Partida Rol por web

La noche empezaba bien, habías llegado a tu trabajo y Collins ya tenía de nuevo su coche, así que no había que volver a recogerlo. El día era frio, pero podía ser mucho peor.

La gente estaba animada, y algunos inspectores estaban tomando café tranquilamente. Tú tenías papeleo pendiente, aunque no mucho. Con suerte no habría ningún delito grave.

Collins entro por la puerta y te fijaste en que llegaba algo justo en punto. No era normal, pero tampoco es que llegara tarde.

Se sentó en su mesa, pegada a la tuya, y tras dejar las llaves en el cajón desastre se giro para hablar contigo.

Bueno, parece que tendremos otro servicio aburrido. A este paso me veo saliendo a patrullar.

Y era cierto que hacía varios días que no había homicidios que investigar en el turno de noche. Desde la semana pasada y el caso de los chinos no había salido nada para resolver. Aunque los del turno de día si que habían pillado algo.

El uno de abril unos amigos van a organizar una cena en su casa, quieres venirte.

Sabias que aquello sonaba extraño. Una invitación a cenar…

Daba igual el siglo en que viviera o la personalidad que ocupara, que siempre había papeleo que rellenar. Al menos ahora los ordenadores habían sustituido a la tinta y la pluma con que rellenaba partes de mercancía hacía lo que ya parecían mil años. Apenas prestó atención a su compañero hasta que se giró hacia él como un villano de película.

- No sé qué me suena peor, Collins: si que la noche de April´s Fools me invites a algo, o que sea una invitación a cenar - dijo, alzando las cejas y esbozando una ligera sonrisa - ¿No me estarás metiendo en una cita a ciegas, verdad?

Los ojos de tu compañero se cerraron un poco y una sonrisa se dibujo en su cara.

Bueno, si lo quieres llamar así, será una cena con unos amigos, varios. Y puede que allí también este una amiga soltera de mi novia.

La relación se había formalizado hacia unos días, pero Collins estaba muy metido en ello. Y parecía que la primera cena con amigos que realizar la pareja iba a estar bien, si no fuera porque ya te estaban intentando buscar pareja.

No sabias si eso era una buena o una mala señal, pero parecía que habías sido tema de conversación para Collins y su novia. Puede que incluso antes de la relación se formalizara.

¿Entonces te apuntas o no?

Te hizo la pregunta, pero sonaba mas suplica que otra cosa. Podía ser para ella conocerte fuera importante, quizás le preocupara el trabajo de Collins y quisiera ponerle cara al hombre que velaba por su pareja.

Se masajeó las sienes, más por costumbre adquirida que porque le doliera la cabeza en realidad. Siempre que tenía una noche libre, alternaba entre clubes de vampiros, obteniendo información útil sobre algún caso o simplemente recordando viejos tiempos con unos y otros. Pero sabía bien que vivir en el pasado no le hacía ningún bien, sobre todo a alguien como él. Además, no sólo le interesaba hacer algo distinto, sino complacer a su compañero. Cuando llegara el momento tendría que despedirse de él, de una forma u otra, y quería que se llevara un buen recuerdo. Era uno de los mayores defectos de Richard.

- Vale, me apunto - dijo, finalmente - ¿Llevo algo de vino?

Casi le falto ponerse a dar palmas, se emociono y empezó a dar unos extraños brincos, como un baile de hip hop pero sentado en una silla.

Si, vino. Joder tío que fino eres. Yo pensaba en cervezas y tequila, pero tienes razón, vino pega mas.

Saco el teléfono y sin duda estaba mandando un mensaje a su nuevísima y queridísima novia. Era lo que pasaba cuando le decías a tu compañero que se echara novia. Que luego te metía en su vida.

Te acordaste de que sería bueno dar un paseo por las calles, y ver si algún informador de la zona tenía algo nuevo que contar.

A veces había que salir a buscar los delitos, como cuando eras patrullero. Aunque ahora funcionabas de otro modo. 

Estabas pensando en cómo ponerte en movimiento cuando el Capitán se asomo a la puerta de su despacho.

Collins, Straptom, a mi despacho por favor.

Un por favor, no era lo más inusual, pero tampoco es que fuera de lo más común. Parecía que el jefe estaba de buen humor.

Collins se levanto e iba delante de ti ,aunque iba trasteando con el teléfono. Una vez dentro el jefe os invito a sentaros.

Bien, tengo buenas noticias, según el comisario tenemos el mejor índice de casos resueltos de la ciudad. Así que me va a premiar con unos días de vacaciones, y a vosotros también.

Las cogeremos mas adelante, así que no se me vengan arriba, pero al menos está bien que reconozcan el trabajo de esta unidad, tanto de su turno como del de día.

Que les parece.

Sin duda estaba de buen humor, casi se lo podían imaginar de pesca en su barco en algún lugar alejado bebiendo cerveza y contando batallitas a los incautos.

El teléfono sonó, y hizo el gesto de contestar, pero lo dejo sonar un poco antes de hacerlo.

Mientras se dirigía al despacho de su capitán, pensó que debía de tener cuidado con el tipo de vino que llevaba a la famosa cena. Aunque sus conocimientos eran bastante amplios -al fin y al cabo, había tenido tiempo más que suficiente para aprender algo tan sutil como la cata de vinos- no podía entrar a una vinoteca y seleccionar el mejor de todos. Debía de cuidar las apariencias, ya que un detective de homicidios de New York no tenía por qué saber las mejores cosechas de vinos franceses o españoles de los últimos años. Como siempre, debía buscar el término medio.

- Unos días nos vendrán bien, Capitán - dijo, mirando a Collins con una suave sonrisa, a sabiendas de que su compañero se los pasará en la cama con su nueva novia. ¿Qué hará él? - Pero por favor, coja el teléfono, seguro que es el Alcalde que le llama para felicitarle.

El capitán cogió el teléfono y contesto de buen humor.

Treynor…vaya.- la cara le cambio, sin duda no era una buena noticia, y mucho menos el alcalde dando una felicitación-… si ahora mismo… ¿qué?.- la cara de vuestro capitán era un poema, no estaba claro que le estaban diciendo, pero le había cambiado la cara por completo-… de acuerdo.

Colgó el teléfono, y estaba claro que su mente aun trataba de encajar las piezas de la conversación que había tenido. Solía ser un hombre duro, y reacciono como no podía ser de otro modo.

Adiós al ambiente festivo y coloquial y vuelta a la rutina de siempre.

Levantad el culo, hay dos cadáveres en la azotea del Colonial Tower.

El edificio era una residencia para gente “bien”. Las viviendas eran de alquiler, era como un hotel que se alquilaba viviendas durante temporadas, casi nunca tenia clientes que estuvieran muchos años, pero si el tiempo suficiente para necesitar una residencia habitual.

También era conocido porque muchos hombres de familias importantes de Europa lo usaban mientras hacían negocios en nueva york. En resumen, la Colonial Tower era una versión excéntrica de hotel para ricos y pomposos.

El hombre se puso en pie también.

Id para allá, el forense imagino que esta de camino. Tenemos un doble homicidio, y al parecer han desangrado a dos personas.

Lo dijo, y estaba claro que no le gustaba mucho lo que estaba diciendo. 

- Joder, la Colonial - dijo, mientras se dirigía a su mesa junto a Collins. A menudo hacían bromas sobre ese edificio, apostando cuántos presidentes habrían acudido allí a tener alguna que otra aventura, o cuántos sobres repletos de dinero habrían repartido congresistas a fulanas travestidas para que no dijeran ni una palabra. Incluso él nunca había tenido acceso a un lugar así, y aunque no es que fuera un lugar que él necesitara visitar, le picaba la curiosidad - Treynor está jodido. Va a recibir más de una llamada exigiéndole que mantenga la boca cerrada ante lo que nosotros descubramos. 

Cogió la pequeña bolsita donde guardaba los guantes de latex y algunos útiles más para reconocer los escenarios de crímenes y la guardó en su chaqueta interior.

- Los próximos días van a ser duros... a lo mejor te tienes que replantear lo de la cena - dijo a su compañero con un guiño.

A Collins no le hacía mucha gracia, lo cierto es que tenía menos claro que tu lo que era aquel lugar, pero le sobraban las explicaciones.

Esperemos que no compañero. Esperemos que no.

Luego recogió sus cosas y te siguió hasta el ascensor.

Sea como sea, hay que hacer esa cena. No me falles.

El ascensor se cerró y pronto hablabais de otras cosas. Esta semana ibais en el coche de Collins a todos lados, por los días que lo tuvo estropeado.

En menos de media hora estabais aparcando justo en la acera de enfrente del Colonial Tower. Y había algo raro en todo aquello. 

Esperabas el típico ir y venir de agentes, una ambulancia en la calle aparcada frente al edificio, o al menos a gente afectada moviéndose de aquí para allí, y sin embargo, no había nada en absoluto.

Por un momento pensaste que te habías equivocado de lugar, pero no era el Colonial Tower.

Al acercaros en botones salió a recibiros.

Sois los detectives, correcto.

Era una pregunta que no dejaba lugar a falsas respuestas. Es más, parecía que os estaba esperando.

Acompáñenme por favor.

El hombre los lleva a un paso nada cómodo hacia el lateral del edificio, a una puerta de servicio, y la abre para vosotros.

Es la planta decimoprimera caballeros, el ascensor les dejara solamente en esa planta, la única puerta abierta será la habitación de destino, todas las demás estarán cerradas.

Tras aquellas breves instrucciones el hombre se marcha con paso ligero hacia su puesto en la recepción del edificio.

Mucho misterio, y mucho secretismo. 

Subís en el ascensor de servicio, que contra lo que puede parecer, tiene el tamaño de un ascensor de hospital, pues en el entraría sin duda una camilla sin mucho problema.

Estaba claro que los clientes de aquel lugar, si querían discreción la tenían.

Tras caminar por un silencioso pasillo con una moqueta que debía de costar más que vuestras pagas de varios meses, y dejar atrás dos puertas mas que se marcaban como 11 A, y 11 B, llegasteis a unas puertas dobles abiertas de par en par.

Al asomaros visteis por fin, el primer signo de que había alguien de vuestro equipo. Un maletín de medico que debía de tener cien años para Collins, seguramente 140 para Straptom, que los vio llegar para revolucionar el mundo de la medicina, os esperaba a varios metros de la entrada.

Entrasteis y el cambio de diseño y arquitectura os sorprendió bastante, parecía que aquella habitación, que era del tamaño de una pequeña mansión, tenía su propia decoración.

Sin embargo no había rastro de los cadáveres. Una voz familiar os llamo.

Bueno, me alegro de no ser el único que está aquí. Este lugar tiene la facultad de darme bastante miedo.

Vuestro forense favorito estaba en la parte alta de las escaleras, en la puerta de una habitación que bien podía haber pasado desapercibida.

Collins aun estaba con la boca abierta con el balcón lleno de plantas que había tras la cristalera, y que tenía otro balcón que daba a la calle.

Me han hecho firmar un sinfín de documentos para poder hacerme cargo de los cadáveres. Y solo puede examinarlos aquí. Al parecer mandaran a su propia gente para que los saquen de aquí cuando allá terminado. Inconcebible.

El hombre se metió en la habitación y vosotros subisteis hasta el dormitorio.

La habitación era bastante sencilla para lo que había en aquel lugar. Tenía toda la pinta de habitación de invitados, pero los invitados estaban muertos.

Sobre el parque del suelo había dos cuerpos, dos hombres, de entre unos 25 a 30 años. Sin ropa, y con el cuerpo completamente blanco.

Sin duda están desangrados, este color de piel indica que han perdido toda la vitae que tenían dentro, pero lo más curioso es que no encuentro el lugar por el que han sido desangrados, debería de haber un corte.

El hombre estaba contrariado.

Los ojos de Straptom se movieron rápido mientras su vista captaba cosas que no podían ver los humanos. Si, había marcas justo debajo de las orejas, pegadas al cuello, pero era muy pequeñas, como pinchazos de agujas.

Eran como el mordisco de una rata, pero hay estaban. Lo cierto es que parecía muy muy raro.

No había manchas de sangre por ningún lado, nadie era tan cuidadoso con la sangre, y aunque lo hubiera limpiado tus sentidos podrían verlo claramente. Era muy extraño.

Richard empezó a tararear una melodía cuando entró en aquella opulenta vivienda, y ante la extraña mirada de su compañero, se encogió de hombros.

- The Doors... no sé por qué al ver todo esto me he acordado de Jim Morrison - en realidad se acordaba más de otra época, más sencilla, donde no había cámaras ni puertas de seguridad, y donde la muerte llegaba a todos, ricos y pobres, en forma de enfermedad. Las cosas habían cambiado mucho desde entonces, pero aquel doble asesinato en Colonial Tower era la prueba de que por mucho dinero que se tuviera, una bala seguía siendo una bala.

Tras saludar al forense y escuchar atentamente su explicación, se puso sus guantes de látex y exploró el cuerpo cuidadosamente, sorprendido de lo meticuloso del trabajo. Si no hubiera sido por su vista sobrenatural, no habrían distinguido los pinchazos hasta llegar al laboratorio.

- Fue por aquí - dijo, señalando con cuidado - Es como si le hubiera quitado toda la sangre, sí... pero no creo que haya sido aquí. Es muy escandalosa, y aunque hubieran intentado limpiarlo, se notaría el olor a productos químicos.

Era una excusa tan válida como otra cualquiera, pero les valdría. Lo que le preocupaba era para qué querían vaciar a esos pobres diablos y dejarlos allí. ¿Una tarjeta de visita?

- ¿Sabemos quiénes son? ¿Habían alquilado ellos el apartamento?

El forense mira donde le dices, y no encuentra nada, saca de su bolsillo una lupa moderna y echa otro vistazo.

Vaya, es cierto.

Luego se gira para mirarte, porque como de costumbre has sabido dar en el clavo.  

Opino que no los han desangrado aquí, porque habría al menos una o dos gotas de sangre.

En cuanto a si eran o no los propietarios de esta vivienda, no puedo asegurarlo. Me temo que esa información aun es privada. Pero viendo sus ropas, dudo mucho de que fueran la clase de gente que vivirían en un lugar así.

Y era cierto, si el lugar era sobrecogedoramente caro y excéntrico, un verdadero lujo dentro de Manhattan, aquellos hombres parecían totalmente fuera de lugar.

Usaban ropa de marcas baratas, y por su higiene personal daban mas con el perfil de matones de barrio que de personas adineradas.

Pero no había que juzgar el libro por la portada, y no podías estar seguro. 

Bueno, si esta gente no vivía aquí, como consiguieron entrar, digo yo que con las medidas de secretismo y seguridad, alguien del personal ha de poder confirmarnos quiénes son estos tipos, no creo que entraran aquí así como así.

Collins tenía razón en eso, si no eran los propietarios de la vivienda seguramente no habrían podido pasar hasta ese sitio sin que al menos un par de personas les hubieran visto.

Alguien debía de confirmarles si tenían o no relación con el propietario de la vivienda de lujo. 

Si no los habían asesinado allí, ¿por qué dejar los cuerpos tirados y desnudos, como si quisieran dar algún tipo de aviso? ¿Quizás el propietario estaba metido en algún asunto tremendamente turbio?

- Vale, Collins, intenta averiguar si alguien vio a estos tipos... se concienzudo - dijo, mirando al forense - Una pregunta, Wahlberg. Si los desangraron por aquí, tuvo que pasar mucho tiempo para que la sangre saliera. ¿No tendría que haber algún tipo de hematoma o algo?

El forense asintió ante la pregunta del Straptom.

Otro de los misterios de este caso. Sin duda hay muchas preguntas que resolver, pero lo cierto es que esa debería de ser básica. Es como si les hubieran succionado la sangre lentamente, con cierto mimo.

No tiene sentido. Aunque los crímenes rara vez tienen sentido.

Mientras revisabas el resto de la habitación en busca de algo mas tu compañero salió a realizar la ardua tarea de encontrar a alguien que le diera una explicación sobre quienes era aquellos hombres y quien era el dueño del aquel apartamento en el momento de que encontraran los cadáveres.

Y esa te llevaba a otra pregunta, quien había encontrado los cadáveres, y porque no estaba allí para ser interrogada.

Aquella mierda de ricos y famosos te ponía muchas trabas a la hora de trabajar.  

- Entonces, ¿no vas a poder llevártelos al laboratorio? - preguntó Richard, al que demasiadas teorías surcaban su cabeza. Había recordado una frase que había dicho el forense nada más entrar - Revisa nuevamente los cuerpos, haz fotos... no quiero que nada se nos escape. Si hay algún tipo de prueba que se nos haya pasado por alto, quiero que la encuentres.

Pensó en la planta, la número 11, ¿significaría eso algo? ¿11 C? Su memoria era mejor que cualquier buscador de Internet, pero no recordaba que hubiera nada extraño asociado a ese número y que tuviera que ver con lo que acababan de ver. Se le pasó por la cabeza que si alguien podría querer sangre, serían los de su especie pero había normas muy estrictas sobre desvelar secretos. Entonces, o era un vampiro enloquecido, o un humano enloquecido, lo que era mucho peor. ¿Encontrarían más cadáveres?

- Lo que me extraña es cómo alguien puede venir con dos cadáveres y no levantar sospechas. ¿No hay cámaras aquí?

Que yo sepa no hay cámaras, y si tengo autorización para llevarme los cuerpos. De manera discreta por supuesto.

Lo que me hace pensar que solo sabré quienes cuando haya realizado la autopsia en mi laboratorio.

El forense, dejo los cuerpos y empezó a fotografiarlo todo con mucha minuciosidad. Estaba absorto en el trabajo, y parecía que te había dejado sus dudas y preguntas para que las respondieras tu.

Mientras aun dabas vueltas a lo extraño del crimen escuchaste unos pasos en la moqueta de la entrada, la del pasillo. Pues tu oído era muy fino, y si había alguien merodeando, quizás fuera un testigo clave.