Te acercas sigilosamente a la cabaña, pasando de un árbol a otro hasta cruzar todo el claro. Al llegar a la pared, te asomas por la ventana solo para ser testigo de una escena que difícilmente puedes llegar a entender.
Se trata de una cabaña de caza, con una modesta cocina antigua y varias camas que ocupan la mayor parte de la única estancia. En una de las camas puedes ver a un hombre tumbado boca arriba, con una vela encendida sobre el pecho. Desde aquí no puedes distinguir claramente quien es pero te resulta familiar.
Oinatz, te he apuntado un punto de daño por la tirada que no has superado.
?El hombre tumbado está despierto?
Parece dormido, su pecho sube y baja de forma rítmica
Motivo: Recuerda demonios! Lógica + Atención
Tirada: 4d6
Resultado: 1, 2, 2, 3 (Suma: 8)
Motivo: Recuerda demonios! Lógica + Atención
Tirada: 4d6
Resultado: 6, 3, 4, 1 (Suma: 14)
Intento recordar por qué me resulta familar.
*La 2`con estrés.
No tiene sentido Dosunmu, no puedes entender lo que estás viendo. Oinatz observa contigo. Esa persona dormida no es más ni menos que Joxean, aquel hijo de puta que te vendió a ti y a tus amigos a la mafia. Pero Oinatz tampoco puede cerrar la boca. Ese cabrón fue el padre adoptivo que te apalizó hasta que decidiste huir de casa.
Ambos son Joxean. ¿Pero como es posible?
Joxean
Habéis sufrido un flashback, lo téneis en el apartado que le corresponde.
- Hijo de puta, qué cojones haces aquí....
Oinatz no entendía cómo podía ser que estuviera ese bastardo en esa cabaña, pero desde luego no iba a dejar que lo cogiera de nuevo..
Volvió sobre sus pasos junto al resto del grupo.
- Ahí dentro está el hijo de puta que me maltrató en mi casa de acogida. Tumbado, en pelotas y con una vela encima. No tengo ni idea cómo puede estar ahí, pero ahí está el muy cabrón. Dosunmu, de qué lo conoces tú?. Y sobre todo... ¿Qué hacemos?. ¿Entramos?
Las ideas se amontonan en la cabeza de Dosunmu, ese hombre es el mal, pero no solo es su mal, es el mal de la Tierra. Lo sabe ahora que ha oído al chaval. Es el mal del vientre de la Tierra. Tiene la mirada perdida, la frente se le perla de sudor. Se pone de cuclillas, coge barro humedo del suelo y comienza a pintarse la cara con los dedos mientras susurra:
Jẹ ki awọn ẹmi dari ọwọ mi ni ogun yii
Lo repite varias veces antes de mirar al grupo, centrando su ojos en el chaval:
Yo acabar con el mal. Podéis ayudar o no, esto terminar aquí.
Dosunmu entiende ahora la razón de todo este embrollo y sabe lo que tiene que hacer. Lo sabe muy profundo en su ser.