Partida Rol por web

Tenía que haberla lanzado más lejos... Aunque también debía haber lanzado a Ares... Alejar a la Diosa arquera del cuerpo a cuerpo no había sido mi mejor idea, y ahora debía pagar por ello. Por eso me lance directamente hacia ella.

Y, aunque el primero flechazo lo había esquivado sin problema, podía ver perfectamente como colocaba una segunda flecha. Así que concentro mi energía en defenderme y, si logro evadir el ataque, reuniré la arena y los cascotes alrededor de la Diosa para atacarla con mi doble de arena. 

Mientras Noah corre hacia Artemisa, podéis ver claramente como el arco de la diosa empieza a brillar con fuerza...

- Mortal, tendrás el honor de que la diosa de la caza ponga fin a tu vida... ¡Flechas Lunares!... - del arco de la diosa no salió una sola flecha, sino tres que se dirigían a toda velocidad hacia Noah...

La primera de las flechas golpea con violencia la armadura de Noah, pero no es capaz de penetrar la armadura del las Trompetas de Josue, logro que si consiguen las dos siguientes flechas, aunque no son capaces de penetrar lo suficiente como para causar heridas letales.

Ares, en esta ocasión más lento de reflejos, ve como Caín y Eilish se lanzan sobre él a la vez para distraerlo y seguir ganando tiempo...

La primera técnica en impactar es la de Caín, que con su patada consigue elevar algo en el aire a Ares, pero con una rápida voltereta en el aire vuelve a posarse sobre el suelo sin daños, pero obligado a mantenerse a la defensiva...

Acto seguido, Eilish desata su técnica más poderosa sobre Ares, viendo como varios jinetes espectrales atacan a Ares, golpeándolo una y otra vez, aunque da la sensación de que ninguno de los golpes lo hiere realmente, hasta que llega el último que hace que el yelmo de Ares salga volando...

- No está mal chiquilla... - dice sonriendo excitado por el fragor de la batalla mientras un pequeño hilillo de sangre recorre su frente...

Las trompetas de guerra vuelven a resonar una vez más y de repente delante de Ares caen varias cruces hechas de luz que levantan una buena humareda...

Tras disiparse la humareda veis que varias de las calles están ocupadas por soldados que parecen de órdenes militares, mientras que entre Ares y vosotros hay 3 individuos...

- Soy Tristan, Comandante de la Suprema Orden de Cristo... ¡Y no dejaremos que sigáis mancillando esta Tierra Santa! - brama el más mayor de ellos...

Veis que como vosotros desprenden una buena cantidad de cosmos, pero inferior a vosotros y sus armaduras carecen del carácter divino de las vuestras...

- Se presenta Adriana, Comandante de la Orden de San Lázaro de Jerusalén... - una muchacha que ronda vuestra edad armada con una lanza que se encuentra al lado de Tristán...

- Yo, Fonseca, Comandante de la Orden del Temple expulsaré a estos herejes de la Santa Sede... - dice otro joven algo más mayor que vosotros que armado con una espada a dos manos adopta una postura de combate mirando atentamente a los Olímpicos...

- Bertrand... Caballero de la Orden de Malta... Saludos hermana... saludos Neithan... - saluda a Eilish y Neithan que ya son conocidos suyos mientras mira con atención a sus enemigos sin bajar la guardia...

La arena y el aire se arremolinan a mi alrededor mientras la sangre surge de las dos heridas que me han producido las flechas. No ha sido un ataque mortal, aunque no puedo despistarme.

- Vas a necesitar algo más para matarme... Diosa... 

Comento mientras me preparo para seguir avanzando. Sin embargo, para mi sorpresa, aparecen varios guerreros de la nada.

Con que ellos eran las presencias que estaba notando. Gracias por la ayuda. 

De todas formas, no me puedo relajar. 

Coincido con las palabras del recién revivido Neithan. - Es verdad, debemos atacar todos al mismo tiempo. Unir nuestros cosmos en un solo ataque. ¡Puedes contar conmigo, vamos! - Aunque mis heridas sean graves no pienso retroceder, ni mucho menos ahora que la ayuda de la Santa Sede se encuentra entre nosotros. - En buen momento han llegado. Hola. - saludo a los nuevos sin apartar la vista del oponente.

Elevo mi cosmos y acumulo energía hasta que todos ataquemos al unisono.

La llegada del gran Maestre y Bertrand infunde calor en mi corazón, los otros guerreros me eran desconocidos pero suponia que fueran miembros de distintas ordenes bajo una misma causa.

Utilizo mi cosmos para recuperar las heridas de las flechas de artemisa en Dante y entonces digo:

Es el momento, no podemos desperdiciar la invaluable ayuda que nos prestan estos valientes guerreros, tenemos que unirnos como uno solo y enfocarnos en su lider. Ares es demasiado belicoso para entrar en razon, quizas luego el resto pueda recapitular en su error.

Preparo para lanzar mi ataque contra el primer Dios que intente atacar. los refuerzos han llegado y eso indefectiblemente nos sube la moral. Estamos teniendo una oportunidad mas accesible de conseguir una victoria, incluso contra los falsos dioses. A pesar de no simpatizar con ellos, reconosco su gran poder y eso me hace respetarlos un poco.

Eilish se había quedado de piedra ante el entusiasmo de Ares, y tenía que reconocer... que cogió algo de miedo. Era obvio que no podían ganar con medios normales, y de conseguir hacer daño severo a uno de ellos quedaban varios Falsos más. Dando un paso hacia atrás, la joven espetó a Ares: - Os vais a marchar de aquí... No importa lo que tengamos que hacer para echaros. Ares, por favor... por favor, deja esta inútil pelea...

¿Para qué negarlo? Ella no quería más lucha: solamente deseaba enterrar a sus muertos... Por desgracia, poco más podría hacer. Y sin embargo, sus compañeros seguían en pie, y al parecer con ánimo. Eso le hizo sonreir un poco, con una sonrisa de esas que sabes que no son alegres... 

Pero al llegar aquellos que se decían representantes de las órdenes se quedó algo extrañada: eran las energías que habían sentido antes... Y pretendían ayudarles, lo cual era de agradecer... Salvo la aparición de Bertrand, que no parecía hacer mucha gracia a Eilish: - Hermano... ¿qué... estás haciendo aquí? 

- Vaya incordio... ahora se han reunido todos... ¿deberíamos participar nosotros también en el combate? - pregunta Hermes algo despreocupado por la situación que los rodea...

Ares... avanza lentamente hacia vosotros...

- ¡Hacia mucho tiempo que alguien hacía hervir mi sangre así...! ¡Ahora enfrentaos todos a mi! ¡Tendréis el honor de que el dios de la Guerra apague vuestras vidas! - ruge con fuerza desprendiendo poder casi solo con sus palabras...

- No será necesario amigos míos... nuestro objetivo está cumplido... - escucháis una voz que no corresponde a la de ninguno de los Olímpicos al que os hayáis enfrentado antes...

- Ah... mi educación... soy Dionisio dios del Vino... y nos llevamos este recuerdo... - veis que al lado de Dionisio hay otros dos hombres portando lo que parece un cofre de oro con motivos angelicales...

- Ya era hora... entonces ya podemos centrarnos en acabar con estos incordios... - dice mientras apunta con su arco a Noah...

- ¡Eso habrá que verlo bruja! Somos centenares, mientras que vosotros no sois más que cinco... - grita con seguridad... aunque sabéis que las energías cósmicas de los soldados que los acompañan apenas podrían hacerles un rasguño a los dioses Olímpicos...

- Ya tendremos tiempo para hablar más tarde hermanita... ahora debemos hacer lo posible por derrotar a estos Olímpicos... - dice Bertrand mientras observa a sus adversarios, en especial a Ares...