Partida Rol por web

Cuando entras en la habitación ves a Connor atado por las manos al cabecero de un camastro de hierro con un colchón muy fino y lleno de manchas, está amordazado y de espaldas a la puerta, por o que no te ve entrar, su unica ropa son unos boxers y la camisa que llevaba en la fiesta, solo que ahora está rota y llena de manchas

- verás, como no sabiamos si ibais a pagar o no, pensabamos sacar el dinero de otra forma - dijo con una sonrisa de suficiencia - vamos a vender el culo de este chaval para sacar lo que nos debe y luego tirarlo al rio, ¿que te parece?, y ya te aviso que 4000 libras son muchos clientes, así que más os vale daros prisa con el pago

De repente se oye un ruido en la puerta de entrada, así que cindi te saca de la habitación rapidamente, y justo cuando cierra aparece en el despacho un hombre alto y rubio, con aspecto duro, pero no peligroso

Nada más entrar Mark te mira, su aspecto no es desagradable, hasta parece un tio majo, y tiene unos bonitos ojos azules, pero sabes que si está alli es por que no es lo que aparenta

- Eres tu la que tiene el paquete de Jay? - dice mientras se enciende un cigarrillo de liar que tenia en el bolsillo de la camisa

    "¡Recontra mil demonios! Mierda... no puedo creérmelo" Ver a Connor atado de esa forma sabiendo que lo van a vender para sacar la pasta si es que los chicos no pagan el dinero me revuelve el estómago. Las manos me sudan y las piernas me tiemblan pero aprieto los labios y me contengo de ponerme a llorar, gritar o ambas. Pienso en mis cortes, en las cosas que me serenan, aunque hace unos días que no me he hecho ninguno.

    -Entiendo...- digo a la mujer cuando me explica su método alternativo para sacar dinero. Entonces se siente la puerta y entra ese tío al que le debo entregar el paquete. Connor no me ha visto por la posición en la que se halla y yo, por supuesto, he hablado bajo por temor a que me reconozca la voz.

    Enfrento a Mark con la mirada. Me pide el paquete, el cual tengo en mis manos. Trago saliva... "Tengo que salir de ésta para avisar a mis amigos, mantén la calma, Érica. Debes hacer todo bien..." -Sí...- le entrego el bulto. Mi frente se perla de gotas de sudor. Lo único que quiero es salir de aquí y guarecerme en un árbol, fuera, bajo la refrescante lluvia.

   "Tono de seguridad... Érica, tono de seguridad..."

    -Entonces... listo, me voy a avisarle a Jay que todo ha salido bien. ¿Algo más?- sigo hablando bajo, pero no retiro la mirada de los ojos de Mark. Quiero sonar como una mujer que ha venido por un encargo de un mafioso importante y quiere volver con las cosas bien hechas aunque por dentro tengo ganas de cortar el cuello a él y al gilipollas de mi padrastro.

Mark echa lentamente una calada a su cigarrillo y extiende la mano para que le des el paquete de Jay, cuando lo haces, te agarra de la muñeca y te dice

- seguro que no quieres quedarte a charlar un rato guapa?, podemos pasarlo muy bien los tres - dice mientras sonrie en dirección a Cindi, después suelta una carcajada, te suelta la muñeca con suavidad y te dice - tranquila preciosa, estoy de coña, vete si quieres, ya nos volveremos a ver tu y yo...

      Cuando le doy el paquete me coge por la muñeca y me acerca a su persona. Las palabras que dice a continuación hacen helar mi sangre como si pequeños copos de nieve se hubieran alojado en lugar de mis glóbulos rojos. Siento que la cara se me vuelve blanca y trago saliva. No digo nada sólo me quedo helada, aterrorizada y culpando al hijo de puta de Jay. Pero entonces me suelta aunque con un aviso. Es como si dijera que no ha terminado conmigo. Intento sonreír, como si les dijera que se pueden meter por el culo sus amenazas pero simplemente retrocedo hasta salir por la puerta y empezar a correr cuando llego al ascensor.

    "Mierda... maldito Jay, malditos tus colegas, tu mundo apesto, tus formas... y mi madre por darle entrada a mi vida..."

    Aprieto el botón del ascensor esperando que llegue pronto al piso. Tengo ganas de llorar de rabia porque no sólo no pude hacer nada por Connor sino que casi pierdo el conocimiento del terror que me llenó. Estaba sopesando las posibilidades de ese momento y ninguna era buena. Salí entera porque calculo que no van a joder con Jay, pero no voy a fiarme. 

   "Primero llego abajo y luego mando un mensaje a Alex..." Y el ascensor aun no llegaba y se me hacía una eternidad el tiempo. Las sienes me palpitaban... la boca estaba seca, y el corazón cabalgaba dentro de mi pecho sin control. "Contrólate, mierda!!!"

Erica sale del apartamento sin problemas, aunque aun tiene miedo, nadie la sigue...

     Llegué al ascensor y sentí un inmenso alivio cuando las puertas se cerraron y nadie estaba tras mío. El corazón me latía todavía con suma intensidad, no podía tranquilizarme. Me apoyé contra la pared del fondo del elevador y respiré hondamente. Tomé mi celular, las manos me temblaban. Tenía que mandar dos mensajes, el primero de ellos podía hacerlo ahora. Era al maldito de mi padrastro, el mal nacido de Jay.

      "Paquete recibido x Mark. Todo en orden."

     Bendecía tener la posibilidad de mensajearlo y no tener que soportar su cara de estúpido y su mirada lasciva.

     El ascensor llegó a planta baja, las puertas se abrieron con un sonido suave y salí. Comencé a caminar hacia la puerta de calle. El segundo mensaje era el más importante para mí y el que más tenía miedo de hacer. "Tengo que decírselo a mis amigos, sobre todo a Alex... No sé qué mierda pasará luego, o si me perdonarán no haberlo hecho antes, pero no puedo callarme más..."

     Esperé a llegar a la calle y me fui a guarecer bajo un árbol. Temía que todavía siguiera lloviendo como cuando fui a entregar el puto paquete. Mandé un mensaje a Alexia.

     "Tengo que verte. Es urgente. ¿Dónde puedo verte ya? No le digas a los otros."

     Apreté el botón de Enviar y luego me largué a llorar. Estaba tan sola, me sentía al borde de mi aguante emocional.

Alexia acababa de salir por la puerta de la cafetería cuando recibió un mensaje de Erica

"Tengo que verte. Es urgente. ¿Dónde puedo verte ya? No le digas a los otros."

Alexia salió de la cafetería aliviada de no tener que aguantar más los constantes pucheros de Alma. Cuando salió, una pequeña sonrisa se dibujó en su cara, Kyllian le había pedido que la avisara para el plan de robar la casa. Se imaginó el rostro de la melancólica amiga, y disfrutó. Pero un mensaje del móvil la distrajo.

El mensaje de su amiga parecía extraño y alarmante. Echó un vistazo por el cristal de la cafetería, aún quedaban algunos allí sentados, pero ignorándolos anduvo calle abajo.

Había dejado de llover, por lo que mientras pensaba donde quedar con su amiga, se encendió un cigarro.

Para Erica: Voy a Riverside Park, nos vemos allí.

     Cuando sentí el tono del celular de que había recibido un mensaje casi pego un alarido. Es que no estaba tensa, estaba hecha un manojo de nervios. Era Alex. Mi corazón volvió a latir a un ritmo coherente y me sentí aliviada. Iba a ir a Riverside Park. 

     No pensaba perder un segundo más bajo este cielo encapotado, así que heché a correr hacia allí. Más que eso estaba trotando. Sentía esa cosa de que alguien te sigue así que a cada rato miraba hacia atrás para asegurarme de que eran cosas de mi cabeza. No tenía frío porque el ejercicio y las emociones ya me habían hecho entrar en calor hace bastante rato.

    Me detuve en seco sólo para sacar el móvil y escribir.

    "Estoy yendo para alla"

    Y luego lo guardé y retomé el recorrido. "Tengo que verte Alex, tengo que verte... estoy hasta el cuello de mierda..."

Cuando Alexia recibió el mensaje de Érica ya había llegado a Riverside Park. Se asomó a la barandilla para ver el río Avon que bajaba un poco más caudaloso de lo normal a causa de la lluvia. Tiró la colilla al río y se apoyó en la barandilla, observando como el agua corría con fuerza mientras esperaba a su amiga. 

     Llegué al Riverside Park casi sin aliento. Me detuve y apoyé las manos sobre las rodillas para tomar aire. Me sentía más liviana porque ya no llevaba el paquete (que pesaba más en mi consciencia que lo que era su peso real); sin embargo el correr tanto y pensar todo el tiempo que alguien puede seguirte te da suficientes ánimos y... un gran agotamiento.

    Busqué a Alex con la mirada... tenía mucho que decirle. "¿Le dirás todo? No sé cómo vas a decirle todo Érica, no sé. No sé si te volverá a ver con los mismos ojos... o si te verá en absoluto". Mi cabeza me llenaba de posiblidades el panorama pero ya eran demasiados días con el secreto. El temor a Jay persistía, pero a esta altura yo ya me sentía jugada. Era "a todo o nada", luego de esta confesión las cosas no iban a ser las mismas.

El parque estaba lleno de gente, niños jugando, gente joven practicando diferentes deportes y abuelos comentando cosas sobre sus familias en los bancos, por lo que a Erica le costó un poco encontrar a Alex, ya se empezaba a pone más nerviosa cuando la vió apoyada en la barandilla junto al río Avon

     Ni vi a Alex empecé a caminar hacia su dirección. Ya de correr estaba cansada, y no quería además llamar la atención. Cuando llegué junto a ella le di un fuerte abrazo. Mis ojos lagrimeaban.

     -Alex... Tenemos que hablar... Tengo información de Connor. Y tengo mucho que decirte... Pero ¿podríamos ir a un lugar más privado? O sino en un punto alejado del parque. No estoy segura pero temo que puedan haberme seguido. "O estoy fucking paranoica, no lo sé, pero esta es gente jodida... no quiero arriesgarme y menos a mi amiga."

Estaba inmersa en sus pensamientos cuando llega Erica y le da un abrazo. Alexia le responde a su abrazo, con un apretón fuerte. Aunque estaba molesta por su actitud, se alegraba de verla después de estar unos días tan ausente y reservada. No se le escapa que el rostro de su amiga está algo rojo, los ojos con lágrimas y la respiración entre cortada. Está alterada.

Alexia, con un gesto cariñoso y reconfortante, retira limpiando sus lágrimas con sus dedos, como en otras ocasiones ha hecho. La coge de la mano y tira de ella para andar por el paseo alejándose de la multitud, como su amiga pide.

-¿Dónde has estado? ¿Qué sabes de Connor?- dice mientras comprueba a sus espaldas de que no les siga nadie, tras la alerta de su amiga de que hayan podido seguirla. 

    Alex es tan tierna como siempre conmigo y eso me provoca más dolor. Sé que las cosas van a ser duras para ella. Así que, como cuando quitas una muela, lo mejor es ir directo al punto; ser rápida y coherente. Apreté su mano, la que me había tendido, y mirando al suelo, comencé a hablar.

    -Alex... mira. Esto que te voy a contar me duele el alma. Pero debes saberlo.

    Mis ojos enrojecidos se pusieron aún peor. Sentía una necesidad de gritar y llorar pero no quedaba otra que decir las cosas.

   -Mi padrastro tiene a Connor. Él es el que vieron ese día afuera del colegio. El... el que lo raptó, el que amenazó a Alma y a Dick. Ese hijo de ...

   Me detuve para tomar aire. Sentía que el mundo me daba vueltas. -Me obligó a poneros todos los días notas de amenaza en sus lockers. Si decía algo... si siquiera empezaba a sugerir algo, me iba a... iba a hacerme sufrir de verdad. Incluso creo que puede matarme. Hoy fui a entregar un paquete a uno de sus narcos socios, o no sé que mierda. Allí estaba Connor. Lo tenían atado a una cama. Era una casa de putas, si me preguntas. Y el tipo que tomó la mercancía me miró como un posible producto...

   "Fue horrible..."

   -Me dediqué a hacerme la idiota, y entregar el paquete. Le dije a Jay que estaba todo listo, pero luego te escribí. Y aquí esto..y...

    -Hundida hasta el fondo. Pero sé dónde está Connor y ya no importa lo que me haga Jay, no puedo seguir con ésto.

Alexia capta el apretón de manos de ella, y observa el nerviosismo de sus gestos y palabras. Las palabras de Erica hacen mella en ella. No ha llegado a confiar en Alexia, y eso le provoca una leve sensación de decepción. Pero tan pronto capta el miedo en la voz de ella, la sensación se desvanece dejando paso a la ira.

-¡Puto enfermo!- consigue decir cuando Érica ha terminado de desahogarse. -¿No conseguiste hablar con él? ¿¿En qué puticlub lo viste?? – inquirió saber sujetando su brazo. -No te volverá a tocar, ¿me escuchas? Ese cabrón no te tocará más- le dice con el fin de tranquilizarla.

    Cuando Alex rompió a gritar primero mi cerebro pensó que estaba enfadada conmigo. Ni bien entendí que estaba así con Jay, no conmigo, mi corazón retomó el ritmo. Ella me pidió la dirección y yo la anoté en un papel. Se la tendí pero primero la tomé por los brazos y clavé en sus ojos mi mirada.

   -No podemos ir solas... tenemos que avisarle a los chicos... 

   Tragué saliva. -Es un antro, Alex. Parece un departamento más pero es otra cosa. Me dijeron que si no conseguían la pasta por Connor, lo comentaron al pasar, iban a vender su... su cuerpo.

   Era verdad. Recordaba al rubio y a la mujer, los dos unos pirados. No vi en sus miradas o palabras nada que me impidiera creen que eran capaz de eso.

   -Jay aún no me tocó... sólo me dio a entender bien claro que si hablaba, no habría mueble que frenaría su entrada a mi cuarto. - Alex no sabía, o no lo creía, que todas las noches corría el mueble para evitarle el ingreso a mi dormitorio. -Y también que... no tendría compasión con mi vida. Sé que está con gente pesada. Son traficantes, tenemos que sacar a Connor pero entre todos...

Con la dirección en la mano, Alexia quedó pensativa.

Aunque no conocía el club, la dirección indicaba la zona más oscura y periférica de la ciudad. Allí se concentraba la escoria, infestado de yonquis y putas. Connor estaba en  un lugar de mala muerte, rodeado de gente peligrosa. La imagen de Connor atado a una cama torturado y muerto de hambre le erizaba la piel.

"Tengo que hacer algo. Podría ir. Entrar en ese tugurio no puede ser muy difícil. Con poca ropa los hombres hacen cualquier cosa. El problema es salir de allí con Connor…"

Quizás fue los años de amistad entre ellas, llegándose a conocer mejor que nadie o quizás el tiempo que Alexia quedó pensativa lo que la delató.

Erica sabía lo que ella estaba pensando. Alexia desvió la mirada penetrante de su amiga. La había pillado. Pero que podía hacer, Connor estaba pasándolas putas y el “nuevo grupo de amigos” no reaccionaba con la situación.

-En el café hablamos de cómo pagar la deuda, pero no nos poníamos de acuerdo. Imagínate a “pucheritos” y el resto. Pero para mi sorpresa Kyllian se apuntó a mi plan- dijo con una sonrisilla picara- En un par de noches o quizás antes vayamos a Aaron Hill.- Érica conocía el distrito rico de Bristol.

     En los ojos de Alexia vi un plan, no cuál plan pero era evidente que no se trataba de uno sencillo. Nuestras miradas se cruzaron y, como sucede con las amistades que te conocen de verdad, con esas auténticas, pude leer sus ojos. Ella me dijo que era difícil el ponerse de acuerdo con el grupo en general pero que Kylian se había apuntado al plan. Me nombró un distrito de esos de los tipos ricos: Aaron Hill. Allí estaban los sujetos con pasta.

     -Alex... ¿Piensas en robar? Eso también puede ser peligroso. ¡Fuck you, Jay. Padrastro mal nacido! Todo eso es su culpa. Sea como sea, elijas el plan que elijas...  -estiré mis manos y las apoyé en las de mi amiga... No quería que tuviese dudas de que la apoyaba un ciento por ciento, -sea como sea, estoy con vosotros. Cualquiera sea la opción, contad conmigo. Demonios, es lo mínimo que puedo hacer ya que mi "familia" tiene mucho que ver con esto.

     Sonreí, por un lado el tener una idea de cómo actuar, aunque a simple vista pareciera algo arriesgado, me parecía bueno. No me sorprendía tanto que Kylian se prestara a la aventura... lo seguro no era lo suyo. Y me daba igual que fuese del otro grupo. Ahora no tenían sentido esas diferencias. Todos éramos de la misma banda, afectados por un hecho que nos superaba.