Partida Rol por web

Como no!!... tenía que aparecer, estos compañeros más que ayudar molestaban..Pensé. Tras el golpe y ver a Keira. Por suerte aunque molesto, no me había hecho demasiado daño. Observo de nuevo el lugar donde estaba y me acerco a seguir con mi tarea.

Sin contestar a Keira escucho al bruto del bárbaro chillando cual perro encerrado. Desvelando su posición y ayudando así a la persona o animal que había hecho gritar a la chica.

Keira contesta al hombre desvelando la nuestra y se vuelve hacía ellos mientras yo continuo con lo mio.

Master decias que lidia estaba buscando algo en el suelo,escarbando cuando llegó Keira. ¿Debo tirar dados? para seguir buscando-

Mientras el nórdico hablaba, Keira se apoyó en uno de los árboles. El pie izquierdo reposaba sobre el tronco y, tras haber envainado la espada, escuchó al hombretón con la cabeza gacha y una sonrisa cínica en sus labios. Cuando éste terminó, levantó la mirada y enarcó una ceja.

- ¿Ya has terminado...? - Le preguntó con un sutil tono irónico en su voz. - Tranquilo que tomaré nota de todas tus brillantes ideas... Pero piensa que mientras estás aquí dándonos tan magníficas lecciones, ese que tú dices podría estar sobre esa rama apuntándote con una cerbatana y riéndose de toda tu grandilocuencia... - Esas palabras las acompañó con un suave movimiento de su mano enguantada, señalando la rama de un enorme y frondoso árbol. La joven, al ver que Karinna parecía recuperarse y empezaban a caminar hacia la playa, dio media vuelta y fue a avisar a Lidia, que todavía continuaba buscando algún rastro.

- Lidia, volvamos de nuevo a la playa... - Le dijo apartando las ramas que la cubrían. Su voz sonaba tensa, como una cuerda de violín a punto de romperse. Eskjö había sido el primero en proponer que se separaran, y ahora montaba todo ese numerito porque ellas se habían apartado un par de metros... Keira negó con la cabeza y soltó un suspiro mientras esperaba a que la joven morena terminara lo que estaba haciendo y así volver las dos juntas hacia la playa.

A pesar de mi firme decisión de mantenerme al margen, no puedo evitar una sonora carcajada tras escuchar a Eskjö.

- Perdona querido que te recuerde que el primero que no entendió la situación fuiste tú, empeñado en dividir al grupo a pesar de las indicaciones con las que llegamos a la isla. Si estamos en apuros ahora ha sido en parte a tu gran idea de minusvalorar el riesgo. Al menos ten la decencia de no intentar dar lecciones a nadie y no seguir insistiendo en separar al grupo. Y si no quieres ser líder, deja de tomar decisiones de forma unilateral, gritando en medio de la selva. Por favor...-  sentencio sin perder la sonrisa en ningún momento.

Me giro hacia la ussura y recojo el agua en cuando ha terminado de beber.

- Karinna, permite que te ayude hasta que lleguemos a la playa y te repongas un poco. 

Ya lancé la tirada y no encontraste nada.

Por lo visto, era inútil razonar con mis compañeros de grupo. No entendían el peligro en el que se ponían.

- Lo voy a decir una última vez, y no más. Yo dije de separarnos en terreno seguro, y en grupos de tres personas, de forma que no estuviésemos solos y los integrantes de cada grupo se vigilasen y se cubriesen entre ellos. Esto NO es terreno seguro y Keira y Lidia se adentraron solas, cada una por su lado, en la jungla, y sin consultar la decisión con el grupo. Y sí, Keira, podría estar ahí apuntándome con una cerbatana riéndose de mi grandilocuencia. También podría estar apuntándoos a ti o a Lidia con una cerbatana cuando os separasteis del grupo y os metiste en la espesura, sin avisar Lidia, y tú solo diciéndonos (casi ordenándonos) que nos quedásemos con Karinna, sin informarnos de si habías descubierto algo, o de cuáles eran tus intenciones. Luego el líder soy yo por pedir algo de sensatez. En cuanto a lo de la cerbatana, hay una pequeñíiiiiisima diferencia. Si lo hiciese ahora, vosotros me veréis caer y quizá podríais hacer algo por mi vida. Separada del grupo, nosotros ni sabríamos que habías sido atacada, ni dónde habías caído porque no lo veríamos. Sencillamente no habrías vuelto con nosotros y habríamos tenido que buscarte y quizá en ese tiempo ya estarías muerta, si el dardo estuviese envenenado, que es lo lógico si disparas con una cerbatana, si no menuda estupidez. Pero no os preocupéis, que la próxima vez que ocurra algo, no gritaré ni haré nada. Me limitaré a quedarme en el sitio más seguro que haya, y seréis vosotras las que os metáis en la boca del lobo. No os pienso reprender. Por último, solo os haré un apunte, tanto a ti como a Lidia. Karinna se apartó de nosotros y la perdimos de vista, y la siguiente vez que la encontramos, estaba desmayada en el suelo, posiblemente víctima de un ataque. No se qué os hace pensar y estar tan seguras de que eso no puede ocurriros a vosotras, o algo incluso peor.- tras esta segunda charla, dejo que Keira se marche, y me quedo en silencio, andando en el medio del grupo, al tiempo que le lanzo una mirada cargada de reproche y preocupación a Karinna. - Y ahora, que os den a todos por dónde amargan los pepinos. Yo me voy a la playa y me quedo allí. - Acelero el paso, avanzando unos metros por delante del grupo, lo suficiente como para quedarme sólo con mis pensamientos pero no tanto como para que el grupo me pierda de vista.

"Ah, Karinna... La que se ha montado por tu culpa, maja...", pienso para mis adentros."Si no te hubieras separado, no habría tenido esta discusión con ellas... Aunque por mi parte, pueden darle a todos por culo. No quiero saber más de ellos. En cuanto me vuelva al barco le propondré amablemente al Capitán Blake que me quiero apear en el puerto más próximo que haya, y pienso irme a la primera taberna que haya y beber aguamiel o cerveza hasta olvidarme de este barco de locos insensatos que no piensan con la cabeza. Supongo que llegarán con dos o tres barriles." Y esbozo una sonrisa mientras camino al pensar en ello.

Keira había creído que Eskjö se dirigía hacia la playa, pero allí estaba, dándoles el tostón una vez más y diciéndole lo que había hecho o dejado de hacer. 

La joven apartó la mirada ambarina de Lidia y la dirigió hacia el grandullón.

- ¡Eh...! Espera... Al menos cuando des tus sermones espera a que tu sermoneado pueda responderte... - En ese momento la joven estaba bastante enfadada, hecho que se podía apreciar en su rostro ligeramente ruborizado y en el brillo de sus iris. 

- En ningún momento mi intención fue alejarme sola... Empecemos por allí... Confié en vosotros y creí que me seguiríais. Había visto un movimiento entre las hojas y no quería perderlo. Así que mi primer impulso fue seguirlo y descubrir de quién se trataba. No sé de dónde sacas que os dije que os quedarais aquí, a ver si te quitas la cera de los oídos, porque mis palabras fueron... Que alguien se quede con Karinna... - Keira apretaba con fuerza los puños mientras las palabras salían de sus labios. - Que alguien se quede con Karinna... - Repitió, y esta vez sus pupilas observaron a cada uno de aquellos que tenía que llamar "compañeros"... Se daba cuenta de que no podía contar con ninguno de ellos, cada uno iba por su interés propio. No sabían lo que era cubrir las espaldas a un "compañero", reaccionar ante un peligro ni... ¡Bah! da igual... Para qué tantas explicaciones... La joven negó con la cabeza, con una extraña expresión en su rostro, mezcla de añoranza y decepción... En ningún momento había querido darle mayor importancia. Si no hubiera sido por la reacción de Eskjö, lo habría tomado como una anécdota divertida, una de esas anécdotas de las que luego te ríes con una jarra de ron. Había corrido tras algo imaginario, preocupada por su compañera, y casi había caído de bruces al tropezar con Lidia, de la que ni se había dado cuenta de que se había separado. Maldición, sólo me he separado dos metros, ¿de qué mierda va...?

- Es una tontería seguir discutiendo ésto... Ahora nos vemos en la playa... - Murmuró y se volvió de nuevo para mirar a Lidia... - ¿Has terminado...? - Le preguntó bajando la voz.

Había captado la mirada del nórdico y la aceptó con una leve inclinación de cabeza. El dolor remitía y le costaba menos avanzar en pos de sus compañeros.

-Muchas gracias, Clady- no podía evitar sentir cierta admiración por la dama. Su opinión en cuanto a las prioridades de la joven de cabellos de oro había pasado de un extremo a otro conforme había demostrado tener los pies en el suelo mejor que muchas de las personas que había conocido. Caminó junto a ella  y junto a Edward mientras las voces de Skjö y Keira llenaban el aire con su discusión en su regreso a la costa.

Tras examinar bien la zona y de escuchar como dos de mis compañeros discutián cual pareja. Una vez acabada la conversación Keira se acercó y me preguntó si había acabado,me hubiera gustado decirle que no, pero en esa zona no parecía haber nada más.

Podemos irnos.- Comenté sin elevar la voz, el ambiente ya estaba demasiado caldeado. Levantandome sobre las dos piernas me dispuse a seguir al grupo lentamente guardando mis armas y observando el entorno. Era evidente que nuestro grupo no estaba aún preparado para el reto que nos esperaba.

La situación era tensa, y no era de extrañar. Estabais todos en una situación nueva, con gente que habíais conocido hace apenas unos días. Os enfrentabais a un enemigo desconocido, con peligros que ninguno sabía. Y para más inri, nadie sabía sobrevivir en una selva.

Las discusiones eran algo que iba a suceder en una ocasión o en otra... Mientras os acercáis a la playa, con Eskjö por delante, Karinna acompañada de Edward y Clady, y Lidia y Keira por detrás, escucháis un chapoteo en el agua.

El primero en verlo es el nórdico, luego uno a uno observáis desde el borde de la frondosa selva un enorme felino que juega en la orilla. Por el momento el animal no da señales de haberse percatado de vuestra presencia, y sigue su juego tranquilamente.

- Nada, nada- respondo a Karinna con una leve sonrisa, ahora que todos nos hemos puesto de acuerdo en ponernos en marcha. 

Ofrezco uno de mis brazos y la ayudo a salir de la selva, acompañada de Edward, que ha tenido el buen tino de mantenerse en un discreto segundo plano. 

Todo parece ir bien hasta que veo al majestuoso tigre. Lo primero que hago es pararme un segundo y quedarme sin respiración por la majestuosidad del animal. Es realmente hermoso y apabullante.

-Y peligroso... a ver si vamos a morir todos porque te gusten los gatos- pienso regañándome a mi misma.

Me giro hacia mis compañeros, me llevo el dedo índice a los labios indicándoles que debemos ser silenciosos y reanudo la marcha poniendo mucho cuidado de donde piso. 

Estaba caminando hacia la playa, cuando de repente, detecto la presencia de un enorme felino que juguetea en la orilla de una charca cercana. Mis músculos se tensan de repente e inmediatamente me pongo alerta, pero enseguida me relajo un poco al darme que cuenta que todavía no nos ha visto... ni oído.

A pesar de la reciente bronca que hemos tenido, me vuelvo inmediatamente hacia el grupo llevándome un dedo a los labios en señal de silencio y señalo al enorme y bello animal. A continuación, hago señales de que sigamos avanzando en silencio hacia la playa. En caso de que nos detectase y nos persiguiese hacia la playa, lo mejor sería que yo fuese quien se enfrentase en primer lugar al animal, pues soy el más corpulento de todos, así que espero a que el grupo llegue hasta mí para seguir avanzando.

"Si nos siguiese a la playa, podríamos meternos en el agua, donde el animal perdería su ventaja en el dudoso caso de que intentase introducirse en ella."

Enlazó su brazo con el de Clady, avanzando ambas con la misma cadencia al andar. También detuvo su caminar al encontrar la gran bestia que parecía ignorarles y, asintiendo levemente al gesto de Clady, le devolvió el mismo frunciendo levemente los labios y apoyando en ellos un dedo, casi olvidándose incluso de respirar con tal de no atraer sobre ellos la atención del felino.

Lidia iba en ultimo lugar,detras del grupo aunque solamente la separaban unos pasos de keira,situada delante de ella. Lidia todavía iba ateta a su alrededor,a pesar de ser ahora un grupo nadie podía asegurarla que aquel hombre no estuviera observando. Procurando no hacer ruido y con las manos colocadas al lado de las empuñaduras de sus armas vio como él resto del grupo señalaban a un lado de la zona mientras hacian el mismo gesto de silencio. Cual concurso,todos repetian lo mismo,en otro momento Lidia se hubiera empezado a reír.

Agachandose levemente y flexionando la cadera inclinandose e intentando amortiguar ko maximo posible sus pasos,continuo cual fantasma pasando cerca del lugar donde es encontraba el animal,hacia la playa.

Keira caminaba unos pasos por delante de Lidia. Iba malhumorada y perdida en sus pensamientos, cuando de repente observó como sus compañeros bajaban el ritmo y parecían andar a hurtadillas, indicando con un simple gesto que mantuvieran silencio. 

La joven se agachó y miró mientras se encasquetaba bien el sombrero. Sus ojos ambarinos se abrieron como platos al ver al enorme felino y una sonrisa se perfiló en sus suaves labios.

Lástima que no esté Pol aquí... 

Con la mano apoyada en la empuñadura de su espada, empezó a caminar, en silencio y siguiendo a sus compañeros...

Pasáis a una distancia prudencial del animal. Él, ajeno completamente a vuestras tribulaciones, salta y chapotea por el agua y la arena. Uno a uno abandonáis la selva para volver a la playa, alejándoos del felino en todo momento.

Cuando lleváis ya un buen trecho y estáis a una distancia segura, os detenéis. El tigre podría venir en cualquier momento, pero a esa distancia le veríais llegar a tempo de huir. ¿Cuál será vuestro siguiente paso ahora?

Aquel lugar tan pacífico y solitario jamás podría ser perturbado por los gritos de nadie, pues aún permanece ajeno a trámites tan triviales como discusiones sin sentido. Este lugar prohibido se trata de la mente de Edward, quien prefiere relajarse y dejar volar su alma libre, pues bien sabe que su cuerpo siempre será esclavo a los caprichos de la humanidad. Ningún hombre es libre, ni siquiera los piratas, pues todo el mundo esta atado a algo... o alguien, sea un capitán o su propio destino. Sin embargo, aquella isla paradisíaca alejada del mundo, parecía potenciar su espíritu bohemio.

Ayuda a Karinna para que pueda caminar, pues la joven parece moverse con dificultad, aunque poco a poco intenta recobrar fuerzas. Afortunadamente Clady esta dispuesta a ayudarle, aquella mujer realmente imponía respeto con aquella hacha y eso jamás dejo de sorprenderle.

Realmente le costaba trabajo concentrarse para escuchar a Eskjö, pero todas sus palabras fluyen con demasiada lógica, lo cual realmente llamaba la atención de Edward. Cualquiera se esperaría que semejante hombre de musculatura exuberante y rostro intimidante se comporte como una bestia, mas que como un pensador, sin embargo el nórdico se esmeraba en demoler el estereotipo enfatizando en un análisis completo de la situación. Aquel sujeto que parecía mas una bestia que un hombre y portador de semejante espada, fue el mismo que gritó con prepotencia, salvajismo y extremo descuido en medio de la selva. Sin duda es un hombre lleno de contrastes.

Pero ante nada, cree que Keira es una mujer independiente que sabe como manejarse en la vida, y realmente no necesita la ayuda de un desconocido como lo era Edward. Los ojos ambarinos de aquella mujer brillan con un fervor avasallante que cautivarían al mismo Poseidon. Así que simplemente se mantiene al margen, para preocuparse en cosas realmente importantes como la salud de la señorita Leva o el pequeño gatito juguetón en el río. 

Una mueca de extraña picardia se forma en su rostro al ver semejante animal, pues su belleza era aún mas cautivadora por peligrosa que por exótica. No puede evitar sonreir al ver el gesto de su compañera Karinna, llevándose el dedo a la boca para que hagan silencio y le guiña el ojo a Clady para que le siga la corriente. La excitación por el peligro inminente era mucho mas fuerte que cualquier temor. Los tigres son buenos nadadores y eso es bien sabido, ademas de que son capases de trepar un árbol sin mayor dificultad. Verdaderamente son depredadores perfectos, pero afortunadamente lograron pasar inadvertidos. 

Oigan, no pretendo ser el líder de esta curiosa excursión... pero sugiero que comencemos a caminar todos juntos por la costa este, antes de que nuestro pequeño amigo de rayas negras quiera unirse a la caravana y aguarnos la fiesta.- susurra mientras se frota la nuca con la mano izquierda y posa la otra sobre su cadera, siempre exhibiendo su mejor sonrisa galante - Puesto que las señoritas aquí presentes se ven demasiado tentadoras... para el tigre me refiero. Incluso estoy seguro que con el grandote tiene para un mes- Le guiña en ojo a Eskjö para demostrar simpatía y tratar de aliviar la tensión.

Una vez pasaron la zona crítica, Keira volvió a incorporarse y cogió su sombrero para poder abanicarse con él. Todavía no creía que hubieran podido pasar sin llamar la atención del enorme felino... Qué lástima... En el fondo le sabía mal, hubiera sido una lucha formidable... 

Al llegar a la playa, sintió la suave brisa marina y se detuvo, cerrando por un momento los ojos y dejando que el aire jugara con su cabello cobrizo. Volvió a colocarse el sombrero y abriendo de nuevo los párpados, contempló la enorme extensión de mar... Ya echaba de menos sentir bajo sus botas el balanceo de la cubierta, el salobre de la brisa y la inmensidad del océano. Allí, en aquella isla y con aquellos extraños, se sentía... insignificante... Sí, quizás aquella era la mejor palabra para describir la sensación que tenía. En el barco era alguien, la gente le respetaba y su capitán... confiaba en ella. Pero allí... Habían intentado tratarla como a una niña y eso era algo que no soportaba...

Se volvió al escuchar las palabras de Edward y frunció el ceño, aunque asintió con un ligero movimiento de cabeza.

- Sí, será mejor que nos alejemos... - Murmuró mientras empezaba a caminar unos pasos por detrás del galán. La humedad había hecho que la camisa se pegara a su cuerpo, haciendo que Keira se sintiera incómoda... 

Estaba caminando, cuando miró de soslayo a Karinna... Se estaban alejando y todavía no sabían qué le había ocurrido. Así que aflojó un poco el paso, y cuando estuvo a su altura y a la de Clady, se dirigió a la morena.

- Karinna... ¿Quién te atacó...? ¿Qué te ha ocurrido en la selva...? - Le preguntó, clavando su exótica mirada ambarina en los hermosos ojos verdes de la joven.