Partida Rol por web

Pues me dirijo de nuevo a casa de Bin Qing.

Desde un porche, sentado en una silla y con las piernas levantadas, un joven te llama la atención

"Eh, forastero. ¿Buscas algo?"

Parece aburrido y perezoso.

Su nueva entrada a la Calle Mayor fue menos polvorienta y en sentido opuesto. También su ánimo era diferente ya que había pasado el día anterior agotado y sucio por el viaje, pero con un trabajo en el futuro que prometía. Ahora pasaba limpio y descansado, pero con apenas unas monedas en el bolsillo y sin trabajo.

Un hombre llamó su atención desde el porche de las oficinas del Pony Express, y Sean acercó a Bronco hasta el palenque. - Buenos días - dijo con su inconfundible acento sureño. - Soy Sean McCallum, y en efecto, busco un trabajo honrado. Tengo que saldar una deuda con el señor Worthington y juntar dinero para volverme a Texas.

"¿Un trabajo honrado? ¿En este pueblo? Buena suerte, amigo"

El hombre levanta un poco su sombrero

"¿A qué te dedicas?"

Sean intentó sonreir ante el comentario, pero lo cierto era que no quería terminar ejerciendo de matón de nadie. Nunca había matado a nadie, nunca había tenido que hacerlo y si podía evitarlo así seguiría. Claro que la vida era violenta y si tenía que defenderse de algún malviviente, no dudaría al apretar el gatillo, pero no se convertiría él en aquello que más detestaba.

- Soy domador de potros - dijo acariciando el cuello de Bronco, que sopló por los belfos y pareció asentir con la cabeza - y no se me da mal arrear y enlazar ganado. Tambien puedo hacer cualquiera de las tareas necesarias de un rancho. - sonrió - Pero lo que mas me gustan son los caballos.

"¿Caballos, eh? Bueno, sin duda podría usar un poco de ayuda aquí en la oficina del Pony Express... Pero con la mierda de presupuesto que tenemos no me da ni para comprar una escoba, como para poder pagar un salario. ¿Dices que tienes una deuda con Worthington? ¿Por qué no trabajas en su rancho?"

- Pues, lo cierto es que el señor Worthington no tiene trabajo para mi, al menos no del tipo de trabajo que se hacer. - Sean se apeó del caballo y se quedó a su lado sosteniendo las riendas - el señor Worthington me contrató en Denver, despues de las competiciones, creía que sería para domar caballos o para tareas del rancho pero no. - El acento sureño arrastraba las frases - Lo cierto es que quiero juntar el dinero que me dió para el pasaje en tren y luego buscare la forma de volverme a Texas, no me gusta tener deudas.

"Sí, bueno, Worthington tiene esas cosas. En fin, buena suerte, amigo!"

Sean saludó tocandose el ala del sombrero - Gracias Señor - dijo antes de tomar las riendas de Bronco y dirigirse a pie al almacén de ramos generales. Quizá allí sabrían quien necesitaba un empleado.

Paseas por la Calle Mayor del pueblo. Comienza la media tarde, y hay cierta animación en algunos sitios de la ciudad. Sin embargo, todo parece tranquilo y sin alborotos. La gente te saluda cuando pasas, pero bastante fríamente.

Lincoln Gabe se te acerca correteando. Está sudando y cansado, y su trote lo hace parecer bastante cómico.

"Ah, Sheriff! Acaba de caer del cielo, me dirigía a su oficina. Necesito hablar con usted de un problemilla, me permite que le invite a un trago en el saloon?"

Caminaba por la calle mayor cuando Lincoln se acerco apresurado a mí,

- claro Lincoln vamos, no te preocupes toma aire…Sabes que siempre tengo que hacer mis rondas afirme con una sonrisa.

Caminamos juntos camino al saloon para que me contara lo que le angustiaba.

-Bueno, hora de ponerse en marcha...- fuera del saloon me siento algo más tranquilo y libre, será porque las miradas no resultan tan inquisitivas.

Subo a mi caballo con xperimentada agilidad después de desatarlo de su poste y espero a que Thomas haga lo mismo antes de ponernos en marcha, sin prisa.

Recorremos alguna calle del pueblo y nos alejamos de él. Cuando ya estamos suficientemente alejados y nadie nos ve, cubro mi rostro con el pañuelo y espoleo a la montura para que vaya más rápido, en busca de una casa grande o rancho que ni siquiera sabemos donde está. Por suerte tampoco tenemos prisa.

- Bueno, si el padre de ese hombre es tan rico como nos dijo el reverendo no debería ser difícil encontrarlo. Todos los ricachones tienen algo que los distingue. Como carruajes, grandes terrenos, fábricas de lo que sea...-comenta Thomas mientras avanzan por el pueblo.- Tan solo tenemos que buscar algo grande y comprobar si pertenece a nuestro amigo. Después es cuestión de hacerle la visita...- en realidad el plan es tan simple como parece. En un puelo que no es demasiado grande no puede ser difícil encontrar al hobre más rico de todos.