Partida Rol por web

Rocafreda, el epílogo

0.- Recapitulando

Cargando editor
11/04/2012, 13:41
Tarien Falx

 El mayor de los Falx parece un tanto distraído, mirando la puerta por donde desapareció Ulrien, pero con las últimas palabras de ser Jaume y Arnau, recupera la compostura.

 - Yo acepto el quedarme en los barracones. Si no tiene inconveniente alguno me gustaría permanecer por estas tierras hasta que la amenaza de los bandidos y los negromantes haya sido borrada por completa.

 Luego miro al sacerdote y al joven Judas.

 - Buen regreso compañeros, ha sido un honor el compartir misión con vosotros.

Cargando editor
11/04/2012, 13:47
Director

 Sin perder tiempo alguno, te diriges a Lunil. Dejas el castillo de Rocafreda, arrebasas la empalizada perimetral con sus barracones y los guardias franqueándote el paso y te lanzas al camino.

 A pesar de que el camino son unos tres kilómetros, llegas pronto a Lunil, dudas si dirigirte directamente a casa para dar señales de vida a tus padres o ir directamente a la Posada del Norte, el edificio que podrías considerar tu segundo hogar.

 Ya hace más de cuatro años que entraste como sirvienta en ella bajo la responsabilidad de Albert, el posadero. Cosa de un año después de entrar en el servicio, empujada por tu curiosidad, te metiste demasiado en los asuntos de Albert, por suerte ese no fue nunca mal tipo y tras ver que tenías la curiosidad y destreza necesaria te enseñó las destrezas de su "otro oficio", el mundo de la picaresca y el allanamiento, frozar cerraduras, desmontar sistemas de alarma y demás mecanismoás más letales. Por descontado lo mantuvistéis en secreto. Vuestro gran secreto.

 Si ahora había llegadoel momento de partir, no podrías hacerlo sin pasar a despedirte de Albert.

Notas de juego

 Tu misma, recordar que estas cansada y es de noche, mejor partir por la mañana.

Cargando editor
11/04/2012, 18:07
Violant de Bar

Se dirigió primero a la casa que la vio nacer. Emprendía un largo viaje. No lo sabía, pero lo presentía. Y una no se va sin saber cuándo vuelve, sin antes dar un abrazo a aquellos que ama.

La casa seguía siendo entrañable aún cuando ya no era exactamente la suya. Era curioso, no tuvo esa sensación hasta que no vio la Posada al final del camino. Esa sí, esa era su casa. Y Albert lo más parecido a un hermano.

Mientras andaba recordó momentos de su infancia y de su juventud, mezclados. Con sus padres, con su mentor. Ahora pasaba página, y atrás quedarían ellos, unos y otro, en su vida. Pero no estaba triste, al contrario. Sonreía, y avivó el paso para acelerar el encuentro. El abrazo a sus padres, las despedidas. Y luego iría a la Posada, y allí esperaría a Ulrien. Le propondría quedarse a dormir en ella, la noche se les había echado encima, y era mejor partir de madrugada, descansados, con el día y el camino por delante.

Cargando editor
12/04/2012, 09:12
Tarien Falx

 Tarien salió del castillo acompañado de Gustarson y Judas, cargaban con sus equipajes. Gustarson charlaba con Judas mientras se acercaban a una de las puertas de la empalizada. Quizás se dirigían a Lunil, a pesar de ser tan tarde.

 Sin dudarlo Tarien se acercó a su hermano.

 - Veo que ya ha desaparecido la urticaria.- Dice con cierto sarcasmo debido al comportamientos de su hermano ante nobles y castillos.- He estado hablando con ser Jaume y me he ofrecido para incorporarme a las filas de Rocafreda, durante un tiempo al menos. Se ve que debido a los enfrentamientos contra los bandidos las filas se han visto mermadas, y no es seguro que se haya limpiado toda la zona de bandidos.

 Mientras hablaba pudo leer en el rostro de su hermano, que este no sería el camino que elegiría Ulrien.

 - Así pues vas a ver mundo. No te lo puedo reprochar. Yo en su momento ya sacié parte de mi curiosidad, pero apenas hace tres semanas que dejamos las tumbas de nuestros ancestros, lugar en el que estuviste hasta ese momento. Bueno, si decides encontrarme podrás seguir mis huellas desde Rocafreda, mas creo que difícil lo tendré yo para hallarte a ti.

 Con una genuina sonrisa, franca y sincera, tiende su brazo para estrecharte el tuyo.

 - Buen viaje Ulrien de Falx.

Cargando editor
12/04/2012, 09:28
Director

 Nada más alcanzar Lunil, teniendo muy presente que pasarías a ver a Albert, y posiblemente pasarías noche en la Posada del Norte, pasaste antes por casa.

 No podías evitar sentir esas cosquillas en el vientre, que te decían que estabas a punto de dar un gran paso. A otra cosa. Pasabas página.

 Tus pasos te dirigieron a las viejas casitas que conformaban el hogar que te vió nacer, en una de las zonas apartadas de Lunil, tus padres fueron de los que llegaron al final y por ese motivo, su hogar quedaba un poco en las periferias, pero tambien por eso, por tener más espacio, pudieron tener una huerto un poco mayor y más espacio por donde correr Lluías, Eduard y tú... que lejos se te antojaban esos días en los que correteabas descalza por esos bosquecillos de pinos.

 Al llegar ante la puerta de la caseta ocupada por tus padres, pues otra de ellas era compartida por tus hermanos y la tercera era la que ocupabas tú, cunado no estabas en la Posada del Norte, el olor a pino y a tierra húmeda que llegaba del huerto embriagaban tus fosas nasales.

 Llamaste a la puerta y te abrió tu padre, Robert.

Cargando editor
12/04/2012, 09:35
Robert

 El hombre ya mayor, cercano a los cincuenta, con barba rubia entrecana, abrió la puerta con cierto reparo. Pues hasta hace poco la vida en Lunil se había vuelto peligrosa con los bandidos sueltos por Rocafreda, hasta que tus compañeros y tu pudistéis espantarlos.

 Cuando te reconoció, una sonrisa se ensanchó en su rostro, ahora medio oculto fruto de la escasa iluminación que llegaba de la moribunda llama del hogar.

 - Mi princesa, que bien que has llegado.- Dice dándote un achuchón.- Pasa, pasa. María Violant ha llegado.

 Dice mientras te mira cerciorándote de que nada malo te haya pasado. Por suerte salista bastante bien parada durante la incursión, no como Gustarson o Judas que sufrieron tan graves heridas.

 - Celebro que estés bien.- Dijo mientras se acercaba ranqueando a la humilde mesa de madera que ocupaba el centro de la caseta. Su cojera era ostensible, siempre cunado llegaba la noche, después de todo un día de duro trabajo, la vieja herida le dolía más.- ¿Cómo ha ido todo?

 Preguntó sin poderlo evitar, pues en un pueblo tan pequeño las distracciones siempre eran escasas, y las noticias nuevas siemrpe eran muy bien recibidas.

Cargando editor
12/04/2012, 09:43
María

 Tu madre estaba terminando de limpiar los platos a la poca claridad que le daba el fuego del hogar. Estos eran los rituales antes de irse a la cama, que estaba allí mismo, pues con esas casitas tan pequeñas solo había una única estancia para hacerlo todo. Aún gracias que se pudieron levantar otras casitas para que las ocuparan tus hermanos y tú.

 Nada más verte se levantó y se acercó para abrazarte. Si bien era cierto que pasabas muchas horas en la Posada, trabajando para ayudar en casa, tu última ausencia se debía a que te habías enrolado con un grupo de aventureros para ir a ver no sabían que peligros en las viejas minas. Tu ausencia les había preocupado.

 - Dichosos los ojos que te ven, pequeña.- A pesar de que ya eras tan alta como ella, y que hacía tiempo que trabajabas en la posada, y tus amoríos habías tenido ya, siempre serías su pequeña.- ¿Tienes hambre? Ha sobrado un poco de estofado. Te ofrece mientras tu padre te señala una silla para que te sientes.

Cargando editor
12/04/2012, 19:22
Violant de Bar
Sólo para el director

-¡Padre!

Y casi enseguida, justo al seguir a su padre al interior de la casona, su madre. -¡Madre!.

Les abrazó, con un cariño que no podía ni quería disimular. Sí, con ellos seguía siendo una niña, para ellos. Pero es que ella misma se sentía así. Niña. Con ellos, se sentía querida, mimada. Se rió, su risa argentina, cascabelera, llenó la pequeña estancia. Y sus giros, sus movimientos avivaron la luz del fuego con su fuerza.

-Estoy bien, no me ha pasado nada. He tenido suerte, más que la que tuvieron algunos de mis compañeros. Pero yo estoy muy bien...

Husmeó el estofado que su madre le ofrecía. Tenía que hablar con ellos, explicarles el paso que iba a dar, de nuevo. Sí, se lo debía...

-¡Hum, estofado! Pues sí, ponme un plato, aunque sólo sea para probarlo...

Cargando editor
12/04/2012, 20:27
Ulrien Falx

[Sube el volumen y espera que empieza antes de leer]

Esa vez Ulrien no replicó la provocación bromista de su hermano sobre su aversión hacia la nobleza, la etiqueta y todo lo demás. Su rostro estaba grave, había decisión. No, más aún, había convicción en sus ojos, tan profunda que alguien tan cercano no podía pasarle desapercibida.

Asintió con la cabeza. -Hará bien ser Jauime de tenerte entre sus filas.- Contestó con palabras lo que su expresión ya le había anunciado. Era la despedida.

El menor de los Falx no destacaba por su uso del lenguaje, o por sacar afuera sus auténticos sentimientos, escuchó en silencio la disertación sin añadir comentario alguno pues era exactamente como decía. Hasta que concluyó. -No sé si voy a volver.- Era una afirmación amarga, pero ambos sabían que no podía ser de otra forma y aunque se separasen, siempre estarían juntos y, si el destino lo permitía, volverían a encontrarse en algún lugar insospechado.

Tarien le alargó el brazo para que lo encajara como un adiós. Bajó la cabeza para mirar la mano que le tendía con una sonrisa triste y torcida. –¡Tsk!-
Lo tomó tiró de él y lo abrazó con fuerza dándole un par de palmas en la espalda. –Cuídate, sir Falx y cuida el legado, ahora eres el último de los Halcones. Haz que tu vuelo se oiga a todo los rincones de Idilia.- Se separó, se giró cargando a sus hombros el equipaje y ya no se volvió a verlo mientras se marchaba. –Adiós… hermano.-

Fue más duro de lo que jamás admitiría.

Cargando editor
12/04/2012, 21:06
Tarien Falx

  Tu hermano mayor se percató de la determinación que habías tomado, no habría forma de hacerte cambiar de opinión, ni tampoco lo pretendía. 

 Había llegado el momento de que cada cual eligiera su camino, y lo anduviera.

 Cuando lo abrazaste, te correspondió, en un fuerte y vigoroso abrazo a la vez, largo, silencioso, entido. Algo más que dos cuerpos, dos almas, ¿las últimas de su estirpe? Sin lugar a dudas estaba su hermana, pero, solo ellos podían transmitir el nombre y el blasón.

 Cuando armándote de valor tomaste el equipo y te lo cargaste en el hombro Tarien asintió.

 - Cúidate Ulrien y que el Caballero Rojo te guarde y guíe cuando lo necesites.

Cargando editor
12/04/2012, 21:10
Director

 Sin tener nada más que añadir, ni ganas de alargar la despedida echaste a andar hacia el portón más próximo de la empalizada para terminar de pasar hoja a esa historia, sin mirar atrás.

 Cuando lo cruzaste, a medida que te alejabas de la empalizada y de sus fuegos, la oscuridad argentada de la noche empezaba a abrigarte, era un mal momento para partir y seguramente Violant, siendo mujer y familia en Lunil lo tenga complicado para partir esta misma noche, mucho mejor dejarlo para la mañana siguiente. En cualquier caso tenías que pasar la noche en algún lugar. Lo más cómodo sería llegar a Lunil, y poder descansar profundamente, pues la fatiga era un manto que te pesaba, pero tampoco le harías ascos a dormir al raso.

Notas de juego

 Tu mismo ;).

Cargando editor
14/04/2012, 12:46
Judas Maldecap

Las palabras de su amigo Gustarson retornaron al joven mago al mundo real, trayéndolo de vuelta de sus propios pensamientos. Había visto partir a sus amigos presurosamente, y nada había dicho.

- Claro, si… Contestó al clérigo. – Iré hacia Lunil contigo... Aunque no añadió “de momento”, puesto que no tenía demasiadas intenciones de quedarse durante mucho tiempo. Tenía un objetivo que cumplir, tenía que averiguar el paradero del asesino de su maestro, y eso no lo averiguaría quedándose en Lunil durante mucho tiempo.

Cargando editor
14/04/2012, 18:13
Ulrien Falx

La noche caía llevándose al olvido lo vivido y las penurias. Nada más le apetecía a Ulrien que alejarse del pueblo y de la gente para refugiarse en los consoladores brazos de la madre tierra. Sin embargo, había hecho una promesa, y una promesa a aquella pícara que, sin saberlo, le había robado el corazón.

No podía irse a dormir entre el consuelo del bosque y las nanas cantadas por los búhos sin dar noticias de ello a la bella Violant, quién de lo contrario podría pensar que la habían dejado atrás.

Así que, una vez más, y quizás última. El joven e inexperto encaminó sus pasos hacía la taberna.

Cargando editor
16/04/2012, 08:45
Robert

 Con evidente alegría la mujer tomó uno de los platos de barro cocido que ya aguardaban limpios para ser menerster mañana y lo llenó con el contenido del pequeño puchero.

 Si bien naciste y creciste en un hogar humilde, nunca habías pasado hambre, en parte por tener un huerto junto a casa, pero tus padres siempre velaraon por la familia.

 Con el plato de rico estofado caliente, con más verdura que carne, ante ti en la mesa, tu madre se puso a cortar unas rebanadas de pan mientras tu padre te acercaba una taza de latón y una jarra de barro con agua clara, sirviéndote.

 - ¿Y los demás no tuvieron tanta suerte?- Como temiendo a pronunciarlo, susurró la siguiente pregutna.- ¿Judas y Gustarson están bien?

 Se veía a tu padre espectante.

Notas de juego

 De todos los que partistéis para las minas los Lunilienses érais Judas, Gustarson, el heredero Arnau Rocareda y tú. Durante el combate Tanto Judas como Gustarson estuvieron a punto, a punto, de ver la luz al final del túnel ;).

Cargando editor
16/04/2012, 08:53
Director

Tras despediros del resto, cansados y sin ganas de alargar la despedida echastéis a andar hacia el portón más próximo de la empalizada para terminar de pasar hoja a esa historia.

Cuando lo cruzastéis, a medida que os alejabais de la empalizada y de sus fuegos, la oscuridad argentada de la noche empezaba a abrigaros. La noche ya había llegado y deberías encontrar un lugar donde descansar. Ahora que la torre de Lucius estaba es ese estado, ni te planteaste andar el recorrido de dos horas de noche, seguramente Albert te dejara un sitio donde pasar la noche en la Posada del Norte.

 El camino se hace lento, pues Gustarson viste una armadura pesada, y estas nunca fueron pensadas para marchar a pie, pero tras casi una hora de paseo nocturno alcanzastéis las casitas de Lunil. Una vez llegados ante la Posada del Norte Gustarson se despidió y se dirigió hacia el oeste por las tortuosas callejuelas del pueblo en dirección a la casa de sus padres.

Cargando editor
16/04/2012, 09:16
Director

 Tras media hora de caminata nocturna el menor de los Falx alcanzó las primeras casitas de Lunil, a pesar de haber llegadao al pueblo pocos eran los haces de luz que escapabana de puertas o ventanas cerradas. Y más ahora tras los incidentes de los últimos días con los bandidos y esos nigromantes. Pocos eran los que se aventuraban por las tortuosas callejuelas de la aldea siendo de noche.

 Sin esfuerzo el joven alcanzó las puertas de la Posada del Norte.

Cargando editor
16/04/2012, 18:49
Violant de Bar

Cogió la cuchara y la llenó con brío en la caldosa verdura estofada con carne. Con la boca llena, aunque procurando taparse con la mano al hablar, Violant asintió.

- Hum, sí. Han sobrevivido, quiero decir. ¡Qué bueno está esto, Madre! -Mojó una de las rebanadas y le hincó el diente.- Tuvimos muchos problemas, y algunos vieron el final muy cerca. Pero tanto Judas como Gustarson están bien. Por poco, jajaja, pero bien.

Comió con gusto, y en una de las cucharadas se quedó mirando a su Padre. Ellos no eran tontos, y había una pregunta en el aire. ¿Y ahora, qué...? Tenía que decírselo.

Se limpió con la servilleta, tomó un largo trago de agua, y carraspeó. Estaba preparada, sólo faltaba que sus padres lo aceptaran.

-Padre, Madre, yo he venido a despedirme. -Atajó con un gesto de la mano las protestas que iban a llegar posiblemente.- No, esperad, dejadme hablar. -Suspiró, costaba decirlo.- Ahora sé que estoy hecha para el mundo. Para la aventura. He conocido el riesgo, el peligro. Y me gusta. Ya no me veo atendiendo viajeros en una posada, por bueno que eso sea. Quiero ser yo la viajera. Conocer otros lugares, otras gentes. Sé que es duro en una mujer. No iré sola, partiremos con uno de los hombres que estuvieron conmigo en todo el asunto de Rocafreda.

Asintió.

-Estoy decidida. Os quiero, y quiero daros alegrías. Pero también deseo partir, y andar el camino...

Notas de juego

Gracias por la info. ^^

Cargando editor
17/04/2012, 09:46
Director

 Cuando hiciste el carraspeo tu madre dejó lo que tenía entre manos para mirarte a la luz del fuego. La sonrisa que tenía en los labios con el cumplido se desvaneció y se cambió por una mirada aspectante.

 Cuando anunciaste de que habías venido para despedirte, apenas pudiste lograr calmarles un momento antes de proseguir.

 Haciendo gala de una paciencia y autocontrol ejemplo te dejaron terminar de explicar.

Cargando editor
17/04/2012, 09:49
Robert

 Pero una vez terminaste tu padre estalló.

 - Con un desconocido, un extranjero. A no, ni hablar. ¿Pero acaso te has escuchado?

 Tu padre se retiró, apoyando la espalda en la silla. No parecía dispuesto a que su hijita se largara con un cantamañanas llegado de fuera.

 - Pero Violant, ¿qué sabes de ese tipo, de dónde es, cómo se llama? ¿Quíen te dice que no tiene alguna mujer preñada por allí esperándole?

Cargando editor
17/04/2012, 10:02
María

  Tu madre estuvo a punto de saltar igual que tu padre, pero ante la pronta reacción de este aguardó, asintiendo sin palabras ante sus reflexiones. Tras que él hablara te dice.

 - Si no quieres continuar trabajando con Albert en la posada, podemos ver otros trabajos, tal vez en el castillo como doncella, o... de modista. Siempre has sido muy habil con las labores.

 Su rostro es un poema, preocupada a más no poder.