Partida Rol por web

Escena del Hogar de John X23. 

Historia:

John no es su verdadero nombre, tan solo es el nombre que él quiso tomar cuando logró escapar del laboratorio donde experimentaban con él.

Un dia despertó atado en una cama y a partir de ahí empiezan los dos años de recuerdos que tiene, tan solo algunos flashbacks en los que ve a una bella mujer jugando con una niña es lo que le hace pensar que no siempre fue la bestia que es ahora.

Durante el año y medio que estuvo encerrado en el laboratorio estuvo constantemente peleando en simulaciones de más poder cada vez y atiborrado a medicamentos, drogas y demás sustancias que le inyectaban mientras él no podía hacer nada.

Todo esto le ha convertido en un ser donde sus instintos primarios están a flor de piel, la violencia es la única forma que entiende para conseguir sus metas.

Finalmente, algo fue mal en los laboratorios (un ataque a las instalaciones parecía) y consiguió escapar de allí.

Desde entonces su única meta es conocer quien era antes de llegar a esos laboratorios y que fue de su...¿familia?

Poco tiempo despues volvió a las instalaciones, pero aquello habia sido totalmente destruido y barrido todo rastro.

Este simbolo era la unica pista que tenia sobre los que habían sido sus captores. Hace poco se enteró del gran torneo que se organizaria y pensó que quizás alguien de allí pudiera darle una mejor pista que seguir.

El Laboratorio Abandonado

En medio de la nada se esconden las instalaciones donde se llevaban a cabo los experimentos con John y los otros sujetos que mantenian allí encerrados.

Unos enormes almacenes de personas, clasificadas por numeros y letras, que eran tratadas como mercancia desechable con la que poder jugar a ser Dios.

Ahora no queda nada de aquello salvo amplios espacios vacios y salas llenas de probetas rotas y paredes quemadas.

Eso es lo que encontró John a su vuelta al que habia sido su hogar, un hogar atipico y desagradable, pero el unico que lograba recordar.

No fue X-23 el unico que logró escapar, y tampoco fue el único que había tenido la idea de volver.

Una debil niña apareció una noche por las inmediaciones del lugar. El primer instinto de X-23 fue acabar con ella, pero por alguna razón fue incapaz. Nunca habia tenido ningún reparo a la hora de saltar sobre ninguna presa, pero esta muchacha parecía haber despertado en él...¿ternura? No sabía por qué, sentía que debía protegerla y cuidarla.

Ella es la que ha acondicionado una de las salas para que puedan descansar los dos sin tener miedo a clavarse un cristal en la espalda ni que los coyotes vengan a por la comida que recolectan y cazan.

Alguien ha debido burlar tu agudo olfato, tus sentidos, durante la noche, porque por la mañana encuentras a tu lado un paquete, prolijamente colocado junto a tí con una canasta llena de frutas y comida.

El paquete contiene un sobre con fotos. Fotos del laboratorio cuando estaba en una pieza, fotos de niños y niñas, algunos sonrientes, otro llorando... de hombres con batas blancas y jeringas repletas de irisados líquidos. 

Con el sobre, un mapa de Sidney, claramente marcando una casa en las afueras. 

La niña encontró algo en el fondo de la canasta. Te lo tendió sin decir palabra; nunca decía nada. Era un bulto de ropa, holgada, una gabardina limpia, un sombrero de ala ancha, pantalones y camisa de tela basta pero limpia; zapatones. Todo lo necesario para que te disfraces y pases desapercibido.

El mensaje es claro.

Era obvio que quien fuera el que se habia arriesgado de aquella manera para traer el paquete, tenia informacion que a John le interesaba...y mucho además.

Se quedó un momento mirando el "regalo", recordando los desagrables episodios que habia vivido en este lugar y pensando en la bestia en que le habian convertido. Tan solo la muchacha que le acompaña y unos confusos recuerdos le atan a su humanidad.

Se levantó y colgó la ropa de su espalda. Dio una torpe caricia en la mejilla de la niña Volveré pronto le susurró antes de salir de la sala y perderse entre la maleza. Sidney era su objetivo ahora

John X23 caminó todo el día, a una velocidad que cualquier humano hubiera creido imposible, hasta llegar a las afueras de la gran metrópolis. Consultó el mapa un par de veces, hasta dar con el lugar indicado.

Se trataba de un estacionamiento desierto; de hecho, esta cerrado al público. En el abundaban los lugares oscuros, aunque sorprendentemente ningún gamberro hacía de las suyas, y el lugar se veía bastante limpio.

Una figura destacaba, apoyada contra la antigua garita del guardia. Permanecía en la sombra, hasta que X23 se acercó. Ante sus sentidos aguzados, el hombre -pues indudablemente era un hombre- olía a ropa cara, acondicionador de cabello, cuero y adrenalina. 

Llevaba un sombrero de ala ancha, no muy distinto al que usaba él para ocultar la cara, y ropas amplias que no ocultaban su impresionante musculatura.

- Hola, John. Mi nombre es Sal, me recuerdas? 

El viaje se hizo corto y no fue demasiado dificil dar con el lugar indicado. Al llegar, un hombre me esperaba tranquilamente apoyado. Él me reconoció y tal vez yo también debería haberlo hecho, pero mi memoria siempre me jugaba malas pasadas.

Hay demasiadas cosas que no recuerdo...unas son buenas y otras malas, pero eso da igual. He venido porque tienes información que me interesa, cuentamela. Si me conoces, sabrás que no me gustan los rodeos.

X-23 se quedó frente al hombre, a una distancia prudencial, esperando la respuesta.

- Ah, el viejo Johny, dijo el hombre con una sonrisa. Dio un paso hacia tí, pero tú das un paso hacia atrás. No es miedo, obviamente, sino que no entiendes la necesidad de que se acerque... precaución, podríamos decir.

- Entiendo, entiendo... mira, las cosas son así... tienes tiempo para una historia? Sal prende un cigarrillo y se sienta en el suelo, la espalda contra la pared. Te invita a su lado, pero permaneces acuclillado frente a él, moviéndote levemente de lado a lado como un felino nervioso.

- Hace 10 años, en aquel laboratorio, investigaban con medicamentos en animales. Pero no animales cualquiera, no... habían conseguido inocular genes humanos a los animales; de esta forma, decían, podían predecir mejor la reacción en la fisiología humana.

Luego, creo que empezaron a hacer algo más... tal vez el proceso inverso. Desaparecieron niños en la zona. Comenzaron las protestas, la gente tenía miedo, seguridad privada rodeando el lugar... hasta el desastre. Medio lugar voló por los aires; pocos sabemos el porqué. Y menos todavía estamos dispuestos a contarlo.

Saca del bolsillo dos botellas de aguas; cerradas, frescas. Deja una en el suelo frente a tí. Abre la otra con un chasquido y toma la mitad del contenido de un largo trago.

- Sé quien me contrató para hacerlo. Puedo contarte al respecto. Y sé dónde podrás encontrarlo... pero no va a ser fácil. 

Escuchaba lo que el hombre tenia que decirme. Contenia las ansias de que hablara más rapido, no había necesidad de darle misterio al asunto.

Di todo lo que tengas que decir, yo haré lo que tenga que hacer, me da igual lo dificil o peligroso que sea. El gesto de John era serio y se notaba como se aguantaba la rabia de su interior. Ellos crearon una bestia, y no voy a tener ningun reparo en hacerles una demostración.

Sal apura el resto de la botella. Johny, te conocí hace dos años: en ese entonces, estabas apenas consciente de en lo que te habías convertido. Yo simplemente estaba dejando unas cajas con medicamentos... los doctores me echaron antes de que pudiera ver bien lo que sucedía allí.

Su mirada se pierde en la noche. Entonces me contactó ese grupo... que sabían que yo podía llegar hasta la puerta sin despertar sospechas. Ellos distraerían a los guardias mientras yo le prendía fuego a todo el complejo... pero antes, tenía que asegurarme que ustedes escaparan. Los cinco, claro. Fueron muy claros en ello.

- Y vaya que generaron una distracción! Entonces no lo sabía, pero el líder de ese grupo era nada menos que T. Hawk. El Street Fighter... oí decir que vive en México. 

Te pasó un nombre, un pueblo, una dirección. Y un pasaje de avión. Dicen que se está organizando un Torneo de Street Fighter. Tal vez en ese torneo consigas encontrar a T. Hawk. Por lo pronto, ese es el único Luchador del que pude encontrar algún dato, en México. No es mucho, pero es un comienzo. 

Intento asimilar todo lo que me cuenta Sal...Consigo controlar los instintos y no le golpeo por la impotencia...al fin y al cabo, él me ayudó a escapar de allí.

Cogió el billete para el avión y dijo con tono seco

Gracias

Después de esto John se dió la vuelta y empezó a irse.

Una sola cosa, ve al laboratorio y lleva comida.

Se perdió entre la noche y fue camino del aeropuerto. Era un largo camino, pero a John nunca le importó andar.

El experimento había recibido varios potentes golpes, pero era la rutina a la que estaba acostumbrado antes de poder escapar del laboratorio.

Siguió las indicaciones que El Guardián le había dado para encontrar a T. Hawk. John buscaba algún tipo de respuesta o, al menos, una nueva pista sobre donde encontrarlas.

200 kilometros de camino hacia allí. Un autobús le acercó.

Entró en el bar y se sentó en uno de los taburetes.

¿Que quiere, caballero? le dijo una muchacha al otro lado de la barra.

Lentamente alzó la cara y miró a la muchacha con el semblante serio.

Dos cosas. Tarta de Manzana y a T. Hawk

Al escuchar el nombre y el pedido, y atizbar bajo la capucha de John, la joven moza se apuró tras la puerta detrás del mostrador. Todo el local quedó en silencio; ni las moscas se animaron a zumbar. Y luego, precipitadamente, los dos hombres en la mesa del rincón decidieron que sus vidas valían más que terminar las Tecate, y salieron por la puerta principal.

Un hombre grande, fuerte, se plantó frente a John tras el mostrador.

- Mi nombre no es algo que me guste ver arrastrado en el suelo del bar en boca de cualquiera, "amigo". Quién eres, qué quieres?

- Y por cierto, T. Hawk sacó una bandeja de debajo del mostrador, dos platos y tenedores. Cortó dos generas porciones de tarta de manzana. La tarta de manzana no se le niega a nadie.

John coge uno de los tenedores y se lleva un trozo de tarta a la boca.

Manuel llevaba razón, la tarta es deliciosa, pero no es por eso que he venido. Se quita la capucha y enseña su cara en todo su "esplendor". Hablame sobre los laboratorios que volaste junto a los de tu grupo.

X-23 hablaba serio y tranquilo...de momento