Partida Rol por web

- Creo que hay una habitación al lado de ésta.- afirmó el mestizo infernal mientras salía de la sala y se dirigía al pasillo en el que se las vieran con dos ladrones. Cuando llegó a la puerta de la estancia que debía estar contigua a la de la reyerta, inspeccionó la puerta antes de abrirla...

De pronto les llegó un extraño sonido procedente de la habitación contigua.
Mordred, que también lo había escuchado, se puso en movimiento con rapidez y el varisio hizo lo propio.

Plas..... Plas...... Plas....

El hechicero tiefling se acercó dando palmadas pausadamente... Y con un rictus risueño.

Menos mal, pensé que tendríamos que salir con el rabo entre las piernas... Oh! Gracias, avezados guerreros por librarnos de nuestros enemigos con vuestra destreza en combate! Pero.... ¿Dónde vais?-exclamó al ver como tanto su hermano como el feo varisio se dirigían a un punto concreto de la...pared?

- ¡¡Vamos!!- urgió a su hermano para que fuera hasta la puerta del pasillo en la que se encontraba. Justo acababa de oír un ruido. - ¡¡Aquí dentro se cuece algo!!...- añadió apresurando a su gemelo infernal, mientras abría la puerta...

Mordred se encontró una habitación pequeña detrás de la puerta, con un pequeño y humilde camastro, y un mobiliario más bien exiguo.

Un hombre, de avanzada edad, se levantó, a duras penas, del camastro para recibir al grupo:

 - ¿Qué es este escándalo? - Preguntó ante el evidente combate que había habido en la habitación contigua - ¿Quiénes son ustedes que perturbáis el descanso de la pobre y humilde gente?

Al abrir la puerta se encontraron con un abuelete que se levantaba en ese momento de la cama.
- Quédate en la cama, viejo. - se adelantó el varisio. - ¿Qué sabes del robo al Goblin Dorado?

Zendr estaba tenso, no apartaba las manos de las caderas, con los dedos acariciando el cuero de las empuñaduras.

- ¡¡De viejo nada!!- interrumpió Mordred casi sin escuchar lo que Zendr estaba diciendo - ¡¡Quítate la pintura de la cara y empieza a cantar o te reventamos a patadas, hideputa!!- añadió el mestizo infernal. Estaba claro que había usado un disfraz. El tiefling tenía conocimientos en la materia y aquel individuo había intentado a la desesperada engañarlos... ¡¡Qué te quites el maquillaje, julandrón!!- exigía nervioso.

¡¡Ah!! Y cuando te limpies ese feo jeto, responde a mi colega o mi hermano te arrancará el corazón... ¡¡Y no!! No es una forma de hablar...- concluyó con una risa siniestra.

Dredmor acudió presto a la llamada de su hermano como mosca a la mierda... era una buena metáfora.... y se encontró con un viejuno achacoso que apenas se tenía en pie...

A ver, payaso... ¿donde está nuestro dinero? Hace bastante que se me ha agotado la paciencia con la chusma de esta pocilga y no tengo el rabo para verbenas... Me vas a decir dónde está el dinero del Goblin Dorado o te suelto a estos para que te revienten... son asesinos reputados que acaban de darse un baño de sangre con tus compañeros... yo de ti colaboraría...

Viendo que su truco se había ido por la cloaca, el aparente viejo saltó con gracia felina, daga en mano, para intentar posicionarse enfrente de Mordred.

Mordred tenía buen ojo... había descubierto el truco con un simple vistazo.
El tipo se lanzó cuchillo en mano contra ellos y el varisio se preparó para un baile más.

- ¡¡Maldito ascopavo!!- exclamó el tiefling cuando vio al gañán abalanzarse con la daga en ristre. - ¡¡Te vas a tragar la daga doblada!!- advirtió de forma malcarada mientras se posicionaba para atacarle. - Y cuando estés muerto, cocinaré un guiso contigo y se lo daré a los muertos de hambre de este puñetero agujero...- rió maliciosamente.

¿Por qué no hay nadie considerado en este tugurio? Venimos preguntando y la respuesta siempre es violenta.... Nos empujan a la violencia y la masacre.... y luego hay quien nos culpa por ello!

Arrebujado en su capa, el tiefling mostraba su lado más dramático por un mundo que solo respondía ante los malos modos...

Bueno... la muerte ha sido tu elección, pringao de mierda.... Adelante, chicos, reventadlo.

Al bueno de Mordred, una víctima de las lacras de la sociedad -entre las que se encontraba su hermano- le habían tocado las pelotas bastante aquella noche aciaga. El asco de pavo que tenía delante, no sólo formaba parte de la banducha que les había robado patilleramente, si no que el gachó encima se las daba de gallito cuando estaba rodeado de gente con los huevos pelados de matar y dar palizas.

Sin más, cubrió la distancia que lo separaba de aquel mentecato y con un ademán felino y letal, le hincó el estoque hasta los más profundo de su alma, pues el tiefling no era únicamente diestro, también era fuerte... bastante fuerte.

- ¡¡Toma bucharná, comedor de la basura!! ¡¡Qué guiso tan delicioso vamos a hacer contigo!!- dijo completamente descontrolado, mientras disfrutaba del dolor que estaba ocasionando.

Mátalo, hermano! Nos haremos un potaje con sus vísceras!