Partida Rol por web

Os acercáis al chiringuito. Tal y como habíais observado desde lejos es una sencilla construcción de caña y madera que se puso a disposición de los playistas para poder adquirir helados y refrescos. Al acercaros os fijáis en que dispone de unas placas de madera que hacen la función de toldo y a la vez se pueden bajar gracias a unas bisagras de manera que se pueda cerrar la cabaña.

A todas funciones, parece que ha sido abierta, aunque no hay nadie.

Los que os habéis acercado primero, empezáis a buscar dentro y fuera del chiringuito mientras vuestros compañeros se van acercando a lo que parece un pequeño punto de reunión para seguir vuestras andaduras. Un ruido alternado de los motores de las neveras os hace entender que el sistema eléctrico no parece muy fino y que falla cada pocos segundos, pues tanto luces como otras neveras se encienden y se apagan intermitentemente.

Al final parece que descartó cubrir con arena el cuerpo y que alguien le echó una tolla por encima. Cobos lo sintió como una pequeña victoria sobre Diana, a la cual parecía querer llevarle la contraria en cualquier cosa que dijera. Que ganas teníoa de perderla de vista...

Cuando Samuel les pidió que le echaran un vistazo al chiringuito, él no lo dudo. Aquel tipo le gustaba como lider, no exigía las cosas, las pedía y aquello era bueno para llevar a un grupo. Además se había tirado sin pensarlo a salvarle la vida en el barco...sin conocerlo de nada. Definitivamente le caía bien.

Se acercó al chiringuito mientras oía como hablaba en tono muy bajo Roque, como para sí mismo. En ese momento comenzó a asustarse. Pensó que aquel tipo no estaba bien de la cabeza y con todo lo que había pasado quizás iría a peor. Visto sus actos anteriores decidió que se mantendría lo más lejos posbile de él. Con estos pensamiento se subió a la barra del chiringuito y comenzó a echar un vistazo todo lo que había en él.

 Justo antes de echar a andar rumbo a la cabaña, había desempaquetado la mochila con el par de bolsas que la cubrían y se la había echado al hombro. Julia avanzó con pesados pasos ya que, aunque llevaba ropa ligera, ésta aún estaba mojada y costaba moverse con la agilidad normal. Por suerte, la temperatura era agradable incluso para ir empapado. 

Aquel hombre, pese a que aparentaba estar bastante chiflado, es posible que tuviera razón, y este no fuera el último cadáver con el que se toparía. Si lo que le habían dicho era cierto y la epidemia se había extendido tan rápido, las ciudades se habrían convertido en auténticos cementerios, aunque eso era algo que quería apartar de su mente el joven gallego, aun así, sentía la necesidad de no dejar al muerto  sin tapar, ya no solo por darle un entierro digno, si no por sanidad. Con sus propias manos, comenzó a echar tierra al cuerpo hasta taparlo por completo, eso sí, siempre manteniendo las distancias.

Una vez hubo acabado, alzó la vista hacia sus compañeros del chiringuito. - ¿HABEIS ENCONTRADO ALGO?. – gritó para que le pudieran escuchar.

No encontrasteis demasiadas cosas de utilidad en aquel chiringuito. Tras estar buscando un buen rato os disteis cuenta que había algunas señales que indicaban que ya había sido registrado anteriormente. Por suerte encontrasteis un par de botellines de agua aún cerrados detrás de una de las neveras, así como un paquete de tabaco y un mechero. Seguramente su antiguo dueño no os lo reclamará.

Mientras los demás parecían estar descansando, otros ayudaban a Samuel a sepultar aquel cuerpo corroído y putrefacto bajo un pequeño montón de arena.

El silencio cada vez se os hacía mas incomodo, ni un coche pasaba por ahí ni tampoco parecía haber actividad de ningún tipo. Mirando a los lejos, en la calle de aquel pueblo os pareció ver un par de figuras que estaban sentadas en un banco, detrás de una macetera. A lo lejos en la carretera parecía haber otro hombre andando.

Ana dio unos pasos hacia el cuerpo sin vida que estaba en la arena por simple curiosidad, no tenía ninguna intención de enterrarlo y mucho menos después de ver el estado en el que se encontraba, pero tampoco iba a impedirselo a Samuel. Ten cuidado. Le dijo a éste. Se parece a los del yate y no sabemos si "eso" que tienen se puede contagiar... 

Se alejó del cadáver camino al chiringuito, pero parecía que allí no había nada de utilidad pues ninguno de sus compañeros había encontrado nada en él, así que se paró a medio camino y volvió de nuevo su mirada hacia el pueblo. A lo lejos parecía que había varias personas, quizás les podrían ayudar o al menos explicarles qué estaba pasando. ¡¡Ey!! Allí hay gente... vayamos... les dijo a los demás.

Puse la mano en el hombro de la mujer.- No sabemos si estan infectados, tenemos que tener cuidado... Es muy raro que todo este en silencio, es evidente que algo pasa y aun asi esa gente esta muy tranquila, demasiado... no se si quiero llamar su atencion. -dije tragando saliva, ademas eramos un grupo escesibamente grande, nos iban a ver seguro

Cobos cogió el paquete de tabaco y lo abrió. Ducados negro, su favorito. Se encendió un pitillo y dijo: - ¿Alguien quiere un cigarrito? - Tras ver que todo estaban más pendientes de las personas que estaban a lo lejos de la calle. Estuvo de acuerdo con Ana cuando dijo que debían ir hacia ellos, estaba harto de que la remilgada católica le pusiera pegas a todo. Así que ni corto ni perezoso agitó los brazos con el cigarro en la boca y gritó todo lo fuerte que pudo: ¡Ehhhh! ¡Aquí, aquí! ¡Necesitamos ayuda! - Durante unos instantes se acordó de su época de chaval cuando cuidaba las cabras de su abuelo.

No había nada más que hacer allí, una vez enterrado el cuerpo y revisado el chiringuito sin hallar ninguna pista de lo que estaba ocurriendo, intentó reunir de nuevo al grupo, aunque hubo algo que lo hizo reaccionar de forma diferente… Por fin!!! Por fin encontramos a alguien!!!... El hecho de avistar a más personas lo calmó un poco, parecía que aquella epidemia no se había extendido tanto por aquí, o había sido erradicada.

Jorge fue el primero en actuar gritando para llamar la atención de aquellas personas. – Mejor será que nos acerquemos, aquí no hacemos nada. – comenzó a caminar junto a Jorge para salir de la playa.

Después de un rato buscando sin encontrar nada útil, excepto 2 botellines de agua los cuales cogió y guardo en una bolsa de plástico, escuchó a vario de los jóvenes gritar a alguien… -¿Qué demonios pasa ahora?, ¿es que no pueden estarse quietos ni un momento?- …pensó mientras miraba a lo lejos intentando ver a quien gritaban.

Al ver una persona andando sola por la calle, un escalofrió recorrió el cuerpo de Roque, por un lado un sentimiento de esperanza le incitaba ir a ver quién era y si sabía algo, pero por otro lado su instinto desconfiaba de aquella situación… -¡¿queréis dejar de gritar?!- …dijo mirando a Jorge… -si tantas ganas tenéis de hablar con él, ¿Por qué no vais allí y le preguntáis que ha pasado?-

Tras los gritos de Jorge Cobos, tres figuras que parecían estar andando por el paseo de pararon de golpe al oírlo. Se dieron la vuelta y se encaminaron hacia la playa. Sin duda no parecían muy alarmados por todo lo que estaba ocurriendo, pues su pasos era lentos y vacilantes, cosa extraña después de haber visto un avión estrellarse y un grupo de gente salir nadando de un yate varado cerca de la costa.

Algo no iba bien..

Ahora le tocaba al viejo loco protestar. Esto había sido así desde el principio. - Eso voy a hacer, ir a preguntarles. ¿Les veis pinta de peligrosos? Por Dios, estáis paranoicos, los dos - dijo mientras señalaba a sus dos compañeros de avión. Tras eso echó a andar hacia las tres personas que iban hacia ellos y con una sonrisa, desde lejos, les dijo: - ¡Ey, amigos! Espero que puedan echarnos una mano. Hemos tenido un accidente y yo estoy herido - para confirmar esto último se subió la camiseta y le enseñó el vendaje. 

 Julia aprovechó un pequeño despiste de Cobos para cogerse un cigarro y guardarlo. Nunca se sabe si podría ser una buena moneda de intercambio, que estas cosas siempre vienen bien. Con lo feliz que hubiera estado yo en la playita...sangría, sol y protector solar... pensó mientras se guardaba el cigarro.

Al ver a Cobos haciendo gestos a los desconocidos, y sin ser precisamente muy partidaria de dar el brazo a torcer por los nuevos, se alejó unos pasos de él, tratando de quedarse en un segundo plano y no ser vista de entrada. - Estás loco y lo peor de todo es que nos llevarás a todos contigo... - masculló mientras se alejaba de lo que consideraba una diana con patas. 

Dios...-penso Diana tensandose como la cuerda de un piano al ver lo que hacia el tonto suicida de Jorge. Ademas estaba herido... sabia que era una estupidez pero una parte de ella queria cogerlo de la oreja y apartarlo del peligro... otra salir corriendo.

- ¿Que hacemos...? Esas personas estan infectadas.. se ve a leguas...- pregunte al resto esperando que alguien tuviera una idea porque en cuanto Jorge se diera cuenta de lo que eran correria de nuevo hacia nosotros y los atraeria hacia el resto, era asi de gilipollas, desconsiderado y cabron.... no obstante sentia lastima por el... muy muy en el fondo.

- Jorge!!!. – exclamó al ver ya mas ce cerca a aquellas personas. – Me temo que no es buena idea acercarnos más. – continuó mientras agarra a Jorge del brazo para impedirle que avanzara. – En el barco nos encontramos con algunas personas como esas y créeme, lo último que quieren es charlar contigo. – En su mente aun estaban frescas las imágenes de los dos tipos del barco que intentaban morderlos, ambos se movían con la misma lentitud y forma que estas otras tres personas. Sin duda, esta gente también parecía estar “infectada”, como decía Diana. – Mejor será que nos vayamos de aquí, y rápido. – comenzó a retroceder hacia el resto del grupo mirando hacia todos los lados buscando algún lugar donde poder refugiarse.

Aquel grupo de individuos se acercó por unas escaleras que bajaban del paseo marítimo hasta la playa. Uno de ellos tropezó torpemente y se cayó con dureza, aunque no pareció importarle pues se levantó lentamente. Ahora podíais ver claramente como aquellos seres que avanzaban tambaleantes tenían la piel carcomida y en mal estado, la mirada vacía y los rostros desfigurados. Eran cadáveres andantes, como sacados de una película de miedo.

Sin duda los gritos de Jorge los había atraído aunque ahora al haber 'detectado' vuestro grupo empezaron a acelerar su marcha hacía vosotros.

Aquellos tipos no estaban bien, ni mucho menos. Estaban muertos, pero muy muertos y muy podridos. Al final parecía que la fanática tenía razón y que allí estaba pasando algo insólito. Cualquier atisbo de colocón despareció de su mente y miró a sus compañeros los cuales estban viendo a los cadáveres andantes igual que él. Sin pensárselo echó a correr en dirección a sus compañeros y dijo: - Creo que es hora de largarnos de aquí. - Dicho lo cual comenzó a mirar a Samuel, quien parecía que se había convertido en el lider del grupo, como pidiéndole opinión sobre lo que hacer. - Rápido, ¿a dónde vamos?

Al ver como el grupo de infectados ponía paso ligero hacia ellos, Roque empezó a correr en dirección opuesta por la playa, buscando algún sitio por donde salir de la playa lo más alejado posible de los infectados... -¡¡Menudo gilipollas!!, no hace más que meternos en líos, ¡¡corred todo lo que podáis ya!!-

Lo que en un principio había parecido una buena idea ahora se había convertido en la peor idea que habían tenido hace tiempo. Las personas que estaban en el paseo del pueblo y que parecían ser su salvación, eran en realidad más "infectados" de los que hablaba Diana. ¡¡Mierda!! El terror se apoderó momentaneamente del cuerpo de Ana quedándose paralizada durante unos segundos. ¡¿Qué hacemos?!

Ana miró a sus compañeros y después a ambos lados de la playa buscando un lugar hacia el que ir a refugiarse. Fue entonces cuando vió a Roque correr alejandose de aquellos seres, sin dudarlo y sin pensar si aquella era la opción correcta, empezó a correr en la misma dirección que Roque. ¡¡Vamos!! ¡Tenemos que irnos de aquí!