Partida Rol por web

Kate asintió a las palabras del Anciano con asombro. Tuvo que reprimir la tentación de levantar una ceja cuando les concedió el permiso tan alegremente, y especialmente cuando aprobó la idea de Edgar de ir en forma de Lupus. Ella sentía que era una auténtica locura... pero aceptó sin dudar.

- Os lo agradecemos, Dom Paso-sin-prisa. Muchas gracias por escucharnos. - Dijo la peliroja, inclinándose levemente. No estaba muy acostumbrada a tratar con los ancianos, y en cualquier caso, siempre había tenido  ser muy formal.

Se levantó para alejarse con Edgar de allí, una vez que éste se hubo despedido. Entonces le habló.

- Seguimos teniendo varios problemas. - Dijo, como si estuviera preparando la lista de la compra. - No se si todos querrán ir, aunque juraría que sí. Los que queramos ir, tenemos que recuperar nuestra ropa, no podemos ir con estas pieles. Y necesitamos que alguien nos baje... Quizá Ismene acceda, si se lo pido. ¿Voy a preguntárselo mientras tu avisas a los demás?

Edgar sonrió emocionado cuando Dom aprobó lo de dejarle ir a la ciudad en forma Lupus. Kate no parecía convencida del todo, pero no protestaba. Luego ya le preguntaría qué la inquietaba... Escuchó al anciano Ragabash comentar las desventajas de su edad avanzada y respondió con una sonrisa cálida.

- La recompensa de toda una vida al servicio de Gaia, ¿verdad? No te preocupes, Anciano Dom. Te devolveremos ese fetiche. Gracias por todo.

Se levantó y empezó a andar de vuelta hacia el rincón de los cachorros. Por el camino, Kate comentó ciertas cosas que tenían que solucionar antes de poder ir. Si la chica tenía una cualidad muy clara, era su sabiduría, pensó de nuevo. ¿Un defecto? Quizá su inocencia. Tras sus últimas palabras, Edgar la miró alarmado, y se acercó a ella para susurrarle, y que no se enterase nadie más.

- ¡No, no! Ya has oído a Dom. Nada de decírselo a nuestros mayores o tendremos que abortar la misión antes de empezarla. Y menos a Ismene o cualquier otro cercano a Lysandra. Corriendo en forma de lobo llegaremos a los límites del bosque enseguida, y de allí a Naperville hay poco trecho. Un coche no es imprescindible. En cuanto al resto de nuestra manada... a ver. Estoy seguro de que puedo convencer a Donny, pero Viviane es un mundo aparte. Creo que no le caigo muy bien. A ti te escuchará, si quieres intentarlo... pero debes ir con muuucho cuidado. Dile que Dom Paso-sin-Prisa nos ha pedido que hagamos esto por él. Pero si le dices que a cambio va a invalidar la autoridad de su madre en el asunto de la cacería, que es algo que ella ni siquiera quiere hacer, nos delatará. Sin pensárselo dos veces.

La verdad era que, a medida que hablaba, se iba dando cuenta de que lo más fácil era dejar a Viviane al margen de eso. Al fin y al cabo, ella no tendría problemas en dejarle de lado a él. Pero si de verdad iban a ser una manada, debían empezar a trabajar juntos. Aunque algunos de sus miembros no supiesen todos los detalles de lo que les pedían que hiciesen.

Kate valoró las palabras de su compañero. Tenía razón en parte... pero seguía dejándose cosas.

- ¿Y qué hacemos con la ropa? - Preguntó, de nuevo. Ciertamente, eso la preocupaba. - Si vamos en Lupus hasta la ciudad, amén de que a ver dónde nos transformamos luego parte de nosotros, cuando volvamos a la forma homínida estaremos en cueros. Y tampoco podemos ir todos hasta la manada urbana en lupus, por que sin duda llamaremos la atención de los ciudadanos y acabaran por llamar al control de animales.

No estaba convencida. Creía que realmente Ismene podía apoyarles, y les ahorraría varios problemas lógicos. Prescindir de ella era incluso arriesgado, por que en cuanto se dieran cuenta de que no estaban, sería a la primera que mandarían a por ellos. Sin embargo, si realmente el Anciano Dom les cubría, podía no ser un problema... siempre que solucionaran lo de la ropa, claro.

En cuanto a Viviane... era harina de otro costal. No creía que fuera a delatarles, pero lo mismo se negaba a ir con ellos precisamente por que no parecía interesarle el salir a cazar. Pese a todo intentaría hablar con ella.

- Hablaré con Viviane, no hay problema. No creo que nos delate, de todos modos, ya la oíste antes. No quiere jugar con ventaja aunque esté orgullosa de su linaje, quiere ganárselo a pulso por si misma, y precisamente por eso no nos delatará. Sólo tenemos que vendérselo bien. - Se detuvo un instante a valorar lo siguiente que iba a decir. - Y sigue sin convencerme que te saltes la prohibición de ir a la ciudad, Edgar. Aunque sea en forma de Lupus (y dudo mucho que puedas hacerte pasar por un Husky) estarás desobedeciendo una orden directa. Y no se si deberías, por mucho que me fastidie estar diciendo que deberías quedarte en tierra.

Edgar escuchó los inconvenientes que su compañera ponía a su plan sin alterarse.

- Transportar la ropa no es un gran problema. Podemos hacer un fardo con pieles y atarnoslo alrededor del cuello o colgarnoslo del lomo. Incluso sujetarlo con la boca mientras corremos, si no podemos atarlo bien. He visto a miembros del clan cargar cosas en Lupus o en Hispo más de una vez. No puede ser tan difícil... No estará recién planchada pero eso es lo de menos. No quiero que vayamos todos en lupus, por supuesto. En este pueblo se sabe que hay lobos en el bosque, y si ven una manada en el pueblo llamarán a las autoridades enseguida. Pero precisamente porque hay lobos en el bosque, no es tan raro que alguien pueda tener un perro lobo. Si os preguntan, decís que eso es lo que soy. Además, ¿quien crees que va a venir a preguntaros por vuestro perro?

Miró a su alrededor, intentando localizar a sus compañeros.

- Yo veo más problema en saber dónde encontrar a la manada urbana. Podríamos buscar en los parques, para empezar, claro... Pero no lo se. Son Roehuesos. Nunca se sabe. Bueno, - se volvió hacia Kate y le dedicó su más encantadora sonrisa - ¿Vamos a convencer a ese par de tercos?

Se puso en marcha hacia los demás sin esperar respuesta de la Theurge. Había ignorado deliberadamente el comentario sobre que él no debería ir. Sin duda era lo más sensato, quedarse en reserva esta vez, pero era SU decisión. Y había decidido que no quería quedarse allí. Al fin y al cabo, si se quedaba, sería al que los mayores irían a interrogar cuando notasen la ausencia del resto. Y aunque no se le daba mal disimular y podía ganar algo de tiempo, acabarían por sacarle la verdad y haberse quedado en casa no le salvaría de meterse en un problema. Lo mejor que podían hacer era cumplir el encargo de Dom con presteza y contar con que el anciano Hijo de Gaia les respaldaría.

El klaive de Tommy le recordaba a su madre. Quería a su madre pero no le gustaba tenerla cerca mucho tiempo. Se sentó sobre sus cuartos traseros y trató se pensar en qué decir a continuación.

-Viviane y yo nos vamos a la ciudad hoy.

-Ya, ¿y quién te va a enseñar a dar garrazos como Dios manda? -Tommy resopló-. La verdad es que no me importaría perderte de vista un día. Qué demonios, ve y diviértete. Pero mañana te vas a enterar.

Sopló el filo del Klaive y se lo guardó de nuevo en la vaina.

-Que te vaya bien. Y a ti también, Viviane.

Después de que Edgar y Kate hablasen con el Anciano Ragabash y Donny y Viviane con Tommy, los primeros fueron en busca de los segundos. Parecía que la manada volvía a unirse.

Localizó a Donny-san hablando con el señor Miyagi. Viviane también estaba con él. Empezaron a andar hacia allí, mientras Edgar pensaba en alguna excusa para alejarlos de los mayores y poder contarles la situación con tranquilidad. No hizo falta, al parecer ya habían terminado de atrapar moscas con palillos y se fueron del lado de Tommy por su propio pie. Edgar se acercó a ellos, e hizo un gesto a Hécate para que viniese también.

- Bueno, tanto si queríais venir como si no, os aviso de que lo de ir a cazar se tiene que aplazar. Uno de los ancianos, Dom Paso-sin-prisa, quiere que hagamos algo para él, como manada. Nuestro primer trabajo, sin la supervisión de los mayores. ¿Eso sí estaréis dispuestos a hacerlo, o tampoco os interesa? - eso último lo dijo alternando la mirada entre Donny y Viviane. - También tenemos que avisar a Ashley. Si tenemos que hacerlo como manada, ella también está incluida...

No pensaba contar los detalles de la petición de Dom hasta que estuviesen todos, y hasta que supiese quién venía y quién quería quedarse al margen.

Kate renuncio a intentar hacer entrar en razón a Edgar. Parecía totalmente decidido a ir a la ciudad sí o sí, y ella respetaría esa decisión que, mayormente, solo a él le concernía. Esperaba que todo saliera bien, y empezaba a pensar en que viligaría estrechamente al muchacho cuando estuvieran abajo.

Cuando se reunieron con el resto de la manada, Edgar abordó el tema de forma oficial y seria, obviando deliberadamente las partes problemáticas y dirigiéndose a todos a la vez. Sin duda tenía madera de portavoz, y nuevamente, ella se limitó a asentir y a apoyarle, una posición que le resultaba extrañamente cómoda.

Hécate vio la seña de Edgar para que se acercara y lo hizo, curiosa ante que había ocurrido con los ancianos. Al llegar allí, escuchó lo que Edgar dijo sobre el trabajo, y se encontró asintiendo de manera pensativa. Estaba excitada por volver a la ciudad, todo le parecía lleno y estaba llena de olores interesantes, pero sabía que para poder hacer cualquier trabajo como manada debían comportarse primero como tal... y esa parte no la veía tan clara.

A Viviane le había faltado tiempo para emitir un corto ladrido de afirmación y alejarse del lado de Tommy en dirección a las tiendas. Cuando le perdió de vista empezó a mover la cola de un lado a otro alegremente, caminando junto al Ahroun en su forma lupina. Tenían, en cierto sentido, permiso, y por su mente ya se formaban diversos planes y sitios a los que podían ir después de comer. No tenía ni idea de qué solía hacer Donny en la ciudad cuando vivía allí, pero a ella le apetecía mucho ir al cine o a la bolera. Aunque primero tenía que pasar por casa a por pasta y ropa de abrigo.

Entonces Edgar se interpuso como un nubarrón en un día soleado. Tuvo una pequeña esperanza de que pasase de largo, pero no, iba hacia ellos. Se paró frente a él, relamiéndose el hocico mientras le escuchaba y le dirigió una rápida mirada a Donny, como pidiéndole su opinión al respecto. Aunque eso de “primer trabajo sin supervisión” sonaba realmente bien, el fiasco de posponer su pequeña excursión a la ciudad rompía el encanto.

-¿En qué consiste? Ah, y ¿es para ya, ya mismo? -preguntó, en un tono considerablemente más amable que el de hacía un rato.

La loba gris que era Ashley se aproximó tan pronto vio que se reunían. Con una sonrisa lobuna en los belfos se sentó junto a Edgar y se rascó la cabeza con la pata trasera. Sus ojos no traslucían lo que pensaba, o el motivo por el que parecia tan divertida, pero al menos dijo:

-Bueno, ¿hay plan?

Sabía que no iba a tener muchas oportunidades de ir a la ciudad, y ahora que había conseguido un día (uno. Aquel vampiro de peluche, cómo se llamaba, lo habría expuesto de manera simple y brillante) prefería comer cuchillas de afeitar antes que renunciar a él. Cuchillar de afeitar de plata.

Aún así sabía que no podía seguir diciendo que no a todo, así que esperó a que Hécate y Ashley se acercaran. Meneó las orejas lobunas cuando una brisa fría le hizo cosquillas. Se sentó una vez maas sobre sus cuartos traseros.
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-¿Y qué quiere Dom que hagamos?

No quería pasarse el día quitando nieve o atendiendo a los pedidos de un viejo. Anciano o no.

Todos los cachorros se reunieron de nuevo, algunos en forma de homínido, otros en Lupus. Edgar aún no había acabado de acostumbrarse a esto de dialogar con un puñado de lobos, pero se esforzaba en aparentar normalidad. Se aclaró la voz.

- Bien, ya estamos todos. A ver... Dom Paso-sin-prisa quiere que vayamos a la ciudad y busquemos a la manada de Roehuesos que hay allí, al parecer. Tenemos que pedirle algo a un tal Tony, creo. Tony Encuentra-muchas-cosas. Dom quiere que le devuelva su fetiche. Y sí, debemos ir ya mismo, a ser posible, y sin que se entere todo el campamento. Si él nos da permiso no pueden decirnos nada, pero... - se detuvo un momento, pensando en como explicarlo con suavidad - ...a ver, si todo el clan se entera de que queremos ir a la ciudad se armará una buena discusión sobre si deberíamos o si no, y sobre si debería acompañarnos alguien. Y nuestra primera tarea sin supervisión se convertirá en otra excursión de guardería con los profesores. O en una tarde sin salir del bosque. Así pues... Tendrías que ir a por ropa, alguna piel para hacer un fardo y cualquier otra cosa que necesitéis. Yo voy a por una correa, pues me tocará hacer el papel de perro. ¿Nos encontramos detrás de la zona de las cabañas?

Miró a los demás, con mirada casi suplicante. Quería transmitirles la impresión de que no era él quien estaba ahí dando órdenes, sino el anciano. Sabía lo delicado que era el tema del liderazgo por el momento y no le apetecía que Ashley le viese como rival y los demás como un pobre aspirante a alfa. Lo que le apetecía era salir de ahí durante una tarde, regresar a la civilización aunque tuviese que ser a cuatro patas, y romper con la rutina del bosque. La monotonía le hacía pensar más y más en su familia y acabaría por volverse loco.

Viviane se sentó mientras Edgar hablaba, ya con toda esperanza de disfrutar del día fuera. Aun así, ir a la ciudad estaría bien. Y bueno, Vivianse solía seguir la norma de que si se podía ir una vez sin permiso, podían irse dos. Además, ella habái aprendido a no dejar rastro.

-Si vamos en lupus hasta la linde para ir mas rápido y allí cambiamos no podemos llevar encima ni muchas cosas de abrigo ni zapatillas. Excepto lo que lo tienen Dedicado. Yo al menos tendría que pasar por casa un momento a coger algo de abrigo. Puedo bajar alguna chaqueta y eso. Calzado no sé si os valdrá. -Miro a Kate, o más bien a sus pies, pero la verdad es que no supo decir.

Y es que llevar cosas en la boca en su forma de lobo mientras corría podía ser lo más horrible del mundo, porque tenía que parar a coger aire cada dos por tres, y así no terminaba nunca. Y llevarlo a la espalda pues tenía sus complicaciones también, aparte que no podía llevar zapatillas y abrigo, y luego en la ciudad pues ir descalzos sobre la nieve, por muy Garous que fuesen, no era buena idea.

Kate vió que Viviane le miraba los pies, como considerando si calzarían el mismo número.

- Calzo un 37, Viviane, pero el caso es que yo sí tengo mis zapatillas aquí, con el resto de la ropa, aunque normalmente use los protectores de piel que nos enseñaron a fabricar, igual que con el resto de prendas. Pero no tengo nada Dedicado, pensaba hacer un fardo o algo así y llevarlo todo...

Había oído hablar del ritual para dedicar las cosas y no perderlas, como hacía Dony con su chaqueta, pero ella no sabía hacer tal cosa y, obviamente, no podía pedirle a ningún mayor que lo hiciera por ella en aquel momento.

 Hécate les dedicó una sonrisa llena de dientes ante la perspectiva de ir a la ciudad. Pero se le ocurrió una pregunta antes de ir a buscar algo de ropa.

- ¿Dónde tenemos que empezar a buscar?

Ashley soltó una carcajada que sonó como un ladrido.

-Ah, por favor, pero qué poco prácticos que sois... -Recuperó la forma humana y brotaron de su pelaje un abrigo grueso y unos vaqueros, así como unas botas de montaña que parecian muy poco suyas-. ¿Cómo creeis que hago esto? ¿Con Super Glue? -Resopló y posó una mano en el hombro de Kate. Murmuró unas palabras en voz baja y abrió los ojos-. Listo. Dedicado. ¿Alguien más quiere hacer algo práctico o vamos a seguir proponiendo atarnos mochilas en forma Lupus?

Viviane ladeó la cabeza, todavía en su forma lupina. Obvió la carcajada de Ashley y también el resto de sus palabras, pero contempló con curiosidad cómo le Dedicaba la ropa a Kate.

-Yo. Y así nos ahorramos viajes. -No iba a dejar pasar la oportunidad de que le dedicasen la ropa, sobre todo teniendo parte su ropa normal en la tienda, aunque se lo fuese a hacer Ashley. Las pieles no le gustaban demasiado-. Voy a vestirme.

Y salió trotando hacia las tiendas.

Ashley parecía tener ases en la manga para todo. Era evidente que desde que había sufrido el primer cambio (aquel día tan traumático en la escuela) no había perdido el tiempo. Antes de que pudiera darse cuenta, le acababa de dedicar el conjunto de piedes que solía utilizar en el campamento.

- ¡Oye! ¡Eso mola! - Dijo, sorprendida. No se notaba distinta, pero sin embargo sí había algo distinto en todo aquello. Sólo había un problema: no era aquella ropa la que necesitaba para bajar a la ciudad. - Esto.. gracias, aunque es la otra ropa la que necesitaré abajo. ¡En seguida vuelvo!

Y siguió a Viviane hasta la tienda que compartían con Hécate, para cambiarse y ponerse la poca ropa normal que tenía: unos pantalones afelpados, una camiseta negra, un jersey azul, las zapatillas deportivas con las que había llegado al clan y su chaqueta.

Volvió como un rayo donde Ash, con una sonrisa en la cara. La animadora podía ser todo lo arrogante que quisiera, pero ahora mismo la adoraba: todavía se sentía rabiar por las botas de montaña que había perdido con su primer cambio (las únicas botas que tenía y que hasta ahora no había podido reemplazar), y siempre le había fastidiado tener que desnudarse antes de cambiar de forma para no echar a perder las pieles. Ahora, por lo menos, aquel inconveniente estaría superado.

"Tengo que aprender a hacer esto" - Se dijo a sí misma.