Partida Rol por web

Becka pone un poco de música para animar el ambiente. En la calle empieza a llover y en la radio suenan los Beach Boys. Uileand conduce en silencio, mirando de vez en cuando a la parte trasera por el retrovisor.

La copiloto le indica que pare en uno de los mejores hoteles de Vigo, en pleno centro.

-Vengo ahora. Dejadle un sitio a John ahí atrás.- dice en tono alegre.

Unos minutos despues la chica regresa de la mano de un hombre de unos veintitantos, con el pelo muy oscuro, la piel pálida y unos ojos azules que destacan en la oscuridad de la noche. Los dos sonríen, como si no fuesen conscientes de lo precaria que es vuestras situación.

Entras en el coche, John se sienta como copiloto y Becka pasa atrás.

-Yo ocupo menos, así estaremos más cómodas.- dice sonriéndoos - os presento a John, mi chiquillo.-

-Bienvenido a nuestro mundo.- saluda Uileand con voz grave.

-Hola.- saluda con sencillez - y gracias por la bienvenida.-

Miro a Jhon, la verdad es que esperaba otra cosa, me imaginaba un chico mas...¿guapo? si esa es la palabra... al menos parece simpatico. Finjo una sonrisa para ellos.- Hola Jhon, yo soy Berit, bienvenido.

Encantada John, Becka me ha hablado mucho de ti.

- A mi no.- añado sin apartar la vista del cristal.- Pero eso es normal, a mi solo me cuentan a quien tengo que matar...

Me daba rabia no saber nada, hasta Nora que hacia menos que yo que estaba en la manada sabia mas del nuevo.. yo nisiquiera sabia que la chica-sombra era de los nuestros....

Becka mira a Berit muy ofendida.

-Porque las últimas veces que hablé contigo fuiste muy borde.- contesta con el ceño fruncido -Y mira quien habla, ni siquiera se a que viene que, de repente, no nos odies. Y me enteré de te ibas al VII por otros.-

Se encoge en el asiento tan enfurruñada y pensativa como vosotras.

-Ehhmm, gracias Nora. A mi tambien me habló mucho de vosotros.- dice Jonh un poco cohibido por la situación.

- A ti nunca te he odiado.- murmuro con tristeza por alguna razon me duelen sus palabras.- Al parecer la comunicacion no es el punto fuerte de la manada... pero no te preocupes no volvere a abrir la boca y asi nadie mas se sentira ofendido por mi.- digo pensando que cada vez que abro la boca alguien se enfada conmigo. Tengo ganas de subir las piernas al asiento y encogerme como un ovillo pero no lo hago, vamos en un coche, no estaria bien.

Uileand os mira serio desde el retrovisor.

-Espero que no deis un expectáculo. Iremos primero a ver a Otero. Después, con los miembros del clan. Tenemos que parecer unidos en esto.- os reprocha.

Sigue conduciendo en silencio. La lluvia cae con más intensidad mientras salís de la ciudad acercándoos a los montes cercanos.

Relajate Uileand, soy una esperta manteniendo las putas apariencias.- digo sin emocion, pasando el dedo por el cristal, haciendo dibujitos en el con el aliento que logro expulsar.- Lo que me duele es que no sea real... nada es real...- dijo bajando la voz hasta transformarla en un susurro triste.

Guardo silencio ante las palabras de  Uileand, y ni siquiera añado nada. Me limito a mirar por la ventanilla esperando llegar pronto. Cuanto antes terminásemos, antes estaríamos de vuelta en el pazo, y ahora mismo es lo único que quería, que todo aquello terminase rápido.

Por fin termina el silencioso e incómodo viaje.  Uileand se mete por una carretera comarcal, que termina al pié de un bosque.

-Fin del viaje.- dice lacónico.

John sale afuera, donde  sigue lloviendo. Cuando estais todos fuera, Uileand se pone al lado de Berit. -Vamos a visitar a los lupinos. Son hombre lobo, no os asusteis si se transforman, no son peligrosos. Nora, tu no intentes usar ninguna de tus disciplinas, se lo tomarán como un insulto. Y vosotros dos- dice dirigiéndose a Becka y a John.- recordad lo que sois, y lo que debeis ser. ¿Estamos todos listos?.- os pregunta.

-Berit, estoy a tu lado, no te voy a dejar sola.- escuchas en tu cabeza.

-Nosotros estamos listos.- dice Becka mientras se aparta un mechón mojado de la frente. Ella y John se cogen de la mano, esperando por vosotras.

- Si que estoy sola.. estas conmigo ahora... luego... quien sabe. Te averguenzo, cuando estamos con gente soy tu chiquilla solo soy tu igual cuando estamos solos, aunque no seas consciente de ello eres como dos personas diferentes para mi... y yo me siento cada dia menos....

- Ya vi lupinos antes, no son malos, solo hay que estar callado y todo va bien....- susurro bajando del coche con la mirada en el suelo ¿Para que levantarla?

¿hombres lobo? ¿demonios? dónte te estás metiendo Nora? no podía evitar estar asustada. Eran demasiadas cosas en tan solo unos días. Pero es lo que hay... no hay marcha atrás... de no ser por Xisela ahora mismo ni siquiera estaría contándolo. Podría haber sido peor... ¿o tal vez no? Sí, podría haber sido peor, estaría muerta y ni siquiera habría conocido a Aleixandre, solo por eso merecía la pena esta nueva ¿vida?.

¿hombres lobo? ¿estar callados? ¿no usar disciplinas? espero que sea así de fácil.

Mientras camino junto a ellos sigo dándole vueltas en la cabeza a una cosa: "recordad lo que sois, y lo que debéis ser" ¿qué habrá querido decir con eso? 

Caminais unos diez minutos por un bosque bastante denso, poblado por pinos y fentos. La lluvia no os da cuartel, formando una cortina casi transparente que da un aspecto siniestro a la arboleda.

Frente a vosotros aparece un hombre mayor, con un rizado pelo blanco y unas gafas de concha que le tapan parte de la cara. Se apoya en un sencillo bastón de madera.

-Extraña noche para pasear por el bosque Uileand.- saluda en tono alegre- Tan ruidosos como de costumbre. Excepto ella, claro.- dice señalando hacia Becka, que está muy ocupada poniendo a prueba sus botas en un charco mientras John la mira sonriendo -Buenas noches Berit.- la saluda.

-Vengo a pedirte ayuda en nombre de mi manada.- dice Uileand sin andarse con rodeos.

- No me sorprende, con unos monstruos aún peores que vosotros en la ciudad. Pero ayudaros significará ponernos en riesgo. Y al fin y al cabo, ellos están en la ciudad. Esta vez no quiero trucos. Si me convences, no serás tú, será uno de los miembros más jóvenes de tu manada. ¿Quienes son?.- dice abandonando el tono suave.

Uileand os señala a las dos.

-Bien jóvenes vampiresas, ¿por qué debería ayudar a unos vampiros frente a otros? ¿Qué diferencia hay entre los dos?.-

- Aun tienes la cabeza puesta... esa es la diferencia.- me gustaria decirle pero me callo, medito mis palabras buscando entre mi depresion algun motivo razonable.- Buenas noches Otelo.- susurro en tono suave, dandome tiempo para hablar.- Realmente no tienes motivos para ayudarnos, poner tu manada en riesgo por ayudar a monstruos como nosotros es una estupidez. Yo en tu lugar no lo haria...- no me hace falta mirar a Uileand para comprender que su gesto hacia mi habra cambiado, tal vez pensara "se a vuelto loca del todo" y continuo sin mirarle.- pero yo los he visto, su maldad no conoce compasion o limite, cuando terminen con nosotros seran mas fuertes que ahora pues sus gargantas estaran colmadas de nuestra sangre y entonces, cuando ellos controlen toda la ciudad, tu manada no tendra refugio ni paz y donde quiera que mireis habra muerte pues su deseo es la destruccion y su victoria es el fin de todos.

Yo no lo haria.- repito y añado tras una leve pausa.- no lo haria por salvar a monstruos de otros peores...pero lo haria por salvar a mi manada del peligro.

Otero asiente hacia Berit, para girarse hacia Nora.

-¿Y tú, pequeña?, ¿qué tienes que decir?.- pregunta.

Miro a Uileand, después a Berit, y finalmente al hombre.

Creo que Berit lo ha explicado bastante bien - digo volviendo a mirarla, pues realmente me ha parecido bastante convincente. No estaba de acuerdo con que nos llamase monstruos, pero recordé las palabra de Uileand, debemos parecer unidos. Así pues no rectifiqué sobre lo que ella dijo, tan solo intenté buscar un modo de dejar una interpretación alternativa.

Quizás le sorprendamos y no todos seamos tan monstruos como usted cree. No todos somos iguales...

Sin saber qué más decir, y sobretodo por miedo a decir algo que no debiera, simplemente me limité a guardar silencio.