Partida Rol por web

Red Marta y Tom Black se removieron inquietos, impresionados por lo que acabas de decir. Y no eran los únicos, entre las caras de los presentes podías ver que a ninguno le gustaba mucho que aquellos viales estuvieran en nueva york.

Viste a tu amigo Brad Chalmer al fondo, bajo sus gafas de sol no podías adivinar que estaba pensando, pero suponías que no podías estar muy contento.

Hubert se puso en pie, aunque no sin cruzar una mirada con Karen Budford, que asintió. Normalmente Hubert no buscaba la aprobación de nadie para hablar, el sostenía que se había ganado aquel derecho.

Sin embargo parecía que esta vez no era así, y te quedo claro desde tu posición privilegiada, que ellos debían de haberse puesto de acuerdo en que el tomara la palabra, quizás incluso en lo que iba a decir.

--Bien, está claro que esto es alarmante. Pero lo cierto es que habíamos contemplado esta posibilidad--

--Gracias a la encomiable labor de Straptom hemos obtenido estos viales antes de que salieran a la venta, y tuviéramos los mismos desafortunados incidentes que en L.A--

--No olvidemos, que en esta reunión faltan algunos convocados. Los Brutal Panda son sin lugar a equívocos los destinatarios de esta droga mortal--

--Solo hay dos usos para estos viales--

Dijo de manera teatral, centrando la vista de todos al señalar aquellos viales con tapones de goma.

--Crear el desasosiego, la muerte y la locura entre los humanos, lo cual siempre es un peligro para todos nosotros--

La gente asentía ante aquellas palabras como si estuvieran hipnotizados por lo que Hubert decía, aunque no podía negársele que la exposición era bastante clara.

--Y la otra es igual de mala, pues esta droga, si por casualidad cayera en una de las copas con las que bebemos sangre, daría con nuestra muerte. Y no precisamente una muerte muy cómoda que se dijera--

--Desde este Barrio, ya hemos tomado una decisión unánime--

Aquello era un despropósito, puesto que nadie había consultado nada aun, pero te guardaste tu opinión para ver que iba a decir.

--No toleraremos que ningún vampiro de esta ciudad trafique, juegue o tenga en su posesión esta droga--

Hizo un gesto y llamo con la mano a Red Marta.

--Vamos a pedir que se autorice una caza de sangre contra los Brutal Panda. Daremos ejemplo con esta acción y estoy seguro de que nuestras calles estarán más seguras si todos trasmitimos el mensaje de tolerancia cero con este asunto--

La mujer, conocida por ser fría y calculadora no podía estar más fuera de lugar. Si bien el autorizar o no una caza de sangre era decisión suya, se notaba nada mas mirarla que lo que había en los viales para ella era una afrenta intolerable.

Sin duda autorizaría una caza de sangre.

Tu ojos te llevan de manera instantánea hasta Michael Kang, tu amigo Han había huido de china hacia cientos de años, cuando un vampiro se posiciono en las cámaras del emperador y ordeno una caza de sangre para muchos de los suyos, él entre ellos.

Conocía la historia, al menos por encima. Y sabias suficiente como para saber que las cazas de sangre eran algo muy serio, y que podrían tener graves consecuencias.

Pero también sabias, sin lugar a dudas, que los Brutal Panda tenían negocios sucios, y que si se atrevían con aquella sangre, nada les impediría meterse en negocios aun más turbios, que a larga chocarían de frente con tu trabajo y con tus ideales.

Ese tipo de gente, sin respeto por el mundo en el que vivían eran los que habían dado al traste con tu vida con Laila.

No podías desaprobar una acción como aquella, y suponías que no todo el mundo estaría de acuerdo, y esperabas que alguien dijera algo en contra. Quizás Kang, quizás Chalmer. Pero los dos se mantuvieron callados y con su silencio aprobaron lo que sin duda estaba por suceder.

La mujer que siempre vestía de rojo tomo la palabra de manera brusca. Muchos pensaban que por su aspecto era una amazona y que nada podía hacerle daño. Pero el sabía bien que sufría de los mismos problemas que los demás, solo que en su persona se juntaba una determinación plena de perseguir cada cosa que se hacía en contra de los vampiros.

Tu mismo habías pensado en ese camino, pero preferías servir a la ley de los hombres por el momento.

..-En mi mano queda autorizar lo que nos piden desde este distrito, y no tengo palabras para expresar lo que siento...-..

..-Este veneno que tenemos aquí es una muestra de total locura. Y no puede quedar impune. Ya que me queda muy lejos castigar a los culpables de que exista, hare lo que tenga que hacer para evitar una hecatombe en esta ciudad-..

..-Yo y mis hombres iremos y daremos caza a los Brutal Panda. Y no quedara nada de ellos. Pero os prometo una cosa, si tenemos pruebas de que alguien más colabora con ellos. No dudaremos en acabar con la vida de cuantos hagan falta-..

Aquella amenaza debería de haber molestado a algunos, que siempre eran suspicaces antes frases de ese estilo, pero el miedo y la incertidumbre se había apoderado de los presentes, y nadie quería aquella droga allí.

La reunión acabo más pronto que tarde. Michael Kang, Karen Budford y Hubert Wener se habían quedado con Brad Chalmer hablando, porque iban a transmitir aquella información al resto de nueva york.

Pensabas que Red Marta y su protegido y compañero Tom Black iban a quedarse, pero salieron detrás de ti.

..-Oye Straptom, no te vayas. Tú vas a venir con nosotros. Conoces como se mueven los Brutal Panda y puedes ponernos sobre aviso-..

No esperabas aquella invitación, si es que se la podía llamar así. Porque el tono no invitaba a discutirla la verdad.

Por supuesto, si él había empezado aquello, no se iba a librar. Sin embargo, si podía evitar meterse en medio de una limpieza de sangre, iba a jugar todas las cartas posibles.

- Señorita Marta, tengo un trabajo y un papel indispensable en la policía de Nueva York. No puedo simplemente llamar y decir que estoy enfermo para irme a diezmar la población vampírica - no le hacía gracia replicar a alguien como Red Marta, pero algo debía hacer.

La mujer sonrió, en contra de la reacción que esperabas por su parte. Y solo contesto con un...

..-Ya, claro-..

No te dio tiempo a decir nada más, porque una furgoneta negra se paro delante vuestra, y en menos de un segundo estabas sentado dentro con un grupo de cinco vampiros mas, que no estaban en la Reunión. 

Marta se sentó delante, y a tu lado iba Tom Black. 

Ella saco el teléfono, y realizo algunas gestiones mientras la furgoneta deambulaba por la ciudad, según tu propio GPS interno, hacia la zona de Chinatown.

Tu móvil empezó a sonar. Era el capitán Treynor. 

Oye, ya me han informado los del FBI, espero que te diviertas, pero no olvides que en cuento acabes esa colaboración tienes un montón de papeleo sobre tu escritorio.

Sonaba algo molesto, como si le hubieran dado una orden ineludible, y quisiera pagarla contigo, aunque sabias que a pesar de una momentánea rabieta, el capitán no era de los que se quejaban demasiado de las ordenes de los superiores. 

No tardaste más de quince minutos antes de que la furgoneta parara. La mujer se bajo y entro por la puerta lateral para estar con vosotros.

..- Bueno, como es el local, y cuanta gente habrá trabajando dentro. Humanos y Vampiros-..

No dejaba de nuevo lugar a replica. Casi se podría decir que te había secuestrado, y aunque estabas muy molesto, lo cierto es que debías de ser el único que había estado dentro del restaurante que hacia la veces de cuartel general de los Brutal Panda.

Aunque la información que te pedía, bien podía habértela pedido antes de meterte a la fuerza en la furgoneta. 

- Por supuesto - dejó escapar cuando colgó el teléfono tras hablar con su superior. No le sorprendía que Red Marta tuviera los recursos suficientes como para mover una artimaña de tal calibre. Sin embargo, la duda de si tenía infiltrados en su comisaría pasó por su mente. En su opinión, habría sido un gesto amable informar de ello, aunque tratándose de la Ordo Dracul, la amabilidad pasaba a un segundo plano - La última vez que estuve, vi seguro un vampiro: a Hei Wu Long y a un anciano... quizás el líder. Los demás eran humanos: una joven y un cocinero enormes, . Este negocio es lo que es, así que no creo que necesiten mucho más personal.

Luego describió el local con más detalle, usando sus manos. Con los siglos, había aprendido a cómo tomar medidas a ojo, así que fue bastante explícito con las distancias, por si a esos asesinos vampíricos les venía bien.

Durante un par de minutos parecía que no iba a pasar nada. Se repartieron armas, algunas que estabas seguro de que eran ilegales, pero no se movió nadie. 

Sonó de repente un pitido en el móvil de Marta, y entonces la gente se bajo rápido y ordenadamente de la furgoneta, como un equipo operativo de los Seals o del Swat. 

Marta entro por la puerta principal con Tom, y el resto de los hombres tomaron los flancos, mientras tu ibas detrás. Entraste con varios metros de diferencia, y pudiste ver la escena con detenimiento. 

En un segundo, y con el olor de aquella peculiar salsa en la nariz comenzó el baile. 

La camarera estuvo a punto de gritar y tirar al suelo al ver entrar a Marta espada en mano, y esta con un giro de muñeca le dio un golpe seco en la cabeza. 

El cocinero que aun quedaba, que no era más que un matón venido a menos, salió para ver lo que pasaba, y antes de que pudiera decir nada tenía a tres hombres a cada lado apuntándole con armas, y sencillamente se resigno y se tumbo en el suelo. 

Todo iba como la seda, pero no estaban allí para detener a nadie, por mucho que pudieras quererlo, estabais allí para matar a los vampiros responsables de traer quimera a Nueva York. 

Un segundo más tarde, un hombre viejo, al que reconociste como Hao Son Shu salió de la oficina a la que ya estaba llegando Marta.

Detrás del iba un hombre, bástate corpulento, que no podía ser Hei Wu Long, porque le sacaba una cabeza al hombre que conocías. Seria quizás ese tercer vampiro de los Brutal Panda que no habías conocido.

Que hacéis en mi casa.

Dijo el viejo en chino, y luego tradujo con desprecio.

Que hacéis en mi casa.

Marta lo miro, y aunque no podías estar del todo seguro de que decían sus ojos, pero sus labios se expresaron perfectamente al contestarle.

..- Se ha decretado una Caza de Sangre contra ti y los tuyos. Muere con honor, o hazlo sin él, pero hoy vas a morir-..

Era extraño, pero en la sociedad vampírica había mucha crueldad, no había juicios, y sobre todo no había piedad, quien ponía en peligro a la comunidad, se ponía inequívocamente en peligro a sí mismo. Y aquel viejo, que dudabas de que fuera una presa fácil, había puesto en gravísimo peligro a todos los vampiros del mundo, y sobre todo de aquella ciudad.

El viejo hizo un gesto y el hombre con tamaño de armario de detrás se movió y se descubrió.

Se quito la capucha, y su rostro te pareció una extraña burla de cuanto sabias sobre tu propia sociedad. Qué clase de persona soportaría tener aquel aspecto.

Pero las cosas empezaron a complicarse sobre la marcha. Cuando el viejo dijo “ahora” en chino, y el tipo horrible abrió la boca.

De repente, te dolió la tripa, era como si no pudieras pensar bien, y te vinieron arcadas. Aquel vampiro, aquel ser, tenía un poder extraordinario, y mientras movía los labios en silencio, no solo tu cuerpo sino el de todos los presentes empezaron a doblarse sobre sí mismos como si todos sintieran un fuertísimo dolor interno.

Aquella bestia no espero mas ordenes, y en cuento Tom se doblo, le soltó una patada frontal que lo lanzo por encima de varias mesas, haciéndolo aterrizar con fuerza sobre el suelo.

La pelea había empezado, y a pesar del número no ibais ganando. 

Joderjoderjoderjoder... Su mente bullía de actividad y de un dolor intenso, algo que no sentía hacía decenas de años. La naturaleza sobrenatural de su especie les concedía dones especiales, pero era la primera vez que veía algo así: un vampiro que era capaz de provocar dolor a los enemigos frente a él sin ni siquiera decir una palabra. ¿Qué sería? ¿Algún tipo de virus, ondas electromagnéticas? ¿Magia? Le daba igual, él sólo se estaba retorciendo de dolor en el suelo y tenía que hacer algo, porque si ese tipo había sido capaz de tumbar a Black, la mano derecha de Martha, de una sola patada, él no sería más que un estorbo. Sin embargo, su poder no podría ser más inútil en un momento así.

Aprovechó que el vampiro deforme había dejado de atacarles con su poder para tumbar a Tom para incorporarse y observar la situación. Lo principal era quitarse de la línea de tiro de los soldados, y lo segundo, conseguir algo de ventaja táctica. Miró alrededor y detectó uno de los extintores reglamentarios, y mientras se abalanzaba contra él rogó que los Brutal Panda hubieran sido lo suficientemente cuidadosos para tenerlo al día. Alzándolo sobre su cabeza, lo lanzó contra el vampiro e, inmediatamente, desenfundó su arma para disparar contra él y provocar una explosión de gas.

El extintor voló por la sala y luego la bala lo hizo estallar. La onda expansiva empujo a todos los contendientes hacia el suelo y las paredes, dando a todos un break para volver a empezar la batalla.

Straptom tenía entonces el campo de batalla para él solo, y tiempo para un disparo mas, la elección de a quien disparar era suya.

Sin embargo, algo capto su atención fuera de su campo de visión. 

Si un humano hubiera intentado hacer aquella fantasmada no habría tenido tiempo, pero ser una criatura sobrenatural tenía sus ventajas. La neblina provocada por la explosión aún flotaba en el ambiente, y eso le permitió observar el lugar con más detenimiento y calcular sus posibilidades. Tenía el cargador al completo, salvo la bala que acababa de disparar, pero probablemente lo vaciaría contra aquel tipo y no pasaría nada. No, tenía que... ¿qué había sido eso?

Con el arma humeante y apuntando al vampiro monstruoso tus sentidos cambian de visión para ver mejor a través de la nube de polvo químico que impregna el local, y tus ojos captan algo fuera del local, por la zona de puerta lateral.

Sin duda un cuerpo estaba apoyado allí, oculto a la vista de todos, y por la fría marca de calor, era sin duda un vampiro. O teníais espectadores, o el otro secuaz del viejo estaba fuera de alcance, sin mediar aun en combate.

Puede que supiera de ante mano lo que le pasaría de usar su poder ese otro vampiro horrible, o puede que acabara de llegar y aun no hubiera tenido tiempo de decidirse. En cualquier caso, estaba fuera de tu rango de disparo.

El cargador estaba pidiéndote vaciarse, y había que aprovechar la oportunidad, eras el único que tenía un blanco claro y eso debías de aprovecharlo. 

- ¡Martha, hay alguien en la puerta! - dijo, mientras pateaba una mesa para ponerla de lado y usarla de posible parapeto, para luego apuntar a aquel tipo y dispararle a la cabeza. No le hacía ninguna gracia ser el primero en abrir fuego, pero si quería ver el siguiente amanecer, debía de espabilar.

Con rapidez y soltura, pues tiempo atrás fuiste un verdadero soldado, golpeas una mesa, que vuelva mientras haces fuego contra tu principal objetivo disparando donde solo tú puedes ver.

La bala atraviesa el hombro del mismo y con el impacto y la fuerza de la bala este trastabilla una par de pasos hacia atrás, lo que le hace caer en una posición complicada contra la pared.

Esperas y deseas que el polvo y la herida retengan de nuevo sus ganas de usar ese extraño y doloroso poder.

Tu frase que sirve para alertar a todos aun no se hace efectiva, porque Martha tiene otros problemas en ciernes, y porque seguramente eras el único que sabía dónde estaba todo casi sin mirar. 

Al mismo tiempo El viejo se escurre y trata de escapar a lo que Martha emprende una carrera a ciegas en su busca. Tom se levanta, y saca dos cuchillos bastante afilados y busca sin ver donde esta su presa, que sin duda no puede ver con claridad, ni siquiera para unos ojos vampíricos.

Y el resto empieza a disparar tiros sueltos, que aun con el silenciador, suenan demasiado fuerte, e impiden que el sonido sea mejor. Además de que dispara a ninguna lado y puede darle a alguien de manera accidental.  

Richard se agachó detrás de la mesa, como si aquella cosa pudiera evitarle recibir una de esas malditas balas perdidas. ¿A quién se le ocurre disparar a lo loco? ¿Qué eran, pandilleros del Bronx? Cuando todo eso acabara, y si no salía con los pies por delante, le daría un toque a Martha respecto a la clase de profesionales que contrataba. Se estremeció cuando uno de los disparos -no sabía exactamente de quién- hizo estallar un trozo de madera justo junto a su rostro, y maldijo por lo bajo.

Empujando la mesa, y rogando que ninguna de otras balas se tropiece con su cabeza, avanzó hacia delante, en busca de ese malnacido deforme.

La niebla se empezó a disipar un poco, y aunque quedaba bastante ahora era mucho más fácil ver lo que había alrededor.

Tus ojos instantáneamente volvieron a cambiar de prisma para poder ver claramente lo que tenías delante. Aunque eras el único que veía bien en aquellas condiciones, ahora los vampiros podrían exprimir al máximo su vista para detectar a los enemigos.

Tom grito un alto el fuego, porque sin duda había llegado a la misma conclusión que tu. Que disparando de aquella manera lo único que conseguían era más caos.

Tu presa, porque de algún modo podías considerarla así, se puso de pie, y se disponía a  abrir la  boca de nuevo, y tenias claro lo que iba a pasar. Sin embargo, quizás media fracción de segundo antes de que eso pasara, una nube de polvo gris, muy distinta a la del extintor se coloco sobre la cabeza del hombre, y la cabeza y torso superior de Black apareció allí para apuñalar al tipo.

El vampiro de los Brutal Pandas grito de dolor, aunque sin sonido, cosa que te llamo la atención. Pero no podías desperdiciar la oportunidad de abrir fuego contra él, y así acabar de una vez por todas con aquel hombre. 

Así que esa era la habilidad especial del asesino: una especie de teletransportación. Por tipos como él los vampiros se habían ganado la fama de criaturas sobrenaturales y místicas, sin duda. Sin embargo, no tenía tiempo para perderlo contemplando a Tom Black. Calculó mentalmente cuántas balas quedaban en el cargador y abrió fuego, ahora mucho más cómodamente, contra aquella monstruosidad sin voz.