Partida Rol por web

Para marcar el objetivo sería conveniente saber si nuestro Proloc tiene algun hechizo u oracion para expulsar muertos vivientes.

Sus compañeros discutían sobre que hacer y que no, Solomon no lo tenía claro  ¿Podía Rongar tener razón? ¿Sería posible que una maldición cayera sobre aquellas criaturas, que sus cuerpos lucieran aberrantes pero sus mentes aún conservasen el don de la palabra?  No lo sabía con certeza, pero decidió intentar seguir la idea del Arquero devenido en Daguero.

Abrió uno de los pequeños sacos que colgaban de su cinto y sacó la muela de Lord Norak el tuerto, un antiguo sabio versado en las lenguas y artes obscuras, de todos él era el más indicado para conocer el habla de los nomuertos,

Rongar vio a Solomon que se disponía a realizar alguna acción. No sabía que tenía en las manos, pero seguro que era algo interesante. Le puso la mano en el hombro, para darle confianza, apoyo y que supiera que estaba allí para ayudarle en lo que fuera necesario. Estoy contigo. Adelante.

Los esqueletos comienzan a arrastrar sus pies hacia vosotros con el movimento chasqueante de articulaciones resecas y tendones marchitos.

Los cánticos se sucedieron uno tras otro y Solomon invocó a la memoria del sabio, sin embargo las cosas no salieron bien.

-Las fuerzas malignas que habitan en esta caverna son demasiado poderosas- dijo el mago -y absorben mi magia disipando mi hechizo.  Temo que nos enfrentamos a algo más que muertos vivientes.  Creo que aquí han obrado... Demonios- sentenció finalmente

Al canalizar las energías conjuntas de Solomon y Rongar vaga presencia de un ser incorpóreo aparece a sus espaldas, la de un anciano con una de sus cuencas vacías fluctuando en éter azulado. Sin dejar de mirar a los seres que avanzan por el pasillo, se acerca al oído del mago y susurra con una voz escalofriante:

-Iniciado...sus lengua muerta tiempo ha no puede ser traducida... pues son ya seres sin alma atados por un obscuro encanterio... - y acariciando el antebrazo con un toque gélido, añade antes de disolverte-. Cuídate bien de su señor... 

Estábamos en una situación desesperada y comprendí que había llegado de usar mis conocimientos en el tema. Sujeté con fuerza el amuleto colgado sobre mi pecho y hablé a mis compañeros.

- Voy a intentar derrotarlos con una plegaria, colocaos detrás de mí, protegedme como podáis y que Mielikki se apiade de nuestras pobres almas.

Rongar, con nevios en las manos, que le hacen incluso tilintear la daga, se pone al lado de Proloc. Querái salir ya disparado, quería empezar a romper huesos a patadas y si el compañero fallaba, igual no podría contenerse más y saldría disparado a destrozar los huesitos como un perro rabioso.

Parece que no tengo muchas ayudas, ¿qué más puedo usar para elevar mi tirada de dados? Dependiendo de eso me atreveré con más o menos esqueletos.

Comienzo la oración con voz monótona y monocorde, confiando en que al menos ahuyente a la mitad del peligro. Mis palabras resuenan en la cripta pero no impiden que los esqueletos se sigan acercando. Sólo al final de la oración sabré si ha surtido efecto.

-Será mejor que alguien se interponga por si el hechizo falla.- Dije colocándome delante de todos, escudo y espada en mano, en posición defensiva.-Cubridme los flancos y la retaguardia-

Por dentro esperaba que la oración funcionara y que el combate fuera más sencillo. Sino, tendríamos un serio problema y muriendo no se gana oro.