Partida Rol por web

Viviane miró de reojo a Ashley. Lo cierto es que tenía razón, era asqueroso, pero no hacía falta ponerse así. Agradeció que Donny la mandase callar. Le miró y asintió. Lo del cine sonaba genial, aunque sabía que no lograrían colarse, y menos con Edgar.

-Vale. Yo sé dónde están.

Levantó la mano a modo de despedida hacia Óscar y se dio la vuelta para salir del callejón.

Pero Ashley no iba a dejarlo pasar. Le dio un golpe al Ahroun con la mano abierta en el hombro, al tiempo que gruñía. El abrigo acolchó el golpe, pero la intención de la animadora no había sido la de dañarlo, sino la de llamar su atención.

-No me vas a hacer callar, imbécil. Ya no te tengo miedo. He visto cosas peores que tú.

Arrugó la nariz y enseñó los dientes, fijando su mirada en la de él.

Donny la apartó más bruscamente de lo que había pretendido. ¿Es que estaba loca? Sabía lo que podía pasar. Sólo la idea de enfrentarse a ella había hecho que la Rabia le nublase la vista durante un momento; un duelo iba a terminar con él en Crinos destripando a algún transeúnte. Y no quería. Otra vez no. Además, aunque no pasara nada, Tommy le metería el Gran Klaive por el culo si se enterase de que había andado enfrentándose en duelo por la calle.

Apretó la mandíbula. Tenía muchas, muchas ganas de convertirse en alguno peludo y arrancarle la garganta a dentelladas. Pero, ¿qué derecho tenía? Él le había jodido la vida y ahora estaba desquiciada.

-Déjame en paz. Si quieres vengarte, te esperas a que estemos en el campamento.

Miró a Kate y Hécate buscando algo de ayuda. Le habían dicho que en estos casos son los Philodox a quienes hay que acudir, pero Ashley estaba un poco indispuesta.

Kate observó la escena desde su posición mientras afirmaba la cuerda de la que estaba amarrado Edgar. En aquel momento hubiera dado cualquier cosa por tener ambas manos libres, pero no iba a soltar al muchacho: seguía pensando que él no debería haber bajado a la ciudad, y no iba a perderlo de vista ni un instante, ni que fuera para intentar parar a aquellos dos.

Se acercó hasta colocarse en medio de ellos, mirándolos alternativamente, sintiendo como su propia rabia le hervía en las venas. Era consciente de que no sería prudente iniciar un duelo allí, para ninguno de ellos, ni tampoco para ella, así que tenía que pararlo y ya. Rebuscó a toda velocidad en su mente un argumento lo suficientemente convincente para que Ash lo dejara pasar... al menos por ahora.

- ¡Parad, los dos! - Dijo, alzando apenas la voz. - No es el momento ni es el lugar, y tenemos cosas más importantes que hacer. - Dirigió su mirada a Donny, suplicándole sin palabras que, por un maldito instante, se humillara en favor de la solución que iba a proponer. Luego miró a Ash. - Este no es el mejor momento ni tenemos con nosotros a alguien apropiado que arbitre. No sería justo para ninguno de los dos.

Durante un instante no supo que más añadir, pero sentía que el argumento flojeaba. Respiró hondo antes de continuar.

- Y sería una pena que cualquiera que nos viera pensara que no sabemos mantener la compostura apenas nos alejamos de nuestros mayores...

Sabía que era una frase arriesgada, y la había pronunciado de forma deliberadamente ambigua para que los incluyera a todos, como manada. Pero estaba claro que por "cualquiera" se refería precisamente al roehuesos al que acababa de vilipendiar, y la indirecta al orgullo de Ash no necesitaba mayor explicación... aunque ahora tenía la desagradable sensación de que ahora era ella quien llevaba el cubo en el pie...

 Hécate bufó al ver como sus compañeros trataban al roehuesos. No sabía que le parecía peor: si el despreció que le mostraban por ser metis, o el que le mostraban por ser roehuesos. Al ver como Ashley desafiaba a Donny en público abrió mucho los ojos. ¿Acaso estaba loca? Todo esto no traería más que problemas... y no hacía falta ser un genio para saber que Ashley estaba intentando "desacreditar" a posibles rivales para pasar como única posible líder de la manada. Hécate gruñó. Así no conseguiría nada más que el que les matasen a todos.

Al ver la reacción de Donni, se movió imperceptiblemente para interceptar a Ashley en caso de que esta le atacase. No sabía cuanto le habían enseñado los fenrir, pero por lo menos tenía que intentarlo. Después vio como Kate se interponía entre ellos, y eso cimentó su decisión de interponerse. Habiendo otro galliard en la manada, su vida era la que menos valía de todas.

- No es el lugar ni el momento. Recordad la letanía. No podemos arriesgarnos a romperla rasgando el velo, aunque fuese accidentalmente.- hablaba en tono bajo, serio, mirando a Ashley de una manera que parecía decir "deberías demostrar tu conocimiento de una manera mejor que desafiandole en público".- Si falla uno, fallamos todos. En eso consiste ser una manada.

Terminó de hablar totalmente tensa, esperando la reacción de los demás. Una vez más se preguntó como podían no verlo... necesitaban actuar como un equipo o tendrían una vida muy corta.

Ashley rompió el contacto visual y chascó la lengua con desdén. Ladeó la cabeza y sacudió el pelo, echando a andar hacia los cines Shelby. Óscar, que había visto el enfrentamiento con una mezcla entre extrañeza y resignación, volvió a su tarea de rebuscar en la basura. Hasta emitió una exclamación satisfecha al encontrar lo que parecía un panecillo mohoso.

La manada caminó a lo largo de las calles que los separaban de los cines. A aquella hora todo el mundo iba y venía haciendo sus recados, y los coches transitaban a gran velocidad. El humo de los tubos de escape les resultaba a todos mucho más tóxico de lo que había sido hacía unas cuantas semanas, después de tanto aire fresco. Casi podían sentir lo que habían dicho que era el Wyrm, aquella podredumbre y corrupción en el aire, en la tierra y en la gente. Y aquella sensación de ser vigilados... La que más lo notaba era Kate, que al mirar en los espejos le parecía contemplar paisajes llenos de telarañas, y decenas de miles de ojos observándola. Su mentora se lo había advertido: no entres a la Umbra en la ciudad. ¿Sería aquel el motivo?

Al cabo de quince minutos llegaron al cine. Era uno de esos edificios clásicos, con un callejón por el que la gente salía tras ver las películas. La taquilla estaba fuera, en un cubículo de cristal en el que un joven con granos temblaba mientras intentaba mantenerse en calor junto a la estufa.

Ni rastro de Tony.

El comentario despectivo de Ashley sobre los Roehuesos hizo que Edgar se volviese para mirarla. ¿De verdad era ella una Philodox? No tenía nada de conciliadora o diplomática. Hasta el Ahroun era más sensato que ella. Cada vez le gustaba menos la idea de que ella fuese el rostro de la manada, de que los juzgasen a todos por las acciones de la Fenrir. Pero de pronto eso no hizo sino empeorar. Donny le mandó callar, y la rubia no parecí dispuesta a tolerarlo. El negro rechazó el duelo de miradas, por el bien de todos; pero eso no cambiaba el resultado. La ex-animadora se había impuesto sobre Donald.

"Es la primera vez que la veo actuar como líder desde su regreso. Aunque no el líder más prudente del mundo, por desgracia. Pero en el papel del líder se incluye someter a aquellos que cuestionan su autoridad... Lástima que en dotes de liderazgo o de diplomacia no vaya tan sobrada."

Kate tiró de él y se interpuso entre ambas partes enfrentadas. Su discurso para apaciguar los ánimos encendidos no estuvo mal. Hécate se sumó al intento de conciliación y la cosa no llegó más lejos que eso. Sin decir nada más, Ashley se puso a andar hacia los cines. Edgar esperó a que Kate la siguiese, y se mantuvo al lado de la Theurge. No es que tuviese más remedio, dada su limitada movilidad por la correa. Cuando hubieron andado unos metros, tocó la mano de la chica con el morro para llamar su atención y, mirándola, le dijo en garou: - Lo has hecho bien. Bien hablado.

Llegaron a los cines, y no había nadie a la vista que pareciese ser Tony Encuentra-muchas-cosas. Habría que buscarlo por los alrededores, o dentro del cine. Eso último a él se le antojaba imposible dadas las circunstancias, así que buscaría en otro sitio. Miró el callejón y soltó un ladrido mientras tiraba de la correa en es dirección.

Viviane contempló el casi duelo con sorpresa. Ashley estaba siendo poco diplomática, pero entre Kate y Hécate la hicieron callar dándole la razón a Donny. Y tenían razón, no era ni el sitio ni el lugar. Una vez solucionado, la Ragabash continuó andando en busca de su objetivo sin comentar nada.

Al llegar frente a los cines lo primero que hizo fue mirar la cartelera con añoranza, viendo las películas que no podía ver. Suspiró y después miró enderredor en busca del tal Tony, pero si Edgar que iba en lupus no había logrado dar con su rastro, ellos en homínido menos. Chascó la lengua y contempló como el “perro” tiraba hacia el callejón. Ya la salida. Pero por allí colarse era complicado a no ser que pillases una sesión justo al terminar. Y por la mañana había pocas.

Se acercó hacia allí y le dio una suave palmada en la cabeza.

-Voy a intentar entrar. –Dijo mientras se acercaba a la taquilla, que no era la primera vez que se colaba. -¿Echáis un vistazo por los alrededores?

Después procuró peinarse un poco con las manos para no parecer una maleante.

El taquillero tembló una vez más y se palmeó los brazos. La fina camisa de su uniforme apenas le calentaba; parecía digna de un cine de Florida, más que uno de Illinois. Al ver que se acercaba Viviane procuró recuperar su compostura.

-B-buenos días. ¿Qué deseas? -preguntó.

De camino al cine trató de distrarse, enterrar la Rabia. No era fácil. Cuando estaba en su tienda Naperville había parecido la tierra prometida en su memoria, pero ahora se encontraba otra vez con la gente apartándose al cruzarse con él por la calle, el miedo, el recelo y todas esas otras cosas de las que vivir en el clan le había protegido.

Se detuvieron cerca del cine y Viviane decidió colarse. Se preguntó a qué sala iría. En el tiempo que llevaba fuera habrían estrenado algunas películas de las que ni habría oído hablar. Y seguro que se había perdido algunos grandes momentos en COPS. Resopló y se frotó la nariz para calentarla.

El cine solamente tenía dos puertas, ni Tony ni ellos tenían muchas opciones. También podía ser que no estuviera dentro. Si había estado igual Edgar podía rastrearle; distinguir el olor de Tony en una sala llena de gente no tenía que ser difícil. O podían esperarle en el parque. Quiso decirle esto al resto, pero se le atascaron las palabras en la garganta y no pudo. Todavía estaba que echaba chispas.

Chascó la lengua y se dirigió al callejón. No sabía cuando terminaba la siguiente sesión, así que tampoco sabía cuándo iba a empezar a salir gente, pero tampoco tenía otra cosa que hacer. Y los contenedores de basura eran un buen reflejo de cómo se sentía, así que encajaba en el paisaje.

Cuando los ánimos por fin se apaciguaron y emprendieron la marcha, Kate notó que Edgar intentaba llamar su atención. Sonrió ante su comentario, haciendo un esfuerzo por no enrojecer, y le acarició la cabeza a modo de respuesta.

Cuando llegaron al cine allí no parecía haber nadie, y mucho menos el roehuesos que buscaban. Hizo una mueca extraña con la boca, pensando para sí que era bastante ingenuo por su parte haber casi dado por hecho que Tony les estuviera esperando allí, como si supiera que le buscaban. 

Casi a la par, Viviane anunció que iba a intentar colarse y Edgar le pegaba un tirón de la correa, deseoso de ir hacia el callejón.

- ¡Voy, voy! - Exclamó Kate, empezando a seguir a Edgar mientras soltaba correa. Todavía la llevaba firmemente sujeta a causa del altercado anterior. Se asomó con él al callejón. - ¿Qué te llama tanto la atención?

Estaba hablando directamente con él, cierto era, pero se dio cuenta que tampoco resultaría demasiado extraño si alguien los veía.

Edgar se dirigió al callejón cuando Kate le soltó. No era que algo en particular le llamase la atención, pero dado que no le permitirían entrar en el cine y en la calle no había nadie que se pareciese a Tony, era el mejor sitio donde empezar a buscar. Además, si el Roehuesos se había colado en el cine por la puerta de salida, probablemente podría olerlo.

Viviane puso cara de póker y miró al chico fijamente. No tenía dinero, y tampoco ganas de ponerse a discutir. Sólo quería entrar a echar un vistazo.
-Estoy buscando a un familiar. Creo que ha venido aquí y necesito entrar para darle una noticia. Es urgente.

Aunque Edgar nunca había olido a Tony, sus sentidos estbantan agudizados que pudo descubrir algo de él, un aroma que también impregnaba a Óscar. Tony había orinado junto a los cubos de basura, pero eso no era lo más interesante; la salida de emergencia apestaba a zumo de mora.

Un taquillero jamás habria dejado entrar a nadie de gorra, y menos a una joven que debería estar en el colegio. Sin embargo, algo hubo en sus palabras que le convenció. Asintió sin mucho pensarlo y le dio un pase especial.

-Devuélvemelo al salir, ¿eh? Tienes diez minutos.

-Vale –respondió.

Cogió el pase con un rápido movimiento y entró sin parase a mirar al taquillero. Le faltó poco para salir a la carrera hacia las puertas. Nada más entrar su cabeza se volvió hacia las palomitas y los refrescos, guiada por el rico olor. Enseguida se le hizo la boca agua, y estuvo tentada de probar su don con el chico de las palomitas también. No obstante, seguro que en alguna de las salas alguien había decidido que estaba lleno y había dejado un boll casi entero.

Cuando Viviane despegó la cara de la máquina de palomitas se dio cuenta de que estaba buscando a ciegas. No sabía que aspecto tenía, aunque seguramente se pareciese bastante al de Óscar en cuanto a vestimenta. Y, aunque a primera hora no hubiese mucha gente, ponerse a gritar “¡Tony Encuentra-muchas-cosas!” en medio de la sala no le pareció lo más adecuado. Ella le habría tirado el refresco a la cabeza si alguien se lo hubiera hecho. No obstante, primero echaría un vistazo (uno largo y detenido, sobre todo en las salas de películas interesantes).

En el callejón, Edgar se removió, inquieto, olfateando el aire. Se acercó a unos cubos de basura, olisqueándolos. Allí había un rastro, un rastro distinto al ir y venir de espectadores. Lo siguió, olfateando el suelo, pero lo perdió enseguida. No dispuesto a rendirse aún, siguió con su búsqueda, al tiempo que Kate llegaba al callejón. De pronto, lo encontró. Agitó la cola, contento consigo mismo, y se volvió hacia la Theurge, soltando un ladrido en su dirección para indicarle que se acercase. En garou, le dijo: - ¡Zumo de mora! ¡Como Óscar! En la salida de emergencia. Tony debe haber entrado por ahí.

Dado que estaban en el callejón y en ese momento no salía gente, se permitió el lujo de hablar en garou un poco más de lo que había hablado hasta ahora, para indicar a sus compañeros de manada lo que había olido y lo que había deducido a partir de eso. No sabía cómo debían proceder ahora, pues él no podía entrar en Lupus ni tenía ropa para colarse en homínido aprovechando que dentro probablemente estaría oscuro. Le tocaría esperar fuera... En fin. Ya estaba resignado a esa función, por lo menos hoy.

Pero empezaba a sospechar que sería así toda su vida. O por lo menos durante años, hasta que cambiase tanto que su familia no pudiese reconocerle. ¿Pasaría eso nunca?

A esa hora sólo se proyectaban dos películas: Mi perro Skip y Supernova. Dado que la primera era infantil y por la mañana los niños estaban en el colegio, a Viviane no le costó distinguir en la oscuridad a la figura solitaria que supuso sería Tony. A decir verdad, cumplía bastantes rasgos Roehuesos: un grueso abrigo viejo, barba de varios días y un gorro de lana, además de una botella de vino barato envuelta en una bolsa de papel a la que le daba un tiento de rato en rato. Por lo demás, la sala estaba casi vacía, a excepción de un par de adolescentes que habrían hecho novillos para enrollarse en el calor de la sala.

Cuando Kate llegó a la altura de Edgar de nuevo volvió a coger la correa que se había visto casi obligada a soltar, mientras sonreía al muchacho. Creyó captar en él cierta frustración... pero no estaba segura.

- Bueno, tenemos una pista entonces. - Dijo, frunciendo el ceño. - Si Tony realmente está ahí dentro, podemos hacer dos cosas: esperar a que salga o ir a por él. En cualquiera de los dos casos, habría que cubrir las dos salidas, por si le da por escabullirse por delante sin que Viviane pueda interceptarle...

Por un instante tenía la sensación de estar cazando al pobre roehuesos. Y no le parecía nada amable ni educado, pero tampoco podían estar esperando toda la maldita mañana a saliera del cine... ¿no?