Partida Rol por web

Tienes los nervios a flor de piel... indicas a los niños que se metan en el orfanato y que no salgan... María no alcanza a entender el porque, pero al verte tan nervioso y escuchar los rumores sobre los hombres que buscan al sacerdote, sigue tus indicaciones y ayuda a poner a los niños a salvo...

Tras una espera de unos minutos que a ti se te hicieron horas... aparecieron en el horizonte varias siluetas cubiertas por túnicas harapientas y llenas de arena del desierto...

Según iban acercándose el rosario empieza a resonar contigo con mas fuerza...

Respiro profundamente al ver a los desconocidos... Respiro profundamente intentando calmar mis nervios, sabiendo que parece que el rosario resuena junto con mis sentimientos.

- Viajeros. - Digo en voz alta. - Si necesitáis comida y agua se os proporcionará para que podáis seguir vuestro camino... Pero si venís a romper la paz que habita en este pueblo, os debo pedir que sigáis con vuestro camino.

Por el momento no tengo nada en su contra, aunque sí es cierto lo que dicen y buscan la destrucción, esto no terminará aquí.

Ves claramente cuando llegan a las puertas del orfanato que son 5 personas... aunque ves que sus túnicas abultan más de lo que deberían, como si todos llevasen algo aparatoso puesto debajo de ellas.

- Hemos oído que aquí se encuentra el sacerdote que buscamos... ¿es eso cierto? - dice una voz con bastante intransigencia

De manera que es cierto, le buscan a él... A parte, no me gusta la forma extraña que tienen sus capas...

Miro fijamente a aquel que ha hablado.

- Quien habite o no en esta aldea no es asunto de unos desconocidos... - Tras esto, miro al resto. - Sobre todo si sus intenciones no son pacíficas...

No permitiré que unos abusones como estos hagan daño a ninguno de los niños del orfanato o a cualquiera de esta aldea, incluido elsacerdote. Así que concentro mi energía en el rosario que me dio, esperando que este me de las fuerzas que necesito para vencer a esos cinco atacantes.

- ¿Qué te parece? Nos ha salido el niño chulito... - decía uno de ellos mirando a uno de sus compañeros...

- Sí... ¡¡puede que necesite un par de lecciones de cortesía y modales!! - dice otro mientras se quita la túnica, haciendo lo mismo otros tres de los individuos, pudiendo ver claramente que son hombres revestidos en unas armaduras bastante simplonas...

- Ahora veremos si eres tan gallito...

- Mi maestro ha sido el desierto... - Digo colocándome en guardia. - Veremos si sois capaces de aguantar sus enseñanzas...

Aunque me superan en número, no tengo miedo. A mi favor tengo la fe y la esperanza. Son tres y el cuarto se ha quedado retrasado, de manera que es él quien me preocupa.

Como hijo del desierto, mi rapidez no es demasiado alta, así que esperaré a que uno de ellos haga el primer ataque para defenderme y, aprovechar la apertura que me brinda para contraatacar y golpearle con mi golpe de Gaia. Tras esto me defenderé del segundo con mi defensa Ferrea y del tercero intentaré evadirle...

Sin embargo, si resulta que yo soy más rápido que ellos, atacaré al que tenga más cerca con mi Golpe de Gaia, esperando que los otros dos se retiren, aunque si no lo hacen, me defenderé de su primer ataque de forma normal y del segundo con midefensa Ferrea.

Los individuos se dirigen hacia ti rápidamente y empiezan a preparar sus golpes...

El primero te sorprende en velocidad pero su golpe parece ir a cámara lenta, de modo que esquivas con facilidad su golpe y le propinas un puñetazo según tu brazo se empieza a convertir en piedra... El golpe es letal... sientes en tu puño como varios de los huesos de tu oponente se rompen y sale despedido hasta aterrizar a varios metros de ti...

- ¡Maldito! ¡Como te atreves! - dice uno de sus compañeros cuando va a atacarte pero tu muro de piedra detiene el golpe con suma facilidad...

Acto seguidos los dos compañeros que restaban se lanzaron sobre ti, pero tus movimientos los dejaban en evidencia, haciendo ver que aquellos guerreros apenas podían tocarte.

Aunque parecían muy gallitos, son más blandos que un caracol tomando el sol.

- Parece que el desierto puede con vosotros.

Uso la arena a mi favor consiguiendo un impulso extra para acercarme a los dos que me quedan. 

Salto justo entre los dos, propinando una veloz patada a uno de ellos y, aprovechando el giro en el aire, hago que la arena de mi puño pase a mi pierna y propino con esta un segundo ataque al otro enemigo. 

Parecen enemigos débiles, aunque el que verdaderamente me preocupa es el que no está participando. Si está observando impasible es que está a un nivel superior al de estos.

Aquellos guerreros parecían marmotas al lado tuyo... al primero de ellos lo hiciste caer con facilidad ccon tu patada mientras el otro que trataba de golpearte recibía tu puñetazo en todo el estómago, haciéndole retroceder unos pasos del dolor provocado por semejante golpe...

Creyendo haberte pillado desprevenido, el tercero trata de golpearte en el cuello, pero bajas la cabeza con tiempo de sobra para ver como su mano pasaba varios segundos después de que esquivases el ataque.

Mientras el que parece su líder parece impacientarse y mata al guerrero que recibió el puñetazo atravesándolo con su mano desnuda a la altura del pecho...

El líder se quita la túnica y puedes ver para tu asombro un fauno que se aproxima hacia donde os encontrabais peleando...

- Sois la vergüenza del Olimpo... ¿cómo puede daros tantos problemas un solo hombre? - bramó encolerizado ante la ineptitud de sus siervos...

- Mi señor Pan... no es un hombre normal... puede usar su cosmos... - dice uno de los soldados asustado...

- ¡No quiero excusas! - decía a la vez que sacaba una siringa y empezó a tocarla... en ese momento sentiste como la energía del rosario te envolvía como a modo de protección... No entendías bien la situación, pero pudiste contemplar horrorizado como los dos solados que aún se mantenían en pie eran consumidos por la música de aquel fauno y sus cuerpos quedaban en los huesos y sin vida...

Una vez se calmó la música podías ver que el fauno te observaba con detenimiento y empieza a hablarte... - Vaya... imaginaba que el rosario estaría aquí, pero no que ese sacerdote te lo hubiese encomendado a ti... ahora entrégalo y me iré por donde me he ido...

¿Qué? ¿Qué es eso? Una criatura sacada de las antiguas mitologías, donde heroes y Dioses luchaban entre ellos, está ante mí. ¡Un fauno! 

Lo peor es que empieza a tocar aquel instrumento y, ante mis propios ojos, sus propios hombres caen muertos... ¿Qué es este monstruo? Gracias a Dios el rosario que me ha entregado el Padre parece protegerme.

- No te entregaré el rosario... - Digo mirandole fijamente a los ojos. - De echo, no entregaré nada a un hombre que no duda en matar a sus propios subordinado... - Me pongo en guardia y concentro mi energía interior. - Y mucho menos dejaré que un monstruo como tú entre en esta aldea...

Pan se acercaba lenta pero inexorablemente hacia ti... El shock de su identidad hizo que perdieses la concentración lo cual le dio la ventaja al fauno...

- ¡Ahora probarás de primera mano que los humanos jamás deberíais desafiar a los dioses! - bramó el Fauno a la vez que usaba su puño desnudo para atacarte, aunque eras capaz de advertir que en su otra mano empezaba a concentrar energía de una forma parecida a la que tu lo hacías...

Con mi mano izquierda, detengo su puño agarrandole con mi mano, manteniendolo sujeto por un momento.

- Los Dioses no deberían desprestigiar a los humanos. - Digo mientras mantengo sujeto su puño unos segundos. - Ya que somos nosotros los que os damos vuestro poder... 

Rapidamente retiro el brazo e intento golpearle con una patada.

- No nos subestiméis...

Me fijo en que está acumulando energía, de manera que yo también me preparo y me concentro.

Pan no se esperó el brillante contraataque, pero el fauno parecía tener una velocidad endiablada y saltó para esquivar la patada, colocándose tras el mismo a una distancia prudencial...

- Ahora entiendo porque mis hombres no eran capaces de tocarte... por lo que veo eres mejor luchando de lo que me imaginaba... pero eso no impedirá tu caída...

Notabas como su cosmos se concentraba todavía más mientras el fauno sacaba la Siringa de nuevo... pero la ventaja de la velocidad era tuya y el rosario cada vez resonaba con más fuerza...

Este no va a ser tan fácil como sus hombres...

Además, no me fío de esa Siringa... Padre Lowan, espero que tuviera razón confiando en mí... 

"Señor... Dame fuerza..."

Acumulo la energía a mi alrededor y noto como la arena del desierto comienza a bailar a mi alrededor.

- Que la tierra sea mi escudo y mi voluntad mi espada. - Digo mientras echo los brazos hacia atrás. - ¡Ataúd de tierra! - Grito al mismo tiempo que echo las manos hacia delante y junto las palmas entrelazando los dedos.

En ese momento, a los pies del Fauno la arena cobra vida y, en un instante, se alza a su alrededor intentando atraparle.

"Por favor Señor..."

Pan sorprendido se ve envuelto por completo el la arena que invocas con tu técnica, paralizándolo por completo... - ¿Qué es esto? ¿Cómo es posible que un mocoso perdido en un desierto tenga un cosmos tan poderoso? - se pregunta mientras trata de zafarse de tu técnica en balde.

Tras unos segundos tratando de escapar desiste brevemente y te mira... - ¿Y ahora que harás? Puedes matarme muchacho... pero si lo haces... mi señor Hermes pondrá sus ojos sobre ti... aunque la verdad... la humanidad ya está condenada, tu solo encontrarías tu perdición antes... 

- ¿Hermes? - Dios Griego y mensajero de los demás Dioses... Con que él está detrás... - Los humanos hemos estado condenados antes... Nuestro señor nos ha mandado cientos de pruebas... Cientos de adversarios... Y aún seguimos aquí... Porque nuestra fe es más fuerte que todo aquello que nos amenaza... Y porque la paz, merece toda la sangre y el esfuerzo que seamos capaces de dar... 

Me coloco en guardia mientras mantengo la arena sujeta a mi enemigo.

- No tengo miedo de tu señor, ya que el mío me acompaña ahí donde voy... Di tus últimas palabras fauno, ya que si quitando una vida puedo salvar a cientos, no dudaré en hacerlo sobre todo cuando se trata de la tuya... Adiós... 

Con decisión, salto sobre él y le doy un potente puñetazo.

Según dices tus palabras notas como una energía cálida rodea tu cuerpo... y ves como una armadura con algún motivo musical y cristiano te envuelve y protege...

- Dan igual vuestras armaduras... no seréis rivales para los dioses del panteón... - dice brevemente antes de recibir tu puñetazo bastante potenciado por la armadura y oírse un crujir en su cuello... Pan estaba muerto... uno de los seres de leyenda... pero la cosa no terminaba ahí... por lo que dijo Pan, si no se hacía algo... esta pequeña victoria carecería de valor...

Justo cuando escucho el crujido, dejo de acumular mi energía y observo como el cuerpo inerte de Pan cae al suelo... No me gusta quitar una vida, aunque esta salvara muchas más... 

Si es cierto lo que ha dicho, hay más como él... Y Hermes, su señor... No puedo quedarme de brazos cruzados esperando... Si hay más de estas criaturas, tengo que ir defender a la humanidad de ellos, aunque me cueste la vida...

Justo voy a regresar al pueblo cuando me fijo en la armadura... "¿Y esto?" El rosario del Padre... 

Igual que nuestro señor tuvo sus apóstoles, ahora nos bendice con estos mantos sagrados... Espero que haya más, ya que no podré hacerlo yo solo...

El padre Lowan sale del orfanato con dificultad haciendo uso de un par de muletas... - El rosario te ha escogido... vine huyendo de Pan desde muy lejos... puesto que asesinó a uno de los candidatos para vestir la armadura... pero Dios ha querido guiarme ante el que sería su verdadero portador... tú... - dijo el sacerdote mientras se acercaba a ti.

- Tu siguiente destino es Roma... allí podrán explicarte con todo lujo de detalles la misión que os ha sido encomendada... pero como ha dicho el propio Pan, los Olímpicos ya han emitido su veredicto sobre la humanidad, y pretenden realizar una nueva creación... alterando la de nuestro Señor... - el padre te da dos sobres... - En uno de ellos está la carta para que te reciban... en el otro hay algo de dinero para que puedas llegar hasta allí sin problemas... aunque dado que Europa está sumida en el caos lo más idóneo sería coger un barco...

Levantando la mirada, puedes ver con cara de incertidumbre y confusión a los niños del orfanato y a tu mentora María...