Partida Rol por web

Scythe

Escena 2B: La reunión en el Talgo

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22/04/2019, 17:38
Director

Camináis hacia vuestros vagones, Álvaro va delante esquivando educadamente a la personas que se cruzan en su camino. Unos pasos por detrás camina Germán. Su habilidad lo hace idóneo para poder ver que hay sobre el tren y eso es algo importante antes de lanzarse a la acción. Para la acción ya está Álvaro y si equipo volador.

Cuando llegáis a la suite de Álvaro, comprueba que su equipo está donde lo dejó y que tardará al menos un par de minutos en vestirse adecuadamente. Tiempo más que suficiente para que Germán mire a través del techo y vea a lo que se enfrentará el capitán Azor.

Notas de juego

Ballesteros: Tirada de Percepción (está oscuro).

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22/04/2019, 17:41
Director

Te concentras en el sonido poco a poco y cuando logras aislarte escuchas otro diferente. El de una persona que intenta acceder a un vagón. Es un sonido lejano, podría ser uno de los vagones equipaje pero puede que haya más de un polizón a bordo.

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23/04/2019, 16:30
Álvaro Díaz de Vivar

Lo cierto es que me sorprendió la reacción de De La Cierva, asumiendo de aquella forma el control del equipo. Había entendido, equivocadamente por lo visto, que él ocuparía una posición de organización y logística, mientras que la dirección del equipo quedaba en nuestras manos. Pero estaba claro que un Grande de España no podía no tomar el control de la situación.

Además, estaban sus indicaciones. No tenía intención de ponerme el traje, coger mi arma ni mi propulsor.  Creía que eso era algo que quedaba reservado para una situación excepcional, que debíamos guardar una fachada como buena labor de espionaje que tratábamos de desarrollar. Aquello podía llamar demasiado la atención. De hecho, mi primera intención se limitaba a asomarme al techo del tren a través de la unión entre dos vagones, comprobando la dirección de aquel intruso para poder interceptarle en otra unión de vagones adelantándome a su ruta. No obstante, De La Cierva dio buena cuenta de un detalle que había pasado por alto. Existía la posibilidad de que aquel intruso accediera a una zona que estuviera restringida para mí.

Asentí e hice un gesto a Ballesteros para que nos apresurásemos. Debíamos evitar a toda aquella gente y acudir a nuestro vagón. Tardamos, de hecho, más de lo que me hubiera hecho sentir cómodo, especialmente sabiendo que ponerme el uniforme me llevaría aún unos minutos más. De modo que al entrar en mi compartimento me desprendí de la americana rápidamente, desabrochando la pajarita y comenzando a cambiarme.

Ballesteros, puede subirse a la cama y apoyarse en las baldas del armario para poder ascender hasta mirar por encima del techo. -Le indiqué, comenzando a ponerme ya el uniforme, que aún tendría que ajustar mediante su complejo sistema de correajes- Dígame lo que ve. -Le pedí, sabiendo que aún debía ponerme el propulsor a la espalda, y cargar mi arma. Al menos la ventana era lo bastante amplia como para permitirme salir por allí, aunque no debía activar el motor del propulsor hasta estar fuera, lo que lo hacía una maniobra algo más compleja de lo habitual.

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23/04/2019, 17:12
Germán Ballesteros

EL bibliotecario no había percibido nada del detonante de aquella situación de estress repentino. Cierto era que aquel no se configuraba como un viaje de plancer pero tanto lujo, oropel y, a la postre, tanto ir y venir "a todo tren" que el cuerpo le reaccionó de forma rara. De pronto una sensación de peligro le invadió y se puso más nervioso de lo que le hubiera gustado. La acción ya había llegado y ahora le tocaba nada menos que acompañar al Capitán Azor y ser sus ojos y oídos... quizá más aún.

Tras excusarse, Ballesteros tomó uno de los cuchillos de carne de la mesa y lo deslizó por su manga. SI aquello iba a empezar y a falta de algo más apropiado, aquel sencillo estilete plateado quizá pudiese sacarle de un apuro.

Corrieron ambos por los vagones hasta llegar al compartimento ocupado por Díaz de Vivar... no muy lejano, lógicamente, del que él mismo ocupaba. Éste comenzó a desvestirse rápidamente mientras daba órdenes a Ballesteros quien, a la carrera, optó por obedecerlas. Una vez sobre la cama activó sus poderes... invisibilidad para evitar ser detectado e intangibilidad para poder atravesar con el cuerpo el techo del vagó y asomar su cabeza para otear. El estilete a mano... nunca se sabe. 

- Tiradas (1)

Motivo: Percepción

Tirada: 1d100

Dificultad: 76-

Resultado: 20 (Exito)

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24/04/2019, 16:01
Leopoldo Fischer

Durante la espera, el doctor se había centrado en repasar de nuevo el protocolo de actuación mientras disfrutaba de una buena copa de whisky escocés, que le ayudó a aligerar un poco sus preocupaciones y a centrarse en su cometido principal, al fin y al cabo, si tenían éxito, era muy probable que lograse matar dos pájaros de un tiro.

Leopoldo apareció en un elegante y clásico esmoquin negro y de un humor visiblemente mejor que con el que se había despedido con anterioridad. Aunque eran pocas las ocasiones en las que vestía de etiqueta, ciertamente hacía resaltar el lado más elegante del alemán dándole unos aires de aristócrata. Si algo se podía afirmar, era que no desentonaba en ese lugar, aunque esa sensación era solo algo superficial.

Una vez reunido con el grupo, arqueó una ceja mientas dirigía instintivamente la mirada hacía el techo y luego al Capitán Azor, aunque tanto él como su “secretaria” también se habían percatado de ello y ya actuaban en consecuencia.

- Por supuesto – afirmó ante la petición de su anfitrión.

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28/04/2019, 01:16
Azucena Ruiz

Mientras el Señor Díaz se dirigía a ocuparse de lo que fuera que sucedía en el techo de aquel vagón, el Señor De la Cierva comenzó a darnos instrucciones. O yo había entendido mal al pensar que sería Díaz quien ejercería de líder del equipo, o a nuestro anfitrión le habían entrado ganas de dirigir la misión de repente. En cualquier caso, no dejaba de resultarme curiosa la escena, debía ser muy fácil vivir así; dando órdenes para que todos hicieran el trabajo mientras uno se quedaba sentado en un entorno lleno de lujo.

Porque estoy convencida de que esto es algo que se repite mucho en su día a día.

Me concentré en el sonido del tren, tratando de determinar la dirección de lo que arriba sucedía, pero fue un sonido de otro lado el que terminó llamando mi atención. La sorpresa se vio en seguida en mi rostro, abriéndose mis ojos más de forma repentina. Entonces miré a los demás.

- Alguien intenta acceder a un vagón... Era un sonido lejano, creo que en los vagones equipaje. Puede que se trate de la misma persona, pero también de un segundo polizón. - compartí antes de mirar a De la Cierva. - Quizás debería ir a comprobarlo. - añadí, volviendo a concentrarme en los sonidos que nos rodeaban y que no deberían estar ahí.

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30/04/2019, 08:46
Juan Tomás De La Cierva

El millonario medita la información que acaba de suministrar Azucena.

- Vaya con ella Doctor. Es preferible que ninguno se mueva solo por el tren. Yo me quedaré aquí e intentaré que el personal del tren vaya a inspeccionar los vagones de equipaje también. Pero me fío más de sus sentidos y juicio que el de los trabajadores del tren.  - hace una pausa y añade - Actúen con cautela, aunque sean capaces de defenderse no sabemos qué tipo de polizón es. Podría ser desde un agente soviético a un asesino a sueldo...

Mira a su alrededor por si ve algo que pueda servir como arma pero no encuentra nada de nada. Los cuchillos aunque afilados no son buenos para utilizarlos debido a que carecen de mango y no están equilibrados para ser lanzados, el resto no serviría en una pelea salvo que estés entrenado para usar cualquier objeto como arma.

- No hay nada que pueda darles para usar como arma...así que vayan con el doble de cautela.

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30/04/2019, 08:56
Director

Notas el frío en la cara, al menos fuera del vagón hay temperaturas bajo cero sin lugar a ninguna duda. Echas una ojeada y te concentras lo suficiente para ver a un joven de complexión atlética avanzar sobre los vagones usando una especie de ventosas en manos y rodillas. 

Lleva pasamontañas y va vestido de oscuro, lo que hace que cueste un poco verlo pero gracias a que la luna está en su apogeo es posible divisarlo. 

A lo lejos te parece ver la cabeza de otro hombre aunque no puedes afirmarlo con suma certeza ya que está en los vagones finales, los del equipaje.

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02/05/2019, 11:50
Leopoldo Fischer

Leopoldo asintió ante la nueva petición del anfitrión.

Si bien es cierto que prefería quedarse leyendo o repasando los escritos de Ocaña a compartir una cena con desconocidos con los que no compartía afición alguna en que cada momento de conversación tendía a volverse tenso e incómodo, esta última situación se le antojó más agradable ante la inminente misión con posibilidades de cruzarse a polizones asesinos o soviéticos seguramente poco amistosos.

- Lo haremos lo mejor que podamos, señor – afirmó ante el Grande de España para luego girarse hacía su compañera de equipo - Avíseme cuando nos acerquemos al lugar – comentó el almenan con seriedad y una respiración ligeramente agitada mientras tomaba la delantera y sopesaba alguna de las varias situaciones que se podrían llegar a dar.

Aunque el doctor no era ningún soldado, habría agradecido el poder contar con un arma, pero de momento la prioridad era conseguir información y volver. Con un poco de suerte y la superaudición de la señorita Ruiz, podrían evitar cualquier tipo de contacto directo con el infiltrado.

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06/05/2019, 20:24
Azucena Ruiz

A De la Cierva le pareció bien que fuera a ver qué sucedía, pero pidió al doctor que me acompañara, no queriendo que nos moviéramos solos por el tren e insistiendo en que actuáramos con cautela. No me hacía ninguna gracia que Fischer me acompañara, pues cabía la posibilidad de que terminara poniéndose en peligro si las cosas se torcían. Además, si la situación se complicaba, contar con un científico al lado podía resultar ser más un lastre que una ayuda.

Asentí a nuestro anfitrión con su última petición de cautela, poniéndome en pie habiendo dejado la carpeta en la mesa. El Señor Fischer dirigió unas palabras al Señor De la Cierva y me pidió que le avisara cuando nos acercábamos al lugar, tomando la delantera. Asentí en silencio a su petición y le seguí.

Me llamó la atención su forma de proceder, pues era yo quien podía localizar el posible peligro y quien estaba entrenada para solventar situaciones como aquella, pero el doctor creyó por algún motivo que debía ser quien fuera delante. Me pregunté entonces a qué se debía aquello, ocurriéndoseme varios motivos, como que me viera incapaz de afrontar una situación así, que su instinto de protección fuera tan fuerte que necesitara ir delante de mí, o que realmente el Doctor Fischer no fuera sólo un doctor.

En seguida disipé aquellas ideas de mi mente, centrándome en los sonidos del tren, y más concretamente en aquellos que no debían estar presentes. Mientras avanzábamos, segura de que nadie me miraba, una más que tenue sonrisa se dibujó en mi rostro por un instante al recordar las palabras de De la Cierva en referencia a las armas.

Como si las necesitara...

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07/05/2019, 17:32
Germán Ballesteros

Ballesteros volvió a descender al interior de la cabina... el compartimento que servía de cuarto al Capitán Azor... er... a Díaz de Vivar. Aunque ya muy probablemente ya se hubiese pertrechado de su uniforme de batalla ahora era difícil discernir dónde acababa el hombre y comenzaba el héroe. De cualquier modo, la presencia del Capitán allí junto al bibliotecario resultaba cuanto menos, inspiradora:

- Hay dos hombres... justo encima de nosotros. Un poco más adelante. Van vestidos de negro pero hay buena luna. Podrá verlos si decide salir ahí afuera. Por cierto que hace un frío de cojo... digo... de narices.

Ballesteros bajó del armario en el que se había encaramado. Apenas unos compartimentos más allá tenía las armas* hechas de material coherente que le pidió a De la Cierva y estaba dispuesto a usarlas. Había que parar a aquellos hombres e interrogarlos.

- Me ha parecido que llevaban una especie de sistema de ventosas con el que se sujetaban al techo del tren. ¿Va a salir...? - preguntó con la ilusión de un niño de siete años pintada en el rostro.

Notas de juego

* Recuerdo que pedí dos cuchillos de material coherente pero no recuerdo si De la Cierva nos llegó a conseguir toda la carta a los Reyes Magos. XD Si no es así lo edito y seguimos p'alante con lo que haya.

Máster: Sin fallo, eso es fácil de colar en el tren.

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07/05/2019, 19:12
Director

El capitán no tarda demasiado en ponerse el traje y prepararse para salir al exterior, ahora debe buscar una forma de hacerlo sin poner en peligro los cristales ya que encender el impulsor demasiado cerca podría reventarlo o causar daños a la estructura de los vagones.

Ballesteros piensa en recoger los cuchillos que le proporcionó el Grande de España. No le llevará más de medio minuto realizar dicha acción si se da prisa, aunque observa que solo uno de los que caminaban por el techo sigue en el. El otro parece que ha accedido a un vagón del tren.

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07/05/2019, 19:14
Director

Escuchas que uno de los que caminaba por el techo ya accedió a uno de los vagones, ha abierto una especie de ventanilla sin "apenas" hacer ruido y ha entrado mezclándose con la gente. No ha tenido ningún problema porque no se ha sorprendido nadie. 

Por el sonido está en uno de los vagones cocina, justo tras los vagones comedor. Es ahí a donde os debéis dirigir.

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08/05/2019, 12:09
Capitán Azor

Era curioso cómo ciertas cosas se mantenían vivas en la costumbre a pesar de la falta de práctica. ¿Cuánto tiempo llevaba sin ponerme el equipamiento completo? Demasiado, sin duda, a pesar de que había tenido la oportunidad de disfrutar del impulsor de vez en cuando en vuelos de recreo, cuando las obligaciones lo permitían. Sin embargo, fui capaz de presentarme listo para inspección en un tiempo admisible, seguramente no tan diligente como en otros tiempos pero igualmente listo para cumplir con mi deber. Ballesteros se asomó asombrosamente a través del techo, en un alarde impresionante que no desmerecía con su humildad habitual, sino más bien al contrario. Desde luego, aquí dentro soy de poca ayuda. -Indiqué ante la pregunta de Ballesteros, colocándome el casco bajo el brazo y abriendo la ventana para asomarme al exterior. En efecto, era noche con luna, lo que facilitaba la visión, pero aún así me puse el casco para disponer además de la alternativa que suponía el visor de infrarrojos- Lo malo es que ellos también me verán a mí. El propulsor no es para nada discreto. -Lamenté, volviendo a asomarme, y tratando de valorar el entorno cercano a las vías, la altuta y otros parámetros como el viento. Podía asomarme a través de la ventana y saltar, alejándome lo bastante como para activar el impulsor antes de precipitarme del todo. Otra opción era tratar de trepar al techo del tren por el exterior y emplear el propulsor sólo como recurso de emergencia.

Notas de juego

Quería postear como el capitán Azor, ya que me he puesto el traje, pero parece que no está asignado el personaje en esta escena así que no puedo. Quedo pendiente de la valoración de las dos opciones planteadas.

Director: corregido lo del capitán Azor. La opción más segura es trepar al techo, la otra es más peliculera pero me sirve (no hace falta tirada para ninguna, las considero acciones posibles para tu personaje). 

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08/05/2019, 18:54
Germán Ballesteros

- Aguarde un momento, Capitán... - exclamó Ballesteros casi asiendo del brazo a su acompañante. - El primero de los tipos ya ha entrado en el tren y no me extrañaría que el segundo lo hiciera también. Yo quiero pasar por mi compartimento a por unas armas que dispuso para mi De la Cierva... quiero decir que si caminamos hacia la cola del tren deberíamos toparnos con ellos.

Germán dudó un instante. 

- A menos que lo que hayan venido a hacer aquí esté en los vagones de equipaje. En ese caso creo que deberíamos emboscarlos... usted desde afuera y yo desde dentro. ¿Vamos...?

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09/05/2019, 07:23
Capitán Azor

Aún estaba calculando mis opciones para salir, cuando Ballesteros me detuvo, pues parecía haber descubierto algo más. Uno de los intrusos había accedido ya al interior del tren, lo que nos iba a dificultar las cosas. Mi traje, con el casco y el propulsor, no eran precisamente el equipo adecuado para una tarea de espionaje en el interior del tren, algo para lo que debía haberme limitado a portar la Tizona. Sin embargo, aún podíamos aprovecharnos de la situación táctica.

Limitaremos su número y sus opciones. -Indiqué a Ballesteros, sujetándome al marco superior de la ventana y sacando la pierna en busca de un punto de apoyo firme- Yo me ocuparé del intruso del techo, quitándole de en medio. Usted busque al otro y sígale, no intervenga. Averiguar qué busca exactamente podría ser beneficioso para nosotros. -Expliqué asomándome al exterior, sujetándome como podía y apoyando ya el segundo pie. Miré al frente, asegurándome de que no pasárselos cerca de vegetación, accidentes del terreno o túneles- Buena suerte, soldado. Que Dios le acompañe.

Con aquellas palabras, una despedida habitual antes de las misiones militares, me atreví a soltar una de mis manos del marco y llevarlo a mi casco para saludar marcialmente. Entonces me solté del todo, tomé impulso y salté lo más lejos que pude de la ventana, el vagón y el tren, activando el mando del propulsor en el último instante. Pude sentir el brusco impulso y la potencia del motor, al tiempo que me veía izado a las alturas en una curva que yo mismo controlaba tras años de instrucción y práctica de vuelo. Activé el visor de infrarrojos del casco y busqué al intruso a lo largo del techo del tren, dispuesto a embestirle y sacarlo de allí. Tal vez pudiéramos mantener una breve charla en tierra, después de eso.

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09/05/2019, 13:31
Azucena Ruiz

A veces aquel poder resultaba abrumador, aunque había logrado manejarlo bastante bien en relativamente poco tiempo. Recordaba los primeros días, cuando me invadían innumerables sonidos que no podía evitar escuchar. Afortunadamente, aquellos días quedaron atrás. Ahora lo más complicado era discernir qué me interesaba escuchar de entre todo cuando me rodeaba, que era mucho; y es que había llegado hasta a captar sonidos y voces que se encontraban a varios kilómetros.

Una vez detectado lo que verdaderamente nos interesaba, le di un par de toques en el hombro al doctor para llamar su atención.

- Son más de uno. Uno ha logrado entrar ya, casi sin hacer ruido y mezclándose entre la gente sin problemas. Está en uno de los vagones cocina, tendremos que atravesar los vagones comedor para llegar. - compartí en voz baja.

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09/05/2019, 13:38
Germán Ballesteros

El saludo del Capitán Azor resultó inspirador. Ballesteros sintió una quemazón de orgullo patrio en el pecho que hizo que se le pusiesen los pelos de punta. Sin embargo aquello ya había comenzado... tras días de asueto y oropeles la acción llegaba de forma repentina y así lo constató el Capitán cuando hizo gala de su maestría saltando de un tren en marcha a la vez que se elevaba con la potencia de dios sabe cuantos caballos a sus espaldas. 

Era el momento de moverse.

Ballesteros salió al corredor a toda prisa. Avanzó unos pasos y se introdujo en el compartimento que le servía de camarote. Allí rebuscó entre sus cosas hasta dar con el objetivo. Dos puñales largos y extremadamente afilados que, como por ensalmo, obedecían a sus impulsos y se mimetizaban con los poderes del bibliotecario. Vale que el Capitán le hubiese ordenado seguir al objetivo de dentro del tren... pero si se propiciaba un encontronazo no iba a darle la posibilidad de atacar. Germán Ballesteros era verdaderamente letal con las armas afiladas. Aunque por sus aspecto de gris tiralevitas jamás se podría sospechar.

Una vez pertrechado Ballesteros activó ambos poderes a la vez. Su cuerpo perdió toda consistencia a la vez que la imagen que devolvía de sí mismo se volvió más y más translúcido hasta desaparecer por completo. Mantenerse de esa guisa en un tren en marcha no resultaba fácil pero Germán no era un neófito y en los Campamentos en los que el Régimen se había dedicado a instruirle de joven había logrado progresos considerables en el control de sus habilidades.

Ahora solo debía avanzar por el tren en dirección hacia dónde había "aterrizado" el primero de los asaltantes... y pegarse a él como una lapa.

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13/05/2019, 14:46
Leopoldo Fischer

La exactitud de los detalles que iba dando su compañera fascinaban al Doctor que, mientras una parte de él seguía adelante, otra fantaseaba con intentar descubrir el funcionamiento de ese poder. Valoró por un momento tocarla y poder contar con la misma ventaja, pero el ser precavido le había ayudado a sobrevivir durante muchos años y de momento la situación no merecía correr semejante riesgo. Así que simplemente asintió ante las indicaciones mientras seguía caminando en dirección a los vagones comedor.

- Me deja impresionado, señorita Ruiz, a esta distancia y con todo el ruido que debe haber… - dijo susurrando sin dejar de mirar al frente, había demostrado sobradamente ser capaz de escuchar eso y mucho más - ¿podría identificar al polizón si nos cruzáramos con él? – preguntó por curiosidad mientras seguía evaluando esa capacidad auditiva sobrehumana.

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13/05/2019, 21:35
Azucena Ruiz

Mientras poníamos rumbo en dirección a los vagones comedor, el Doctor Fischer se dirigió a mí para alabar mis habilidades. Sonreí de medio lado, una sonrisa generada por un sentimiento agridulce. Ciertamente, lo que era capaz de hacer era increíble, pero no era por méritos propios, ni algo que en realidad había deseado poder hacer.

Ante su pregunta, me quedé pensativa unos segundos, valorando la situación. Si el intruso no se detenía podría hacerlo, pues me encontraba siguiendo el sonido que generaba, pero una vez se rompiera aquella especie de "conexión" con él, no estaba segura; y suponía que el doctor preguntaba por eso.

Nunca había hecho algo parecido, pero teóricamente, debía ser capaz de saber si una persona era o no el polizón si previamente lograba identificar algún sonido en él que le diferenciara de los demás. Sería sencillo si llegaba a hablar mientras seguía su rastro, aunque también podía intentarlo centrándome en cómo caminaba o en el latir de su corazón.

- No estoy segura, pero podría intentarlo. - respondí al alemán sin dejar de avanzar, continuando centrada en el sonido que generaba aquel intruso y en los matices que podrían diferenciarle del resto de pasajeros del tren.