Partida Rol por web

- Por supuesto - dice con un tono algo servil - es un honor poder tener gente como vosotros, la verdad es que no pensaba que fueseis capaces de rescatar a esos ciudadanos... bueno, salvo al capitán que murió. Y además, habéis recuperado nuestras reliquias....

- Lerk, deja de hablar y conducelos al edificio del concilio - dice su compañero dandole un codazo.

- Oh si, por supuesto, perdonad, pero es que estaba emocionado de veros y... si, si ya voy. Seguidme por favor - con estas palabras empieza a andar y os conduce al edificio que ya conocéis donde se reune el concilio y donde os dieron aposentos.

Nada más llegar a la entrada Lerk coge a un chavalillo y le da un par de ordenes rápidas - Tu zagal, prepara baños para los señores y avisa al consejo que nuestros heroes han vuelto. Date prisa - el chaval sale disparado dejando a sus compañeros terminar de descargar el carro con provisiones que van entrando a la cocina.

- Porque supongo que preferiréis asearos un poco antes de presentaros al concilio ¿no? - Os conduce por los pasillos hasta las tres habitaciones que os dieron: Neblin, Galid; Roerkas, Morgran; Mialee - Oh, vaya, se me olvidó encargarle que os traigan ropas limpias, ahora mismo lo hago. El baño está al final del pasillo, el de la izquierda es para las damas - comenta mirando a Mialee - y el de la derecha para los caballeros. Si no deseais nada más...

Muchas gracias por sus servicios.

Galid asiente con la cabeza sin demasiado entusiasmo ante la proposición de Morgran de vigilar los objetos, pero aún así, y antes de que organicen los turnos, el mago se mete en el baño para darse un buen baño relajante. No se lo toma con demasiada prisa, a pesar de que les estén esperando en el concilio, así como el resto de sus compañeros para entrar ellos.  

Os dirigís hacia los baños, algo inquietos, con todo vuestro equipaje. ¿Qué es eso de bañarse? Seguro que es todo una confabulación para arrebataros las reliquias y el botín que habéis conseguido.

Al veros llegar, una muchacha que estaba fregando el suelo de rodillas se levanta y va preparando toallas y pastillas de jabón que saca de un mueble junto a las puertas de los baños. Según váis pasando os entrega una de cada a cada uno con un escueto - Caballero - y una inclinación de cabeza. Si le resulta extraño que acuda la gente con tantos trastos al baño lo disimula bien, o no es la primera vez o está acostumbrada a las extravagancias de los nobles.

Por último, le entrega el kit a Mialee - mi dama - quien intenta darle la espada al enano para que la cuide, pero esta parece resistirse, no quiere abandonarla...

Galid, que ha pasado el primero disfruta del baño, aunque el agua está un pelín caliente. En la habitación hay seis bañeras de cobre en total. Junto a cada una ellas unas campanillas y algún frasco de sales de un palmo de alto. El suelo está lleno de charcos del agua que se ha desbordado.

En las paredes hay perchas donde dejar las ropas a salvo del agua que salpique y bancos donde sentarse.

La elfa comienza a desvestirse sin importarle que la muchacha esté preparándole las toallas y el jabón. Se mete en el agua caliente con agrado y sumerge incluso la cabeza durante largos segundos. Luego acepta la sugerencia de las sales de baño aunque no es algo que haya probado nunca....casi se queda dormida cuando la muchacha vuelve para preguntarle si quiere más agua caliente. Agradece el ofrecimiento pero termina de enjuagarse y sale a secarse.

Tras colocarse las ropas limpias se pasa por el cuarto de los demás para ver si han terminado.

Morgran se pone serio ante la nueva situación mientras refunfuña.

Seguro que piensan que los atletas no nos bañamos...

Aguarda estoicamente hasta que varios de sus compañeros han salido. Más tranquilo decide dejar las reliquias con ellos y se mete en la bañera.

Roerkas contribuye con ojos atentos y su mano en el martillo a vigilar las reliquias. Ha decidido que el enano tiene mucha razón en mostrarse cauteloso.

No muestra prisa por el baño, pero tampoco desgana. Puede que sea un guerrero, pero su sangre élfica le pide un poco de higiene para mantener su amor propio. Además, en Roerkas hay suficiente nobleza como para apreciar tales muestras de refinamiento.

Neblin espera su turno con impaciencia, y aunque intenta convencer a sus compañeros de que él solo puede vigilar todas sus pertenencias, ninguno acepta, sabiendo que el mediano no tendrá reparos en hurgar entre sus cosas cuando le dejen sólo con ellas.

Cuando por fin le toca ir al baño, el pícaro le dice algo al oido a la muchacha que le pasa el jabón y la toalla, guiñándola un ojo. No llegáis a escucharlo, pero la chica se sonroja bastante y contesta disculpándose por estar ahora mismo de servicio y no poder acceder a la petición de Neblin. Así que este se encoje de hombros y dice: Otra vez será... antes de desnudarse y saltar literalmente dentro de su bañera, en la que juega y chapotea durante un rato hasta relajarse, lo que le lleva bastante, aunque por fin logra estarse quieto, eso sí, sin dejar de silbar y canturrear canciones subidas de tono aún en esos momentos.

Al cabo de un rato largo cuando estáis terminando de vestiros mientras esperais que el mediano termine de jugar, veis entrar a Eoffram Troyas. Pone cara de sorpresa al encontrarse a la elfa en los baños de caballeros, pero se recompone enseguida.

Viendo que no hay nadie más en los baños, cierra la puerta y se desabrocha la camisa por el calor que hace en la habitación - Buenas tardes caballeros, el guardía de la puerta nos ha informado de su regreso y al parecer traen las reliquias que faltaban ¿cierto? Lo digo para evitar confusiones como la de la otra vez... - parece que va a continuar, pero se lo piensa mejor y pone cara como esperando que se lo confirméis

Galid frunce el ceño levemente al ver como Troyas entra sin pedir permiso. Aún así no tarda en relajar la cara y escuchar lo que tiene que decir.

Cita:

Si, sería conveniente no volver a hacer el ridículo, ¿verdad?- una maliciosa sonrisa asoma en la comisura de los labios del mago. En cambio no contesta a la pregunta del semielfo, y sin hacerle demasiado caso termina de colocarse la túnica. Prefiere dejar que se ponga algo nervioso.

Por supuesto. Una vez que lo que importaba estaba a buen recaudo ya pudimos ir a por vuestros juguetes... - comenta Morgran un poco enojado de que el noble valorase menos la vida de sus conciudadanos que las reliquias...