Partida Rol por web

Mientras escuchaba a medias todo lo que iban a tener que hacer se rascaba un tobillo a través de los pantalones con la ayuda del talón del otro pie. Todo aquello sonaba a muchísimo trabajo y muchísimos Rituales que él no conocía. Sólo aprender a Dedicar cosas ya le había bastado para decidir que los rituales no eran cosa suya. También parecía mucho trabajo, más que abalanzarse los seis sobre Tony y quitarle la bolsa.

-Pues vaya. ¿A qué viene tanta pelea por un fetiche? ¿Qué tiene el viejo con él? -preguntó.

¿Y de dónde iban a sacar arena y un espíritu de la Suerte?

-Dom, un Ragabash ya muerto y yo hicimos hace años una competición. El premio era quedarnos el Fetiche. Gané, claro, y les di una lección, pero Dom dijo "que había usado malas artes y que no era digno". Fíjate tú, malas artes me dice... y me manda una manada de lobeznos que no tienen ni idea para intimidarme.

Tony los miró como si no le quedase duda de que podría vencerlos en un mano a mano.

-Pues ese es el tema.

Viviane resopló y chascó la lengua, mirando al cielo con desánimo. Menuda alegría, ahora a ponerse a buscar chismas y a hacer tratos con el espíritu (si daban con él), mientras Tony no hacía más que decir que no eran nada. Que sí, que ya lo sabía, pero estaba cansada de que se lo recordasen. Al menos eso le daría una excusa para ponerse a vagabundear por la ciudad. Seguro que a Donny también le parecía la excusa perfecta.

-Bueno, pues aquí ninguno parece tener mucha idea de esto -miró a la Theurge, pero no contaba con ello-. Así que, mientras averiguáis cómo encontrarlo, me voy a por arena o hacer alguna otra cosa de utilidad.

No se movió. Miró a Donny y esperó a que Ashley o Kate empezase a soltarle la perorata de que eran una manada o algo de eso. Y si no lo hacían, mejor.

Kate permaneció en silencio mientras Hécate y luego Ashley le exponían a Tony el plan. En contra de lo que esperaba, Tony se mostró interesado... lo cual no hacia las cosas más sencillas.

Mientras explicaba lo que tendrían que hacer, un escalofrió le recorrió la espalda a la theurge. Era irónico y ridículo, pero no le gustaba especialmente la umbra, y de algún modo la inquietaba sobremanera lo de tratar con los espíritus. Lo había hecho ya alguna vez, con Mari, su tutora, y había aprendido su lenguaje, era cierto... pero eso no lo hacía más sencillo ni menos agradable para ella. No podía quitarse todavía de encima la terrible sensación que durante años había sentido al respecto sin saber siquiera qué era.

Por no hablar de encontrar, primero, al un espíritu dispuesto, y convencerlo, después, para que se metiera en el fetiche. No podía ser tan fácil.

Captó la mirada de Viviane y se decidió a abrir la boca por fin.

- No conozco el ritual de Invocación. - Respondío, mientras pensaba para sí "¡Maldición! ¡No hace ni un mes que cambié por primera vez! ¿Cómo voy a saberlo?". - De hecho no conozco ningún ritual, Mari todavía no me ha enseñado ninguno... aunque sí se hablar con los espíritus, si eso ayuda ...

-Pues tenemos un problema -dijo Ashley-. Si vamos a buscar ese espíritu, tendrá que ser con ayuda de alguien. Kate, ¿crees que Mari nos echaría una mano? -Se volvió hacia Viviane y Donny-. Vosotros dos, ¿creeis que podreis encargaros de la arena y del saco? Y algo para complaerlo... Tabaco o algo así.

Se giró hacia Kate, Hécate y Edgar.

-Nosotros nos volvemos al Clan. Tenemos que encontrar a ese espíritu...

Kate observó a Ash, que tal como parecía que iba a hacer se había puesto al mando y había empezado a ladrar órdenes. Esa versión de Ash no la desagradaba: decidida, preclara e incluso amable. Aunque emocionada. Demasiado. Suspiró. ¿Cuánta hambre debió pasar la antes animadora como para que fuera tan importante para ella el derecho a cazarse su propia cena?

- No tengo ni idea de si Mary nos va a ayudar, pero yo no contaría con ello, no dentro del Túmulo. Las Sirvientes de Artemis han tenido ya problemas, y no creo que Mary quiera arriesgarse. Además, si volvemos, tenemos que volver todos juntos, por que nos va a caer la marimorena fijo, y lo mismo luego no nos dejan volver a salir. Y lo que es peor: de un modo u otro Dom sospechará. Así que lo suyo sería encontrar ayuda aquí, fuera de él. - Se giró hacia Tony, para mirarle, ya que se había mostrado dispuesto. Agachó ligeramente la cabeza, en señal de respeto. ¿Se estaría pasando de formal? - Tony-Encuentra-Muchas-Cosas, ¿conocéis a alguien que pueda ayudarnos a ayudaros?

-Viviane y yo pedimos permiso para venir a Naperville -aclaró, aunque de mala gana

Se apartó de la pared y le hizo un gesto con la cabeza a la Ragabash. Parecía que después de todo iban a deambular por dos por ahí como tenían planeado. Aunque fuese para jugar a la caza del tesoro. Se preguntó qué iba a hacer Tony, que al fin y al cabo también salía beneficiado. Seguramente nada; le envidió profundamente.

-¿Vamos?

Cuanto antes saliesen de allí mejor.

La Ragabash asintió y se dispuso a seguir a Donny. No sabía si encontrarían o no la arena y el saco, pero algo podrían hacer aparte de vagabundear por la ciudad. Eso sí, tendrían que llevar cuidado para no encontrarse congente conocida. O bueno, ya se les ocurriría alguna excusa.

-Suerte -les dijo a los demás.

Al pasar por donde Edgar alargó la mano y le rascó detrás de la oreja.

Edgar había permanecido callado todo el tiempo. Tenía muchas ganas de interrogar a Tony, de saber si el fetiche era realmente suyo, pero a la hora de la verdad no había sabido ni como sacar el tema. En lugar de eso había dejado hablar a los demás, especialmente a Ashley y a Kate. Se ve que el plan ahora consistía en fabricar ellos un fetiche parecido al de Tony, para así dárselo a Dom y que quedasen todos contentos. Esa historia de la competición por el fetiche y el desacuerdo de Dom le parecía lógica, y la idea de que cuando les dijo que el roehuesos "le robó" el fetiche hablase de la competición en cuestión y no fuese sólo una mentira para aprovecharse de ellos y que robasen un fetiche por él era plausible, y además le hacía quedar menos como un tonto por creerse a Dom.

Porque ahora mismo es lo que sentía. Que era un tonto por aceptar la palabra del anciano Ragabash como cierta de buenas a primeras. Parecía que a los garou les encantaba darle lecciones a Edgar a base de golpes, y el chico empezaba a estar muy harto. Más que nada porque lo único que había hecho había sido dar cosas, y perder cosas, y no recibir absolutamente nada a cambio más que una daga de colmillo en el pecho. La cicatriz que esta había dejado era visible incluso en forma Lupus, aunque el pelaje de alrededor ayudaba a que no se viese tanto. Pero estaba allí. Un recuerdo que nunca se borraría.

El contacto de la mano de Viviane le devolvió a la realidad. Todos tenían algo que hacer. Y al parecer el cometido de Edgar era volver al clan con Kate, Hécate y Ash, y enfrentarse a la ira de sus mayores. Y como volvían con las manos vacías, Dom no haría nada para cubrirles las espaldas. Suspiró, lo que se quedó raro siendo él un "perro". Volvió a considerar la posibilidad de romper la cuerda de un mordisco y echar a correr hacia su casa. Total, ¿empeoraría eso su situación? ¿De verdad podía hacer algún daño que él se acercase por ahí, con aspecto de perro fugado, para ver cómo estaba su familia?

Su familia... Con un brillo en los ojos, miró a Ashley, luego a Kate. Incluso meneó un poco la cola.

- Creo que sé donde buscar un espíritu de suerte. En Aurora* hay un casino, en el downtown. El Hollywood Casino. He ido un par de veces con mis padres a actos benéficos... pero seguro que no me recuerda nadie, iba muchísima gente y mis padres tampoco son celebridades. ¡Pero sé donde está! Tardaríamos menos incluso que en volver al clan.

Las miró ilusionado. No sólo por haber tenido una idea que podía ayudar al grupo, sino porque lo último que quería ahora mismo era regresar al clan. Y en Aurora podría pasearse en forma homínida. Vestir ropa de verdad y hablar con personas de verdad. Lo echaba de menos.

Ashley meditó con la respuesta de Edgar. La animadora frunció el ceño y negó con la cabeza.

-Si no lo he entendido mal, tenemos que ofrecerle la bolsa. Tendríamos que tenerla para cuando fuésemos al casino. Y no sé si es el mejor lugar para ponernos a hablar con un espíritu y hacer un ritual. Si lo invocamos vendrá, esté donde esté.

Edgar miró a Ashley. En su rostro lobuno se adivinaba una sonrisa ligeramente desafiante.

- En la penumbra nadie nos dirá nada por hacer un ritual de atar espíritus, Ashley. Vamos... No quiero pensar que tienes miedo a lo que nos encontremos ahí. Yo, desde luego, no lo tengo.

No miró a Kate. Sabía que ella SÍ tenía miedo a lo que pudiese haber en la Umbra. Pero eso era culpa de Mari y las otras, que le llenaban la cabeza con historias de miedo. La Umbra era peligrosa, y él lo sabía, no era estúpido. Pero en la penumbra, con ir con cuidado había suficiente. Él había entrado en la Umbra en el bosque, a solas, un par de veces. Si ibas con cuidado de no provocar a ningún espíritu del Kaos o de depredadores, podías dar un paseo y volver sano y salvo. Supuso que con los espíritus urbanos todo funcionaba igual. No había un hombre del saco, atrayendo a jóvenes garou con el sonido de una flauta para llevárselos y nunca más se supo. Ese también era uno de los motivos por los que quería hacer eso. Quería que su compañera de manada cogiese un poco más de confianza. No sólo porque tener miedo de todo no es bueno en el plano personal, sino también porque una Theurge que tiene miedo a los espíritus no es lo mejor para una manada. Y cuanto antes se librase ella de ese miedo, mejor.

Viviane se cruzó de brazos, esperando a que se decidiesen.

-Pues tú eres un poco insensato -comentó-. Pero sólo un poco.

 Hécate les miró fijamente antes de hablar.

- No debemos confundir prudencia con miedo. Aunque tal vez merezca la pena investigar ese casino...

-Colarse en un casino parece más difícil que colarse en un cine. Y no nos van a dejar entrar.

Eran menores, no tenían dinero y parecían vagabundos. El casino no le parecía tan buena idea como a Edgar, en definitiva.

Volvía a estar cruzado de brazos, cerca de la salida del callejón. No entendía por qué se querían complicar tanto la vida. Además Aurora estaba a tomar por culo andando, aunque fueran en lupus. A lo mejor en la manada de Tony había algún Theurge que pudiera llamar al espíritu o lo que fuese. Pero no era asunto suyo; Viviane y él tenían otra tarea.

Miró a la Ragabash y luego a los otros con impaciencia. Aún tenían que aclarar cómo se iban a encontrar después, y esperaba que no implicase ir aullando por todo Naperville hasta que alguien respondiera.

 Hécate negó levemente.

- No es necesario estar dentro... se supone que los alrededores de un sitio de juegos de azar debería tener espíritus de la suerte... Si no siempre estan los sitios esos donde venden los papeles raros de los números... leto... luto.. ¿latealgo? No recuerdo muy bien como lo llamaban. Si estuviesemos en época de examenes incluso tal vez fuese una idea a tener en cuenta pasarnos por algún instituto donde estuviesen haciendo un éxamen los jugadores de fútbol...

Viviane miró a Hécate fijamente. Parecía la mediadora de todas las disputas, dejándolo todo en el punto intermedio. El caso es quelo del casino no iba con ella ni con Donny. Ya tenían su misión asignada, así que el problema de los otros lobeznos era asunto de ellos. Que no era una actitud muy de manada, pero es que cuando estaban todos juntos reinaba la discordia y acababan haciendo campaña propagandística para ver quién merecía el puesto a líder. Ella, a ratos, se incluía. Pero sólo a ratos. Y por afición, que lo de ser líder no le apetecía lo más mínimo.

-Bueno, lo que sea. Haced lo que os venga en gana para conseguir ese espíritu que nosotros haremos lo mismo con la bolsa y demás. No creo que luego le sea muy complicado a Edgar rastrear nuestro olor en su forma canina, así que nos vemos más tarde.

La Ragabash se giró hacia Donny sin darles tiempo a responder y le hizo una seña para que se apresurase a abandonar el callejón antes de que alguien tuviese algo más que objetar.

De despidió con un gesto con la cabeza mientras se apartaba de la pared. Siguió a Viviane a buen paso y salió con ella del callejón. Giraron la esquina y se perdieron de vista.

-Por fin.

No tenía ni idea de dónde encontrar un saco y arena, pero caminaba como si supiera a dónde iba. Su prioridad era poner tierra entre el cine y él. Cruzó con Viviane un paso de peatones; cuando el semáforo cambió y los coches empezaron a circular, cortando el paso entre el callejón y ellos, se sintió mejor.

-¿Por dónde empezamos? -preguntó por fin-. Sólo se me ocurre la caja de arena del parque, y si yo fuera un espíritu no me metería ahí.

Viviane sonrió de medio lado al librarse de la gente. Colocó las manos entrelazadas tras la nuca y comenzó a caminar siguiendo el rumbo de la gente, que a aquella hora tampoco era demasiada. Tras cruzas el paso de peatones miró a Donny y se encogió de hombros.

-Yo tampoco. Arena, arena... Lo máximo que se me ocurre son las piedrecitas de las plantas artificiales de algunas tiendas. Pero ni creo que valgan ni que nos dejen pasar. -Se miró de arriba abajo y suspiró- Y la bolsa. Pues como no vayamos a por arena para gatos no se me ocurre otro sitio.

-¿Y el saco?

Ya volverían a lo de la arena luego. Siempre quedaban los columpios, si no se les ocurría nada más. O el zoo. Igual una tienda de jardinería.