Partida Rol por web

Kate volvió a entrar en la sala de cine, y como antes, tuvo que esperar un instante a que su vista se acomodara a la poca luz. Una vez pudo ver por donde iba, volvió a la fila donde deberían estar Tony y Donny.

 Hécate se dirigió a la sálida del cine, buscando a los demás con la mirada mientras andaba sumida en sus pensamientos.

No le había dicho una palabra más a Tony para no cabrearle más y porque tampoco sabía qué decirle. Como en realidad no le estaba prestando ninguna atención a la película vio cómo Kate se acercaba otra vez y se acercó para interceptarla.

-Bueno, ya vale -susurró-. No se puede andar así cuando te cuelas en el cine.

Le puso la mano en el hombro y la guió hasta la salida de la sala.

Kate se dejó arrastrar hacia la salida.

- Perdón... no lo había hecho antes, así que no se muy bien cómo... - se interrumpió, dándose cuenta de que no era eso lo que quería decir. Que nunca antes se hubiera colado en el cine era algo irrelevante, de hecho, seguía sin ser consciente de haberlo hecho, ya que realmente, a ver una peli no había ido. - Que venía a avisarte, para salir todos fuera y ver qué hacemos ahora.

Donny resopló y echó una mirada inquieta hacia la sala de cine. ¿No se podían olvidar de todo aquello? ¿Tan importante era cazar? Asintió con la cabeza y acompañó a regañadientes a Kate, después de vigilar que no hubiera personal del cine rondando.

Kate siguió a Donny hacia el exterior, por el mismo lugar que habían entrado, mientras pensaba para sí misma.

"No parece muy contento... es el primero que siempre se queja de que tiene frío y hambre, pero no parece muy entusiasmado con la posibilidad de solucionar eso... Bueno, que se le va a hacer. A ver qué dicen los demás. A fin de cuentas, comer, comemos... aunque casi me sabe mal por Tony, quizá podríamos hacer algo para que Dom le dejara en paz... ¿Sería esa una forma de convencer a Donny?"

Al cabo de un rato, Donny, Kate y Hécate salieron del cine y se encontraron al resto.

Salir del cine fue casi una liberación. No es que tuviera mucho sentido, pero entre que lo de colarse no le hacía gracia y después de todo un mes viviendo en el bosque, estar allí dentro casi le había resultado claustrofóbico.

Pero ese no era el problema. Y Kate lo sabía. Respiró profundamente mientras observaba a sus compañeros, pensando en cómo empezar a hablar.

- Bueno, pues tenemos un problema. - Dijo, metiendo las manos en los bolsillos del pantalón. Buscó a Edgar con la mirada, dirigiéndose a él en primer lugar. - Al parecer Dom nos la ha dado con queso. Según Tony, el fetiche que Dom nos ha pedido es suyo y hace años que intenta arrebatárselo de diversas maneras. Y no está para nada dispuesto a cedérnoslo, de ningún modo.

Se detuvo un instante, como si tomara aliento, mirando a todos los demás.

- Así que tenemos dos alternativas: o damos por fallida la misión y volvemos al túmulo, dejando en paz a Tony y olvidándonos de la recompensa por satisfacer los deseos de Dom, o buscamos alguna alternativa que nos permita complacer a todas las partes.

Una vez hubo acabado de exponerlo simplemente calló. Se sentía extraña tomando la palabra de un modo tan decidido, pero tenía la sensación de que si no lo exponía ella lo haría Ash... y de un modo mucho menos constructivo. Mientras esperaba a que sus palabras calaran en sus compañeros miró a Hécate, animándola a que expusiera su idea ahora. A fin de cuentas, era su idea, ¿y quién mejor que ella para explicarla?

 Hécate se encogió ante la mirada de Kate, no queriendo ser el centro de atención pero sabiendo que ahora le tocaba hablar a ella, aunque le hiciese poca gracia hacerlo. Algo le decía que la reacción de Ashley ante la idea sería muy negativa... sólo quedaba ver que decían los demás.

- Si no lo he entendido mal Dom les dijo a Edgar y a Kate que quería un fetiche que era una bolsita llena de arena que le daba a Tony mucha suerte... tal vez pudiésemos intentar hacer otro fetiche que pudiese pasar como sustituto y dárselo. De esta manera, Tony se quitaría a Dom de encima y nosotros habríamos cumplido.

Habló en voz baja, las manos en los bolsillos y mirándose los píes, insegura ante cuales serían las reacciones del grupo.

Ashley descruzó los brazos y sonrió. No era una de sus sonrisas mezquinas, sino una más bien sincera.

-Ya se me había pasado por la cabeza. Bien, es bastante sencillo, ¿no? Podemos pasar por el parque y coger algo de arena. Kate, tú que sabes de espíritus, ¿hay alguno que dé suerte o algo así? ¿O nos basta con que haya un espíritu dentro y ya está?

La animadora se había animado en el momento. Si bien no había dicho nada a Hécate ni la había felicitado, sino que parecía estar apropiándose de su idea, se había ilusionado.

-¿Qué? No me miréis así. En la Letanía no se dice nada acerca de engañar a un mentiroso.

Kate se quedó mirando a Ashley, sorprendida. Luego parpadeó, volviendo a la cuestión del asunto.

- Al margen de lo ético que pueda o no ser. - Dijo, hundiendo las manos en los bolsillos de los vaqueros. - Yo no se nada de fetiches. Y de lo poco que sé sobre los espíritus de momento, no estoy segura de si habrá alguno que se dedique a dar suerte en concreto... Así que salvo que alguno de nosotros sepa como montar el engaño, creo que deberíamos recurrir a Tony. Quizá él pueda ayudarnos, y seguramente sea el primer interesado en quitarse a Dom de encima.

Viviane ladeó la cabeza, escuchando a ambas y tanteando la posibilidad.

-Le veo un ligero fallo a ese plan. Que tampoco soy una entendida en el tema, pero se supone que pudes hablar con los espíritus de un fetiche, ¿no? -preguntó, no muy segura. Al menos ella podía sentir claramente el espíritu del collar de su tatarabuela-. Como a Dom, en el hipotético caso de que lo logremos, le de por preguntarle o lo que sea, estamos en las mismas. Que no digo, por otra parte, que no sea la mejor baza que tenemos.

La Ragabash levantó las manos, como librándose de la carga de las palabras que había dicho, y esperó la opinión del resto. Sobre todo de los que sabían del tema.

 Hécate se mordió el labio inferior, antes de hablar de nuevo. La reacción de Ashley le había sorprendido, aunque al ver el giró que había dado al hablar un poco se hizo una idea de lo que pasaría: reconocimiento para la animadora si la cosa funcionaba, escarnio público para la métis si fallaba. Se encogió de hombros. 

- No necesariamente si Tony nos ayuda con eso. Después de todo, nosotros superamos alguna prueba más o menos enrevesada para conseguir el fetiche del que no quiere desprenderse, hipotéticamente claro, y luego nos da lo que nosotros creemos que buscamos... que no tiene porque ser necesariamente lo que realmente buscamos. En ese caso nos quedamos como estamos... con tal vez un apoyo más. Al fin y al cabo vamos a intentar ayudar a Tony que es el perjudicado en este caso. Don, Edgar ¿qué opináis vosotros?

Se había apartado de Kate y Hécate nada más salir al callejón, y estaba apoyado contra la pared con los brazos cruzados, demasiado ocupado mirando los contenedores de basura para añadir algo. Escuchó el plan con la boca torcida en una expresión que parecía reticente, pero cuando Hécate se dirigió a él la miró y se encogió de hombros en un gesto de conformidad, aunque de mala gana.

La puerta del cine se abrió poco después de que Hécate hablase y la figura conocida del Ragabash se hizo ver. Torció el gesto y escupió entre los dientes.

-¿Os habéis juntado aquí todos para sacarme el Fetiche a golpes? Bueno... -Se arremangó la chaqueta y levantó los puños-. Que no se diga que no os lo he advertido...

 Hécate se pusó delante del resto de la manada, con expresión sumisa. No habían llegado a una conclusión, pero no parecía buena idea que el ragabash se hiciese un abrigo nuevo con sus pieles.

- ¡No! De hecho puede que tengamos una idea que sería satisfactoria para todos... tu seguirías teniendo tu fétiche y te quitarías a Dom de encima.

Un par de adolescentes salieron cogidos de la mano poco después que Tony, y al ver la gresca apretaron el paso. Después, sí, se quedaron a solas los siete. Tony ladeó la cabeza ante las palabras de Hécate e hizo una mueca de extrañeza.

-A ver, cabezas pensantes, soltad lo que tenéis.

La animadora dio un paso adelante con su mejor sonrisa.

-La cosa es que ni tú te vas a desprender de tu Fetiche ni el viejo va a aceptar que volvamos con las manos vacías. Es tan sencillo como hacerle creer que lo tiene. Tú te quedas con la bolsa y nosotros le damos otra... Pero hay un pequeño problema. Necesitamos un poco de ayuda para crearlo. Somos lobeznos todavía y no nos han enseñado a crear Fetiches. Si nos ayudas, te libras del pesado de Dom para siempre... Y nosotros estaremos en deuda contigo. ¿Qué te parece?

La idea era de Hécate, pero se cuidó de mencionar nada al respecto. Parecía tan entusiasmada y confiada que el Roehuesos frunció los labios y asintió.

Viviane se apartó y miró con las cejas alzadas a Tony cuando este se puso en posición de pelea. Desde luego ella no se iba pelear por un maldito fetiche. Despegó los labios para hablar, pero Ash se le adelantó, así que se quedó con las manos en los bolsillos mientras trataba de convencerncer al Roehuesos. Parecía... ligeramente diferente a como solía comportarse.

Cuando Tony accedió a la propuesta Viviane bostezó y miró a sus compañeros. Ella no tenía ni idea de por dónde se suponía que había que empezar. Aunque si Tony se llamaba Encuentra-muchas-cosas, no creía que fuesen a tener problemas. Aun así, no le gustó eso de "estamos en deuda contigo".

-Bueno, y ¿por dónde empezamos?

-Hay que buscar un buen refugio para el espíritu. Buena arena, limpia. No vale la mierda de la arena de gato. Y un saco bonito.

Se rascó la nuca y se miró las uñas, llenas de caspa.

-Los espíritus de Suerte no son como los urbanos. Son un poco quisquillosos. Y bueno, como os decía, hay que invocarlo o buscarlo. Si sabéis el Rito de Invocación, perfecto. Si no, lo tenéis jodido. Y no tengo ni idea de dónde lo podéis encontrar. Quizá en alguna casa de juego o algo así. No os recomiendo que lo busqueis en la Umbra. Palmaríais. Y bueno, una vez lo encontreis, hay que hacerle la pelota. Tenéis que explicarle que lo necesitáis, que lo amáis, que le entregaríais a vuestra hija virgen si fuese necesario (no, esto es coña, ni se os ocurra decírselo) y probablemente os pida algo. A veces es que le toquéis una canción o que os cortéis una mano y sangreis para él, pero cada espíritu es diferente. Puede que os imponga alguna condición o que vosotros tengáis que ofrecerla para convencerle. Y cuando lo consigáis, para dentro. El Fetiche estará listo.