Partida Rol por web

Tierras Fronterizas III - El Secreto del Norte

Prólogo - Una misiva y un viaje

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10/10/2022, 14:58
Narrador

Los meses que siguieron a la victoria antíoca en la Batalla de las Vasijas no resultaron particularmente intensos para los aventureros. Alojados en la Tinaja Rota, Adelstan, Elric y Scirocco pasaban las tardes bebiendo en compañía de desconocidos, celebrando el éxito y disfrutando de la gloria, holgando sin más, o despertando cada noche en un lecho distinto. Aunque fuera para gran satisfacción de Límaco, aquella vida haragana no pareció ser muy satisfactoria para el gran guerrero qamur, que, una vez más, desapareció sin previo aviso. O quizá dijese algo en la nebulosa de la borrachera nocturna. Algo sobre volver junto a su Ráshaba, oír el llamado de Halanaestra, u otra cosa similar. Elric estaba seguro de habérselo escuchado decir, pero no lograba descifrar sus palabras, mezcladas con el ruido en su memoria.

Sin el guerrero qamur, permanecieron aún algún tiempo en la ciudad, pues el Comendador prefería tenerles cerca por si las cosas se torcían. Pero las semanas transcurrieron sin mayor novedad, salvo por las noticias puntuales que les llegaban, a través de Caladan, sobre los hallazgos hechos en torno a las vasijas, el extraño huevo robado por el mago, y el supuesto poder de un terrible dragón como orígen de todo el asunto. No lograrían saber mucho más al respecto.

Por pasar el tiempo, los aventureros se unieron a las expediciones que patrullaban la zona, expulsando a algún trasgo rezagado, y explorando los alrededores en busca de rastros que pudiesen conducir hasta Helmi o dar alguna pista sobre el orígen de aquella invasión. Sus pasos alcanzaron a llevarles hasta la boca de un túnel derrumbado en la ladera del Colmillo. El derrumbe parecía reciente. El acceso, situado junto a una plataforma de piedra de orígen dudoso, estaba completamente cegado, y resultó evidente, tras unos primeros esfuerzos, que solo con la ayuda de un ejército lograrían retirar la primera capa de rocas, y ni siquiera así sería seguro que pudiesen continuar hacia el interior de la montaña. Aquel camino estaba sellado.

El tedio de las jornadas se sucedía, sin gran cosa que hacer. Al principio, a falta de enemigos a los que expulsar, ayudaban con las tareas más pesadas, como cargar materiales o volver a levantar cercas. Aunque el suelo estaba calcinado casi por completo, la fina llovizna pronto hizo emerger los primeros brotes, y los campesinos tuvieron la esperanza de recuperar, con esfuerzo, aquel terreno abrasado. Los soldados, por su parte, se afanaron en reconstruir la torre, así como en levantar nuevas y más sólidas defensas para garantizar la seguridad de la región en caso de que nuevos enemigos decidiesen emerger de la tierra.

Así transcurrió el otoño, y al fin llegó el invierno, obligando a detener gran parte de la actividad debido al frío y las fuertes lluvias que pronto comenzaron a caer sobre la región. Fue una tarde gris, en la que un aguacero descargaba sin piedad sobre el techo de la Tinaja, en la que se coló por la ventana un voluminoso cuervo, y se posó, graznando, en la mesa en la que Adelstan y Elric compartían aburridos una jarra de vino. El ave llevaba una nota atada a una pata, y graznó sin piedad hasta que el bardo se la desató y leyó su contenido.

Cita:

Queridos amigos,

os escribo esta carta sin saber si os llegará. Hace ya largo tiempo desde que nuestros caminos se separaron, tras la muerte de nuestro amigo Durzo en aquella maldita ciénaga. ¡Cuántas cosas nos ocurrieron en tan poco tiempo!

Lo cierto es que mi desaparición no fue fruto del azar. Pasé un tiempo difícil, pensando en dejarlo todo. La muerte de nuestro amigo fue muy dura. Comprendí que no estaba preparado para aquello, y quise alejarme de todo. Pero un Naelim no puede escapar a su destino. Si estás leyendo esta carta, querido Adelstan, sabrás de qué te hablo.

Mi destino estaba en el norte. Oí la llamada en sueños, el chillido inconfundible de un águila gigante, y vi a través de sus ojos una enorme torre abandonada. Estaba en el rincón más perdida del valle, pero era idéntica en forma a la torre del mago Dimarc. ¡Una segunda Torre Arcana! No podía ser cierto. Lo investigué, y todo el mundo me dijo lo mismo: aquella región estaba abandonada, y el Círculo no podía acceder a ella. ¿Qué escondería?

Como si fuese cosa del destino, tropecé con un enano muy desagradable en las inmediaciones de Puertomontaña. Este enano me ayudó con un asunto personal, y me contó que se había unido a una expedición que remontaría el Arquet y buscaría, al norte, las ruinas del antiguo hogar de la nación enana de Daurín. No podía ser casualidad, así que me uní a ellos. ¡Arnolfo de nuevo de aventuras! Quién me lo iba a decir a mí...

Ahora os escribo desde el norte. Llegué con los enanos a la región y nos instalamos aquí. Yo logré, con mucho esfuerzo, llegar hasta la entrada de la torre, y burlar las primeras barreras que la protegían. Este lugar es maravilloso, pero yo solo no puedo abrirme paso a través de él. Hace mucho tiempo que pienso en vosotros. Juntos podríamos abrir sus puertas, desentrañar sus secretos... y protegerlo. Últimamente, en mis sueños aparece un perfume sutil, un perfume de mujer. Si estás leyendo esto, Adelstan, sabrás a qué me refiero. Ella se acerca, lo presiento. Yo solo no puedo hacerle frente. Necesito vuestra magia.

Un gran abrazo,

Arnolfo.

Tras leer la misiva, los aventureros se quedaron sumidos en un momentáneo silencio. No habían sabido nada de su amigo naelim desde hacía mucho tiempo. Desaparecido tras la traumatica muerte de Durzo, el joven mago no había dado señales de vida en dos años y medio. Ahora les escribía pidiéndoles ayuda, y hablándoles de una segunda Torre Arcana. Era algo que no podían, símplemente, ignorar.

Más tarde, y tras sopesarlo, decidieron hablar de ello con Caladan. El mago del Círculo les mantenía informados de todos los hallazgos que hacían sobre las vasijas y el huevo ardiente, así que parecía lo menos que podían hacer. El veterano hechicero reflexionó sobre el tema un tiempo, y, al fin, decidió compartirlo con el mago Dimarc. Este último fue claro al respecto.

- Debes acudir de inmediato al norte y averiguar lo que puedas sobre ese lugar.

No obstante, no dijo mucho más. La jerarquía de Dimarc se imponía. Caladan iría al norte.

Notas de juego

No posteeis aún, que en breve abro otro post con la info sobre el viaje y ahí ya estarán todos los PJs.

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20/10/2022, 12:01
Narrador

12 de Dunundanil, principios del invierno

El navío fluvial, uno de los ocho que la flota comercial de los Malyse conducía regularmente río arriba por el Arquet, navegaba a buen ritmo, aprovechando los fuertes vientos del mes en honor a Dunun-Has, dios de la tormenta. Los cielos encapotados y el tiempo revuelto eran frecuentes en aquella época, lo que permitía a los diestros marinos puertolibreños sacar lo mejor de sus embarcaciones, y hacía que los viajeros menos acostumbrados lo pasasen particularmente mal, aunque al menos el frescor del aire y la lluvia aliviaba un poco los mareos.

Tal vez por obra del destino, se habían juntado cinco pasajeros con el deseo de alcanzar el nacimiento del Arquet, algo que iba más allá de la ruta de aquel navío, que tenía su destino algo más al sur, en el campamento mercante que la familia Malyse había establecido para comerciar con los bárbaros qamur. En todo caso, y por una adecuada gratificación (la nada desdeñable suma de 50 sellos de oro por barba), habían accedido a prolongar su viaje un par de jornadas, llevándoles hasta el campamento que los enanos Khazâd habían establecido más al norte.

El navío había partido de Puertomontaña, la ciudad más occidental del Imperio Puertolibreño, único bastión del mismo en la región del Valle. Los primeros días, surcaron un tumultuoso río Arquet, navegando al linde del bosque de Earnë, sombrío y retorcido como de costumbre, siempre a la espera de las flechas hostiles de los elfos que lo habitaban, quienes, cada vez más frecuentemente, atacaban la colonia puertolibreña o sus embarcaciones, causando daños materiales y más de una muerte. Pese a ello, la guerra abierta no terminaba de estallar, aún cuando las tensiones eran evidentes. Los densos y retorcidos árboles del bosque les acompañaron los dos primeros días, junto con una lluvia de flechas, en la mañana de la segunda jornada, que hizo saltar todas las alarmas. No obstante, el ataque no pasó de un intercambio de proyectiles, en su mayoría detenido por los altos paveses que los marinos llevaban ya a todas partes, o por los troncos de los retorcidos árboles del bosque. Un actor inesperado se sumó a aquel baile, pues por primera vez se escuchó en el río el trueno de un arcabuz puertolibreño, disparado por la joven ingeniera que se había unido al pasaje días atrás. Posiblemente, fue el temor causado por este arma lo que desanimó a los elfos sombríos de continuar su ofensiva, en especial cuando uno de ellos se desplomó desde lo alto de un árbol, golpeado por un proyectil. La hazaña sería celebrada y relatada en los días siguientes por los marinos, cuya moral aumentó gracias a ella.

Tras dejar atrás las estribaciones boscosas, el navío se adentró en una región mucho más montañosa, viajando por una suerte de curso rocoso de gran fuerza, que arrastraba el agua hacia abajo, pero que también desbordaba parte de la misma por una pared rocosa que desembocaba en una amplia y densa ciénaga, la cual era una vieja conocida de dos de los viajeros que se habían unido a la tripulación. Los héroes de Antamon conocían aquel lugar, quizá más de lo que les habría gustado, y parte de los oscuros secretos que ocultaba. Sin embargo, esta vez su rumbo era otro, y el navío no se detuvo junto a aquel extraordinario paraje, sino que continuó navegando contra las aguas embravecidas, remontado el curso del río en paralelo a las altas montañas rocosas, en cuyos picos se acumulaban ya las primeras nieves. El ruido en aquel tramo era tan absolutamente ensordecedor que resultaba casi imposible matener una conversación.

Al quinto día de viaje, entraron en una zona en la que el curso era más ancho, y la pendiente menos pronunciada, lo que hacía la navegación más pacífica. Allí el paisaje cambiaba radicalmente, emergiendo como por ensalmo elevados bosques de secuoyas, teñidos de los colores ocres del otoño. El pie de aquellos árboles altísimos, que podían fácilmente llegar a las cincuenta varas de alto, estaba regado de densos helechos y zarzales, que hacían el viaje por el bosque bastante complicado. Pese a ello, la familia Malyse había establecido, al norte de uno de estos bosques, un puesto avanzado desde el que, por una ruta terrestre, comerciaban con los bárbaros de las llanuras. Pronto llegarían a este puesto, donde el navío dejaría sus mercancías, antes de continuar aún más al norte.

Notas de juego

¡Arrancamos! Os dejo la descripción del viaje, para que os hagáis una idea del Valle, aunque esta temporada se desarrollará más al norte.

Podéis deteneros donde queráis, introducir a vuestro PJ, explicar lo que hace durante el viaje, y entablar conversación con el resto de pasajeros (la cual puede suceder en cualquier momento del trayecto) para iros conociendo. Esta parte será muy libre y yo apenas intervendré, salvo que os dirijáis a algún PNJ o tengáis alguna duda. Las bases que sentéis aquí servirán para que podáis buscar objetivos comunes más adelante.

Nightwing: Cuando estés listo, ponle el avatar y el nombre a tu PJ. Lo he puesto así por ahora, porque quería abrir ya la escena y no me gusta ver al goblin ese del usuario desconocido rondando.

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24/10/2022, 22:56
Elric Mandíbula Batiente

Aquello era vida. Un barco sobre sus pies, una aventura en ciernes, nuevos fieles a los que convertir a golpe de odre a la causa de su señor, Límaco, el misericordioso, el de la resaca corta, el de las mozas hermosas. Estaba feliz. El tiempo en Antamón no había sanado sus heridas, la ausencia de Helmi le pesaba en el ánimo, y pronto le habría de pesar la marcha de Scirocco. Lo entendía, había ido con ellos por la gloria y el oro, los había conseguido, e iba a por más, o tal vez iría a buscar a Topos, su pequeña mula, tan resistente como él. Lo echaba de menos, sus risotadas, su total ausencia de modales, todo estaba más silencioso sin él, pero así era la vida del clérigo errante, un día aquí, otro allí, de taberna en taberna, muy rodeado de gente siempre, y casi siempre sintiéndose solo.

Miró por la borda e inspiró con fuerza, disfrutando del acento de sus compatriotas puertolibreños. Sacó su odre, lo elevó a la luz del sol y dijo

- Que no nos falte de ná, que no, que no….

Sonrió beatífico, reconfortado por el caldo, que cada vez era mejor para mostrar el favor de su Dios. No podía dejar de pensar en Arnolfo, especialmente cuando le achicharró las piernas, y ahora estaban allí, de camino a otra torre de hechicería porque su magia había sido requerida por un cuervo. Aquello había sido muy gracioso, porque cuando el cuervo se posó en la mesa Adelstan le tuvo que jurar que no estaba borracho, o al menos no más de lo normal. Arnolfo, seguro que ahora era un gran mago, porque en los caminos los aventureros florecen pronto, florecen o se marchitan, como el pobre Durzo.

Sonrió. Elric no podía estar triste, ni siquiera pensativo, sin que su sempiterna sonrisa volviera a sus labios. Miró en dirección a la cofia del barco y gritó

- Ah de la cofia, mi señor me ha llamado para pedir que te guarde vino. Cuando acabe tu turno aquí te esperará…

La risotada del marinero fue su mejor recompensa, aunque cuando dijo que el prefería grog Elric escupió en la cubierta del asco.

- ¿Grog? Eso no lo usaría ni para limpiar la armadura…..Grog…. Malditos puertolibreños…..

Se rascó la perilla y paseó por la cubierta. No había mucho que hacer, jugar a los dados, bromear con los marineros y emborracharse. El aburrimiento fue tal que hasta agradeció la lluvia de flechas por parte de los elfos con grandes saludos desde debajo de su escudo nuevo.

El barco navegó sin mayor sobresalto, pero no le salió barato, pues poner rumbo al campamento enano les costaría una pequeña fortuna. El campamento debía estar cerca de la torre, o ser importante, pues tanto Caladan como Adelstan le habían dicho que sería su primer lugar de destino. El no conocía muchos enanos, pero le caían bien, tenían buen beber, eran duros y recios, y aunque podían ser taciturnos, y ninguna de las mozas enanas valían para…...eso….. al menos eran buenos compañeros de batallas y vino. En el barco había una, así que igual volvía a casa, así que se decidió a acercarse con curiosidad mientras miraba la orilla del río.

- ¿No es igual que las minas, verdad? - No tenía mucha idea de enanos, y para Elric todos vivían en minas - ¿Volviendo a casa? - La miró, no se le ocurría nada que decirle, así que tras pensarlo, sonrió y le dijo - Siempre he tenido curiosidad, ¿Es verdad que los enanos son capaces de beberse un odre de vino sin pestañear? Me apostaría una moneda de oro a que no....

Y si cogía la apuesta lanzaría su conjuro de conjurar el vino, ese conjuro que hacía que de su odre manara vino suficiente para dar de beber a una boda. Tenía curiosidad por saber los límites de los enanos y estaba dispuesto a testar los suyos propios también.

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25/10/2022, 06:58
Camille Florentine Barei

Aquel había sido un disparo magnífico, impactante, sólo el posible resultado de la magnífica mente de su padre. Sus dientes se apretaron un poco por dentro, haber recibido aquel balazo debió haber sido duro y doloroso... Pero a su vez, le llenaba de orgullo que su invención tuviese grandes resultados. Unos ojos se posaron sobre ella, también con orgullo. Varios. Muchos. Parecía que casi toda la flota la estaba apreciando por aquel disparo. Camille prontamente se puso colorada. Se tapó la cara de vergüenza, sin saber qué hacer , ni dónde meterse ni cómo recibir tantos halagos ¿Debía celebrar también? ¿Sonreír? ¿Mostrar humildad? Se aflojó el cuello ante la idea, o falta de, cómo debería comportarse un representante de su familia y de su padre. Algo incómoda y nerviosa, ese día se la pasó por completo en su camarote.

Al día siguiente aún parecían comentarse entre los marineros acerca de ellos. Una tímida sonrisa se iba dibujando sola en su rostro, parcialmente halagada por el hecho, pero a su vez no sabiendo cómo manejar tanta atención. Quería llamarla, y al mismo tiempo no.

Era una chica joven. Y su cara y actitud, le hacían parecer aún más joven. Aún si portaba consigo un gran arcabuz y escudo como la mayoría de los conquistadores y navegantes puertolibreños, su apariencia seguía siendo extremadamente femenina. Sus ropas cubrían casi por completo su cuerpo, rematando en elegantes y largas faldas que parecían ser más coquetas que prácticas. Su rostro también estaba muy bien cuidado y maquillado, su cabello rubio lacio prolijamente atado.

Navegar le fascinaba, y a la vez le brindaba algo de nervios, el nunca saber qué encontrar. Ya unos días habían pasado de aquel hecho, aún no sabía qué pensar ni qué estarían pensando que ella. Pero algo que le brindaba belleza y tranquilidad era apreciar la infinidad del horizonte, sólo limitada por la extensión de las aguas. Las olas correr y pasar. Su hermoso reflejo en el mar, uno más imaginado que visible en esas aguas saladas. Adoraba eso, perderse en su imaginación y sus sueños mientras recorría el mar. Reposando su mentón sobre la parte posterior de ambas manos, se dejó llevar por sus sueños. Sus labios comenzaron a entonar una leve y suave melodía, una muy dulce y bella de mano de su fina voz, una de viajes, sueños y aguas. Se dejó llevar, durante un momento.

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25/10/2022, 07:51
Harda

Los dioses1 habían hecho a los enanos para caminar por las entrañas de la tierra, y no para navegar. Harda se había arrepentido de haber embarcado durante el primer día de travesía, y de seguir viviendo durante todos los días subsiguientes. Comprendía a la perfección el inmenso beneficio que suponía trasportar mercancías2 y pasajeros a lo largo de los ríos, por la economía de medios que suponía, pero su estómago no había tolerado bien el continuo movimiento del barco. De modo que se había dedicado a vomitar por la borda y sentirse enferma, día sí y día también. Que la perdonaran, pero ella prefería roca sólida bajo los pies. Y puestos a pedir, roca sólida encima de la cabeza también.

El intercambio de proyectiles con los elfos le pilló en un estado lamentable, no mejor que el de un trapo. Tomo su ballesta y ensayó un par de disparos. Al menos le hizo pensar en otra cosa que no fuera en mantener el almuerzo en el estómago durante el tiempo que los elfos tardaron en rendirse ante el arcabuz puertolibreño. Harda le echó un vistazo al arma, con curiosidad. Los suyos eran famosos por el uso de la metalurgia. Deberían haber sido los khazâd los que inventaran las armas de pólvora.

Agradeció que Elric fuera a hablar con ella. A diferencia de Camille, Harda no era especialmente femenina o agraciada. Tenía la nariz rota de un púgil, la mandíbula demasiado cuadrada y, cuando sonreía, mostraba un incisivo partido por la mitad. Los ojos azules resultaban más gélidos que bonitos, y el único rasgo redentor de su aspecto era la hermosa y esponjosa caballera morena como el carbón. Ella parecía ser consciente de ello, y llevaba el pelo limpio y muy arreglado, trenzado y adornado.

Roca del amor hermoso, es peor de lo que esperaba —le confesó a Elric, con un suspiro—. No, nací en las Montañas del Hierro, aunque Antioq acogió a mi familia durante los últimos años. Mi hogar está más hacia el noroeste3, pero fui minera durante más años de los que trabajáis algunos humanos. De modo que he venido a interesarme por lo que van a hacer mis compatriotas aquí. Y quién sabe, quizá necesiten un pico de los que parten cráneos en vez de roca.

Sonrió, mostrando el diente partido, cuando le ofreció el odre.

Con gusto aceptaré ese odre y con facilidad ganaré esa moneda cuando lleve un día o dos con los pies sobre tierra firme como los dioses en sus tronos de piedra mandan. No me gustaría desperdiciar ese buen vino vomitándolo por la borda porque este cacharro infernal no deja de moverse. El alcohol merece un respeto.

»El nombre es Harda, por cierto —dijo, ahorrándole al humano las largas presentaciones formales que haría un enano—. ¿Cómo te llamas tú y a qué has venido?

 

Notas de juego

1: ¿qué dioses, por cierto? ¿Existe algún panteón enano, dios creador o algo así?

2: dices en el manual que los enanos son mercaderes, ¿utilizan ellos también los barcos o usan exclusivamente rutas por tierra?

3: si me estoy ubicando bien. Que Midrangor me corrija si me equivoco.

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25/10/2022, 12:07
Narrador

Notas de juego

(1) El dios al que adoran los enanos (principalmente) es Ciríaco, dios herrero, al que se atribuye también su creación.

(2) Los enanos son muy de tierra firme, en efecto. De hecho la expedición enana hacia la que os dirigís hizo el camino a pie.

(3) Las montañas de hierro están más bien al noroeste (más al norte que al oeste), pero para llegar al Valle hay que dar un rodeo. Algún día digitalizaré el mapa del mundo y lo añadiré al manual, lo juro xD.

Como detalle adicional, los que sois originarios del Imperio reconocéis el apellido Barei que lleva Camille. Es una de las familias mercantes (el equivalente a los nobles en el Imperio) más poderosas e influyentes de allí, famosa por ser particularmente ilustrada.

Y con esto, os devuelvo el testigo :).

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25/10/2022, 15:14
Adelstan

¿Te he hablado de Aisha?

La misiva de Arnolfo había puesto a Adelstan de buen humor. Elric y él habían vaciado una jarra o dos mientras recordaban esos días, no tan lejanos en el tiempo, pero que para un par de hombres tan jóvenes como eran ellos, parecían parte de otra vida. Antes de que los males de esa ciénaga se llevasen a Durzo y a esa muchacha —¿cómo se llamaba? ¿Laila?— que no era tan inocente como se empeñaba en aparentar. Cuando hablaron del ladronzuelo, y la también perdida Helmi, lo hicieron como lo que habían sido, apartando de la memoria lo que había sucedido después.

Estaba, sin embargo, serio cuando llamó a la puerta de los aposentos de Caladan. Si querían contar con la ayuda del mago, y suponía que iban a necesitar un experto, pues Arnolfo era todavía demasiado joven, y Adelstan un diletante, tenía que ser sincero con el maduro mago.

Supimos de ella cuando el comendador nos encargó nuestro primer trabajo en Antamon, gracias a Helmi, que daba una pátina de seriedad a la banda de desharrapados que éramos. Helmi era una paladina de Kulmar, y su familia era respetada en Antioq. Había ocupado un edificio abandonado, y propósitos suponemos que nefarios, aunque desbaratamos sus planes sin llegar a descubrir del todo lo que pretendía, reconoció. Algo que ver con la nobleza local.

El bardo se había remangado. Los rubíes engastados en la hermosa pulsera que llevaba en la muñeca izquierda, y que normalmente se aseguraba de ocultar de la vista de ojos codiciosos, brillaban bajo la luz de la lámpara. La había cogido en esa casa, y apenas se la había quitado en esos dos años largos.

Le había entregado al mago la carta de Arnolfo, y se había quedado en silencio hasta que Caladan había levantado la cabeza del pergamino.

Un poco más tarde, en Puertomontaña, nos topamos con algunos de sus secuaces. Uno de ellos era de los nuestros, como ella. Los nuestros, naelim. Las cosas no acabaron bien. Las palabras se agotaron, y desnudamos los aceros y entonamos conjuros. Y aún después de eso la vimos a ella, en persona, en otro lugar. Por ventura no llegamos a enfrentarnos, pues es una hechicera poderosa. Más que tú, incluso.

Nos ofrecieron unirnos a su causa, las dos ocasiones, mas lo rechazamos. Arnolfo por lealtad al Círculo, y yo porque no la entrego con facilidad.

Adelstan sacó una moneda de oro de su bolsa, una que no se parecía a cualquiera otra de curso en Antioq o Puertolibre. Tal vez alguien tan veterano como Caladan había visto tales antes, o tal vez no, pero sin duda, uno de los símbolos grabados en su superficie, la forma geométrica que recordaba a una serpiente mordiéndose la cola, tenía que ser conocido para él. Al fin y al cabo, lo que para el bardo era historia, había sucedido durante la juventud del veterano mago.

Supongo que no hace falta que te diga a quién representan.

El Sello Carmesí lo formaron magos naelim, como el Círculo de las Siete Runas. Conspiraron contra los elfos, asaltando sus casas de hechicería para robar sus conocimientos mágicos. Más tarde, se se infiltraron en los jóvenes reinos humanos para controlarlos desde las sombras. Lo que consiguieron, sin embargo, fue que el pueblo y las castas gobernantes despreciasen a los magos y su magia —las cosas habían cambiado desde esos tiempos, pero incluso más de un siglo desde la purga, la desconfianza respecto a los lanzadores de conjuros estaba bien viva, como el propio Adelstan había comprobado, incluso entre sus amigos—, llegando incluso a desterrarlo y prohibir la práctica de su Arte. Fueron los magos del Círculo de las Siete Runas quienes se encargaron de capturar y matar a los miembros prominentes del Sello Carmesí, y los responsables últimos de acabar con la organización. Su resurgencia en tiempos recientes era más que un rumor.

Arnolfo tiene un vínculo con Aisha, desde que se sintieron en Antamon, cuando aún no sabíamos que era ella la responsable de lo que estábamos investigando, ni quién era ella. No puedo tratar a la ligera su premonición. Estemos prevenidos.
 

No se demoraron mucho en partir desde que el cuervo se posó en su mesa con la carta de Arnolfo. Adelstan estaba deseoso de marchar, y solo la proximidad del invierno le había detenido. Podía aguantar hasta la primavera, disfrutando de la relativa comodidad que le daba su posición en Antamon, incluso en tiempos de estrecheces como aquellos. Para entonces, confiaba en tener listo para publicar el manuscrito de su crónica de la invasión de los ogros y los trasgos, y cómo habían sido expulsados de vuelta a sus madrigueras. Primer volumen, pues aún restaba mucho por conocer sobre aquellos acontecimientos que habían estado cerca de poner de rodillas Antamon y los territorios fronterizos de Antioq.

Cabalgaron los tres hasta Puertomontaña, y allí se embarcaron en una de las naves de los Malyse, que habían tenido éxito en su empresa y se aventuraban con frecuencia hacia territorio qamur, y ni siquiera el favor que les debía Ermst bastó para que no tuvieran que pagar una tasa exagerada para que los condujesen más allá del puesto comercial, hasta el área indicada por Arnolfo. No había más remedio, pues el viaje al norte a pie requeriría atravesar el bosque donde serían presa fácil para los elfos, o dar un rodeo que les llevaría meses, suponiendo que no quedasen bloqueados por las inclemencias del clima invernal

Otros dos pasajeros embarcaron con ellos. Dos mujeres, una enana y otra humana. La primera de ellas, suponía Adelstan, iba en busca de los suyos, de quienes sabía que se habían establecido en esas tierras para buscar los vestigios de la nación de Daurín por la misiva de Arnolfo. La segunda era bastante más enigmática. Una muchacha joven, tal vez más que el propio bardo, que no hacía aún tres años que había sobrepasado la veintena. Raro era ver a tal viajando sola, más aún cuando tenía un apellido como el suyo y no tenía el aspecto, a diferencia de Helmi, de una campeona errante, por mucho que hubiera impresionado a toda la tripulación con esa extraña arma, tan mortífera como estruendosa.

Adelstan estaba repasando su grimorio, más por matar el aburrimiento que por necesidad de estudiar sus conjuros, cuando escuchó la canción. En un impulso, cerró el libro y lo guardó con cuidado en su mochila mientras escuchaba la melodía. Descolgó su vihuela y, en cuanto reconoció los acordes básicos, dejó que sus dedos paseasen libres por las cuerdas, acompañando la voz de la puertolibreña con sus notas improvisadas.

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26/10/2022, 10:16
Camille Florentine Barei

Relajándose y dejando caer sus párpados durante unos momentos, su suave cantar gradualmente se fue convirtiendo en una relajada melodía carente de letra, sólo su joven voz deslizándose a través de las notas. Su tono también se iba relajando, dejando que la brisa de alta mar acariciase su rostro y sus cabellos. Tardó en percatarse de que su voz no era la única que entonaba aquella melodía, algo insegura abriendo uno de sus ojos para asomarse y confirmar que efectivamente no estaba entonando sola.

Durante un instante se sorprendió, haciendo que se saliese su emplumado sombrero de tres picos arrastrado por el viento, llegando a recogerlo nerviosamente justo a tiempo antes de que cayese al océano. Se lo acomodó de vuelta apresuradamente, algo avergonzada de que le habían pillado con la guardia baja y más después de ese embarazoso momento. - Ay, yn... Perdón, n-no lo había visto. - Se rascó la nuca con una sonrisa algo incómoda, mas naturalmente tierna. Quedó en silencio durante unos segundos, no sabiendo muy bien qué decir. Era un muchacho joven, de ojos bellos y claros, y no parecía un puertolibreño. Se percató que era él el dueño del instrumento. - ¿No... No estaba estorbando... Verdad? - Cubriéndose parcialmente la boca con sus suaves dedos. Temía haberle interrumpido.

Notas de juego

¿Qué tan alto es Adelstan?

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26/10/2022, 11:21
Caladan Ildarn

Caladan llevaba semanas absorto con el estudio de todo lo que habían visto, aquel pequeño huevo y las vasijas entrañaban y escondían un gran misterio que tanto el como Dimarc se afanaban en descubrir.  Sin duda todo estaba relacionado, distintas piezas de un gran plan, una maldad que a pesar de sus esfuerzos solo habían conseguido retrasar.  Los indicios apuntaban a la presencia de un dragón en el centro de todo aquel misterio y eso era algo que preocupaba especialmente a los dos magos.

Las misivas de Caladan mantenían informados tanto a Elric como a Adelstan, pero fue cuando este último le enseño la carta de Arnolfo cuando todo tomo un nuevo giro.  ¿Como habían estado tan ciegos como para no percatarse de la existencia de una segunda torre arcana? sin duda el árbol no les había dejado ver el bosque.  Caladan leyó atentamente la carta y escucho las aclaraciones del bardo.

Cada respuesta que hayamos trae dos preguntas nuevas me temo, pero lo que esta claro es que nuestros problemas crecen conforme más sabemos.  Primero los indicios de que la presencia de un poderoso dragón y ahora el sello carmesí.  

El mago medito sobre lo acontecido en la carta, finalmente compartió la información con Dimarc con la seguridad de cual iba a ser su respuesta, el circulo no podía obviar la presencia de aquella torre arcana.  Una carta dirigida a sus compañeros dejaba claro que se pondrían en marcha.  

Los vínculos mágicos son fuertes y peligrosos, quizá la influencia de Aisha sobre vuestro amigo este detrás de esa carta y todo sea una trampa... pero aun temiendo esta posibilidad no podemos obviar la posibilidad de la presencia de una segunda torre.

Nuevamente los tres se pusieron en camino, la travesía en barco era larga y peligrosa aunque no la harían solos, una enana y una humana embarcaron con ellos, objetivos diferentes pero un mismo camino. 

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26/10/2022, 18:12
Elric Mandíbula Batiente

Elric la miró con atención mientras se dirigía a ella. La enana parecía haber estado picando túneles de minerales con la nariz, o eso o parando proyectiles de honda con la nariz, pero a él eso le daba igual, porque en la taberna de su señor todos eran iguales así que bromeó sobre darle vino. Parecía estar pálida, así que seguramente lo de ofrecerle vino había sido mala idea, pero es que realmente sentía curiosidad sobre la resistencia de los enanos al abrazo de Límaco. Rompió en una risotada amistosa y franca cuando admitió que el viaje era peor de lo esperado antes de decirle

- En el mar es peor, los ríos son bastante tranquilos, pero cuando no estás acostumbrado.....

La escuchó hablar sobre sus orígenes y como había vivido en Antioq. Cuando habló de que había vivido más años de los que habían trabajado algunos humanos se le despertó una sonrisa llena de diversión mientras ponía cara de asco.
-  ¿Trabajar? Si tuvieras que vivir según lo que yo he trabajado....

Volvió a reír con ligereza y asintió cuando hablaba de un pico para partir cráneos. Le gustaba. No era de esas salvajes que utilizaban armas de filo, no, disfrutaba de machacar cráneos, y eso le gustaba. Su mano acarició de forma inconsciente su maza mientras sonreía. Explotó en una carcajada cuando rechazó su odre recobrando la seriedad cuando dijo que el alcohol merecía su respeto. Se presentó con la rudeza de una pedrada, sin ningún tipo de artificio, al grano, y eso le gustaba, aunque igual a Adelstan no le gustaba, a él le gustaban más los modales y las cortesías.

- ¿Dos días? No sé si podré esperar tanto, tengo cosas que hacer muy importantes - Se encogió de hombros, dando a entender que a su entender no eran tan importantes - cosas de magos, ya sabes, se ponen muy quisquillosos por cualquier cosa... Yo creo que es de tanto estudiar, se les reseca el cerebro y ya no saben como disfrutar de la vida. - Asintió y con una sonrisa le tendió la mano - Cualquiera que respete el vino es mi amiga. Yo soy Elric, el de la mandíbula batiente, el beodo, el hacedor de jaranas, el azote de las posaderas, pero puedes llamarme Elric, por practicidad. - Sonrió divertido - Soy clérigo de Límaco, dios del vino, las tabernas, la alegría y los lechos calentados por una mujer... y yo soy su más fiel discípulo. Podría decirse que mi misión es ir detrás de algo de magos, no lo he entendido muy bien, pero no, mi misión es llevar la palabra de Límaco al norte, y de paso, bueno, si se puede obtener algo de gloria y dinero mientras hacemos el bien no me quejaré. ¿Buscas trabajo? Si manejas bien las armas podría comentárselo a.... - Miró por la cubierta hasta localizar a Adelstan y Caladan - Ves? Aquel de la vihuela es Adelstan, es nuestro bardo, pero no lo llames así, se enfada como una mujer despechada. Cronista, así le gusta ser llamado. Aquel de allí? Ese señor mayor que parece que se ha pasado la vida en un monasterio? Ese es Caladan, pero no es un santurrón, es un mago, y siempre habla en enigmas y parece saber más de lo que dice, eso es odioso.... Les falta comunicación, pero al menos no son abstemios, así que les tengo que querer. - Sonrió - Hemos compartido algunas aventuras...pero nunca se sabe a donde el vino me llevará. Soy nómada, hoy aquí, mañana allá, pero hoy aquí... Eso seguro.

Adelstan empezó a tocar la vihuela mientras la muchacha puertolibreña se acercaba. ¿Aquello había sido una caída de ojos? A Elric le entró la risa al recordar las apetencias del cronista y aprovechando que empezaba a tocar le dijo a Harda.

- Ven, si quieres te lo presento. Es nuestro jefe en las cosas que tienen que ver con la inteligencia, la diplomacia.... Los mamporros no, en eso el jefe era Scirocco, pero se fue...así que yo soy el especialista ahora - Se encogió de hombros. Cualquiera podía ver que Elric no estaba muy musculado. Sin esperar a que le contestara se acercó hacia Adelstan y declamó

- Y los honderos de las Islas Rojas... - Y explotó en una risa. Había sido la primera vez que Adelstan le había insuflado de valor con su canción, y ahora se había compartido en algún tipo de broma compartida. Cuando consiguió serenarse le dijo - Adelstan, creo que nos hace falta un poco de músculo, sin Scirocco, bueno, ya sabes... y bueno, creo que alguien podría ayudarnos. No es tan alta, pero parece que es una buena guerrera. Se llama Harda... ¿Nos la podemos quedar?

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26/10/2022, 19:41
Adelstan

La muchacha dejó de cantar, pero Adelstan no dejó de tocar, practicando de oído los acordes. En absoluto, dijo. Levantó la mirada sin detener los dedos, buscando los ojos de la dama del sombrero.

Creo que no había escuchado esa canción. ¿De dónde procede? ¿Alguien le ha puesto letra?

Justo en ese momento llegó a sus oídos el golpear de las botas de Elric contra los tablones de la cubierta, que podía haberlo confundido, aunque pocos en el barco llevaban botas, y uno de ellos era el propio Adelstan. Y su verborrea, que reconocería aunque pasasen cien años y la escuchase en el otro extremo del mundo.

Adelstan ejecutó un arpegio para cambiar a los acordes de la marcha de los Honderos. Aunque no los había cantado esa primera vez, en la guarida de la hechicera, pues no era más que un pobretón que ni para una vihuela usada tenía monedas.

A combatir son los primeros
anuncian tormenta sus manos
la muerte elevan a los cielos...
¡Hijo de una rata y un gusano!

Todavía recordaba con cariño la improvisación del último verso, cuando el maldito gremlin se había deslizado bajo su cuchillo y se le había agarrado al brazo con esas encías erizadas de clavos.

Detuvo los dedos y se levantó con agilidad.

Adelstan no era un hombre alto, aunque tampoco bajo. Tal vez un par de por encima de la mayoría, si no era una ilusión fruto de su silueta espigada, forma amable de describir su delgadez. Vestía ropas de fina factura, propias de un noble no demasiado ostentoso o un mercader con medios, y una coracilla sedosa con faldones que, vista de cerca, parecía confeccionada con cientos de metros de hebra de araña trenzada.

Adelstan, se presentó, aunque había oído a Elric pronunciar su nombre unos instantes antes. Cronista y errante, los últimos tiempos al servicio del Comendador Daín de Cull. Un placer, señoras, incluyó a ambas en la presentación, mirándolas alternativamente. Inclinó la cabeza antes de proseguir.

No te dejes embaucar por nuestro sacerdote libertino, dijo a Harda. Aunque con gusto acogeremos a una mujer fuerte con talento para romper cráneos. Nuestro letal Scirocco marchó hacia su tierra semanas atrás, y ha dejado tras de sí un agujero hecho de músculo y violencia.

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27/10/2022, 07:53
Harda

¡Ni atada me meto yo en un barco que vaya al mar! —se negó en rotundo la enana, que había tenido suficiente con el viaje fluvial para toda una vida. De enano.

Harda siguió la verborrea de Elric sin pestañear, puesto que estaba acostumbrada a tratar con humanos. A decir verdad, le gustaban los humanos. Habían acogido a su familia con los brazos abiertos, mucho más acogedoramente que lo que habrían hecho los suyos si las circunstancias hubieran sido distintas. Era perfectamente consciente de que no todos los humanos eran tan tolerantes con los miembros de otras razas como en el Imperio, otro rondador de las profundidades hubiera cantado si hubieran tenido que huir en dirección de los qamur. Pero su entusiasmo le solía resultar contagioso. Aunque enarcó una ceja ante el título de Azote de posaderas.

Espero que te refieras a las dueñas de las posadas y no al trasero de las mujeres dijo la enana de camino a ver al cronista, y le enseñó un puño cerrado. ¡O te tendrán que llamar Mandíbula Partiente!

La khazâd rio de su propia ocurrencia, restándole hierro al asunto. Lo cierto era que no sería la primera vez que se liaba a mamporros en una taberna por motivos menos justificados. Había perdido la mitad del incisivo en una de esas peleas, y a decir verdad, en aquella ocasión se lo había tenido bien merecido. Y otro tío le había partido la nariz en otra ocasión con un golpe tan fuerte que la había tirado al suelo. A ella, que era más estable que un taburete de ocho patas.

A decir verdad, siempre la zurraban. Todo el maldito mundo tenía los brazos más largos y mejor juego de pies que ella, que tenía unos muslos rollizos como jamones y tropezaba consigo misma si intentaba moverse demasiado deprisa. Pero las sonrisitas de suficiencia se acababan cuando, después de encajar un par de golpes, se lograba colar en el cuerpo a cuerpo. Entonces todo era «¡Ay, deja de pegarme! ¡Ay, mi cara!».

Eso era lo que Harda hacía: encajar los palos que le daba la vida y devolvérselos con todas sus fuerzas.

¡Esa soy yo, un arma en forma de persona! Muy peligrosa en las distancias cortas —dijo, agitando su pico de guerra, como si así fuera a impresionar a Adelstan—. Solo tenéis que apuntarme en una dirección y yo ya me disparo sola. Funciono con reluciente oro, no con pólvora.

Le guiñó un ojo a la puertolibreña y se detuvo un momento. Había algo que no le terminaba de encajar.

A-dels-tan —silabeó. Le costaba pronunciar el nombre del humano, que le resultaba casi un trabalenguas—. No me ha quedado claro para qué necesitáis a alguien con la habilidad de partir cráneos. Elric me ha hablado de llevar el mensaje de Límaco al norte, y de asuntos de magos…

Miró de reojo al anciano, los magos y los enanos podían tener a veces una relación difícil.

… pero no me ha dado los detalles. Me ha dicho que tú eres el que partes los peces de cueva.

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27/10/2022, 13:19
Camille Florentine Barei

- Eh... No estoy segura... Mi tío, era marinero. Siempre me la cantaba como un arrullo cuando era niña, por eso me... A veces, me cuesta recordar bien la letra. - Se rascó nuevamente la nuca, un poquitín avergonzada ante su propia sinceridad, que no resultaba ser la más oportuna excusa. Ella siempre había querido navegar por el mundo como él, y esa melodía le recordaba mucho a él. Siempre supuso era una canción de marineros, aunque a veces pensaba que quizás la versión original no fuese tan dulce como cuando a la pequeña Camille se la cantaban para que duerma.

Cuando se dio cuenta otro puertolibreño y una enana se acercaron con toda confianza, interrumpiendo lo que venía siendo un clima un poco más personal en la conversación. Florentine ya no se sintió tan cómoda, cerrando un poco su lenguaje corporal y no animándose a seguir contando tales cosas al apuesto cronista, no frente a tanta gente.

Pero ¿Qué querían?

Parecía que era a Adel y no a ella a quien precisamente buscaban, quien por cierto acababa de presentarse ¿Ya lo había hecho ella? ¿No? Creo que no...

- Em-Este... ¡Camille! Mi nombre es Camille... - Reaccionó tardía y apresuradamente, algo nerviosa y exaltada, percatándose pronto de lo mal que había sonado. Rápidamente realizó un prolijo carraspeo para corregir su voz, mostrando una mayor etiqueta, como debía hacerlo. - Camille Florentine Barei, hija del prestigioso ingeniero Andre Florent Barei. - Se presentó con elocuencia y orgullo, como si no se hubiese mostrado así de ansiosa medio segundo atrás. Sí, había sonado mucho mejor. Así sí que le gustaba que le llamasen a su papá.

Tras esto se quedó un poco muda, no sabiendo muy bien qué decir a continuación. El cronista y la enana comenzaron a hablar, de temas que... No estaba muy segura cómo interpretar. - ¿R-Romper cráneos? - Reiteró ligeramente perturbada, ambos puños arrimándose preocupadamente hacia su mentón. - ¿A... A quién se lo piensan romper? - Preguntó con poca voz, mirando a ambos. No se referían a ella ¿Verdad? Ella no había hecho nada malo... ¿VERDAD?

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27/10/2022, 19:44
Adelstan

¿Marinera, o procedente de tierras lejanas? se preguntó, en voz alta, sobre la melodía. Ambas eran explicaciones posibles. Adelstan no había viajado mucho más allá de la larga línea que delimitaba la frontera entre el Imperio y Antioq, y hasta allí no solían alcanzar las canciones de las gentes de mar.

En otras ocasiones, nos patrocina el Comendador, pero este asunto que nos ocupa es personal, así que no hay oro tras nosotros, dijo a la enana. No somos el tipo de banda que paga un salario que permite a los soldados beber vinagre aguado e irse a una cama sucia con compañía desdentada, mientras el oficial bebe brandy y se va a la cama adoselada rodeado de dos hermosos mancebos. O mancebas, añadió, como quien no explicaba algo que no acababa de comprender. Más bien somos el tipo que encuentra botín y reparte a igual parte. Mas si prefieres lo primero, y justo me parece, no carecemos de oro.

Adelstan se inclinó hacia Harda y bajó la voz, como si lo que iba a decir no fuese apto para el resto de oídos que poblaban la cubierta. Aunque no habló tan bajo como para que Camille no le escuchara, ni probablemente alguno de los marineros más cercanos, si prestaba atención.

Con respecto a la naturaleza del trabajo, recibimos misiva de un viejo, aunque joven, amigo nuestro, pidiéndonos asistencia para explorar una torre arcana descubierta cerca de donde tus congéneres han establecido campamento. No me cabe duda de que habrá buen uso para esos músculos.

Se enderezó de nuevo cuando la puertolibreña preguntó sobre el objetivo de la partición de cráneos. Cualquiera hubiera dicho que no era la misma mujer que había atravesado a un elfo con una esfera de plomo no hacía mucho.

No planeamos romperle el cráneo a nadie en particular, pero es reconfortante saber que tienes a tu vera alguien que puede hacerlo, si se tercia conveniente.

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28/10/2022, 07:42
Elric Mandíbula Batiente

Elric compuso una expresión beatífica mal disimulada mientras se sonreía a la amenaza velada de que le rompieran la cara. Sabía reconocer ese tipo de bromas que llevaban algo de verdad en ellas, pero aun así rio ligero al responder.

- Un poco de todo hay, pero descuidad mi buena Harda, las vuestras están a salvo... no quisiera que me enterraran un pico en los sesos y..... - sonrió abiertamente - padezco de la espalda. - Rio Elric, pero no pretendía hacer burla de la enana, sino simplemente devolver su broma con otra. Finalmente les presentó al grupo a la distancia y aprovechando que Adelstan cantaba se acercaron. Asintió cuando escuchó terminar la estrofa y aplaudió teatralmente

- Por muchos años que pasen esa será siempre la mejor canción a mis oídos. Ya siento mi sangre arder - Sonrió. Las presentaciones fueron hechas y cuando le llegó el turno de ser descrito como embaucador se rio de buena gana - Los cronistas y los borrachos siempre dicen la verdad. - Asintió cuando dijo que tener a alguien fuerte reconfortaba y Harda lo parecía. En la cueva de las arañas habían tenido problemas en los combates sin Scirocco, y es que aunque él le pusiera ganas, no podía igualarle en letalidad. Harda si parecía ser de ese tipo, de esas guerreras que son capaces de partir un yelmo con los dientes, una bestia parda de violencia que se disparaba con oro. El repartidor de peces le contó el asunto en cuestión, explorar una segunda torre arcana, pero no mencionó la posible relación del sello, o de un dragón, o de ambas, aunque no parecía que Harda se asustara por esas cosas. La muchacha que había sacado el palo que hacía PUM se presentó como Camille Florentine Barei, mencionando quien era su padre y Elric no pudo menos que emitir un silbido apreciativo

- Fiuuuuuuuu, Adelstan, son una de las familias más adineradas en el imperio. Se dice en mis tierras que solo hay dos cosas infinitas en el mundo las desgracias y el dinero de los Barei, y de lo primero no estamos seguros. - Le guiñó el ojo a la chiquilla mientras Adelstan explicaba la naturaleza del grupo y como se hacían las cosas allí. Elric levantó un dedo antes de rematar

- Solo tenemos unas pequeñas condiciones en caso de que te interese - Empezó a levantar dedos - 1) No somos héroes, pero tampoco somos malvados. No robamos, no asesinamos y en general intentamos ayudar a que este mundo sea un poco mejor. Las trifulcas de taberna son bienvenidas, al igual que el saqueo de los enemigos, somos buena gente, pero no estúpidos. 2) Cuidamos los unos de los otros, no hay nadie más importante que otro, y aunque escuchamos a Adelstan en las decisiones estratégicas y a mi en las morales - Se sonrió, la broma se contaba sola - Todos decidimos que es lo siguiente en venir. y 3) Todo el mundo hace guardias, nadie se escaquea de las tareas del campamento: las noches son largas y todos tienen derecho a descansar.

Sonrió, le parecían buenas condiciones.

- A cambio os ofrecemos participar del botín, y - levantó una mano para apaciguar - si no lo hubiera, estoy dispuesto a pagar 100 marcos de oro por las molestias de mi bolsillo. Además, podrás beber todo el vino que quieras, disfrutar de la melodiosa voz de Adelstan y.. bueno... de lo cascarrabias que puede ser Caladan, y, además de todo eso, ser parte de la historia, pues Adelstan es cronista y narrará tus historias, con palabras tan bellas que llegaran hasta la última montaña donde habite un enano. Allí se narrarán las gestas de Harda, se brindará con vino y muchas enanitas se llamarán Harda en tu honor. - Miró en dirección a Camille y se encogió de hombros antes de mirar a Adelstan - En cuanto a ella, reconozco que tiene un palo que hace pum que parece muy efectivo, pero mírala bien Adelstan, no parece una aventurera y no necesita dinero ni gloria, ya tiene todo el dinero y la fama de la familia..... aunque, me intriga una cosa, ¿Qué hace una chica como tú en un lugar como este?

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28/10/2022, 10:06
Harda

Harda escuchó pensativa los detalles de la oferta con las manos puestas sobre el mango de su pico de guerra, así como las normas no escritas de sus nuevos compañeros.

Lo mío son los subterráneos, pero si vais a la torre de un mago haréis bien en llevar a una enana. El pueblo de Ciríaco resiste muy bien la magia —dijo, golpeándose el pecho con el pulgar.

Total, por una cosa o por otra, siempre le tocaba a ella poner la cara para que se la partieran. Mejor sugerirlo ella misma y no quedar como una cobarde y tener que hacerlo de todas formas.

Se acarició la barbilla, pensativa, como si estuviera mesándose una barba enana invisible. Sonrió a Adelstan mostrando la dentadura partida.

Vale. A partes iguales —dijo, y le ofreció la mano para que se la estrechara—. Si encontramos algo perteneciente a los enanos espero que me deis prioridad a la hora de cobrarme la pieza, aunque sea de los nuevos. ¡Y una canción sobre mis hazañas estaría muy bien! Mi bisabuela era una aventurera de cierta fama en las Montañas del Hierro y yo estoy siguiendo sus pasos. Bueno, más o menos. El caso es que ella tiene, que yo sepa, tres canciones. Y yo ninguna. De momento.

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29/10/2022, 13:07
Caladan Ildarn

Caladan había permanecido en silencio o al menos eso parecía, absorto en sus propios pensamientos acerca de lo acontecido en los últimos tiempo, el enemigo había ganado terreno y si en verdad allí se erguía una segunda torre es que habían estado más ciegos de lo que pensaban.

No podía dejar de pensar en la posibilidad de que todo aquello tan solo fuera una trampa, un cebo que sin duda el circulo no podía dejar de morder.  El mago había reparado en las dos mujeres que les acompañaban, prestando la justa atención como para hacerse un juicio acerca de las motivaciones de ambas.

La enana sin duda parecía una mujer fuerte, Elric estaba en lo cierto y sin duda la marcha de Siroco se hacía notar, sin embargo no fue la enana la que llamo la atención de Caladan en primera estancia, fueron las palabras de la humana las que hicieron arquear una de sus pobladas cejas.

- Dime Camile, ¿acaso has heredado las manos de tu padre?

La voz resonó desde unos cuantos metros de donde la conversación transcurría, Caladan seguía mirando el horizonte sentado bajo el palo mayor mientras terminaba de mascullar sus pensamientos. 

- Mi nombre es Caladan Ildarn, mago del circulo y quizá un pobre viejo.  Las promesas de canciones y oro no debe nublar vuestro juicio pues si tenéis algo de sensatez no dudaréis en alejaros del rumbo que Adelstan, Elric y yo mismo compartimos.  

Al momento el mago se acercó al resto del grupo con un movimiento suave como si cargara con un gran peso además del peso del propio tiempo que ya le había sido otorgado.

- Esta tierra esta cambiando y me temo que no para bien, un mal se cierne como una sombra al avance del atardecer, un mal que acecha a esta tierra y sus gentes que no parará hasta acabar con toda vida.  Estoy seguro que haya de donde vengáis habréis podido sentir su avance, nos enfrentamos a un poder mucho mayor que el nuestro, somos enviados al corazón de la sombra en busca de respuestas.

Los ojos de Caladan se centraron en ambas mujeres alternando entre una y otra con una sincera mirada.

- Aunque sin duda vuestras habilidades serían de gran ayuda en nuestra empresa, no hay oro que pueda compensar un peligro así, solo podemos ofreceros la oportunidad de luchar por esta tierra, la oportunidad de dejar de mirar a otro lado y luchar por vuestras familias y pueblos pues este mal de no ser detenido tarde o temprano acabará extendiendose más allá de los confines.

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30/10/2022, 10:57
Adelstan

¡Caray, Caladan! se quejó Adelstan, gesticulando con histrionismo. Demasiado tiempo has dejado pasar para hacer tal revelación. Si no fuera tan grácil en el agua como un yunque, saltaría del barco y me dejaría flotar río abajo hasta Puertomontaña.

Aunque Adelstan era frívolo al respecto, sabía que Caladan era certero. Habían perdido a amigos durante sus aventuras, y ellos mismos habían estado al borde de la muerte en más de una ocasión.

Ay. Adelstan prefería dejar para la posteridad crónicas honestas y desapasionadas que emocionantes canciones. En su experiencia, había mil poetas inflamados de emoción por cada escribiente sincero. Asegurémonos, en el lugar primero, de sobrevivir a tales hazañas. Después, las canciones prácticamente se escribirán solas.

Elric y él se habían sorprendido, hacía tan solo un par de semanas, por la canción que una trovadora recién llegada en Antamon por la crisis había cantado sobre la "gesta" que habían protagonizado en la ciudad de los boggarts, relatada a ella, según había dicho, por cierto miliciano que aseguraba haber tomado parte en ella. Nadie hubiera reconocido a los dos muchachos en creciente ebriedad como el bardo y el sacerdote que describía la trovadora, y ninguno de los dos, aunque no era fácil contar cuando veían tres dedos por cada uno que tenían, recordaban haber matado tantas arañas. Se quedaron con lo bueno, que era tener noticias de Trösin, de quien habían perdido la pista cuando marchó de vuelta a su aldea para ayudar con la reconstrucción y la nueva siembra.

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30/10/2022, 11:31
Harda

Y yo que pensaba que Elric sería el alma de las fiestas en vuestro grupo. ¡Qué equivocada estaba! —comentó Harda en tono ligero—. Certeza de muerte… mínima esperanza de éxito… ¿a qué esperamos?

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30/10/2022, 15:42
Elric Mandíbula Batiente

Elric asintió despreocupado. Si encontraba alguna joya enana se la podía quedar Harda, aunque si había algún objeto mágico igual tendrían que discutirlo algo más. Se encogió de hombros y le dijo

- Tendrás preferencia en cualquier joya o gema enana, al igual que para cualquiera arma o armadura que sean de tu raza. El resto de objetos que pudieran ser útiles para el grupo lo discutiremos, pero mientras podamos no te pondremos problema.... somos gente justa, más si alguien tiene fama aventurera, aunque sea por parte de abuela.  - sonrió abiertamente antes de decirle - junto a nosotros habrás remontado enseguida y tendrás 5 canciones antes de que te des cuenta.

Entonces llegó Caladan y se puso en plan abuelo cebolleta. Gran peligro, huid insensatos, destino cruel... pero así no iban a contratar a nadie. Parecía mentira que fuera alguien tan listo, pero si no contrataban a gente no iban a llegar muy lejos. Claro, Adelstan y él se podían hacer invisibles, pero, ¿Quién iba a luchar cuerpo a cuerpo con los monstruos?. Él no era fuerte, y aunque de momento había sobrevivido algún día le tocaría su hora. Necesitaban más manos, y las de Harda parecían ser capaces de sacar zumo a una roca. Se rió abiertamente de lo que decía Adelstan, y es que los vaticinios de Caladan daban ganas de tirarse del barco y dejarse pillar por la quilla. Cuando Harda intervino explotó en risotadas antes de decirle

- Realmente el clérigo de Límaco es él, y yo el hechicero..... - Siguió riendo  - No le falta razón, pero la sensatez es aburrida, y puestos a que lo que pase en el mundo me va a alcanzar que al menos me alcance luchando. - sonrió burlón - Lo que os pasa Adelstan es que no habéis vivido suficiente vino como para tomarte las cosas con más calma. - Saco su odre y le dio un buen tiento mientras se lo ofrecía a Cadasltan,

La sonrisa de Elric ahora era más serena y decidida, y es que Elric podía ser dicharachero, incluso histriónico, pero era un buen hombre que se preocupaba por la felicidad del mundo.