Partida Rol por web

Alatariel se cuela entre las piernas de Alfheim buscando sorprender al zombie con un ataque desde abajo. La joven clava su rapier en la entrepierna del no-muerto.
 

Entre el golpe de Alfheim, el nuevo rayo de Piotr y el ataque de Alatariel, disteis buena cuenta del último zombie. El no haber disparado la alarma de la entrada os había dado excelentes resultados. Y a pesar de que muchos de vuestros ataques no eran con las armas más apropiadas, la cantidad de ellos había tumbado a los oponentes.

Los muertos vivientes eran ahora polvo, lo que probablemente os indicaba la antigüedad de su creación. Y teníais una nueva puerta delante.

Eddie sanó casi todas las heridas que teníais de combates anteriores...

Si no me equivoco la expresión que usaríais vosotros los costeros es "esto va viento en popa", ¿no?

Piotr parece estar divirtiéndose más de la cuenta en una peligrosa incursión a un templo siniestro en las alcantarillas. Estos irrisenos están locos...

- Correcto, aunque todo esto no es bueno para nuestra tapadera la verdad es que se respira mejor - contesta Alatariel mientras se dirige a la próxima puerta.

Con la luz tapada, Alatariel buscó trampas y tras no encontrar ninguna abrió una rendija la puerta que llevaba a la siguiente habitación.

A través de la abertura pudo ver una gran sala, iluminada por la mortecina luz de una linterna sorda situada en una gran mesa de trabajo.

En la habitación había varios jergones, recogidos contra las paredes, varios macutos apoyados también en ellas y lo que parecían dos perros muertos, pero que se movían macabramente y en sus ojos brillaban unas luces rojas.

En la mesa, sentada en un taburete, una figura encapuchada leía un enorme tomo, encima de la tabla había otros objetos como una calavera con un trapo rodeando su boca y varias velas apagadas.

La figura movió ligeramente la cabeza hacia vosotros (sólo podía ver una puerta abierta una rejilla) y habló, era una voz femenina, con tonos de ultratumba pues no salía de garganta alguna. - ¿Ya habéis vuelto? Por vuestra timidez creo que habéis fracasado en la tarea, pasad y contadme que ha ocurrido para que administre los castigos apropiados...

Somos nosotros los que venimos a administrar castigos, escoria.

Alfheim entra con el martillo de guerra en la mano y su escudo embrazado.

De parte de Sarenrae. Por lo pronto, explica rápido qué hacías mandando a esos papanatas a la posada.

Esperar que aparezcan tus aliados sectarios y que en vez de ellos entre por la puerta un paladín de Sarenrae no es algo que ocurra todos los días. Además, habitualmente la primera vez es la última. Quizá hace falta ser un no muerto animado por la energía negativa para sobreponerse tan rápido.

Aún así el chillido de rabia del ser vino de lo más profundo del plano negativo, un alarido de furia, indignación y odio. Mientras se levantaba derribando la silla.

- Los mandaba a cualquier tarea menos a ejecutar el conjuro "invocar lerdo sagrado", pero veo que es la única en la que han tenido éxito. ¿De que posada venís? Esta noche he mandado a muchos...

Por un instante pareció concentrarse. Y sus ojos refulgieron con más furia.- Responde y satisfaré tu curiosidad rápida como un rayo... como este... - Un haz de energía negativa golpeó a Alfheim en todo el pecho.- Satisfaré tu curiosidad antes de utilizarte para reemplazar a mis esbirros, que veo que habéis destruido... no debí contenerles para que no mataran a los cultistas de Maramaga... es la última vez que confío en esos idiotas...

Desde atras se oye suspirar a lonna

estos jovenes... Y para eso me pongo yo la tunica? En fin si vas a fastidiar el plan, usa a los clasicos, al menos. Un "hola, mi nombre es Alfheim el paladin. Tu me has jodido la cena. Preparate a morir" o algo. 

Alfheim no esperaba esa reacción tan rápida (y menos durante semejante discurso), pero al servir de blanco sabe que da una oportunidad a los demás. Débil como está, trata de levantar el martillo contra la "cosa", pero le cuesta bastante.

- Hombres, para eso llevo una túnica asquerosa por media ciudad... - bufa Alatariel - En fin, por lo menos hemos destruido a los esqueletos antes.

Los caminos de Sarenrae son inescrutables, está claro... - murmuró Eddie junto a Lonna mientras meneaba la cabeza.

La criatura miró con pena el golpe del paladín. Mientras los dos perros se lanzaban con una rapidez antinatural contra Alfheim.

- Ríndete a tu destino... y dime de que posada vienes... Quiero saber que grupo fracasó... perros, ¡Matadle! pero no lo desgarréis mucho, quiero un nuevo zombie...

Sin embargo, los dos perros no lograron atravesar la armadura del sirviente de Saenrae.

Eddie murmuró unas palabras, tratando de invocar el poder de su Diosa para golpear a esas criaturas pero debía estar pidiendo demasiado de seguido el favor de Desna para eliminar a esas criaturas que se habían salido del camino, pues la oleada apenas causó daño...

Lonna se coloca alejada de los perros y le dedica una cancion a la nigromante

Tengo que pedirle a esta nigromante
Disculpas por asesinar
A todos los zombies que ella utilizaba
Para su placer carnal

Ese es un secreto que los nigromantes
Nunca quieren revelar
Porque tras follarte a algun nomuerto
No querras mas a un mortal

Necrofilia
No te hace falta ni condon
Necrofilia
Vale un zombie del monton!
Necrofilia
El rigor mortis... lo mejor!

Necrofilia! Necrofilia!

Kizziar avanzó y golpeó con todas sus fuerzas al sabueso zombie más cercano, que aguantó el golpe con sus dos mitades unidas por un hilillo de carne, hilillo que se se desintegró cuando el poder de Eddie, más bien de su diosa, lo alcanzó.

Alatariel entra en la habitación lo más rápido que puede e intenta atacar al no-muerto aprovechando el apoyo de Alfheim, por desgracia su ataque es poco preciso.

Alatariel logró contactar un buen rapierazo entre las costillas de la nigromante, pero al no tener órganos que pinchar y sangre que derramar, el daño fue pequeño.