Partida Rol por web

Niñata ególatra. No pude evitar pensar cuando me miró y se descruzó de brazos para soltar su frasecita y marcharse. Me preguntaba a que había venido. No me pareció que mereciera la pena pensar en sus motivos, en sus acciones, o en ella. Entonces Liam salió en su defensa. No me toques los cojones. Fue impresionante como podía trasmitir aquella frase únicamente con la mirada, sin decir palabra alguna.

Pero la segunda parte de la frase de Liam, la que hablaba del rechazo de Kate, hizo que alzara las cejas con cierta sorpresa. - ¿En serio? - No pude evitar resoplar, negando con la cabeza molesto con aquel comentario. - Fresca. - No pude evitar añadir entre dientes, para acabar pasando página de aquella situación que comenzaba a carecer de todo sentido.

Me llevé las manos a la espalda, escuchando a Liam. Habían intentado envenenarla. - Parece que es el mismo veneno que le dieron a June. Tenía unos síntomas parecidos. - Sin duda debía tratarse de la misma persona. Aquello confirmaba que un grupo deseaba recuperar algo, y otro destruir ese mismo algo. La cuestión seguía siendo ¿El qué?

- A esa conclusión ya habíamos llegado. - Contesté en cuanto a que la hermana de Isabella iba a suicidarse, no que iba a ser atacada. - Un medimago dedicado a la investigación que supuestamente murió en un accidente del cual nadie encontró el cadáver. ¿No es un poco... clásico? - Tras aquella pregunta -más retórica que otra cosa - Seguí la explicación de Liam sobre los sueños y los recuerdos de Sarah. Su forma de reaccionar a algo.

- Insisto en que eso le da más peso a mi teoría. - Y levanté ligeramente la mano, dándole el alto a Liam para hacerle un resumen de nuestras teorías. Él no estaba delante, después de todo. - Nuestra teoría es que el Padre de Sarah necesita recuperar su mente, que la tienen algunos. Sarah, Isabella, quizás Isaac, June... y que Rebecca desea acabar con ellos para que Frederick no pueda recuperar... ¿Su mente? - Aquella fue la palabra usada por Scott en esa serie de "preguntas que no podía contestar". 

Negué con la mano a la oferta del cigarrillo. Estaba intentando dejarlo, aunque estaba claro que lo llevaba fatal. - Bueno... todo, todo... no creo que sea culpa... - Guardé silencio un momento, cayendo en la cuenta de algo. - Claro... no había caído en eso... - Pensé, llevándome la mano a la sien. No comprendía cómo había tardado cuatro meses en darme cuenta de algo tan niño. - Creo... que tengo una ligera idea de como ponerme en contacto con Rebecca. -

- Eso que dices... tiene mucho más sentido de lo que crees, Arianna. - Chasqueé los dedos, señalando a la pelirroja. - ¿Lo habéis pensado bien por un solo momento? - Negué con la cabeza. Había que pensar a lo grande. - Acercamiento Muggle. - Levanté la mano para parar las posibles críticas a sacar ese tema ahora. - Dejadme un segundo. - Pedí.

- Llevo pensando en el discurso de tu padre desde entonces. - Hacia referencia al padre de Liam. - La necesidad del acercamiento muggle. Curioso que a pesar de todo lo que dijo, no dijo "como se iba a hacer". Ahora vamos a intentar ver todo esto desde otra perspectiva. Sabemos que algunos muggles tienen hijos magos ¿Correcto? ¿Y si el padre de Sarah buscaba provocar que los muggles se convirtieran en magos? Experimentación con niños para descubrir cuando desarrollaban este... talento exactamente. Para provocarlo. -

- Bulgaria era el teatro, el primer intento de hacer tal acercamiento. Y desaparecen Squib, muggles y magos. ¿Para qué querría alguien un squib, o un muggle si hablamos del mundo mágico? ¿Y si Rebecca descubrió todo esto y comenzó a atentar contra los experimentos de Frederick por ser una aberración? Todo esto tiene sentido si quieres pensar en cómo llevar a cabo el acercamiento muggle sin derramamiento de sangre. Y es haciéndolos a todos iguales. Así que arrebatas la magia a todos los magos, cosa que no estamos dispuesto... o se la das a todos los muggles para subyugarlos al Ministerio de Magia. Las familias que ya eran mágicas tendrían mucho más poder en la nueva sociedad. -

- Como dice Vinny, solo son teorías. Pero necesitamos una para poder trabajar con ella. - Acabé por decir. - En cuanto a quien va a Bulgaria y quien va a los campamentos... Yo quiero ir a Bulgaria. Si allí esta Rebecca, quiero encontrarla. Propongo que nos lo juguemos a suertes. - Del bolsillo saqué un pequeño hilo, que partí en cuatro trozos de diferentes tamaños, y agarré con la mano.

- Los dos más largos van a Bulgaria. -

Me limite a alzar ambas cejas ante la primera pregunta de Ryan, como toda forma de asentimientos. Ya hablaria con ellos despues sobre aquello, algo que, en un momento como aquel en el que estábamos no tenia importancia alguna.

Entonces me dedique a escuchar a mis amigos, uno por uno, analizando sus teorias y viendo la acogida que habia tenido entre ellos la mia. Parecia que no, no iba demasiado descaminado despues de todo.

-Y a Isaac. Recordad que Isaac tambien fue envenenado.. Pero... No se si es del todo igual o no. Recordad que June e Isaac se pusieron grisáceos, y que estaban como "petrificados". Pero Lucas sigue caminando y aunque tiene mal aspecto no está igual del todo. ¿Estais seguros de que es el mismo? - pregunte entonces, en relacion al veneno. - Aunque... hay algo que no termina de cuadrar, a menos que fueran dos personas distintas...

Scott dijo que ataco a June, pero que nunca ha atacado a Sarah.... Eso significa que la persona que enveneno a June no fue Scott, o que hay mas de una persona actuando, como es de suponer. - dije, pensando primero en el tema del veneno y de los ataques en Hogwarts.

Entonces asenti, encogiendome de hombros ante lo del cientifico- Si, es muy peli muggle, vale, pero tiene logica. O eso, o que hay alguien haciendose pasar por el padre de Sarah, pero eso lo veo menos claro.. - dije, en relacion al tema del señor Clarks, escuchando entonces las teorias de los demas sobre esos "experimentos".

-Si os digo la verdad, a mi ahora mismo me parece todo tan creible como descabellado. Pero sea como sea, lo que está claro es que a esos niños les han hecho algo. Y que es posible que a vosotros tambien. - dije, mirando a Ryan, en relacion con aquellos campamentos. - Creo que es sobre eso sobre lo que tenemos que trabajar. - añadi, sin terminar de confirmar ninguna teoria.

Entonces Arianna hablo de Sarah y asenti, totalmente de acuerdo con ella- Si, yo tambien creo que la mejor forma de proteger a Sarah es exponiendola. No creo que esconderla valga de nada. Si su padre quiere dar con ella, la encontrara igual. Y Rebecca tambien aunque.... - dije, mirando a Ryan un instante, cuando hablo de aquella teoria sobre convertir a los muggles en magos- Si tu teoria es cierta, si estaban experimentando con niños magos para favorecer a los muggles... ¿Y si Rebecca se entero y por eso mato a sus padres, para que no pudieran hacer daño al resto? Eso haria que Rebecca no fuera tan mala despues de todo... ¿no? - dije, mirando al resto, algo descolocado conmigo mismo por lo que acababa de decir.

Si eso era cierto, si Rebecca solo habia intentado proteger a todos aquellos que tenian magia... entonces habia estado equivocado, desde el principio. Y no solo eso. Ademas eso situaba al enemigo potencialmente en casa. En mi propia casa.

-Creo que es hora de que tenga una conversacion padre-hijo. Aunque... . mire a Vinny, antes de seguir hablando- Vinny.. yo soy un manta en pociones. Necesito algo mas de Veritaserum. No quiero que me siga mintiendo. - dije, mirandolos a todos, esperando a saber su opinion sobre si era el momento o no de que tirara de la manta con el.

Y entonces asenti, ante la idea de echar a suertes quien iba a Bulgaria y quien no- Me parece bien. - dije, estirando una mano para sacar una de los hilos, esperando para saber si era corto o largo. Entre tanto miré a Ryan, con el ceño ligeramente fruncido, pensativo- ¿Y como vas a ponerte en contacto con Rebecca? - pregunte, mirandolo con curiosidad.

Asiente a lo que dicen los otros tres. Y tras sus palabras no ve tan descabellada la idea que se había formado al principio.

- Quieres decir que intentaban buscar el momento en el que eclosiona la magia tanto en niños hijos de magos, como los que fuisteis al campamento, como en niños mestizos e hijos de muggle...para provocársela a aquellos que nunca la han tenido, ¿algo así, no?- pregunta, mirando a Ryan.- Podría ser...

Permanece meditativa durante el resto de intervenciones hasta que Liam menciona el darle Veritaserum a su padre. En ese momento repara en que su padre también está fuertemente unido a ese movimiento. Sin embargo, su relación con su padre no ha sido nunca como la de Liam. Se niega a creer que podría hacer algo así pero, ¿y si lo veía como algo natural? ¿Y si era algo natural? La idea no era mala, tan solo el tener asesinatos de por medio lo era. 

- ¿Creéis que debería tener yo también esa conversación con el mío?- pregunta, mirando alternativamente de los chicos a Vinny. - En cuanto a lo de sortearlo, me parece bien. - dice, alargando la mano hacia los papeles que sostiene el chico. 

La teoría expuesta por Ryan era tan plausible como la suya pues eran las dos caras de la misma moneda. Quizás si supieran si el padre de Sarah estaba a favor o en contra del acercamiento pudieran tener más claro cuál era la que podía acercarse más a la realidad. Sin embargo, saber que Ryan había llegado a una teoría tan similar le hacía pensar que por primera vez no iban tan desencaminados.

Fue entonces cuando Liam le preguntó si podría hacerle Veritaserum algo en lo que empezaba a convertirse en una experta. Asintió con firmeza, pensando que no les iría mal hacerse con un suministro lo bastante amplio de poción de la verdad como para no tener que preocuparse durante una temporada.

- No estaría de más - respondió así a Arianna cuando comentó de hablar ella también con su padre, lo mismo que Liam. No lo dijo, pero después del comentario que Scott había hecho sobre la muerte de Faye ella también empezaba a tener una firme sospecha hacia Andelin y es que éste podía ser el culpable de la muerte de su hermana. No había querido darle demasiadas vueltas a aquello para no llenarse de prejuicios pero lo que estaba claro es que se avecinaba una conversación que podía acabar muy mal.

Sin decir nada más alargó la mano para tomar uno de los hilos.

Te hervía la sangre. Quizá por eso llegaste a la enfermería mucho antes de lo que hubieses estimado. Y quizá por eso entraste con tanta fuerza que lo primero que recibiste fue la mirada penetrante y de desaprobación de la señora Keaton. Te daba igual. A esas alturas, ya no estabas para protocolos ni educación.

Te sorprendió lo vacía que estaba la sala. Solo quedaban tres camas ocupadas. La de Scott estaba rodeada por unas cortinas. Cerca se encontraban Matthew y Alex, visiblemente mejor y con un aparatoso vendaje en la cabeza.

- ¿Ya os habéis cansado de hacer planes?

El tono de voz de Matthew seguía siendo de reproche, aunque estaba mucho más calmado que la última vez. Te miró a la cara apenas un par de segundos, para acabar dirigiendo la vista a la sábana que le cubría el cuerpo. Parecía increíblemente agotado.

Os sentíais fuera de lugar. Allí sentados, rodeados de todos esos ignorantes. Muchos de ellos todavía se resistían a pensar que os habían mantenido allí durante todos esos meses por algún motivo ajeno a vuestro futuro laboral. Otros, habían decidido abstenerse de los debates, ignorando cualquier señal que pudiera tener lugar ante sus propias narices. Solo les interesaba su propio ombligo... o quizá, no se habían visto tan afectados como vosotros. Pero en vuestro caso, llevabais a la espalda demasiadas muertes y demasiado sufrimiento como para ignorarlo. Además, estábais demasiado enterados de lo que estaba o podía estar pasando, de los verdaderos motivos de los sucesos que habían tenido lugar, de quien movía las fichas del tablero...

- ... tendréis una hora y media por asignatura. Cada tres horas haremos un descanso de treinta minutos. - La voz de esa mujer enviada por el Ministerio de Magia os sobresaltó. Casi os resultaba extraño que no fuera Erika Rouvin la que os diera las órdenes. Por algún motivo, ella se había encargado de llevar la voz cantante en absolutamente todo lo que habíais hecho los últimos meses. Pero esta vez permanecía en un segundo plano junto al resto de formadores. - Utilizaréis las plumas que tenéis sobre vuestra mesa. Cualquier persona que copie o sea sospechosa de intentarlo será expulsada inmediatamente de la sala sin oportunidad a finalizar sus exámenes. No hace falta que les recuerde que unos E.X.T.A.S.I.S sin terminar no serán evaluados por el tribunal.

Se paseaba de un lado al otro de la sala a paso lento y haciendo un ruido con el tacón de sus zapatos que provocaba un molesto eco en la habitación. Parecía como si su mirada pudiera llegaros directamente a vuestro cerebro.

- Muy bien, no perdamos más tiempo. Cualquier duda que tengáis podréis preguntársela a nuestro personal - señaló con las manos a la docena de personas que se repartía por los laterales de la sala. - Cuando terminéis esperad en el castillo. Como bien sabéis, este año os daremos los resultados este mismo día. Ventajas de ser tan solo un puñado de críos - Estaba empezando a poneros muy nerviosos. - Y recordad. Una hora y media por asignatura. Podéis comenzar.

https://www.youtube.com/watch?v=pUZeSYsU0Uk

Dolida. Simplemente estaba dolida. Creía que había formado por fin parte de un grupo. Que les interesaría saber lo que había estado haciendo y que les gustaría participar en sus cosas igual que ella participaría en las suyas. Pero no había sido así. Las miradas de desaprobación, la bordería en sus palabras... ¿A quién quería engañar? Jamás formaría parte de aquel grupo. Se había engañado a sí misma.

El mundo es egoísta. Ya debería saberlo.

Entre reflexiones y reflexiones, con la cabeza baja y un nudo en la garganta a causa del dolor que había sentido por aquel último rechazo, terminó por llegar a la enfermería.

No sentía rabia, ni estaba alterada. Sentía dolor. ¿Se podía llegar a sentir peor de lo que ya se sentía? No quería haber dicho que iba a romper su promesa. Solo quería hacerles partícipes por si veían mejor que otro que se llevase mejor con Sarah se quedara con ella. ¡Iba a quedarse con ella igualmente si decían que no!

Paseó por la estancia en busca de Mathew. Sabía que estaba enfadado con ella y quizás no era reprochable tal actitud. ¿Pero a quién más acudir? Lucas debía ir a San Mungo y los demás estaba claro que solo veían lo que les interesaba. Egoísmo... Pero, ¿acaso ella había sido mejor que ellos? En aquel último año no había sido ella misma. Con tanto ir y venir de cosas extrañas desde el principio de curso Katherine no había sido Katherine. Se había mostrado en todo momento insegura, indecisa; solo alguna vez había saltado algún ramalazo de su verdadera personalidad. La que la había llevado a ser prefecta de Hufflepuff y a que el mundo confiara en ella o al menos la respetara. Aquel último año había sido totalmente catastrófico y solo quería encontrar un giratiempos para arreglar las cosas. Pero había que ser realistas. La realidad la había azotado en aquel momento de soledad aún estando rodeada de gente. No podría cambiar el pasado. Pero sí podía vivir el futuro.

Miró a Matt, su siempre fiel amigo al que también había fallado en más de una ocasión. No quería que viera el dolor en su rostro. No quería que con su mirada penetrante se adentrase en el alma de Kate y descubriera que estaba totalmente rota por dentro. Tanto esfuerzo... en vano.

Y pensar que empezó el año con ilusión. Se suponía que debía de ser un año divertido e intenso, donde poder disfrutar del último curso en Hogwarts antes de avanzar en su prometedora carrera. Se suponía que debía haber logrado mantener el equilibrio en su vida y que habrían pasado cosas de lo más emocionantes. Habría estudiado, sacado muy buenas notas para que sus padres estuvieran orgullosos, habría hecho guardias sin importancia castigando o premiando a los chicos por cosas que ahora le parecían tremendamente triviales. Pero todo empezó extraño desde el principio y se fue dejando llevar en vez de ser decidida. Había perdido apoyo, se había ganado miradas discriminatorias, se había enfrentado a compañeros, había decepcionado a muchas personas... ¿y todo para qué? O mejor dicho, ¿por qué?

Parpadeó una vez, manteniendo la mirada ahora en el techo. ¿Qué sentido tenía? ¿Por qué seguir luchando? ¿Por qué empeñarse en encajar en un sitio donde claramente no encajaba? ¿Por qué seguir queriendo participar en grupos o ayudar a las personas de las que se había encariñado durante aquel tiempo? Había dos bandos. Uno de ellos ganaría y el otro perdería cambiando o manteniendo el destino del mundo mágico.

Ganar o perder...

Yo ya lo he perdido prácticamente todo. Aquí ya no pinto nada.

Luchar o perecer...

¿Luchar para qué? Ésta no es mi lucha. Nunca lo ha sido aunque me haya empeñado en buscar razones que me llevaran a arriesgarme o a inmiscuirme en los asuntos de los demás.

La lucha siempre había sido de aquellos que habían estado relacionados con Rebecca McLaggen. Ella no había tenido ningún tipo de relación con ella y no mantenía ningún secreto que la uniera a aquella causa. Había sido siempre un mero espectador en aquella "batalla"; siempre al margen, incapaz de conseguir nada porque no sabía más que ir dando palos de ciego. ¿Y ahora que sus padres estaban muertos se había aferrado al desesperado sentimiento de la venganza? ¡¿Para qué?! ¡¿Qué sentido tenía?!

Debo cuidar de Mía. No puede perderme a mí también. Y aunque a lo mejor estaría mejor con un adulto que conmigo, me esforzaré por educarla y hacerla feliz. Ese será mi nuevo objetivo.

Pasó entonces a mirar a Matt. No hacía falta pedirle perdón porque los buenos amigos, los que son capaces de permanecer al lado aún incluso estando lo más lejos posibles, los que te escuchan, cuentan contigo, te defienden ante los demás, no critican y son comprensibles... aquellos que se preocupan por ti, esos amigos que se pueden contar con los dedos de una mano a lo largo de la vida de una persona, no necesitan verbalizar nada. Solo una mirada basta, una lágrima, un suspiro cansado. Un sencillo e inconsciente gesto es suficiente para dar a entender todo un mundo interior.

Tan solo verbalizó lo que él ya sabía que iba a decir, por llenar un silencio que empezaba a hacerse asfixiante en aquella enfermería donde tantas desgracias habían pasado; un lugar de tinieblas donde un leve rayo de luz en Halloween penetró.

- Vámonos de aquí, Matt. Coge a tu hermana y vayámonos los cuatro lejos de aquí.- se separó del respaldo de la silla donde se había sentado y su tono de voz sonó a súplica.- Vivamos.

Decir que aquella prueba estaba fuera de lugar, que aquellos exámenes no solo eran una estupidez, si no una pérdida de tiempo y una obligación acrónica habría sido ser demasiado redundante, incluso para mí. Entré al comedor junto al grupo que me había acompañado durante los últimos minutos, mirándolos una sola vez, serio y sin decir palabra alguna.

Desearles buena suerte habría sido una estupidez.

Aquello no era cuestión de suerte, ninguno de nosotros había tenido el tiempo o la calma necesaria para poder prepararse aquel examen, aunque por contra, la experiencia y madurez adquirida en los últimos meses podía suplir aquello con creces.

Tomé asiento, centrando la vista en aquella mujer enviada por el Ministerio.

Apenas escuché sus palabras, en vez de eso, dediqué aquel tiempo a evaluarla, a buscar en el recuerdo quien era y qué relación tenía con el ministerio. A pesar de estar donde estaba, sentado frente a mi examen, no podía evitar buscar la razón o el porqué de todo aquello.

Y así fue hasta que colocaron el examen delante mío.

De una forma que podría rozar lo mecánico, comencé a escribir. Mi letra no había variado en los últimos años, tan pequeña y con unas mayúsculas tan exageradas. Con una escritura fina, con algunos giros peculiares que la hacían indudablemente mía.

No me levanté durante los descansos. Me quedé sentado, en mi sitio, cerrando los ojos y repasando lo ocurrido los últimos meses. Repasando los planes sobre que hacer a partir de ahora, que pasaría cuando pusiera el último punto en el último examen.

Y no fue hasta varias horas después, que levanté la mano a la espera de que recogieran el último de mis exámenes y me dieran el derecho a marchar de aquella sala. Aun quedaba mucho por hacer.

Tiradas 1d10 (con modificador):

• 3 tiradas por cada atributo

Físico: 3, 3,17 (Abierta)

Destreza: 8, 10, 12

Inteligencia: 6, 6, 8

Percepción:  10, 15 (Abierta), 2 (Pifia. Ademas no le cambie el modificador, que seria 1 y no 11 :S)

Voluntad: 4,9, 8

•  3 tiradas por cada asignatura

Adivinación:9, 18 (Abierta), 15 (Abierta)

DCAO: 12, 12, 11

Encantamientos: 10, 10, 10

Herbologia: 23 (Abierta) , 4 (Pifia. Me ha pasado lo mismo y le sume 13 en vez de 3), 6

Pociones: 9, 2 (Pifia), 6

Transformaciones: 10, 21 (Abierta) 13

Vuelo: 9, 2 (Pifia), 12

Criaturas Mágicas: 6, 6, 5

Historia de la Magia: 9, 9, 5

Runas Antiguas: 3, 11 (Abierta), 8 (Cago en la leche otra vez no quite el modificador xD)

• 1 tirada con dos habilidades que no sean asignatura.

Acrobacias: 25 (Abierta)

Advertir: 10

Tiradas 1d10 (sin modificador):

• 3 tiradas por cada atributo

Físico: 8, 4, 1

Destreza: 5, 7, 3

Inteligencia: 16 (Abierta), 4, 9

Percepción:  8, 7, 6

Voluntad: 2, 1, 4

•  3 tiradas por cada asignatura

Adivinación:5, 4, 9

DCAO: 2, 8, 29 (Doble abierta)

Encantamientos: 4, 4, 1

Herbologia: 7, 3, 4

Pociones: 9, 17 (Abierta), 3

Transformaciones: 7, 9, 7

Vuelo: 9, 5, 6

Criaturas Mágicas: 3, 3, 2

Historia de la Magia: 3, 9, 1

Runas Antiguas: 5, 4, 1

• 1 tirada con dos habilidades que no sean asignatura.

Acrobacias: 5

Advertir: 2

Los exámenes se le planteaban como algo inhumano. No por la dificultad que entrañaban, que sin duda era alta, sino por la absurdidad tan grande que representaban en el escenario en que se había convertido el mundo mágico inglés. Ah, estaba claro que en aquel momento los protagonistas eran Rebecca y el señor Clarks pero ¿quienes eran los demás actores que aún no habían salido al escenario? ¿Y ellos? ¿Quiénes eran? ¿Meros actores secundarios o tal vez ni siquiera eso? Echaba de menos al apuntador, ausente durante lo que llevaban de acto.

Había tomado asiento, clavando la mirada al frente sin ver, perdida en un glorioso instante de ausencia total que culminó con el pergamino depositado ante sí. Lo observó sin leer las preguntas, buscando en su interior la buena estudiante que un día fue y que hacía sólo unos meses estaba deseando dar lo mejor de sí. Berenice Blair, Premio anual, una alumna con un futuro prometedor, de buena familia, sangre pura y bastante guapa. Ahora se sentía simplemente Vinny, sin etiquetas que la definieran, sin etiquetas que la guiaran o le hicieran sentir que en la sociedad adulta tenía un sitio con su nombre y apellido esperando por ella.

Vinny, y no Berenice Blair, leyó aquellas preguntas y las respondió con seriedad y evidente falta de concentración, evocando tantas imágenes de su pasado reciente en aquel pergamino en blanco que tuvo que hacer un esfuerzo para no plasmarlo en palabras en lugar de la respuesta requerida.

Hacia el final del examen de Encantamientos ya había llegado a su límite de paciencia, su pie había empezado a repiquetear suavemente contra las piedras del suelo y la pregunta acerca de los hechizos evocadores había sido leída cerca de cinco veces sin que su significado llegara al cerebro de Vinny. Echó la cabeza hacia atrás par contemplar el límpido cielo azul que se reflejaba en el techo del Gran Comedor, con una sola nube cruzando por su línea de visión. Y sonrió. Sí, porque a pesar de todas las muertes y el dolor, ellos seguían adelante, porque por primera vez iban a tomar la iniciativa de un modo más que evidente. No era una sonrisa feliz era un aviso lanzado al cielo de que estaban preparados.

Por fin bajó la mirada hacia el pergamino y siguió escribiendo, más relajada, hasta llegar al final del examen, donde trazó una línea para añadir las siguientes palabras:

Pruebe a perder a familiares y a amigos de forma violenta y sangrienta, pruebe a saber que su vida corre peligro, y entonces haga un examen sin preaviso ni tiempo para estudiar y, por supuesto, saque buena nota. Luego venda su secreto al Profeta y verá como se hace rica y famosa y ya no tiene que estar cumpliendo órdenes estúpidas como pasar exámenes cuando la sociedad mágica se cae a pedazos.

Esbozó una sonrisa mordaz, satisfecha, y tendió el examen hacia la empleada del Ministerio sin perder la expresión de su rostro.

Y alli estábamos. Sentados, en aquellas sillas, dispuestos a hacer un examen al que aún no había encontrado sentido alguno, en vista de las circunstancias. Fingiendo, como siempre se finge en estos casos, que no pasaba nada, que tan solo éramos adolescentes normales, intentando hacernos un hueco en el mundo, forjar nuestro futuro.

Sin embargo la cuestion era... ¿Teniamos de verdad ese futuro? Viendo lo sucedido con muchos de nuestros amigos y compañeros, lo cierto era que costaba pensar que sí, que no acabaríamos todos muertos, como el resto.

Reconoceré que, en los minutos previos a los EXTASIS tenía tan pocas ganas de sentarme durante horas a hacer aquel estupido paripé que estuve tentado a no presentarme. Pero tenia que hacerlo. No podia dejarlo sin más. Necesitaba aquel estupido examen para poder llegar hasta donde necesitaba llegar, para dejar de ser un crio a ojos del mundo. Asi que, con mi cabeza lejos, muy lejos de alli, puesta en aquel lugar que visitaria con Vinny y en la proxima entrevista a mi padre, recibi mi examen, y comencé a escribir.

No hace falta que diga que aquel fue el mayor soberano coñazo de mi vida. Como ademas habia sido el más inteligente de mi casa  a principio de curso, por aquello de salir de Hogwarts sabiendo algo de todo, me habia apuntado a practicamente todas las asignaturas, encima tuve que hacer mucho más examenes que la mayoria de mis compañeros, lo que acabo con mi mano agarrotada, mi paciencia agotada, mi pierna moviéndose, nerviosa, deseando acabar, y mi cabeza martilleando como si estuviera a punto de explotar.

Aun asi, he de decir que sali con la sensacion de que todo habia ido mejor de lo que esperaba, teniendo en cuenta el poco tiempo que le habia dedicado a nada durante los ultimos meses. Y quizas por eso, habia una diminuta sonrisa en mis labios cuando por fin termine, despeinado, y con el mayor mono de mi existencia.

Esperé pacientemente a que alguien viniera a por mi examen, deseando salir de alli a toda costa, mientras mi mirada se iba posando, una a una, en el unico puñado de personas que me importaba a aquellas alturas en aquel lugar, tres, para ser mas exacto, deteniendome en concreto en la melena pelirroja de Ari, preguntandome como le estaria yendo.

Y me eche hacia atras, moviendo la pierna derecha de forma insistente, pero con la gratificante sensacion de no tener que pasar nunca mas por aquello.

Por fin se habia cabado aquella pesadilla.

Arianna llega al lugar donde tendrán lugar los exámenes con los nervios a flor de piel. Probablemente era de las pocas que, a pesar de los últimos acontecimientos y de tener muchas cosas importantes en la cabeza, consideraba que los EXTASIS eran algo importante y por ello había seguido dedicándoles un tiempo de su día a día. No iba a echar por la borda los esfuerzos que le había supuesto poder permitirse una plaza en Hogwarts durante casi 7 años a la primera de cambio. No. Había pasado mucho tiempo preparándose para este momento y pensaba hacerlo lo mejor que pudiera. Consideraba que eran cualidades de un buen mago, poder seguir dando lo mejor de uno mismo por muy adversas que fueran las circunstancias. En la vida real les iba a tocar trabajar bajo presión a todas horas. Y, aunque sabía que sus compañeros veían los EXTASIS como una pérdida de tiempo, ella los veía como una prueba, una manera de demostrarse a si misma que podía, que era buena maga. 

Como una autómata camina hasta su pupitre y mientras la mujer les da las instrucciones coloca sus plumas una al lado de la otra, situando el tintero en el extremo opuesto de la mesa. A partir de ese instante todo es concentración. Las conspiraciones acerca de bandos, de Rebecca, de experimentos macabros con niños...todo eso queda arrinconado en su cerebro y la atención de Arianna la acapara únicamente el pergamino que tiene ante ella, cuya superficie comienza a rellenar en un estado de máxima concentración tan pronto se da la señal de comienzo. 

Durante los descansos se dedica a repasar por encima el temario de la asignatura siguiente y hasta que no termina la sucesión de rollos y rollos de pergamino, no se permite inspirar profundamente y cerrar los ojos, relajándose en cuerpo y alma hasta que les recojan el examen. Cuando esto sucede, echa un vistazo a su alrededor, cruzando la mirada con algunas de las personas más cercanas a ella, esperando que les haya ido bien. 

El silencio que asolaba el castillo era abrumador. Si no fuera por ese sol que entraba con suavidad por los ventanales, la imagen desangelada te hubiera provocado un escalofrío. Las pocas personas que habíais habitado entre esos muros ahora se encontraban en el Gran Comedor haciendo los afamados E.X.T.A.S.I.S. Todavía sentías en tu interior ese vacío que te provocaba el saber que no ibas a terminar aquello por lo que tanto habías luchado. Por convertirte en una aurora de éxito que fuese capaz de resolver el misterio que tenía en vilo al mundo mágico. Pero era mejor así.

Estabas de pie en la entrada del castillo. A tu alrededor las pocas bolsas con las pertenencias que te acompañarían en esa nueva etapa. Había sido mucho lo que habías dejado atrás, en ese cuarto de la que siempre sería tu casa. Quizá alguna de tus compañeras le encontraría una utilidad, o quizá permanecerían allí hasta que volvieran a abrir las puertas del colegio, si es que algún día las nuevas generaciones contaban con esa oportunidad. Solo tenías claro que contigo no podían marchar. Concentraban unos recuerdos y un dolor tan insoportables que se volvían imposibles de transportar.

A tu lado estaba Matthew, con el semblante serio y una ligera mueca de dolor en su rostro. Os había costado conseguir que la señora Keaton le diese el alta tan pronto, aunque mucho menos de lo que os hubieséis esperado. Quizá tuviera que ver que Hogwarts estaba a punto de ser abandonado de nuevo, o el hecho de que la anciana ya estuviese cansada de curar repetidamente las heridas a los mismos alumnos. No te había dirigido la palabra en todo el rato que habíais estado allí, pero no necesitabas que lo hiciera. Había aceptado tu propuesta sin poner ninguna pega, justo antes de confesarte que era el mismo camino que había decidido tomar con su hermanita Vivian.

Vosotros no teníais la suerte de formar parte de una de esas familias numerosas en las que los padres eran quienes se encargaban de todos los miembros. Por distintas razones habíais acabado siendo los cabeza de una familia dual. Quizá juntos pudierais afrontar mejor los tiempos que estaban por venir e intentar dejar atrás aquellos que os habían dejado marcados para siempre.

Escuchar los pasos de Mia tranquilizaron a tu subconsciente. La pequeña se había tomado mucho más tiempo del que te hubiese gustado recogiendo sus cosas. Pero te obligaste a contenerte. Sabías que no lo hacía queriendo. No era consciente de todo lo que ocurría a vuestro alrededor. Por lo poco que mencionaba a tus padres y a Jason, no tenías claro que hubiese aceptado su marcha. Por supuesto, la realidad no la sabía. No habías sido capaz de contarle que su hermano era el asesino que le había dejado con una familia desestructurada a sus apenas 11 años.

Llegó hasta ti sonriendo, dejando caer sus bolsas en el suelo con un fuerte golpe y echándose en tus brazos. No, no era consciente de lo que pasaba, pero sí de lo que te pasaba a ti. Parecía que se había propuesto recuperar a la 'Kate' que habías dejado atrás. Tan enternecedor como inútil.

- ¿Nos vamos? - os miró a los dos, y ambos le dedicásteis una sonrisa costosa. Iríais a casa del tio de Matthew para buscar a Vivian. Allí os esperaba ya su primo Ian con una serie de opciones a las que podríais optar. Sabías que tu amigo le había pedido que os ayudara a buscar un lugar donde quedaros durante un tiempo. Luego tocaría buscar unos trabajos, meter a Mia en otro colegio y luchar porque las dos pequeñas tuviesen una vida medianamente normal. Sí. Teníais un largo viaje por delante.

Las horas se os habían hecho eternas, pero había llegado el final. Llevabais más de una hora sentados en los pasillos de la entrada, apoyados en la pared con las piernas estiradas. Parecía que os habían colocado así para una especie de teatro. Cuando los empleados del Ministerio hicieron su aparición necesitasteis un par de segundos para ser conscientes de que la espera había terminado. Uno por uno os fuisteis acercando hacia ellos para recibir el pergamino donde estaban incluidas vuestras clasificaciones y vuestro futuro.

- Recordad que debéis devolver el pergamino con vuestra elección final antes de medianoche. - la funcionaria elevó la voz para poder ser escuchada por todos los presentes. - Os incorporaréis a vuestro puesto de trabajo en siete días.