Partida Rol por web

Una vez obtenida toda la información posible del pianista sin levantar sus sospechas... y una copa más, Gastelu decidió que era un buen momento de retirarse a la habitación, a compartir la información obtenida y a dormir, que los próximos días prometían bastante movimiento.

─Muchas gracias por todo. Me voy al catre, que hoy ha sido un día muy largo.

Amanece un nuevo día, habéis descansado y recuperado (lo que lo necesitáis claro) y es hora de iniciar el día con el desayuno. El hotel ha recibido otro par de llamadas de la embajada española en Suiza y un adelanto de gastos por lo que podéis acceder a casi todos los servicios que ofrece el hotel siempre que los gastos sean razonables.

Os encontráis a la hora del desayuno, junto con el resto de los huéspedes del hotel. Podéis ver que hay de diversas nacionalidades, entre ellos un grupo de asiáticos (japoneses por las vestimentas, ya que visten de manera tradicional). El resto pueden ser de cualquier nacionalidad.

Gastelu andaba algo desorientado. No sabía cuál tenía que ser el siguiente paso y, a decir verdad, tenía un momento de "bajón" en el que le daba un poco igual lo que pasara. Tal vez es que simplemente tenía mal despertar. Necesitaba un café. O un chocolate, porque los jodidos suizos seguro que no tenían ni idea de preparar un café decente. Pero de chocolate se vé que sabían un montón. Y tendría que mojar el chocolate con unas galletas, ya lo veía venir, porque no tendrían la menor idea de qué era una "porra". No, si al final hasta echaría de menos no estar en casa. En fin.

─Nosdías ─musitó todavía algo embotado el vasco cuando topó con el resto del grupo español.

Trillo bajo al comedor temprano, se sentó con una taza de humeante café negro como el carbón que no tocó. Ya estaba fría cuando llegaron los demás, pues el no muerto llevaba ya unas horas contemplando las idas y venidas de los demás. Procuró fijarse en los diferentes húespedes, que comían, que periodicos leían y como charlaban con los demás. No hablaba idiomas más allà de la legua universal y el español, así que se limitó a esperar.

Saludó con la cabeza a Gastelu, hosco.

El baño fue el preludio a una confortable y cálida noche de descanso. Hacía años que no disfrutaba de un baño y, a pesar de sentir como mi cuerpo iba expulsando las balas y estas se depositaban en el fondo de la bañera, mientras que mis heridas se reabrían para cerrarse definitibamente, fue sin duda lo mejor de la noche.

O eso creí hasta que me tumbé en la cama. - Dios... - Susurré al sentir aquel cómodo colchón bajo mi piel, acoplándose a cada curva de mi cuerpo. ¿Hacía cuanto que no dormía en una cama tan cómoda? Más aún... ¿hacía cuanto que no dormía en una cama? Ni lo recordaba. Me cubrí con las suaves y esponjosas sábanas y mantas y no tardé en quedarme profundamente dormida. Aquel intenso y placentero sueño obró milagros en mi cuerpo y me levanté casi restablecida por completo.

Una buena ducha fría me terminó de despertar y enseguida me vestí para bajar al comedor. Tenía tanta hambre que sería capaz de comerme una vaca entera. Y es que el desgaste de mi cuerpo al regenerarse había sido grande. Busqué a los demás con la mirada antes de pedir un café, un chocolate y una gran cantidad de hidratos de carbono convertidos en pan y miel y proteinas en forma de huevos. El camarero me miró sorprendido y le sonreí. - Sale más barato comprarme un traje que invitarme a comer. - Le dije guiñándole un ojo, para luego ir a sentarme con los demás mientras esperaba mi desayuno.

Se prepara un café bien cargado y coge algo de bollería para mojar. El bufé de desayuno es completo e incluso vislumbra algo de jamón serrano y queso con el que poder hacerse un bocadillo para acompañar un segundo café.

- Buenos días, espero que todos hayáis descansado bien. - señala a un hombre con un traje de armani y os comenta - ...la embajada ha enviado un anticipo de nuestros gastos y tenemos acceso a la mayor parte de las actividades del hotel siempre que sean razonables. Por lo que podéis pasaros por el spa si queréis...yo no lo descarto porque me duelen todos los huesos tras lo de ayer.

Mira a los huéspedes pero no se fija mucho en ellos, intenta ver si alguno le es familiar simplemente.

- No veo a nuestros compañeros, por lo que deben de llegar a lo largo del día de hoy. He hablado con algún empleado, han indicado que hay problemas de cobertura con los móviles y la comunicación por cable. Según ellos se ha caído el repetidor más cercano. - todos entendéis que no ha sido eso ya que lo visteis en directo - Para las comunicaciones están usando la comunicación por satélite, al parecer tienen un par de teléfonos de ese tipo y una conexión a internet de emergencia. Con muy mal tiempo apenas funciona así que no debería preocuparnos pero es importante que sepamos que existe esa posibilidad. Las carreteras se han cortado y la única forma de subir al hotel ahora mismo es a través de moto de nieve o del funicular que traerá a los invitados y como ya tiene unos años han decidido no usarlo con nosotros para acercarnos a Verbier o a alguna otra población cercana. 

Mira a Gastelu y le pregunta:

- ¿Te has enterado de algo anoche? Sé que fuiste al bar y fijo que hablaste con alguien...

- Oh, vaya... es bufé libre de esos... - Dije al llegar a la mesa y ver a Xavier con su desayuno en mano. - Con razón me miró así el camarero... - No estaba acostumbrada a todo aquello, se me veía a la legua que era poco más que una vagabunda errante. Al menos allí no tenía que estar pendiente ni de mi primo ni de aquellos monjes locos del Vaticano. - Si me disculpáis.

No tardé en regresar con un café, pan, jamón, queso y huevos. Y aquello era solo el principio. - ¿Spa? - Pregunté a Xavier cuando lo mencionó. - Nunca estuve en uno... creo que voy a probar todo lo que hay en este hotel. - Dije con media sonrisa antes de empezar a engullir aquello que había llevado a la mesa.

Escuché atenta la explicación que nos daba Silva sobre como podrían ponerse en contacto con el exterior en caso de necesidad. - Si no hay mal tiempo... ¿deberíamos sabotear esos equipos? - Miré a Gastelu. - Quizás reemplazarlos por otros iguales pero que no funcionen... - Dejé caer mientras veía como mi plato se iba quedando vacío de alimentos.

Trillo miró por encima del periodico doblado. No tenían mucho en español en materia de prensa internacional, pero Trillo se había agenciado de una copia del día de Solidaridad Nacional, una del Correo de Argentina y una copia de Últimas Noticias, de Chile.

- Si hay que sabotear, yo puedo hacerlo- comentó, de forma casual, sin dejar que su lenguaje corporal delatara de que hablaban al observador casual- pero no será discreto

Gastelu echó una miradita a Xavier antes de dignarse a contestar:

─Por si os interesa, ayer sonsaqué del pianista que habían llegado muchos peces gordos al hotel, incluyendo representantes del emperador japonés, empresarios de renombre mundial (como Cierva) e incluso un grupo de soviéticos (que tienen una planta reservada sólo para ellos). Y viene un tren repleto de famosos entre los que hay algunos actores, deportistas e incluso nobleza de la vieja Europa.

El vasco parecía que no había estado del todo ocioso durante la noche, mientras los demás descansaban. Tal vez aquel "interrogatorio" era el que le había procurado sus ojeras de hoy, aunque la verdad es que, más allá de una buena ducha, tenía un aspecto lamentable gracias al "accidente" con los soviéticos el día anterior. Estaba claro que la regeneración no formaba parte de sus poderes...

No se indica nada sobre lo que sucedió ayer. Ninguna noticia, ni siquiera a pie de página. Parece como si no hubiera pasado nada, así que eso indica que el gobierno suizo lo está tapando por algún motivo. En caso de un ataque así lo lógico sería evacuar a la gente del hotel, a no ser que interese que se celebre la fiesta.

- Entre los famosos vienen nuestros compañeros, intentaremos no llamar su atención de primeras. Como si no nos conociéramos al principio. - mira a Gastelu porque parece que va por él, aunque sonríe - ...¿qué más te contó tu nuevo amigo? Intenta sonsacarle o conseguir una de las tarjetas del servicio que abren las puertas. Podría ser útil.

Sobre lo que comentó la lobisome, el soldado lo medita un poco.

- De momento no creo que sea necesario el sabotaje, pero lo de darles el cambiazo con un teléfono que posea una grabadora...no estaría mal. - mira de nuevo a Gastelu - ...necesito que veas ese modelo para poder añadirles una mejora...

Mira luego a Cristina y a Trillo y les indica.

- Es posible que haya que sabotear la luz en algún momento, necesito que averigüéis donde están los generadores y que planeéis cómo realizar dicha acción. Trillo será el encargado de ejecutarla llegado el momento por su invulnerabilidad. ¿Alguna idea más?

─Pues yo qué sé, joder ─dijo Gastelu a la defensiva─ Los soviéticos son unos tacaños, el pianista es cubano y les tiene manía, los japoneses son poco habladores y tradicionalistas, y en el hotel hay una peluquería para caballero y señora, buscan gente en cocina que sepa idiomas (salario alto pero frío, siendo la temporada fuerte en invierno, que es cuando se puede venir a esquiar) y creo que no se me olvida nada más...

Xabier estaba estrujando al máximo a los chicos y Gastelu se agobiaba si le echaban mucha presión encima. Tal vez con un exceso de presión empezasen a aparecer cosas de la nada para sacarle de esa presión, quién sabe.

─¿Por quién me tomas? ¿Por un maleante? No respondas, no, ya te has retratado. Vale, te conseguiré una tarjeta de servicio y cuenta con ese teléfono trucado si conseguimos uno, pero piensa que no servirá de nada, sólo para llamar, no recibirá nada de nada, no puedo copiar algo tan preciso como un chip con contactos y esas cosas. Lo que sí puedo es colarle un micrófono a alguno de ellos. A lo mejor uno con forma de moneda, yo que sé...

El vasco era más eficaz que una navaja suiza (lo que no dejaba de tener gracia dado el lugar en el que se encontraban), pero también tenia sus limitaciones.

- En el periodico no viene nada- se limitó a señalar Trillo, secamente.- Ha volado por los aires una infraestructura de comunicaciones crítica y la prensa no ha publicado nada. Esta claro que hay alguien en el país que quiere que esta subasta siga siendo discreta. Seguramente podemos volar todo el puto hotel y nadie lo sabría nunca

Escuché atenta las palabras de todos. Yo no era ningún agente especial, no era militar ni nada parecido. Simplemente una mujer-lobo que se ganaba algunas monedas con sus dibujos mientras huía de su primo loco y ahora de aquellos monjes del Vaticano y que ahora se veía envuelta en una película de espías, donde mi vida corría tanto peligro como la de los demás. - No se preocupe. Sabré no conocer a nadie. - Le dije a Silva. Se me daba bien aquello. Quizás me hubiese molestado si el comisario hubiese venido con ellos, pero... tampoco es que tuviese muchas oportunidades con él. Seguramente estaría felizmente casado y nadie querría irse a la cama con una "perra salvaje".

Cuando Silva presionó al vasco miré al segundo y sus respuestas. Podía escuchar como su corazón se aceleraba y su respiración se agitaba. - Tranquilo Gastelu. - Le dije al hombre con voz calmada. - No es un interrogatorio. ¿Verdad Silva? - Pregunté al hombre con una sonrisa y me giré ante la intervención del Trillo.

- ¿Ha mirado la fecha del periódico? - Le pregunté al muerto-vivo o como fuera. - Si estamos aislados, dudo mucho que nadie envíe un convoy para traer la prensa de hoy a primera hora o que tengan una imprenta en el sótano del hotel y que saquen sus noticias desde aquí... - Le dije con una tenue sonrisa. No me gustaba nada aquel hombre. Era tan frío como su propio corazón muerto y más seco que la sangre que le quedaba en las venas... resecas sin duda... salvo que fuese otra clase de muerto.

Trillo repasó la primera página del periódico. La mujer lobo tenía razón en lo de comprobar las fechas, pero si ellos habían llegado, el cartero también podía llegar. Al fin y al cabo el periodico (y el catering), venían de algún modo hasta el dichoso hotel.

El periódico es de la fecha del día de hoy. En cambio los otros que hay son de días anteriores, ves que es un periódico local de Verbier por lo que ha debido venir en moto de nieve o en el funicular a primera hora con lo más necesario para estos días.

- Lo de volar el hotel...de momento no pero ya se verá llegado el momento. La subasta es importante para ciertas personas, en este tipo de fiestas se mueven miles de millones de dólares, euros, rublos y hasta pesetas. En una similar España logró comprar tecnología británica para los AV 8 de la Armada. Y eso que los británicos fingen no comerciar con nosotros de cara al público...

Hace una pausa y toma un sorbo de café.

- No es ningún interrogatorio...ni tampoco quiero presionaros demasiado...pero llegado el momento es posible que tenga que pediros un esfuerzo... - contesta tranquilamente al comentario de Cristina tras observar la cara de Gastelu. 

Ve que algunos de los japoneses se levantan y se fija en ellos. Visten ropas tradicionales y llevan tocados de hace dos siglos. Seguramente sean de alguna corporación tradicionalista o puede que los nipones hayan enviado a alguno de sus agentes.

- Tened cuidado con los japoneses. Escuché cosas de alguno de sus agentes...y preferiría no enfrentarme a ellos.

En su cabeza recuerda el nombre en clave Bushido que mató a cinco agentes franceses en un abrir y cerrar de ojos. Los cinco acabaron degollados en un bar de Vietnam el año pasado y de lo nervioso que estaban los operadores de radio locales transmitieron la información sin encriptar debidamente.

Decide alejar dichos pensamientos de su cabeza y comentar lo del periódico:

- Seguramente sea un periódico de la zona...Verbier no queda demasiado lejos y en moto de nieve se puede subir todavía o en el funicular aunque ese creo que recorre mucha más distancia. Realmente seguramente Trillo y tú podríais llegar al pueblo sin problemas...el resto de nosotros moriríamos congelados o nos perderíamos si hay tormenta.

Nadie dice nada más y en cuanto todos terminan de desayunar os levantáis y alejáis del comedor. Xabier os dice:

- Integraros en el ambiente del hotel... - mira a Gastelu y añade - Sin pasarse. Intentad averiguar lo que hemos comentado...como sabotear, como robar esos teléfonos...y luego a la hora de comer ya pondremos cosas en común. No os metáis con ninguno de los huéspedes...y alejaros de los nipones...pueden ser peligrosos. ¿Entendido?

Hablaban de aquello con una naturalidad que me asombraba. Yo no era nada de eso. Bueno, quizás algo ladrona... pero lo hacía cuando no tenía más remedio y era comida lo que me solía llevar. Pero ahí estaban hablando de volar el hotel, con... - ¿Y los clientes? ¿Y los empleados? - Bajé la voz asustada en parte por lo que estaba oyendo. - Una cosa en inutilizar sistemas de comunicación y otra... atentar contra vidas de inocentes...

El resto de comentarios me mantenían atenta y descolocada a la vez. No me gustaba acercarme a desconocidos, de hecho me resultaba incómodo estar rodeada de ellos. Era lo malo de que te persiguiesen y te intentasen dar caza como a un animal. El comentario sobre el pueblo vecino no me pasó desapercibido. - En caso de que ocurriese, señor, con lograr mantener mi conciencia al cambiar de piel, me encargaría de que Gastelu y usted llegasen al pueblo con vida. Siempre hay maneras y creo que les costaría, pero podríamos hacerlo juntos. - Le dije con absoluta sinceridad en mis palabras.

No había malicia en mí o al menos nunca la vi y si podía aprovechar mi maldición y usarla para hacer algo bueno al menos... seguramente me sentiría mejor con lo que era: un monstruo. Repetí plato ante los ojos de los demás. Mi cuerpo quemaba mucha energía cada vez que me regeneraba así y la comida era mi combustible. Prácticamente deboré en silencio mi segundo desayuno.

Una vez fuera del comedor, escuché las palabras de Silva y miré a los demás. - Esta bien... creo que daré un paseo por el hotel. Necesito estirar las piernas y quizás mi olfato me ayude a encontrar algo más. - Sus palabras nuevamente contra los nipones me llamaron la atención. - Y tranquilo, no tengo intención de hacer nuevos amigos aquí. Ya tuve bastante anoche con los ¿rusos?

- ¿Inocentes?- se extrañó Trillo.- ¿Crees que los operadores de la estación de radio que íbamos a destruir eran culpables de algo?Nos han reclutado para ejecutar a quien sea para cumplir la misión. Y el resto de agentes de por aquí son iguales- advirtió.- Si dejas que te coma la empatía, acabarás como un cadáver- le aconsejó, antes de levantarse y largarse con el periódico.

Recorrió los pasillos con mirada ceñuda, explorando las zonas abiertas del hotel (terrazas, gimnasios, piscinas y todos los lugares que se puedan visitar). Se entretuvo en memorizar todos los planes antiincendios y de emergencias y recogió los panfletos que había de muestra en el hotel. Su conocimiento del francés, el alemán o el inglés eran nulos, pero algunos traían planos y diagramas de la zona (especialmente los panfletos de caza y senderismo), que podrían ser útiles en caso de salir al exterior.

Inspeccionó el edificio para ver cuales serían los puntos estratégicos dónde colocar cargas explosivas, pero ese maldito hotel parecía diseñado por un demente y él estaba algo oxidado. Tampoco tenía muchos explosivos a mano, así que era una tontería preocuparse por eso.