Partida Rol por web

Tras salir del comedor Lidia se dirijió hacía el camarote del capitán, no sabía exactamente el motivo por el que estaba allí, pero viendo como se comportaba Keira y después de verla entrar en el camarote estaba casi segura de que alguién se había quejado al capitán. Abrí la puerta, el camarote estaba dotado de una gran mesa, tras ella estaba el capitán, solamente había un foco de luz que venía de un candelabro.

Tras escucharle, cerré la puerta sin girarme para darle la espalda. Aún no me fiaba de aquel hombre. Pese a tener sus teorías Lidia prefería estar en silencio y que el capitán le expusiera porque estaba allí.

Supongo que no voy a tardar mucho en saberlo.-Contestó adentrandome sin prisa en la sala y me coloco de pie en frente del capitán.

Mi río ante el comentario de Edward.

- Me temo que lo mío es anudar... y después pedir a unos brazos fuertes que los afiancen-. explico antes de dar un buen trago a la bebida. Estoy muerda de sed.

Como siempre, el capitán aparece rodeado de su aire de misterio y blablabla.

-Lo que le gusta a algunos hombres llamar la atención... pero si ya es atractivo y capitán. ¿Hacen falta todos estos numeritos? No. Pero no seré yo quién lo juzgue. Me vale con la comida fresca y el aire libre. Y Lidia es muy guapa, no seré yo quién lo juzgue por intentarlo. Además, eso implica una candidata menos para la cama.

- Si, señor- contesto al capitán.

Miro a Pol y me encojo de hombros. Tenemos una conversación a medias pero no será esta noche cuando la terminemos.

Keira entró en su camarote y sonrió al comprobar que todavía no había entrado nadie. Se sacó las botas, dejándolas junto a su cama y se quitó los pantalones, quedándose sólo con la camisa larga y blanca. Colgó el sombrero en su percha y se estiró sobre la cama, con los brazos extendidos en forma de cruz. 

Sus ojos ambarinos empezaron a recorrer la madera que formaba el techo que tenía encima mientras su mente no paraba de dar vueltas a las palabras de su padre...

Papá... ¿Y si no soy capaz de hacerlo como tú...? Siempre había deseado llegar a tener su propia tripulación. Pero ahora que parecía más inminente, el temor a fracasar y decepcionar a su padre la corroía por dentro.

Colocó ambos brazos bajo su cabeza y dejó que sus recuerdos la abstrayeran... Cerró los ojos y regresó a aquella noche, cuando todavía era Elisabeth Edwing, una niña malcriada que se enfrentó atemorizada al capitán de los piratas. Recordó cuando entraron en su dormitorio, arrancándola del refugio de su lecho y la llevaron ante Blake Lemacks... Ella le dijo que su abuelo pediría su cabeza y él la miró y una sonrisa triste se formó en sus labios... Justo entonces supo que era su padre...

Karinna sonrió encantada con las palabras de Edward y rió con la réplica de Clady. Escuchó las palabras del capitán y se apuntó un punto en el marcador interior de menos bultos en el suelo del cuarto.

-A la orden capitán- dijo con voz dulce incorporándose y alcanzando a Clady, enlazando un brazo con el de ella en un gesto de camaradería tras su encogimiento de hombros - venga señorita anudadora,la escoltaré si me concede el honor hasta su camarote -enarcó las cejas un instante - dulces sueños, señores -se vuelve hacia sus compañeros y hace una exagerada reverencia. Era el capitán quien tenía derecho a calentarse la cama aunque ella no iba a olvidar el calor del norteño así como así.

El capitán se levanta sobre el escritorio cuan alto es. Parece que fuera a saltar sobre ti en cualquier momento, pero se mantiene sereno. Su voz va cargada de un tono de furia controlada.

- Eres muy insolente, Lidia.

Da la vuelta al escritorio y se queda de pie frente a ti, mirándote desde lo alto, con el rojizo pelo suelto cayéndole por los hombros.

- Julio me ha hablado sobre ciertos comentarios tuyos durante esta tarde. ¿Así que estabas mejor en la celda, eh? ¿Sabes lo que te esperaba esa misma tarde? ¡El cadalso! ¿Es eso lo que quieres? En cualquier momento puedo tirarte a los tiburones y darte lo que según tú te mereces. - El capitán pega un largo bufido y se apoya en el escritorio, cruzándose de hombros. - Se que no es tu elección estar aquí, ni tampoco lo mía que lo estés. No te digo que ames este barco, porque sinceramente no me importa lo que pienses. Por mi como si te enamoras de un sireno. Pero te estamos dando cama, de comer y tiempo libre. Otros harían cola por eso. - Te señala sin moverse del sitio. - Respeta eso. Respeta al Black Dragon y a mis hombres. O tus deseos se harán realidad y pasarás al más allá antes de lo normal. ¿Queda claro?

Cuando Clady y Karinna entran en el camarote, Keira se encuentra tumbada en la cama mirando hacia el techo, reflexiva.

Lidia observa al capitán sin moverse mientras se levanta de la silla, aquel hombre media como dos cabezas mas que ella y en su mirada se denotaba radía, irá y furia.

Sus primeras palabras no son precisamente de cortesía. -Bueno, me han dicho cosas peores.- Pensó sin moverse. En otra situación posiblemente habría sacado algún arma afilada para acallarlo,pero ese no era el caso.

Acto seguído empieza a confirmar lo que ella había pensado,sus sospechas eran confirmadas con cada palabra que salía de la boca de aquel hombre. En su mente Lidia estuvo apunto de soltar un comentarío. Aquel capitán decía que no deseaba asesinos en su barco, que nadie de los que estaban en el navio lo era.Aunque él si concedía las penas de muerte..que curioso...

En el fondo su comentarío había intentado ser algo sarcástico, pero al parecer nadie de los allí presentes pudo imaginarlo. Lo cierto es que no le apetecía demasiado estar en esa situación, estaba cansada de ese barco y de sus gentes en un momento había pensado decirle que prefería arriesgar su suerte con los tiburones, por lo menos así acabaría con todo, ni siquiera tenía claro porque había salido de la prisión y guiado a sus compañeros de celda al barco.

Efectivamente Señor Blake ni yo quiero estar aquí, ni usted quiere que lo esté. Como también dije esta misma tarde,durante mi estancia aquí respetaré sus normas y acataré sus ordenes, pero no pida que lo haga con una sonrisa.- Contesto algo molesta, aunque algo divertida..¿Ácaso me esta retando a aceptar su invitación para verme con los tiburones?¿Sería capaz si se veía obligado a llevarnos sin querer?. Sabía que la respuesta era negativa en ambos sentidos.- Elevando un poco la cabeza para poder mirarlo a los ojos y echando un pie un poco hacía atrás para crear algo de separación. Sigo contestando a su comentario.- Sino tiene más que añadir le deseo que pase una buena velada en su amado navio.- Contestó enfatizando la última parte de la frase.

Parece que el capitán te va a dejar ir sin añadir nada más, pero cuando ya tienes el pomo en la puerta su voz vuelve a sonar en la sombría habitación.

- Y ¿qué es lo que quieres? No quieres estar aquí, bien. ¿Cuál es tu deseo, pues?

Lidia se disponia a abrir la puerta del camarote para marcharse después de la poco agradable conversación cuando al poner la mano en el pomo de la puerta una voz suena en la oscura habitación. Lidia se encontraba de espaldas al Señor Blake por lo que no podía ver la expresión de su cara. En todo el viaje no se había sentido tan sorprendida como con aquella pregunta.

Volviendo en sí, pero sin darse la vuelta, Lidia agarro fuertemente el pomo del camarote y lo giró, sin llegar a abrir la puerta.

- No puede proporcionar lo que deseo,Señor Blake.- Contesto con un tono cargado de amargura.Acto seguído abro la puerta del camarote.- Buenas noches.- Digo antes de cruzar el umbral de la puerta para salir y dirijirme hacía el camarote compartido.

Al escuchar abrirse la puerta, Keira deslizó su mirada hacia ella y vio aparecer a Clady y a Karinna. La joven llevaba puesta una camisa amplia, que llegaba hasta la mitad de sus muslos. Su cabello estaba suelto y sus ojos se veían ligeramente enrojecidos. Se irguió, apoyándose sobre sus codos y una sonrisa bailó en sus labios.

- Buenas... - Las saludó desde donde se encontraba. La verdad es que su paso por el comedor había sido un tanto fugaz y no había tenido tiempo de hablar con nadie. 

- ¿Qué tal la cena...? - Parecía de bastante mejor humor que el que había mostrado en el salón. Guiñó un ojo y terminó de erguirse, quedando sentada sobre la cama.

Veo que Lidia me devuelve la mirada e inmediatamente, Karinna se despide de todos nosotros con una reverencia bastante exagerada. Realizo igualmente una reverencia pero más discreta, y me despido de la joven Usurra, así como de mi compatriota.

- Buenas noches, Karinna, Clady... - Luego me giro, dirigiéndome hacia Pol y Edward y les hago un gesto señalando la habitación. - Nosotros deberíamos irnos a dormir también, ¿no creéis? Parece que mañana nos espera un día bastante duro... - Acto seguido, me encamino hacia el dormitorio.

Le dirijo una última mirada a Karinna, antes de que se adentre en el camarote, y luego giro hacia el mío, dispuesto a conciliar un sueño reparador para el largo día que nos espera mañana por delante.

Cuando entré en el camarote aún era de noche,todas las chicas dormian en sus más o menos placidas camas. Al entrar procuré no hacer ruido para cerrar la puerta. Estaba agotada de aquél día el cual se había tornado en un torrente de emociones encerradas que habían empezado a aflorar.Cogi la esterilla y me tumbé para dormir un poco.

No se cuantas horas habrían pasado cuando la voz de Keira me despertó.- Que agotada estaría que no la he escuchado antes.- Pensé cuando abrí los ojos sentandome en la esterilla. Justo cuando terminaba de coger consciencia Keira salió por la puerta del camarote. El resto aún parecian dormidas, me levante y me preparé sin decir ni una palabra, seguramente habrían escuchado a Keira pero querían dormir un poco más por lo que no las moleste.

Me sentía bastante más descansada que el día anterior, seguramente el cuerpo se iba acostumbrando a la vida en el mar. Salí del camarote y me dispuse a subir a cubierta.