, sólo quedaba correr.

Abrió la puerta de la furgoneta y salió a toda prisa, casi tropezando al hacerlo. Esa carretera era muy tranquila, las probabilidades de que pasase un coche y pudiese recogerle eran bajas. Pero si veía alguno, se tiraría encima del capó si hacía falta para que se detuviese. Echó a correr en dirección contraria a donde habían venido, esperando llegar a la carretera principal que habían abandonado antes. Allí era más probable que pasase algún vehículo y pudiese recogerle.

Mientras corría, lamentó no tener el teléfono del instituto en la memoria de su móvil. O haberse hecho amigo de Kate, o Hécate, y poder llamarlas. Estaba siendo castigado por llevar una vida antisocial. Y al parecer, también sería castigado por llevar una vida sedentaria y sin mucho ejercicio. Las posibilidades de que él, la presa, lograse correr más que la cazadora eran muy escasas. El símil que esa misma mañana había acudido a su mente regresó con un deje sarcástico. Ahora, él era la gacela más lenta.

Cargando editor
06/09/2010, 09:44
Director

Edgar corrió hacia el bosque durante un minuto tal y como Ismene le había propuesto. Después oyó un aullido y los pasos de la tuerta tras él.

Era muy rápida, demasiado. En poco tiempo se colocó tras él y le soltó un garrazo. Le rasgó el abrigo y tocó la carne lo justo para causarle un latigazo de dolor, pero no lo suficiente para hacerle parar. Su corazón latía a mil por hora, bombeando miedo y Rabia. Notó que algo crecía dentro, algo que, pese a que él intentaba empujar hacia abajo, pugnaba por salir.

Cargando editor
06/09/2010, 23:15
Dir.ª Pamela Lovejoy

-Tú dirás, Kate -contestó la directora una vez Edgar se hubo marchado.

Cargando editor
06/09/2010, 23:52
Kate Whish
Sólo para el director

Kate se removió un en su silla, inquieta. Había esperado a que todos salieran en silencio, e incluso intentó sonreír (sin demasiado éxito) cuando Edgar le siguió la broma. Pero ahora que estaba sola frente a la directora se sentía pequeña y estúpida, más cortada que una mayonesa mal hecha.

Inspiró profundamente, intentando darse ánimos, mientras buscaba la forma de empezar a hablar. Quería contárselo, necesitaba hacerlo después de tantos años de guardar silencio al respecto, pero le daba tanto miedo...

- Hace unos.. cuatro años, más o menos, empezó a pasarme algo extraño. - Empezó a contar, la vista fija en un punto indeterminado del suelo, más allá del escritorio de la directora. - Por aquel entonces mi madre y yo estábamos en Europa, quizá lleváramos ya un año, no lo se.

De forma inconsciente Kate echo mano a uno de los bolígrafos que había en la mesa, y empezó a darle vueltas, nerviosa. Sentía un nudo en la garganta y una doble e incompatible necesidad de hablar y callar a un tiempo. Tragó saliva, intentando no parecer demasiado psicótica.

- Desde entonces... - se esforzó por continuar. - ha venido sucediéndome de vez en cuando. A veces con más frecuencia, otras veces casi parece que no va a volver a ocurrirme hasta que... bueno, vuelve a suceder. Tengo suerte si siento que va a pasarme para que me de tiempo a.... bueno, a buscar un poco de intimidad.

Dejó el bolígrafo de nuevo, rápidamente, como si cayera en la cuenta de que lo había cogido sin permiso y lo mismo a la directora no le hacía gracia que toquetearan sus cosas. Intentó encontrar palabras para explicar qué era exactamente lo que le ocurría, pero...

- No se explicar qué es, de hecho... no se lo he contado nunca a nadie porqué... bueno, supongo que a nadie le gusta reconocer que le falta un tornillo, y de algún modo yo tengo bastante claro que algo no funciona bien aquí dentro. - Lo soltó del tirón, tocándose la cabeza. - El caso es que a veces "desconecto". Es el nombre que he acabado dándole a lo que me pasa, por que no sé de qué otra forma definirlo. Es como si de repente perdiera pié y me saliera de.... - movió los brazos a su alrededor, intentando abarcar toda la habitación, o más allá. - no se, de aquí, de este momento, de este lugar, esté donde esté. Y durante unos instantes, o incluso unos minutos, no estoy. Es decir, sí estoy, por que no me he movido, pero aquí dentro - volvió a tocarse la cabeza, cada vez más nerviosa, cada vez más ansiosa por decirlo todo y quitarse aquel peso de encima. - no estoy. O estoy en otra parte, no lo se, por que a veces veo cosas, pero no siempre. Generalmente solo me quedo en blanco, como si me desenchufaran... como hace un rato.

Volvió a quedarse en silencio, mordiéndose el labio inferior. Si había intentando todo el rato sonar coherente, desde luego aquella última frase había sonado de lo más esquizofrénica. Y no se sentía mejor, lo cual de algún modo... le dolía.

- El caso es que después de lo que hoy ha pasado... y después de que me dijeran que soy, o que se dicen que voy a ser... he tenido la intuición de que, quizá, esto tenga algo que ver y sea normal. O quizá no, y realmente esté loca y en ese caso... pensé que también debía saberlo, por que no creo que quieran tener a una... loca capaz de... bueno, eso.

Se quedó en silencio, sin mirar a la directora a la cara. Sentía que estaba enrojeciendo, de vergüenza, de miedo, de angustia. Y temía mirar a la mujer a la que se había confesado y ver en sus ojos burla o desprecio.

"Muy bien, tontita. Ya lo has hecho. Ahora se lo contará a mamá, las dos se reirán de ti y a te mandarán al psiquiátrico más cercano para hacertelo mirar..." - Pensó.

Cargando editor
07/09/2010, 23:42
Viviane Olsen

La muchacha enarcó las cejas, escéptica ante las palabras de su madre. Demasiado le quedaba por aprender como para profundizar mucho más en el tema. Seguía sonando a cuento chino, casi como si lo improvisase en el momento. Dejó caer los hombros pesadamente acompañados de un suspiro y cerró los párpados.

-Demasiadas cosas me parece... Creo que quiero quedarme un par de días por aquí antes de ir al... ¿Túmulo? Bueno, al sitio ese para esperar mi primer cambio.

No lo decía porque no iba con ella admitir cosas que no sabía describir, pero lo cierto es que un frío intenso se había apoderado de su estómago, como intentando arrastrarlo a un vacío interior. Era miedo, porque en el fondo era una locura. Pero no era normal, ya lo sabía de antes sólo que las piezas no encajaban en aquel paradigma. El nuevo cuadraba mucho mejor.

Cargando editor
08/09/2010, 13:44
Edgar Rourke
Sólo para el director

Edgar corría tan rápido como podía. Fue el minuto que más lentamente pasó de su vida. A cada paso, se alejaba un poco de la muerte... y sin embargo, en cuanto escuchó el aullido que indicaba que Ismene salía a cazarle, supo que no se había alejado lo suficiente. Siguió corriendo, sin detenerse, sin mirar atrás, intentando concentrarse sólo en correr cuanto más rápido mejor, intentando ignorar el sonido de alguien corriendo tras él, cada vez más cerca...

De pronto, un latigazo de dolor le recorrió la espalda cuando las garras de Ismene le alcanzaron. Soltó un grito de dolor al tiempo que aceleraba aún más su carrera desesperada. Tenía miedo, mucho miedo, pero al lado de su miedo había otra cosa, algo que estaba creciendo por momentos: Rabia. No quería morir allí, hoy, de ese modo. Él no había pedido ser un garou, no había pedido nada de eso, y no sólo se lo imponían sino que además querían matarlo por ello. Los resoplidos que soltaba mientras corría no eran por el esfuerzo, eran debido a la Rabia que se acumulaba dentro de él. Se dió cuenta que empezaba a ver borroso, a sentirse mareado.

Algo le ocurría. No sabía que era, pero ese no era un buen momento. Intentó apartar todo eso de su mente. Ante él había un árbol caído, bloqueando el paso. Sin detenerse, lo saltó por encima, soltando un rugido mientras lo hacía. En su interior crecía la necesidad de dejar de correr, de darse la vuelta, de presentar batalla. La necesidad de matar a aquella que se atrevía a amenazarle...

Cargando editor
09/09/2010, 00:41
Dir.ª Pamela Lovejoy

La directora escuchó el monólogo de Kate atentamente, pero cuando finalizó, apoyó la barbilla en el dorso de la mano y sonrió de medio lado.

-Kate, es muy interesante lo que me cuentas, pero no puedo arrojar ninguna luz sobre tu problema. No soy una Garou y no conozco la experiencia, sólo lo que me han contado algunos de mis amigos y familiares. Será mejor que le expongas tu duda a alguno de los Garou una vez entres en contacto con ellos. Pero si quieres mi opinión, no creo que estés loca. Eres una adolescente y tienes el peso del mundo sobre tus hombros... casi literalmente. No te preocupes. Y si quieres, puedes irte a casa para hablar de ello con tu madre o para alejarte de lo que ha pasado hoy. Tu clase no está en condiciones para seguir con el horario, me temo.

Cargando editor
09/09/2010, 00:59
Lysandra Ira-sin-descanso

Lysandra asintió.

-Tu padre querrá disfrutarte un poco más. Cuídale y no le hagas daño. Y cuando llegue el momento, habla con Lovejoy y alguien te conducirá al Clan. Te estaré esperando allí.

Haciendo algo inusual, Lysandra se acercó a Viviane y le dio un beso en la sien con un cariño inusitado en ella. Incluso su fuerte energía pareció suavizarse al entrar en contacto con la adolescente.