Partida Rol por web

- Aquí no hay nada. Entonces, ¿de dónde vendrá este olor a mierda? -miró a Joseph, intrigado.- Echemos un vistazo.

Y, dicho y hecho, comenzó a revisar el apartamento, comenzando por los muebles que estaban pegados contra la pared y siguiendo por el resto de habitaciones.

Joshep pasea la mirada por el salón, acostumbrado como está a buscar en las redadas, tratando de hacerse una idea de si hay algo escondido y dónde puede estar.

Los hombres no tardaron mucho en darse cuenta de donde venía aquel misterioso y asqueroso olor ...la cocina. Concretamente de la nevera

-Dan, es por aquí.- dijo Joshep mientras se acercaba a la nevera, contenía la respiración y se disponía a abrirla con cuidado.

AL abrir la nevera se encontraron con un ambiente aún mas nauseabundo....Un paquete de queso enmohecía en el fondo de la nevera, acompañado de algo que parecía carne de cerdo en putrefacción. Bajo el un bol de leche apestaba a ranció y aún se adivinaban bajo una espesa mucosidad blanquecina lo que en otros tiempos debió ser un trozo de salmón.

- Pero este tío, ¿qué ostias come? -la cara de Dan mostraba la perplejidad más absoluta- ¡Cierra, Joseph! No quiero vomitar... -Dan se apartó de la nevera y salió de la cocina, con la mano tapándose la boca y aguantando la respiración.

Se dirigió al cuarto de baño, encendió la luz y abrió el grifo del lavamanos. Se remojó la cara con agua a raudales y, poco a poco, fue despejándose un poco. Se miró al espejo; sacaba realmente mala cara y el hedor ambiental no ayudaba nada a mejorarla.

- ¿Qé cojones debe estar pasando aquí? -le preguntó a Joseph una vez que salió del lavabo.

-¿Por qué coño tiene un arcón congelador enchufado y vacío y una nevera desconectada con la comida podrida?- preguntó Joshep en voz alta desde la puerta del cuarto de baño donde Dan se estaba lavando. 

-Este tío cada vez tiene más cosas que explicar.- sentenció para luego agregar -No sé si tengo estómago para ver si hay algo más aquí. Termina y vámonos.-

Una vez salieron del apartamento, el portero les miraba con curiosidad.

¿Encontraron algo?¿quieren que les avise cuando vuelva?

- Nada concluyente,  pero sí algún indicio. -Dan cerró rápidamente la puerta del apartamento, para que no pudiese atisbar nada de lo de dentro.- Has hecho un gran favor a la policía, muchacho. Gracias.

Dan sopesó la oferta del portero. Habían cometido allanamiento de morada, así que no era nada prudente darle un teléfono de contacto donde pudiese localizarle. Aquello le podía costar un buen lío y lo último que querría es que le retirasen la licencia.

- A la mierda... en peores follones me he visto envuelto.- Sacó su bloc de notas y escribió el teléfono de la oficina.

- Toma. Si vuelve o si notas algo raro, llama aquí. Te atenderá la recepcionista que ya estará al caso. Tu simplemente di que llamas por lo del chico de los helados y le cuentas. Ella nos localizará. -le tendió el papel- Nuevamente, gracias. -se despidió.

Una vez en la calle, encendió un cigarrillo.

- Menos mal que nos hemos topado con un idiota. -consultó la hora y trató de pensar cuáles serían sus próximos movimientos.- Hemos pasado casi toda la noche sin dormir, y el hijodeputa ése se nos ha escapado. Pero, ahora, después de ver lo que hemos visto, es seguro que aquí hay algo.

Los críos de la plaza dijeron que hoy a las 15:00 volvería. -miró el cielo, totalmente oscuro y nublado- No sé yo si con este tiempo... pero es una pista.

Después de todo ese cúmulo de reflexiones en voz alta, concluyó:

- Si me acercas, creo que iré a la oficina a echar una cabezadita. Luego podríamos volver aquí a esa hora, a ver si tenemos más suerte. -miró a Joseph, a ver si estaba de acuerdo.

- ¡Las chicas! -recordó de repente, pero no podía más de cansancio.- Bueno... si no las han soltado, no llevan más que 12 horas. Y seguro que ellas sí han podido dormir. No creo que pase nada si están unas cuantas horas más, incluso les servirá de lección para no meterse en más líos... -se autoconvenció, presa de un gran agotamiento.

-Va a ser lo mejor.- respondió Joshep que sentía la mente embotada por el cansancio acumulado -Te dejaré y me iré a hacer lo propio... de todas maneras he hablado con la jefatura para que traten de localizar la maldita furgoneta. Asi que si no hay novedades ¿Te parece bien que te pase a buscar a eso de las 14:00?-

- Perfecto, en la oficina a las 14:00.

Los dos hombres montaron en el coche de Joseph, agotados, en busca de un sueño reparado que, lamentablemente, resultaría algo corto.