Partida Rol por web

Diez días después del caos, la primera reunión. Se había hecho un reparto de comida el quinto día, pero ahora se les atrajo con la promesa de otro, más uno de medicinas. En realidad aquello era una "trampa", por así decirlo. Se trataba de una reunión informativa a escala del pueblo en general.

Cada día venían por la carretera grupos de infectados, algunos de ellos bastante numerosos, y la gente estaba obviamente preocupada. Notaron que había trajín en el castillo, que algo se estaba preparando allí, y la curiosidad vino de la mano con preguntas impertinentes y directas al estilo de Jaén. Algo se sabía ya y la gente se estaba haciendo al cuerpo de que el castillo posiblemente sería su nuevo hogar. Aunque obviamente hubo muchos resoplidos e incredulidad por aquello. La voz se corrió y algunos se negaban. ¿Abandonar la comodidad de su casa, con sus suelos de pladur y las camas con colchón de viscoelástico que les habían costado un par de pagas del PER? Ni hablar.

Por eso la gente congregada en el polideportivo formaba corrillos, y aquello provocaba un runrún del copón. Las monjas tenían varias mesas puestas a modo de mostrador y con una lista iban repartiendo algunos alimentos, sobre todo perecederos que se iban a estropear de ahí a unos dias incluso con el congelador, y repartían fármacos genéricos solo si se acreditaba que se necesitaban (síntomas evidentes de enfermedades comunes).

Había una mesa en el centro, justo delante de las gradas. Allí estaban los picoletos y el director del instituto local, el IES Bury Al-Hamma, Don Faustino, que al parecer iban a dar las explicaciones.

Como la abuela no estaba para muchos trotes, a la reunión había acudido la Kim, que al fin consiguió unos paquetes de tabaco que le había vendido el chino por más alimentos (hasta ese punto llegaba su mono). Se cruzó con algunos conocidos, como el Zeky. El porreta tenía una expresión extraña en el rostro e iba acompañado por una chica de piel tostada que parecía quinceañera. Se les veía como uña y carne, muy unidos.

El cagaprisas había dejado a la familia sentada en el palco y se acercó a los picoletos para que le dijeran que había que hacer. Y también por que ahora quería que le vieran junto "al poder". Vílchez y Carrillo, los otros otros guardias civiles, vigilaban en los accesos y exterior del polideportivo para que no hubiera sorpresas de última hora. Entonces la civila comenzó a reclamar su atención y les pidió que se fueran sentando en los asientos de plástico de las gradas. Se tardó en obedecer la orden por que allí todos se sentían muy especiales y querían opinar, rezongar y hacerse notar. No estaba todo el pueblo, si no un representante de cada familia o grupo, con algunos familiares a veces, solos en otras ocasiones. Doscientas cincuenta personas. No estaba mal, y además en España, donde la gente no iba a ni a votar, aunque su futuro dependiera de ello.

Después de que la gente se callara, más o menos (en realidad se callaron un rato y luego comenzaron las vecinas a cascar generando un murmullo del copón), el director de la escuela tomó un altavoz con la mano y habló para atraer su atención y hacerles callar de una puta vez.

El tito Fausti había quedado con su sobrina que él iba a hacer la exposición de los hechos. Más que nada por que ella sonaba un poquito autoritaria, así queriendo o sin querer, especialmente cuando le tocaban la moral. Y allí había muchas papeletas para que se la tocaran. Así que iba a dar los apuntes necesarios, poner los puntos sobre las íes y controlar a la gente cuando se subieran a la chepa. Para todo lo demás, él soltaría la chapa. Era especialista en ello.

-Queridos vecinos -comenzó a decir, prescindiendo del altavoz cuando se habían callado- Gracias por acudir a ésta reunión, donde vamos a tratar asuntos importantes para el futuro de Baños. Por que Baños va a tener un futuro.

Hizo una pausa dramática de las que le encantaban.

-Estoy seguro de que están al tanto de la situación internacional y en el país. Pero no está de más resumir. A día de hoy la mayoría de gobiernos del mundo, incluido el nuestro, ha perdido la capacidad de contener ésta infección. Hay que recalcar que contra lo que he escuchado por ahí, conviene precisar que los infectados no son enfermos a los que se pueda curar. Los infectados se reaniman tras morir, y según sabemos de buenas fuentes y prestigiosos científicos, no existe cura alguna ni el estado es reversible. La única solución frente a la enfermedad es apartarse de los infectados, aislarlos y, en último término, matarlos -hubo murmullos por eso- Se que es duro, ya que muchos de ellos eran nuestros vecinos y familiares. Pero les aseguro que ya no queda nada de eso en ellos. Solo son criaturas sedientas de matar que ni siquiera les reconocerán. Si vacilan, morirán. Y no se ustedes pero yo quiero morir lo menos posible.

Hubo risas por aquel comentario. La cosa iba bien.

-Como decía, el método que funciona es destruir el cerebro. Ya con un disparo, perforándolo, destruyéndolo con un objeto contundente... Por eso vamos a hacer un recuento de armas, desde hachas a escopetas, para saber como tenemos el arsenal. Por que hará falta usarlo.

Se volvió a colocar las gafas. Ahora venía un punto peliguado.

-En ésta sesión vamos a decidir también como se van a repartir las tareas. Hacer un censo de lo que cada uno sabe hacer y de aquello que puede aportar -respiró hondo, negando- Se que pensarán que es mucho pedirles que se pongan a trabajar ahora, con el país así. Muchos tenían trabajos, otros estaban en paro. Algunos conocimientos resultarán útiles, otros no tanto. Pero a todos trataremos de darles uso y para eso los tendremos bien catalogados. Nunca se sabe cuando harán falta.

Miró a su sobrina antes de continuar.

-A partir de éste reparto de comida, hay que ganarse el pan. Habrá tareas para todos, ligeras para niños y ancianos, de arrimar el hombro para los adultos de entre 14 y 60 años. La razón de que incluya a los adolescentes es que no podemos permitirnos que estén ociosos mientras sus padres trabajan, ya que en tal caso hay que destinar recursos para vigilarles. Espero que cuando la situación se estabilice un poco se pueda retomar su enseñanza, ahora enfocada sobre todo a cuestiones útiles para ayudar en nuestra comunidad, desde cultivo a electricidad, reparaciones y todo eso.

Dió un trago en el botellín de agua.

-Como ya habréis escuchado, el plan final es que la población se traslade al castillo de Burgalimar, al menos hasta que estemos seguros de que no existen grandes hordas de esas cosas que puedan amenazarnos. ¿Por qué? Muy sencillo. En el castillo podemos defendernos mejor, hacer un uso y gestión eficiente de los recursos, estar protegidos en todo momento frente a los infectados y salvaguardarnos incluso en el peor de los escenarios. Escenarios en el que, por ejemplo, hordas de infectados de las ciudades vayan llegando al pueblo y nos rodeen por completo. Eso haría imposible que siguiéramos habitando en nuestras casas. Como se que va a ser díficil adaptarse a la vida en el castillo, el sistema de trabajo se va a enfocar en éstos primeros días en asegurarnos de que lo convertimos en algo seguro, confortable y bien abastecido.

Leyó unos folios que tenía allí dispuestos.

-Hay que organizar grupos para recoger víveres en gasolineras cercanas, centros de distribución regional de supermercados como el Mercadona o similar, hacer acopio de elementos y material necesario, desde herramientas a piezas de repuesto, instalar frigoríficos en el castillo y organizar el hábitat allí. También hay que hacer acopio de otros materiales como bombonas de butano o leña para cocinar, elementos de iluminación, armamento, comida no perecedera y organizar el consumo y producción de la perecedera mientras esté disponible. Creo que han sobrevivido algunos de los trabajadores de la vaquería cercana, no así los jefes. Hay que organizarlos para que prosiga en lo posible la crianza, matanza y consumo de las reses y cerdos. Hacer recuento del combustible disponible y, si no podemos obtener más, racionarlo.

Fue pasando varias hojas de todo lo que tenía pensado. Era un torrente de información. El tipo tenía la cabeza bien amueblada.

-Por último, dos cuestiones. La primera. Todas las ideas serán bienvenidas. Cualquier cosa que redunde en que éste pueblo funcione mejor, de manera más eficiente, sin despilfarrar los recursos y cumpliendo las premisas aquí dichas, será bien acogido e institucionalizado si procede. Aquí contamos todos. Aquí tenemos que trabajar todos por nuestra salvación. El ejército no vendrá en nuestro socorro, al menos no de momento, y no es previsible que con ésta situación lo haga a corto plazo. Por eso Baños tendrá que salvarse a si misma. Pueblo prevenido vale por dos.

Miró la hora en el reloj.

-Por último y antes del turno de preguntas, me gustaría informar. Baños se encuentra en éste momento y según órdenes de su majestad el rey bajo mando militar. Pero nada impide que la sociedad civil se articule de modo democrático. Así que como el alcalde y toda la plana mayor han muerto o desaparecido, propongo una votación a mano alzada para nombrar un nuevo alcalde para Baños de la Encina, que se encargue de coordinar las relaciones entre la comunidad civil y las exigencias militares personificadas en éste caso por la cabo Castaño aquí presente. Así pues, presento mi candidatura y estamos abiertos a otras. Utilizad el turno de preguntas para eso y para cualquier otra cuestión. Por favor, a mano alzada y respetaremos turnos, ya que apuntaremos vuestros nombres. No quiero que esto se convierta en una jaula de grillos, como hacen vuestros niños en clase.

Antes de que nadie dijera "mu", recibieron una visita que hizo girar multitud de cuellos. Por el pasillo se presentaron tres picoletos, uno de ellos con aspecto de mandar mucho. Mari Cruz le reconoció como el jefe del puesto de Linares, comandante regional, coronel Juan Airás, con su característico bigote que recordaba a los posfranquistas años 70. Los otros dos eran guardias civiles rasos que venían con sus fusiles de asalto y se quedaron junto a la puerta.

El coronel tomó asiento en una silla cercana y antes de hacerlo habló con su voz autoritaria, filofascista ,para unos y "con Franco se vivía mejor", para otros.

-No se inquieten por mi presencia. No estoy aquí para disponer nada contrario a lo que se decida en ésta asamblea. Así que prosigan, por favor.

¿Y este quién pollah é? Vera tú... Se dijo Jose Luis negando con la cabeza mientas sacaba un pitillo. Miró la cajetilla y solo le quedaban tres. Hizo una mueca de desaprobación. Por el poco tabajo y por el bigotudo ese.

Asín no se puede. To hecho mierda y aquí se nos cuela como si ná un forastero. Cualquier día va vinir un viaje de loco de la carretera desos y se va a liar. Seluis, digo yo que habría que tené má seguridá, no?

Habían trabajado muy duro los últimos días. A él le sentaba bien estar ocupado y con el mundo cayéndose a pedazos, con más razón. Pim, pam, de aquí para allá, bujereando una zanja, tapando muertos o cargando víveres de sol a sol. Lo caga farta, era una manera de tener la mente en blanco. A veces incluso conseguía ese estado robótico limpiando los hogares de infectados. Patá en la puerta, empujón y reventar cabeza a mano, sin gastar balas, a puro bate, martillo o hachazo. Lo que fuera.

Como parte activa de las "fuerzas del orden" el cagaprisas ya estaba al tanto de lo que Don Faustino estaba contando. Se hablaba de eso desde el primer día. A trabajá to cristo, y tanto, toy hahta la pollah del viaje de vago que sestán costumbrando a rascarse loh güevo. Que si mi Toñi está dando el callo aquí no va sé meno´ta hente.
 

Lo que no le hacía ni puta gracia era abandonar su peaso mansión para irse a vivir al castillo pasando penurias. Con la güena casa que tengo, cohone, bien ganá... grande, espasiosa, con pisina, fortificá.... foh!

Jose Luis el cagaprisas, con su cara de reflexionar

Habían sio unos días mu dificiles. Aunque no nos había faltao comida y cervezas, tenía recuerdos de los papas en cada rincón de la casa. En el taller del papa, donde me pilló un día fabricando una cachimba casera; en el baño, donde el papa siempre se colaba a plantar el primer pino mañanero mientras yo me duchaba (cosas de la confianza, ya se sabe); en la cocina, con la mama cacharreando y cantando al ritmo de radio olé; en el salón, con la mama con su ganchillo, el papa al futbol (porque aquella vez que los pillé trotando en el sofá no se si es real o lo soñé, fue la noche de las fiestas del pueblo de hace un par de años. Iba muy pedo). En definitiva, que cada rincón de la casa dolía.

Al menos conté con el entretenimiento de prácticas con las lanzas caseras que habíamos fabricado, hasta se agotaran los cartones de Don Simón que me servían de diana. Interner, eso también lo tenía. Siempre estaba buena de ver alguna película. Aunque así de normal había tiempos muertos que intenté rellenar, al menos, hablando con la Yaiza y viéndola pululando de cocinillas por la cocina. Si no fuera por ella ahora estaría solo, sin saber hacerme ni un huevo frito. Quizá me hubiera entregado al porno de mi ordenador como si no hubiera un mañana (y es que igual no lo había) y hubiera muerto chamuscado en la cocina en un intento de freirme una cocreta. Y mira que yo siempre he sido muy reacio a dormir toda la noche con la tía que me acababa de follar, porque se abrazaban y eso...Pero he descubierto que no es desagradable, porque la Yaiza se agarra y eso me transmitía cierta seguridad, y algún que otra tienda de campaña en mis calzones.

Pese a todo, no eran pocos los momentos al día en que me acordaba de los papas, y eso a veces me mantenía un poco sumido en mis pensamientos. Meditativo. Como cuando todo estaba bien, y me emporraba y pasaba horas hablando con el Juancar sobre los tipos de berzas y cual nos gustaba más. Concluimos en que nos gustaban todas, sin distinción.

Nos habían llamado a reunión en el pabellón, y yo salí un poco a regañadientes de la casa. Quizá el mayor impulso para decidirme fueron las últimas palabras del papa. Pues sabía que tarde o temprano la comida en casa escasearía y quizá ya no pudieramos salir a por más porque estos hijos de puta se la han llevado toda, o porque esos bichos estarían reventando lasa calles cual Viñarock. Al que por cierto, no podría ir nunca más. !Ay el Viñarock!

Pero a lo que iba, que fui a esa reunión pa que ver que se contaban los nuevos mandos de la ciudad. Al parecer querían trasladarnos a todos al castillo, y ponernos a currar. Arrugué un poco el morro, sobre todo ante esta segunda parte. ¿A currar de que? Si yo solo sabía de cosas de pollería. Que a estas alturas, por cierto, estaría desvalijada, !Ay el papa y su pollería!

Permanecí sentado en una de las sillas de plástico, junto a la Yaiza. A ella también la querrían poner a trabajar, claro. Pero yo no me quería separar de ella. Asín que si esto de los curros sale adelante, por mis muertos que tenía que estar cerca de ella. ¿Que iba a hacer yo si se la comía un bicho de esos? !Ay la Yaiza! Al final va a ser verdad que un hombre a la hora de buscar compañera de vida, siempre busca en cierta forma una madre. Pero bueno, desde mi posición escuché atento (y con alguna que otra cara de drama) las palabras del Fausti, y luego las del picoleto pez gordo que aparece después por allí. A saber que quiere este...

Apure uno de los pocos cigarros que me quedaban. Lo había intentado racionar estos días, así que había tenido algunos días de mono importantes, pero ahora ya mas o menos se podía sobrellevar.

- Al final va`ser verdá lo del cahtillo, Yasia illa...Vamoh a volvéh ar medievo ese...La vihen...- le susurro al a Yaiza, y apuro otra calada. Me rasco nervioso la barba, una que no me había molestado en quitar en todos estos días. Estoy de duelo.

Entró en el pabellón como si todo aquello fuera suyo, era su actitud ante la vida. La Kimberly llevaba días encerrá con la yaya y eso le había pasao factura a un animal social como era ella. La yaya había pasao esos días venga a darle la mastiná con la pipa y asín se limpia y asín se dispara, y que si vamos a matar bichos d'esos o que si vamos a ver si el huerto del yayo está pa acercarse y recoger algunas virdiuras. 

El caso, que en cuanto pudo, le robó a la yaya un par de paquetes de arroz y los cambió por un cartón de tabaco. La amenaza constante de quedarse sin ciguis era casi tan terrible como que su papa y su mama se presentaran en el pueblo a buscarla. Tras un par de días de aburrimiento y habiéndose fumao solo un paquete en ese tiempo, trataba de racionar, se puso loca de alegría cuando la yaya la mandó pal pabellón. Se duchó y tardó su hora y media en peinado y maquillaje, una no sabía cuántos maromos habían podío sobrevivir y tenía que ir digna y apetecible.

Con el moño bien alto y la raya bien marcada, junto con lo que también le marcaban las mayas de leopardo repretás, fue a buscar un asiento. Mascaba uno de sus chicles para dárselas de guay, como le gustaba a ella, de forastera refinada del norte. Prestó la atención justa a aquel discurso, pues estaba ocupada con su radar, buscando un maromo que le quitara el gusanillo aquella noche o ahora mismo en cinco minutos en el aseo. La búsqueda era infructuosa hasta que...- ¿¡¡Trabajar!!? ¡Pos sí hombre, el mundo se va a la mierda y tengo yo que agachar el lomo pa comer? ¿ESTAMOS LOCOS?- se exaltó ante tal barbaridad. Cómo esperaba aquel hombre que le votara para nada si la obligaba a trabajar.

“La cagamos tía Paca”
Se puso más tiesa todavía, pues de normal tenía un palo metido por el culo, al reconocer al coronel. Cuando las autoridades aparecían era o para fastidiarla o para colgarse la medalla. Se olía que lo segundo.

Hubo un silencio, mucha información para gentes tan sencillas, menos mal que las monjas eran gente resuelta e inteligente “tiene cojones la cosa…”
- ¿¡¡Trabajar!!? ¡Pos sí hombre, el mundo se va a la mierda y tengo yo que agachar el lomo pa comer? ¿ESTAMOS LOCOS?-

En su cabeza sacó el arma, le metió una bala entre ceja y ceja, suspiró y empezó a hablar. Pero no podía hacer eso, no de momento. Sin olvidar la presencia del coronel mantuvo una pose recta, inclinando mucho las comisuras de los labios dándole aspecto severo. El aire salió por sus fosas nasales como lo haría en un toro antes de embestir, meneó los labios sobre la dentadura.

–¿Y porque tengo yo que ayudarte? Efectivamente el mundo se ha ido a la mierda. Nadie va a venir a sacarnos las castañas de fuego, ni ONU, ni UNICEF, ni Dios que lo pintó (miró de reojo a las religiosas, carraspeó un poquito, Mari Cruz era creyente aunque no muy practicante) así que o se arrima el hombro y nos ayudamos entre todos o nos vamos a la mierda “del tó y pa siempre”. Porque cuando las latas y los congelados se agoten o caduquen, cuando el suministro eléctrico y de agua empiecen a fallar, cuando no haya medicinas… dime ¿Qué harás?- ladeó el cuello imitando a las chonis –tus días de parásito han terminado guapa. En este nuevo mundo tienes dos opciones- revisó el cargador del arma reglamentaria –estar vivo, o muerto. Los vivos trabajan para seguir vivos y a los muertos… les reventamos la puta cabeza- miró fijamente a la chavala cual fiera dejando un momento para que pensara, que no se la veía muy rápida excepto para rebuznar y comer p****
-debajo de todo ese plástico y pintura seguro que tienes algún talento útil a la comunidad- “hasta el pueblo más pequeño tiene putas” pensó con una sonrisa ácida indisimulada que más de uno compartió en la sala, la fama de la “Kimber” la precedía.
-Esto va para todos- dijo cambiando el tono desplazándose por el entarimado –esto no va de sobrevivir, esto va de funcionar, porque solo funcionando hay futuro y para funcionar es necesario estructurarse y ser solidarios. Juntos somos más fuertes que por separado…- paró un momento, deseaba resultar amable – Mi… compromiso es velar por vuestra seguridad y creo que el plan de don Faustino es lo mejor para todos… pensad en nosotros, me refiero a la benemérita, como un apoyo en la consecución de ese objetivo que es volver a vivir en paz. Estamos aquí para mantener el orden y que mejor manera de poner el primer ladrillo de ese orden que elegir un nuevo alcalde?-
"Menudo discursito..." ¿Lo estaría haciendo bien? Por su carácter sabía que no era demasiado popular y eso jugaba en su contra.

Fue llegarle el tono desafiante de Reina del Polígamo, y sin necesidad de mirar se le puso el coñómetro, como él lo llamaba, en DEFCON 1. El olfato del Jose Luis no fallaba: ahí había hembra.

Coñómetro, ojetivo localizao... ¿Pero quién éh esa peaso jacaaa?

Instintivamente se puso más recto y apretando pectorales. De pronto le llegó un ramalazo de nostalgia, un punto romántico.

Tío, Seluis... la Natacha... ¿tacuerdas? Cabra sío della... Mi último polvo... ¡qué polvaso! ¿Se quedaría a resistí el apocalisi en el puticlú? ¿Seguirá allí aguantando como jabata? La imaginó convertida en una guerrera de burdel, en bikini y metralleta, resistiendo un asedio a tiro limpio.

La Natacha, su último polvo horas antes de que todo se fuera al carajo. Qué tiempos aquellos. Con tanto muerto y tanto trabajar, no era que le hubieran faltado ganas de juerga, es que la Toñi estaba insufrible y a puerta cerrada. Llevaban unos 10 días de fin del mundo y al cagaprisas le picaba el nardo desde hacía 8. El cagaprisas tenía energía pa dar y regalar.

Mira tú, polo menos la muchacha vale pa mirala un rato largo..., se dijo sin prestar atención a lo que estaba diciendo la jefa, la culo fino.

La guardia civil le pegó cuatro voces a la Kimberly que la dejó más cabreada que un tiranosaurio intentando meterse un jersey. ¿Cómo se atrevía aquella marimacho a decirle todo aquello? Porque había que ser marimacho para meterse a picoleto e ir vestida de aquel verde nada favorecedor todo el día, y sin maquillar ni peinada como debía ni nada de nada. Lo que quería aquella rubia era llevarla a un rincón y violarla, la Kimberly se olía que era bollera sí o sí, que ella había visto muchas pelis de abuso policial d'ese.

-Si tuviera aquí mi pipa t'ibas a enterar tú, rubia pollo, que quién me busca m'encuentra- masculló entre dientes para sí misma, nadie la bajaba de su nube. Estaba claro que allí iba a ser de nuevo una incomprendida, como en su pueblo natal. Si hubiera entrado a Gran Hermano ya, nada de esto hubiera pasado, dentro de la casa estaría a salvo y con ciguis y comida. Quizás le tocara ahogar a algún compañero en la piscina para aumentar su reserva de ciguis, pero aquello solo subiría más la audiencia. 

Y así, la Kimberly se metió otro par de chicles en la boca y se puso a masticarlos haciendo ruido y con la boca abierta, con su chulería característica. Decidió que era mejor volver a la ensoñación donde se escondía desde que todo aquello había comenzado que afrontar que algún día tenía que trabajar... ¿PERO DE VERDAD TENÍA QUE TRABAJAR?

Y de pronto la reunión coge mas tono de melodrama. Al parecer a la Kimberly le hacía tanta gracia como a mí esto de los curros. En ese hilo de pensamientos traté de recordar si me la había follado o no. Porque la he visto de fiesta, eso lo sé seguro,  pero tenía algunas lagunillas...No me van mucho las chonis, pero algún desliz había tenido...Ya se sabe, de noche todos los gatos son pardos.

La cuestionado es que la miraba en ese hilo de pensamientos, cuando la Maricru interviene. Lo que tenía de buenorra lo tenía de mal follada la hijaputa. La de veces que me había parao en el coche y me había puesto la bufeta del alcoholimetro. Y como se las gastaba...Le canta las cuarenta a la Kimberly, y esta pon la misma cara que si se le hubiera perdio el cd de Fondo Flamenco.

- A veh, pero eso de loh trabajoh, a sin que yo mentere... ¿Eso se va`asignah a sin al asah o como? Y lo ser cahtillo ¿Pa cuando seria eso? - pego una calada al cigarro - Tamien quiero sabeh capasao con mi pollería. Sista desvalija o no...

Las preguntas las hago a la autoridad en general. Pero como que más para el Faustino, que me conoce desde pequeño del colegio. Que cansino era el hijoputa.

Los vecinos iban haciendo preguntas. En general eran preguntas que dejaban ver que en principio no les seducía demasiado la idea de ponerse a currar. Creían que el apocalipsis era una buena excusa para vivir del saqueo y tocarse el cipote todo el día sentados al solecito en su terraza.

La última pregunta fue de Ezekiel. Ay, que niño más trasto en la primaria. Y en la secundaria se había vuelto un poco hippie, o como se llamaran ahora. Pero él a diferencia de otros mayores no veía nada malo en fumarse unos porros y ser anarquista. Él mismo había pasado por esa etapa.

-Como he dicho antes, después de la votación y las preguntas iremos haciendo un censo. Cada uno explicaréis que se os da mejor, ya sea de trabajo o aficiones. Todo contará. En función a esos datos iremos repartiendo las tareas concretas además de las tareas a largo plazo. Me explico. Si hace falta cavar una zanja, estaremos ahí todos dando el callo. Pero si se rompe un váter contaremos con el fontanero para que haga el mantenimiento, y si hay que levantar construcciones en el castillo, los maestros de obra serán los aparejadores, capataces y paletas que hayan sobrevivido. En tu caso es muy posible que tu trabajo ahora mismo consista en ayudar a los de la vaquería en la cría y despiece. Y si te ves capaz, criar unos pollos o gallinas en el castillo, para que tengamos suministro de huevos y carne aún en los peores momentos.

Sobre la segunda pregunta, carraspeó.

-Ahí debemos entonar el mea culpa. Cumpliendo las órdenes del rey en su mensaje, dispusimos de abrir y hacer inventario de todos los alimentos de las tiendas del pueblo, incluida la pollería. Esos alimentos perecederos, como los de la pescadería, han sido los primeros en repartirse. No obstante todavía queda carne en los congeladores mientras éstos funcionen. No hemos destrozado el local ni nada así. Sigue siendo tuyo. Pero la comida ahora debe repartirse sin tener en cuenta la economía monetaria. Es un bien público. De todos modos, el dinero ahora solo tiene un valor simbólico, y dentro de poco supongo que la economía consistirá en el trueque.

Arrugo, de nuevo, un poco el morro cuando empieza con el censo, con lo de la vaquería.... Pero, a decir verdad, lo de los pollos no era todo lo malo, desde luego.

- Ah, pó si, pó si...Loh polloh son lo mio, de toa la vía...ya sabe úhté, Don Fauhtino. No éh to lo malo, y quél yayo tenia un corrá allá en su finca, y de chico me sortaba por allí, con lóh polloh, y to eso...- alzo la mano y todo, para que se vea que, en caso de tener que currar si o si, la idea de los pollos no sonaba tan mal- Y la Yaisa me podría ayudáh. - la señalo, que sepan que es ella, y solo ella, y ella tiene que estar conmigo- Ellá`eh mu lihta. Ella pone la cabesa, yo pongo la átitú pollera, corto los cuartoh traseroh...Vamo, como una polleria en er cahtillo. ¿Uhté dise eso, no? Ea, si no hay máh remedio, que sea eso, anteh c`otracosa...- finalizo, con actitud resignada.

Y na, al menos no me habían reventao al pollería. Allí estaba, si algún día el mundo volvía a ser mundo.

- Si no tá dehtrosá, ehtá bien...Pero pa la prósima quiero sabéh cuando sentra y cuando no...Queh mi pollería, Don Fauhtino...- la pasta que se habría dejao el papa en comprar los pollos, y ahora todo se resume en que es un bien público..Pero bueno, creo que el papa hubiera puesto de su parte.

Jose Luis tomó la palabra sin venir a cuento. Que pa algo estaba ahí y lo sabía to.

-Mu bien, Zeky, esa éh la idea pim pam. A vé gente, paisanos tos y forasteros refugiaos diversos. Que la cosa está mu jodida y no encarta estar tiraos a la bartola, apollardaos y rahcándose el cipote y que le echen de comé a uno como a los cochino. Aquí hay que ganarse lah papah y lo mejó éh que ca uno piense bien pa lo que vale o le conviene porque se trabaja mejó con lo que uno sabe. Y el que no valga pa ná que no se reconcoma que siempre hay algo en lo que se puede echá una mano. Ademá, que la gente que no vale pa ná está en las siudade, questán llena de inteletuale, diretore de sucursale, profesore, abogao y demá torpe que no saben ni arreglá la amoto, ni poné un cuajo yeso en la paré, ni librarse de loh cachorro cuando sobran, ni pollah, que na más quieren politiqueo y charlatenería. Pero aquí somos tos gente que vale, que se mancha lah mano si hace farta. Y repito, que si no tenéi claro pa qué valéi, porque en loh pueblo tamién hay peluquero y demáh gente que ahora no sirven pa mucho, po a cargar fardo o al campo a arar, y que sepái que en mi cuadrilla jiempre hay sitio pa uno má. Que conmigo se trabaja mucho pero de puta madre y ademá variao, que igual buhcamo vívere que levantamo muros que hacemo  un mandao cualquiera, que matamo sombi. Lo caga farta. Aquí no hay tiempo daburrirse y ademá pa cuando to Baños esté saqueao vamos a tené que salir a la carretera y ahí hase farta cojone curtío y gente prepará. Así que ya sabéi, a colaborar porque lo de comé grati sacabao.

A vé si asín senteran, que el Don Faustino se pone pedante y no loscuchan.

Se sintió diplomático y todo.

Se procedió a la votación del alcalde, que en vista de que solo se presentaron dos, el muerto se lo cargó el director de la escuela. Parecía el más capacitado. Tras una interminable sesión de preguntas sobre lo sacro y lo profano, la gente fue formando una fila para ir diciendo en qué estaban capacitados ellos y sus familiares, así como dar los datos y recibir el reparto de comida y medicinas.

Hubo algunos que se escaquearon. Habían escuchado eso de "trabajar para ganarse el pan", así que escurrieron el bulto. Seguramente se refugiaran en sus casas, se tirarían un par de pedos mentales, harían el equipaje y se irían hacia alguna zona de refugiados de las que salían por la radio, en la esperanza de que allí podrían atenderles sin necesidad de mover esportillas de un lado a otro. El ser humano a veces es así de insolidario y gilipollas. Pero estaba bien que hicieran esa criba en ese momento y no les saltara la liebre después.

Afortunadamente, estaban en Baños, un pueblo de tradición agricultora y cazadora. La palabra "cojones" todavía significaba mucho y picaba la honra. No quedar mal delante de tus vecinos. Si los Martínez hacían una tapia de 3 metros, tu otra de 4, por lo menos. Un pique que aprovecharon en sentido positivo.

Otros, sin embargo, no tenían donde ir, o no querían irse. Era el caso de la Kimberly, que no quería estropearse las uñas trabajando, pero tampoco quería volver con la bruja de su madre y el cabrón de su padre. En Baños por lo menos podía ir más a su aire. Así que hizo de tripas corazón y se colocó en la fila. A su lado estaba, justamente, El Zeky y la chiquilla que le acompañaba. El fumeta estaba cambiado, como si fuera un poco más maduro. Ver para creer.

La Toñi se acercó mientras el Deibi se quedaba por detrás, mirando a su marido con una expresión de altanería y autocomplacencia. Como si se creyera consorte de un eslabón de la nueva élite. Marcaba territorio solo con su expresión.

La Toñi iba dispuesta a marcar territorio. Por eso le plantó un buen beso. Un beso que prometía revolcón si el Cagaprisas se portaba. Por que sabía que ella en esas circunstancias ponía condiciones. Era lo que hacía cuando se enfadaba con él, sospechaba que le había puesto los tochos o le había bajado la regla más fuerte que de costumbre. No tardó en decirle qué era lo que queria.

-Procura que me den un buen puesto, Jose Luí. Uno acorde a nuestra importansia. No quiero andá acarreando cubetás de mierda ni enterrando muertos infetaos por el sarampió ese.

Su rodilla rozó testículo al subirla cuando se colgó de su cuello. El mensaje quería decir: "conviérteme en la nueva emperatriz de Fantasía y te vaciaré los huevos como una profesional".

Allí estaban, en la cola. En realidad no había muchos jóvenes de su edad alli, en ese momento. Eran como mucho, cinco o seis. El resto tenía 30 y tantos y de ahí para arriba. El Zeky llevaba la ropa limpia por que Yaiza se la había lavado. Eso atrajo la atención de la Kim, que sabía que el chaval era más guarro que la Totos.

Tenían tiempo de cola, como para aburrirse. Se quedaron mirando, como quien otea animales de manadas conocidas en la sabana. Primero, de lejos y levantando el morro. Luego si encartaba, intercambiarían algún gruñido.

Cuando la gente se colocó en la cola, el coronel la invitó a hablar en un lugar más privado. Por eso abrieron con el juego de llaves del polideportivo que tenían las monjas el despacho que normalmente utilizaba el entrenador del equipo de fútbol local. Estaba lleno de trofeos y medallas cutres de supuestas glorias deportivas que a nadie interesaban una mierda, un póster de Cristiano Ronaldo y otro de la selección española en el 82, el mítico año de Naranjito. De hecho había una figurilla del serecillo homónimo en una de las estanterías, mezclada con los trofeos.

-Felicidades, cabo -comenzó a decir, sin sentarse- Leí su informe de hace tres días, sobre como terminaron con la horda de infectados creada por el incidente de la fiesta. He de decir que concuerdo plenamente con su metodología.

Miró el póster y compuso una mueca. Le traía buenos recuerdos. Luego se sentó donde normalmente lo hacía el entrenador, detrás de una mesa tan llena de papeles y gilipolleces que era impracticable. Una típica mesa de despacho deportivo.

-No estoy aquí para ponerme al mando de Baños. Así que lamento no poder retirar de sus hombros la responsabilidad que ha recaído en ellos. Si estoy aquí para ayudar además de para aprender. Su sistema es efectivo y me ha llamado la atención.

Encontró una botella de whisky dyc en uno de los cajones. Le faltaba un culo, lo justo para servir en dos vasitos.

-Soy un hombre pragmático. Me gusta lo que funciona. En Jaén no andamos faltos de castillos, y éstos pueden ser un excelente recurso para atrincherar a la población civil, reconstruir la civilización y erradicar a la horda. En el peor de los escenarios, podemos esperar simplemente a que los infectados fallezcan al terminar de pudrirse o por falta de alimento. Pero creo esa no es la filosofía que usted persigue, y tampoco es la que me seduce más a mi.

Le dió un tiento al whisky. Estaba calentorro y entraba como fuego por la garganta. Pero menos daba una piedra.

-Como le he dicho, he venido a ayudarla. Vienen conmigo unos empleados de Endesa. Les hemos prometido que se mantienen Rumblar funcionando, sus familias tendrán un lugar en éste pueblo bajo su protección. Ellos mantendrán las bombillas funcionando y el agua fluyendo. También le he traído balas y algunas armas. Tenemos de sobra y pocos hombres para empuñarlas. Háganlo ustedes, pero vigile que el somatén o patrulla ciudadana que se cree esté bajo mando militar, y no que vayan a su aire disparando sin ton ni son. Traigo también unas buenas radios para que nos mantengamos en contacto.

Sacó algo del bolsillo de su chaqueta, un papel grande plegado. Era un mapa de la provincia, muy básico. Lo dispuso como pudo sobre toda la mierda que había en la mesa. Y cuando vió que no pudo, la tiró al suelo de un manotazo.

-Bien, mi plan es sencillo. Vamos a ver como se desarrolla el método Baños, y como podemos mejorarlo. Concentraré la población en varios castillos, escogeremos a la gente útil y veremos a ver como podemos defender el fuerte y salir de éste embrollo. La Legión ha liberado Ronda y lucha en Viator calle por calle. No les va mal. Barcelona ha caído y Madrid ésta misma mañana. Es muy posible que el campo de refugiados en Cuatro Vientos sea superado por una horda masiva. Se va a desarrollar una batalla de cojones allí, pero cuantos más maten, menos problemas tendremos en el sur. Granada está a punto de irse a la mierda, así que estoy dispuesta a ofrecerle un helicóptero para sacar a su familia de allí.

La miró de forma significativa.

-Pero necesito que usted de la cara, Castaño. Baños va a ser una pieza muy importante de éste entramado defensivo, si no la que más. Y la necesito usted dirigiendo el cotarro. Procurando que los civiles salgan adelante, colaboren y aporten en la victoria final. Procurando que no se pasen de la ralla. Y procurando matar a esas cosas conforme bajen por la autovía. Agárrese los machos, por que la situación en Bailén, Úbeda, Baeza y Jaén capital es nefasta. Dentro de no mucho podría enfrentarse a ejércitos gigantescos de esas cosas. Un problema que todos deberemos asumir en nuestros respectivos castillos.

Sacó su teléfono móvil y dió un toque mientras tomaba un poco más de whisky. Un guardia civil llegó entonces con un portatrajes y una cajita. Le dijo que los abriera y era un uniforme de su talla, nuevo, con rango de sargento, y las divisas de rango para que las pusiera sobre una chaqueta o donde más le placiera.

-En virtud de los poderes que se me faculta por el estado de excepción, la asciendo a todos los efectos al rango de sargento primero. Felicidades, sargento Castaño.

Ea, pues si que parecía que estaba hoy de dios el tema de la Kimbrerly. Allí al laito me toco en la cola. Que mandaba huevos tambien la cola que había...Me iba a salir la primera cana aquí. Porque sería la primera, jamás admitiría que tengo una que me quito siempre que vuelve a crecer. Que no me quiero hacer viejo, cojones. La cuestión, es que me enciendo el segundo cigarro de la mañana para matar el tiempo, y la ansiedad.

Con tanto tiempo allí, me da tiempo a pensar en muchas cosas. Una de ellas es la cuestión que me asaltó en la silla: que no sabría decir con seguridad si me habia encamao con ella o no. Pero bueno, cosa del pasado era ya sea lo que fuere. Me haría el loco, por si las moscas. Y además, yo ya era un hombre distinto. Asín como mas adulto. Me duchaba cada dos días y ya no me dejaba tanto el palomino en los calzones, por aquello de los reparos con la Yaiza.

- Ehhh - me aventuro a saludar primero. Yasta, ya había cumplio según los protocolos sociales. Pegué una calada al cigarro y desvié un poco la vista a lo desolador del lugar. Que no quedaba nadie joven- La víhen...Er mihmo panorama que cuando vién loh der pasodoble a tocáh a la verbena. To er imserso junto, copón. - digo, de algo se tendría que hablar allí ¿no? Que tanta mirada cruzá se hace incomoda.

Al final se tuvo que poner en la cola de los huevos, con un mal humor de perros. Se cruzó de brazos y se dio cuenta que allí estaba el Zeky. Lo que más le extrañó es que no lo olió antes de verlo, porque el Zeky siempre apestaba a revenío, a porros y a especias d'esas que usaban en la carnicería. Aquel muchacho siempre le había desagradao, era un perroflauta desarropao y ella solo se acercaba a los perroflautas pa pedirles papel pa liar, y de lejos. El caso que hoy parecía duchao, aseao y menos pordiosero.

Sus ojos luego se posaron en la chiquilla que llevaba al lao, qu'era una guachuza. Pero el Zeky no tenía hermanas, ¿no? Lo mismo estaba estudiando fuera y s'había vuelto con el hermano, a saber. Ende luego no se parecían un pijo, porque ella era mu retosta. La Kimberly pensó que sería una d'esas negritas adoptás que no parecen negritas.

Viendo que no había mucha más fauna joven, al menos presente ahora, saludó de vuelta. -Ehhh...- devolvió con cara falsa de amabilidad, pues arrugaba la nariz al mismo tiempo como si oliera mierda. -Oye... Tú no sabráss si el... ¿Agustín era? Sí, Agustín... Tú no sabráss si el Agustín ha sobrevivío, ¿no? Porque creo que tuvimoss mucho feeling en la fiesta de la piscina, ¿sabess?- mientras hablaba mascaba su chicle, finiquitando la frase con una pompa enorme, que al explotarse recogió con la lengua.

-Po claro, mi niña. No hase farta ni mentahlo.

Era verdad. El cagaprisas sabía cuándo la Toñi estaba en plan exigente; incluso sabía, sin saberlo conscientemente, cuándo había chantaje de carne por medio. Algo que se sabe, sin más. Pero no hacía falta. Pa loh mío lo mehó.

Se acercaron al director del colegio con sonrisa de oreja a oreja y los brazos abiertos.

-Don Faustino, venimo a felicitarle. ¡El nuevo alcalde de Baño! Que sepa que loh doh le hemo votao, faltaba máh. Ta claro quien se merese guiá al pueblo nestos tiempo ajiago, ademá que se ha trabajao la supervivencia de tós nel fin del mundo. Mire, hablando de trabajá, aquí tiene a la Toñi. Ya la ha vitto usté ehto día mu dihpuesta dacapallá hasiendo de to. Pero mire Don Faustino, que lo suyo no éh andá entre la mierda. Lo suyo éh la gehtión y organisación -"marimandona" era un término más apropiado, pero él no lo diría delante de ella-, el contró y to eso. Ahí la va a encontrá usté en su salsa, dándolo todo pim pam. Asín que mire -puso su manaza de hierro en el hombro de Don Faustino y sacó su mejor sonrisa de tiburón diplomático-, póngala de secretaria dusté ¿vale?, o algo de eso, teniente dalcarde, concejala de apocalisi o algo asín ¿mentiende? a su ladito pa que le atienda nel papeleo de la alcaldia ¿verdá que sí? Que ahora usté, señor alcalde, necesita ayuda pa gehtioná to este marrón. Y le digo yo que mi Toñi éh la mehón pa eso. Que pa levantar peso y sobre todo pa matá sombi ya toy yo ¿éh o no éh?