Al final Gasera fue para dentro del edificio. Tenía que conseguir revisar por cosas útiles. Este departamento estaba vacío hace tiempo. Los muebles se conservaban pero no había muchas cosas. Fue recorriendo hasta que entró en un dormitorio. La luz de afuera ingresaba por una de las ventanas. La única cama estaba hecha, como si su habitante aun viviera aquí pero la gran cantidad de polvo que cubría su superficie daba cuenta de lo contrario. Había una cómoda y un armario.
La parte de la cocina, que visitó antes, no tenía nada conservable. Todo había sido limpiado por los saqueadores anteriores. El baño lo mismo. Aquí al menos había un cuaderno que podría llevarse junto con una birome para escribir algún mensaje si lo necesitaba. No era una pizarra… pero no estaba tan mal.
No tienes ventanas que conecten este departamento con el que está al lado.
Bueno... esto ha sido una pérdida de tiempo.
-*sigh*
Cogió y fue al siguiente sitio. Se preparó para abrir la puerta de un hachazo donde la juntura, había cogido experiencia, y si el cerrojo no era muy bueno saldría a la primera... si lo era tardaría un rato más y haría bastante más ruído. Bueno, ¿al menos había tenido la idea del cuaderno? Algo era algo.
Gasera decidió que era hora de abrir esa puerta con fuerza y sudor. Así que levantó el hacha y comenzó a gopear... esperando que los ruidos de la hoja contra la madera no atraigan más caminantes, o no tardar demasiado en ello.
Tírame 1d10 y tenés que sacar menos de lo que tienes en armas Cc. O sea el total que sea menos de 8 o 8 justo.
Puedes dar 3 hachazos por turno así que haz 3 tiradas :)
Motivo: Hachazo
Tirada: 1d10
Dificultad: 8-
Resultado: 4 (Exito)
Yea, a la primera, reduciendo las posibilidades de que vengan caminantes ^^
La puerta hizo un ruido de quiebre cuando Gasera le dio un golpe con toda su fuerza. Fue un único impacto pero sirvió para abrir una enorme grieta en la misma. Desde allí se vio la mirada vacua de un muerto, rugiendo y babeando por la cercanía de comida. Pronto ese cadáver que se movía fue empujado por otro, que era una mujer. Ambos intentaban pasar al otro lado, donde Gasera se hallaba pero la grieta no era lo suficientemente ancha… sin embargo, sí servía para que el chico les diera unos golpes de gracia.
Pues procedo. ¿Tiro, o como puedo llegar y ellos no...?
Nota de la Dire: tira lo de antes y rolea lo que haces :)
Mmmm... no era lo que había buscado, pero le había salido todavía mejor.
-Tssss, eh. Por aquí, por aquí... -llamó, susurrando, para que acercase la cara al sitio- Venga.
CRONCH
Ssssseeeeeeeeeeee.
Hizo un par de tirones para sacarla, y no lo consiguió. Tuvo que poner el pie y tirar para sacarla, y al hacerlo perdió pie y tuvo que echar unos cuantos pasos para atrás trastabilleando hasta recuperar el equilibrio.
Por otra parte, el caminante estaba listo, parecía.
Motivo: Hachazo
Tirada: 1d10
Dificultad: 8-
Resultado: 1 (Exito)
Uno de los caminantes recibió un hachazo en su frente que le dejó una muesca en su piel. Acto seguido, Gasera retiró el hacha con un sonido pegajoso y el muerto se cayó hacia atrás. Asomó entonces la mirada la caminante, una mujer que tenía cara de tonta. Efectivamente la pobre debía ser un poco inteligente de viva pero no demasiado, así que como zombie era muy estúpida. Asomó sus ojos por la abertura por la cual, hace segundos nomás, el otro zombie había hecho aparición.
Gasera estaba pensando en repetir la operación: hachazo y sacada del arma cuando sintió un quejido en el pasillo. Alguien venía subiendo y por su -AhhhhGgg... -no se trataba de un ser humano vivo. ¿Qué sería prudente, esconderse en el otro departamento (el ya revisado) o intentar el hachazo y esperar que el nuevo departamento sea también una buena guarida?
Siempre esconderse.
Y esperar que no sean muchos los que vengan: puede manejarse a uno o dos en un piso, pero no más o tendría que hacer una huida desesperada hacia la puerta, y llena de caminantes... mala idea. Mala idea.
Opción A: Me escondo como un héroe
Gasera se escondió. Tomó lugar tras la puerta del apartamento contiguo, el cual ya había revisado. Entonces miró por la cerradura. Una mujer, una chica viva estaba arrinconada. Aparentemente, no era muy fácil predecir qué había pasado, ella había corrido por el pasillo, se había herido y estaba caída y aterrorizada. La visión de Gasera dejaba ver la horrenda escena:
La muchacha aterrorizada y una de los caminantes que se le venía aproximando arrastrándose. Detrás de este muerto parecían haber otros pero Gasera no podía identificarlo desde su posición. ¿Cuántos eran?¿Podría evitar la muerte de esa joven??
...
Oh, a la mierda.
Salió de la puerta con el hacha en la mano, abriendo la puerta y partiendo la cabeza del primer muerto que se arrastraba
-¡vamos, entra al piso!
y miró cuántos venían. Aquello no pretendía ser una actuación heroica, tenía igualmente la idea de esconderse y evitar aquello si lo podía evitar, pero no iba a dejar que se comiesen vivo a nadie.
Asumo que el primero que anda arrastrándose es presa fácil y por eso no he tirado, ya con los otros... ¿ahora que estoy ahí, cuántos vienen?
Gasera tira al suelo el que estaba de camino cuando abre la puerta. Pisa un poco a la muerta que estaba acercándose a la chica, y vuelve corriendo, en dos grandes zancadas, al departamento. Cierra la puerta justo cuando un par de brazos le “acarician” la camisa. Mira por la mirilla de la puerta. Un ojo putrefacto le devuelve la mirada. La verdad es que, con el apuro, llegó a divisar en la panorámica que trazó su visión mientras la adrenalina lo invadía, unos dos muertos más. Serían en total unos cinco.
Tuvo suerte.
La chica, por su lado, se cae de rodillas al suelo y comienza a llorar en un ataque de pánico. Aunque a salvo, al menos de momento, el horror no se borra de su mirada.
Son en total 5, 1 que no camina. Por ahora estáis a salvo en el departamento.
¿Suerte?
-¡Joderjoderjoderjoderjoder! -se quejó visiblemente mientras le daba con la cabeza a la puerta- ¡Joderrr!
No había suerte allí. Había hecho el imbécil, se había escapado de milagro y ahora estaba encerrado en un piso, habiendo atraído a los caminantes y quién sabe si a los vagos de la zona también. estaban los dos encerrados, sin conocer la zona, sin conocer las salidas y con los tipos pegados a la puerta. Lo único que podía hacer a estas alturas era esperar a que los otros saqueadores hubieran hecho ruido para atraerlos. Mierda, ¿por qué no se había ido con ellos? ¿Para no arriesgarse? Como si lo que estuviera haciendo fuese muy seguro...
-Hey -dijo, viendo que la chica se había puesto a llorar. Se sintió abochornado- Hey. No pasa nada, tranquila. Saldremos de aquí. ¿Desde cuándo llevas por esta zona...?
Ella lo miró, de a poco fue calmando su llanto. Se frotó los ojos y respondió –hace una semana. Yo… y unos amigos pero los he perdido. Estábamos refugiándonos en un cine a unas cuantas cuadras de aquí cuando… cuando fuimos dos por provisiones y. Y estaba el bar de enfrente de este edificio pero colapsó.
Respiró hondo, no quería continuar con el lloriqueo, sabía que no servía de nada.
-Es un caos. Todo esto… es una pesadilla.
Llevó sus manos a la cabeza y apretó con sus dedos sus sienes, de manera suave, seguramente en un intento de liberar tensión.
-Me llamo Lourdes, ¿quién eres tú?
Fuera de la puerta se oían los rasguños de los caminantes. Por ahora no era seguro abrirla, habría que esperar o encontrar otra manera.
Sonrió.
-Gasera. Como en La Casera. Esss... una larga historia -sacudió un segundo la cabeza, quitándole importancia- ¿Un cine? ¿Hay mucha gente allí? Yo tampoco tengo grupo, desde hace semanas. Viaja historia.
Se levantó, y vio si Lurdes también lo podía hacer. Iban a necesitar empezar a moverse para remediar la cagada suprema que había montado, pero no pintaba tan mal. Un cine cerca podía ser un lugar seguro (aunque esperaba que fuera un cine de verano o no se metía en un sitio tan encerrón) y al parecer podía haber más gente, si estaban organizándose para conseguir comida.
-Hay más gente por aquí con lo mismo, creo que no somos los únicos -se encogió de hombros mientras señalaba con la barbilla al piso- Podríamos buscar por esta zona y esperar a que se vayan y salir de aquí. Y entonces, ¿del bar no queda nada?
Porque era su siguiente parada. Era bueno saber si no quedaba más que un lugar lleno de caminantes, o de vagos. Cuantas menos sorpresas asesinas mejor, que van contadas.
-¿A qué te dedicabas antes?
Lourdes asiente a lo de la gente. –Somos unos veinte. Un par de familias con niños, dos abuelos y nosotros… los jóvenes. Teníamos que ir por alimentos. Cuando vi el bar pensé que era una buena idea y enfilé hacia allí. Entonces vi un montón de esas cosas. La persiana estaba medio bajada por lo que algunos estaban metiéndose.
La chica niega con la cabeza, como pensando en la oportunidad perdida.
-Tengo que volver con comida. No puedo hacerlo con las manos vacías…- escucha lo de que hay más gente pero sigue perdida en lo del alimento. Ni siquiera responde sobre lo que había hecho antes de que toda esta epidemia destrozara a Madrid… Su cabeza se sigue meneando de un lado al otro como diciendo: “Tenía el bar, no tengo nada…”
Sobre los muertos, un par parece que se han alejado de la puerta porque los rasguños han disminuido bastante.
¿Veinte? Era un grupo muy grande, por lo que él había visto. En el suyo habían sido doce, y la mayoría de grupos que encontraban eran mucho más pequeños.
"Vamos"
Los caminantes se estaban yendo: debían haber encontrado a los otros dos. Aunque quisiera, no podría salir a avisarlos. ¿Era normal estar así? La reacción normal era la de esa chica, desplomarse y echar a llorar ante todo esto, lo sabía (o al menos lo sabía), así que limitarse a maldecir por la situación y seguir como si no hubiera pasado nada era lo raro. Hacía ya casi un año era un trabajador en una tienda de deportes, y hacía meses era una persona perfectamente normal con compañeros, amigos y hasta novia. Y ahora...
-Venga -dijo, poniéndole la mano en el hombro y zarandeando un poco, para que respondiera- Tienes razón. Hay que sacar lo que podamos y largarnos de aquí.
¡Veinte! Incluso si sólo eran unos diez sanos, podrían entrar en el bar y limpiarlo de zombis, si tuvieran un coche. Imagina eso. toda la comida que tiene que haber, sin otros grupos que hayan entrado a tocarla.
La chica asintió a las palabras de Gasera. Se paró y él hizo otro tanto. Acercáronse a la mirilla de la puerta y espiaron. Nada había allí. Los muertos se habían ido, o hacia arriba o hacia abajo, porque las otras puertas parecían cerradas.
-El bar está comprometido, hay muchos allí. Pero debe haber algún almacén cercano… no puedo volver a mi grupo sin comida. Aunque no voy a obligarte a que vengas conmigo.
Estaban caminando por el pasillo, sin hacer ruido y Lourdes hablaba bien bajo, lo suficiente solo para que Gasera la oyese. Podían seguir registrando este edificio o ir a la calle y probar con otro. El bar de enfrente era, por lo que decía la joven, una tierra perdida. Aunque había un edificio aledaño, se podría entrar por allí o al menos investigar.
Qué hacer o no ahora estaba en manos del joven. La chica no tenía idea.
Suspiró.
El edificio ya no era un buen recurso para saquear: había estado bien para una persona (habría estado muy bien), pero ya tenía saqueadores y los caminantes podían acabar trayendo a todo el mundo por el local. Oportunidad perdida. Si hubiera un grupo que el que la chica tenía que decía... pero no podía confiar en que no estuvieran todos muertos.
-¿Conoces la zona? -preguntó, esperando tener suerte- ¿Tenéis algún sitio donde quedar con los compañeros por si... os dividíais?
Lourdes negó con la cabeza y luego agregó. –Solamente tengo idea de algunos almacenes y bares. No tengo idea de la zona, es jodidamente grande y hay muchas personas. Muchas personas…
La angustia de su voz es conocida para Gasera: “muchas personas = muchos muertos”. Desde la mirilla se ve que los últimos caminantes se han retirado. Si van a partir es hora de empezar. Si no podrían pasar la noche allí. Faltan unas cuatro horas para que sea de noche y salir así es peligroso. Por eso, el chico tiene dos opciones a la vista:
Correr suerte ahora o esperar al otro día.
-¿Qué vamos a hacer? ¿Vamos a probar otro almacén?? Odio a esas cosas… las odio…
Lourdes se lleva las manos a la cabeza y presiona con la base de sus manos sus sienes, negando. No puede creer que se ha separado de su grupo y que está en este meollo. De no ser por Gasera sería una caminante más.