Partida Rol por web

Anton, Cambridge (Reino Unido)

Una vez más, las imágenes se repetían intermitentemente en tu cabeza. Como si de visiones se tratara, te perseguían una y otra vez durante el sueño. El salto... el árbol deteniendo tu caída... Desde ese momento decidiste que era hora de asentar la cabeza. Y que no había tiempo para lamentarse por los problemas, por grandes que fueran. Porque los sueños deben perseguirse.

-¡Hey! ¡Anton! ¡Despierta, dormilón! ¡Hace veinte minutos que deberías estar en pie!

Notas como alguien te zarandea, incesablemente. Abres los ojos lentamente, aún te sientes algo desconcertado. Tardas unos segundos en vislumbrar una imagen nítida. Es Scott, y parece que ha comenzado a zarandearte más intensamente.

-¡Despierta!- Te vuelve a gritar. Luego te suelta y se echa un poco para atrás. -Vamos, compañero, no puedes permitirte quedarte dormido. ¡Y ni siquiera has desayunado! ¿O es que quieres llegar tarde a clase?

Scott se retira, esperando que sus últimas palabras mágicas surtan efecto en tu subconsciente. Clase... clase...

¡Te toca clase de Botánica a primera hora! Más te vale que acabes de desperezarte y te des prisa... 

¡¡¡Botánica!!!

Esa palabra me despertó mejor que una ducha fría. Maldito despertador volvió a traicionarme. No podía llegar tarde, a esta asignatura no. Así que me levante casi corriendo y fui al baño. Hizo mis necesidades rápidamente, luego me lave las manos y la cara. No me daba tiempo a ducharme. Así que solo me metí el cepillo de dientes en la boca y me los cepillaba mientras me servia el café que había hecho Scott. Habían dos tostadas preparadas.

Gracias, Scott - dije con el cepillo en la boca, así que no se si me entendió.

Rápidamente me tome el café casi de n trago y me puse dos lonchas de jamón york entre las tostadas. Mientras las comía me vestí rápidamente. Y salí corriendo, al salir me di cuenta que me puse la camiseta al revés, así que me toco ponérmela bien. Al bajar las escaleras casi me choco con Desy, que era mi compañera de laboratorio en Biología animal.

Siempre llegando tarde, Anton - Frunció el ceño y puso una sonrisa. Era guapísima, pero no me atrevía a invitarla a ningún lado.

La salude con la mano pues no tenia aliento ya para decir nada y me fui corriendo a clase.

Saco mi libreta y los libros de clase. Curiosamente me había dejado el estuche, como no, por las prisas de llegar a clase así que pido una prestado a Rosen, mi compañera de mesa. La chica como siempre me mira mal, y luego sonríe levemente, ya que se me ve en la cara que dormí más bien poco.
Así que cuando el profesor llego, primero me fije en la planta que traía y luego en lo que dijo sobre lo que íbamos a dar hoy. Así que me prepare para copiar la lección.

Todos se sientan en silencio en sus sitios. El profesor Bishop entra lentamente en el aula, como desganado. Sobre su hombro lleva colgada la bolsa donde guarda todas sus cosas. Y en la mano derecha lleva una pequeña maceta, con una extraña flor de color azul claro, aunque algo desvaído. La pobre planta no parece estar en sus mejores momentos, pues esta algo maltrecha, y parece a punto de marchitarse.

El profesor deja la maceta y la bolsa sobre su mesa y se sienta sobre la silla de una manera dramática.

-Bueno chicos, hoy tenía pensado explicaros algo de fisiología vegetal para empezar... Pero después de ver como han quedado algunas de las flores del jardín se me han ido las ganas.- Suspiro, haciendo mucho ruido.

-Algun vándalo ha ido pisoteando y destrozando todo el jardín. Esta flor es la que se encontraba en mejor estado...- Les hago saber, señalando la maceta. -Disculpadme si hoy no estoy muy animado en clase...

Me levanto y saco mi rotulador verde de la bolsa. Y dándole un repaso mental a la clase de hoy, comienzo a explicar lo que tenía preparado. Mientras copio los datos más relevantes y los nombres extraños en la pizarra le voy echando varias ojeadas a la triste flor que descansa sobre mi mesa. Débil... moribunda...

Me impresiono el comentario sobre el vándalo, me gustaría hablar de ello después de la clase con Walter. No comprendía porque alguien podía hacer semejante barbarie. Pero de momento tenía que centrarme en la clase.
Al acabar esta me acerque al profesor y mire la planta, no me acerque demasiado por mi alergia, pero era tan bella a pesar de estar tan débil…
Pregunte exactamente que había pasado en el jardín botánico y si habían pistas de quien podría ser el culpable para ver si podíamos denunciarlo a la policía y a la seguridad del campus.
Me daba mucha pena la perdida de tantas plantas. Esto no podía ser algo que se pudiera tomar a la ligera, pues era algo bello creado por la naturaleza y era una ofensa contra esta, el haber destruido algo tan bello y preciado, mire de nuevo la planta y me sentí aun peor pues no podía acercarme demasiado por si saltaba mi alergia, así que espere a ver que me contaba el profesor.

Me quedo mirando a Anton, algo distraido. -Bueno, chico. Aún no he podido fijarme en nada, pues nada más llegar al jardín lo he encontrado completamente destrozado. Como si alguien se hubiera pasado la noche bailando sobre las flores.- Suspiro de nuevo, dejando ver mi tristeza.

-Realmente, no tengo ni idea de quien podría haber querido atentar contra nuestros preciados jardines. El orgullo del Clare College... a parte de su coro, claro está.- Sonrio levemente mientras me giro para borrar lo que hay en la pizarra. Los alumnos ya comienzan a irse, y la pizarra debe quedarse limpia para la clase siguiente. Realizo esta tarea con un dramatismo propio de alguien que ha perdido a algún ser querido. -Todas esas plantas, realmente, recibían mucho afecto por mi parte. Como pille al culpable..- Murmuro para mi mismo. -No creo que la pobre planta aguante mucho más...

Con miedo, pero un deseo inevitable, me acerco a la planta. El poder tocarla, consolarla en algún sentido se podría decir, no puedo evitar sentir pena. No me preocupa en ese momento mi alergia. Algo tan bello, merece sacrificios y yo lo hare. Así pues me acerco y la toco. Pensado en que ello merecerá la pena.

De una manera indescriptible, sientes una profunda paz interior. No sientes la reacción de la alergia, ni nada parecido. Solo sientes como una pequeña parte de ti, se funde con la planta.

Y ante tu estupefacta mirada, la flor recobra un vigor sobrenatural. Regenerándose, y adquiriendo un vivo y vigoroso color azul. Es como si nunca hubiese estado maltrecha. Y el asombro es mayúsculo cuando zarandeas la cabeza y te das cuenta de que lo que ha pasado no son imaginaciones tuyas...

Me quede más que sorprendido, en una especie de estado de shock, no comprendía que había pasado. Fui yo el que hizo eso a la planta? Como podía recuperarse tan rápido? Es algo que me pillo desprevenido. Así que le dije a Walter que mirase aquí un momento. No era algo difícil de ver, puesto que el ya había visto lo que había pasado. El tampoco sabía que había pasado, pero que era algo muy raro, eso seguro.
No entendía del todo, pero teníamos cosas que hacer así que le dije ir al jardín para ver si podemos encontrar algún vestigio de pistas, sobre quien podría ser el culpable. Desde luego era algo imperdonable y tendría que pagar por sus actos.

-Vaya... de acuerdo. Pero no creo que encontremos mucho...- El señor Bishop recoge sus cosas, incluida la renovada flor, y comienza a caminar hacia la puerta del aula. Tú te apresuras a seguirle. Cuando salís del aula, ves de reojo a una de tus compañeras. Te mira raro, como si hubieses hecho algo extraño.

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Cuando llegáis al jardín, puedes presenciar en directo la masacre que allí se ha producido. Todas las flores estan destrozadas y pisoteadas. Parece que una batalla campal se haya resarrollado sobre las plantas. No parece que haya quedado ninguna en buen estado. El señor Bishop se acerca a algunas de las flores destrozadas mientras se lamenta, en voz alta.

-¿Quien crees que puede haber hecho esto? A mí no me cabe en la cabeza...

Miro al profesor y niego con la cabeza ligeramente. Nunca fui demasiado hablador. Me centre a ver quien podía haber hecho tal cosa. Vi unas huellas y otros indicios que indicaban que era gente adulta y no un chiquillo que se haya colado en el campus. Esto no era normal, por mucho que odiasen a Walter, dudo que hiciesen esto. No tenia ni idea de quien podía haber sido.
Camine lentamente y me acercaba a las flores que mas me habían gustado antes, ahora que no tenia alergia podía disfrutarlas, aunque fueran sus últimos momentos. En mis ojos aparecían las lagrimas, tanta belleza. Y tanta maldad al maltratarlas, la tristeza dio paso a la ira, quería vengare de los que habían hecho esto. Hacerles lo mismo, pisarles….romperles los huesos…. Para que entiendan lo que sufren estas plantas. Pero no veía aun algo que em pudiera indicar quien era el culpable, así que me quede con las plantas, consolándolas.

Conmocionado, no puedes evitar rozar con las manos algunas de las plantas. Y ante tu atónita mirada cada planta que tocas se regenera, volviendo a su estado original. Como si de un sanador te trataras, todo lo que roza tu mano se recupera al instante. Aunque durante el proceso sientes que alguna parte de ti se vaya fundiendo con las flores.

Parece que el señor Bishop sigue lamentándose frente a una de las flores que más le costó cultivar. Por el jardín también pasan algunos estudiantes que se quedan algo espantados al observar el destrozo en el jardín. Al parecer, nadie se da cuenta del efecto de tu prodigioso tacto en las plantas. Te sientes algo extraño. Te sientes diferente a los demás. Sin perder tiempo sigues con tu noble tarea, con cuidado de que nadie te vea.

De reojo, te das cuenta de que alguien te está observando. Cuando miras en la dirección desde la que están mirando, ves a una chica. Ella, al darse cuenta de que la estás mirando se sorprende y deja caer la carpeta que levaba. Sonriendo tímidamente se agacha a recogerla. Está claro que es una excusa, rápidamente se da la vuelta y comienza a alejarse rápidamente.

El profesor Bishop se te acerca. -Bueno, Anton. No creo que sea necesario que te haga perder más el tiempo por aquí. Mejor será que te vayas, seguro que tienes cosas que hacer...- Te da una palmada en el hombro. -Gracias, chico.- Dicho esto se va otra vez con sus plantas, y tras quedárselas mirando durante unos segundos, suspira y se marcha.

No muy lejos aún alcanzas a ver a la chica que se aleja a paso ligero. Verdaderamente crees que te ha visto mientras curabas las plantas...

Si me ha visto esa chaca era preocupante. Esto era raro y yo ya era un bicho raro. Asi ue rápidamente cuando pude la seguí. No la perdí de vista, y vi que la gente se amontonaba cerca del jardín al ver las plantas muertas y las que pude curar. Me sentía tan feliz, por fin pude tocar plantas de nuevo y además, las había curado! No entendía como pero me gustaba, podía salvar vidas, tendría que probarlo en gente normal, era como transmitir parte de mi salud, de mi bienestar y hasta daba placer hacerlo.

Sigues a la chica por los jardines, hasta que finalmente se detiene. Luego se gira, mirándote. Logras reconocer a esa chica. Parece que va a las mismas clases a las que vas tú...

Ya hace mucho rato que el chico me está siguiendo. -¡Mierda! ¡Ese no era el plan! Tendré que improvisar...- Después de unos minutos me detengo, y me giro para mirarle a los ojos. Intento aparentar estar indignada.

-¿Quieres dejar de seguirme ya?- le reprocho. -¿Qué pasa contigo? ¿Te he hecho algo?- Le dirijo una severa mirada, intentando quitármelo de encima. -Ahora mismo no me convendría demasiado tenerlo muy cerca... Aunque pensándolo de otro modo lo podría tener más controlado...

De pronto cambio de expresión, mostrando vergüenza. -Vaya, lo siento. Es que estoy algo estresada. Y últimamente me pongo nerviosa por todo.- Sonrío tímidamente. Mostrar y transmitir emociones es una de mis mejores bazas.