Partida Rol por web

Sarah agradece la ayuda para entrar en el Nodo 1, y se quita la parte inferior del traje presurizado.

- Ya puedes volver a tus rayos cósmicos, Raf. Yo intentaré echarme un rato después de que Georgi me pase consulta.

Sarah, siguiendo las indicaciones de Georgi, va hacia la sección rusa de la Estación Espacial, donde el médico tiene casi todos sus instrumentos de trabajo.

Cuando ya os encontráis a solas, Sarah se acerca a la compuerta del módulo y la cierra. Después se impulsa hacia la mesa, y se sienta sobre ella, sujetándose con una mano para no separarse por la ausencia de gravedad.

- Georgi, necesito algo para dormir.

Su rostro parece ahora mucho más cansado que antes. La mujer ha mantenido la compostura delante del resto del equipo para no preocuparles, pero una vez solos, frente al médico, parece relajarse y dejar que te des cuenta de su estado anímico.

- Estoy agotada, pero me es imposible dormir. Desde que se cortaron las comunicaciones no he podido descansar, a pesar de haberlo intentado - te das cuenta que eso significa que la mujer lleva dos días sin dormir bien. No te extraña por tanto el cansancio que muestra -. Cada vez que me recuesto en mi cabina, tardo horas en poder caer en el sueño, y nunca puedo dormir más de una hora seguida. Me despierto sudando e inquieta. Aunque nunca recuerdo lo que he soñado, siempre me despierto sobresaltada, y no puedo volver a caer en el sueño hasta varias horas después. Y así continuamente.

Cuanto más habla, más notas su agotamiento. Supones que la tensión de la incomunicación le ha producido el insomnio. No es extraño que cuando la gente tenga demasiadas preocupaciones duerma poco y tenga pesadillas recurrentes.

- Necesito algo fuerte para dormir. Y para no soñar, si es posible. No quiero despertarme a cada rato con ansiedad, con la sensación tan horrible con que me despierto.

-Mmmm....- dice pensativo Georgi mientras se rasca la barbilla y mira un poco alrededor hasta que alarga el brazo y coge unas píldoras de un atestado contenedor.

-Tómate una de estas y quédate tumbada aquí mismo en la camilla que te mantendré en observación. Es un relajante muscular asi que te sentirás un poco floja... Creo que con esto y tu cansancio acumulado bastará.-

Georgi realmente no cree que Sarah necesite estar bajo observación, pero sabe que eso la tranquilizará un poco y la ayudará a relajarse.

"Nunca había visto síntomas de estrés tan acentuados antes del viaje de vuelta..." se quedó pensando mientras esperaba que el sedante hiciese efecto.

- Gracias. Espero que surtan efecto.

Coge una de las pastillas y se la mete en la boca. Después saca de un de los compartimentos laterales un bote de agua y aspira por el tubo un sorbo para tragar la pastilla.

- No comprendo como han podido fallar los sistemas - dice algo amuermada. Su lengua ya vaga por el efecto del calmante pronuncia mal las sílabas -. He comprobado todo y estaba bien.

Se recuesta en la camilla y se introduce bajo las sábanas, que ejercen una doble función. Dan calor y le mantienen sujeta a la camilla para no despertarse golpeándose contra las paredes de la estación.

- No entiendo... No hay síntomas de exposición a descargas solares... ni nada parecido...

Cierra los ojos, y su voz se acaba haciendo un hilo, hasta que cae sumida en el sueño.

Cuando comprueba que Sarah ya está dormida, Georgi usa el sistema de comunicaciones para hablar con Padalka:

-Comandante. Sarah me ha comentado que le ha estado resultando imposible dormir en su habitáculo en los últimos dos días. Tal vez deberíamos comprobar una fuga de gases o algo.-

Raf vio alejarse a Sarah acompañada del doctor. Acto seguido, se encaminó en dirección contraria, hacia donde se encontraba su laboratorio.

Raf salió de Nodo 1, cruzó el laboratorio Destiny, entró en Nodo 2 y torció para llegar al laboratorio europeo Columbus. Seguramente se encontraría allí con Wurst, cuidando de sus ratones, si no era que a él también le habían encargado hacer alguna "chapuza" de las acostumbradas.

Mientras flotaba por el camino se preguntó qué podría haber pasado para que las comunicaciones con la Tierra se hubiesen perdido y para que el rumbo se hubiese desviado. Era algo insólito, como también lo era el desconcierto que había provocado entre los ingenieros responsables. Poco a poco, abandonó esta inquietud para volver a centrar su atención en los rayos cósmicos. Una lucecita había chispeado en su cabeza.

- Quizás... -rápidamente se dirigió a una de las terminales del ordenador que había en el Columbus, dispuesto a hacer unas comprobaciones.

- Recibido, Georgi. Voy a echar un vistazo a su habitáculo para comprobar los niveles de oxígeno y nitrógeno. También voy a comprobar los niveles de presión y temperatura, tanto en su recinto como en el resto de la estación.

Gennadi corta la comunicación hasta 15 minutos más tarde.

- Georgi, no he encontrado nada inusual. Su habitáculo está perfectamente, y la temperatura de la estación es estable y no ha variado en las últimas 24 horas. Tampoco hemos tenido oscilaciones en la presión de los módulos ni en ninguno de los habitáculos. ¿Es posible que el malestar de la ingeniera se deba al estrés de estos días?

Y te encuentras con una tabla llena de datos. Los sensores que tienes instalados en el exterior de la estación han captado una señal, aunque muy débil. Pero el ordenador está saturado de información. Números y números que hasta el momento nunca habías captado.

Después de años de investigación, y semanas de registros en el espacio, has recibido algo muy prometedor. Al instante, embriagado por la emoción, te pones a analizar los datos, y descubres algo muchísimo más interesante de lo que esperabas.

Todos los datos registrados siguen un patrón. Un patrón que se repite en el tiempo, una y otra vez. Primero una señal fuerte, que se va atenuando hasta hacerse casi imperceptible, y súbitamente se vuelve a incrementar para luego desaparecer. Para tu mente científica te parecería que se corresponde con la energía que emite una estrella antes de consumir sus últimas reservas de energía, pero repetido una y otra vez en el tiempo. Y los sensores continúan registrando datos. El mismo dato. La misma señal. Una y otra vez. Poco a poco vas descubriendo matices en los valores mostrados por el ordenador. No es tan sencillo como una curva decreciente, sino que parece dar pequeñas variaciones, alteraciones de la curva que hacen que parezca como un código. Y siempre el mismo patrón. Señal fuerte, descenso paulatino de la intensidad con ligeras oscilaciones y un final brusco.

-Es posible, aunque sería la primera vez que se manifiesta de un modo tan acentuado. Por otra parte, me llamó la atención que los problemas de Sarah comenzasen casi al mismo tiempo en que perdimos las comunicaciones y nos desviamos de trayectoria.... ¿Qué nos pasó hace dos días?- termina de responder el médico en un tono preocupado.

Gennady deja la radio y va hasta el módulo donde te encuentras vigilando a Sarah mientras descansa. Se sujeta a una de las paredes con un brazo y niega con la cabeza.

- Ojalá lo supiera - te dice en ruso, aprovechando que estáis los dos solos -. Yo también estoy preocupado, puesto que no hemos registrado ninguna interferencia solar, no hemos recibido datos de tormentas solares, y Sarah dice que todos los sistemas están perfectamente. En su momento pensé que era un problema de Tierra, pero es imposible que fallen los sistemas de todos los centros de control que hay allí - suspira preocupado -. También me planteé que el estado mental de Sarah no fuese el adecuado. Los americanos son buenos, pero no son tan duros como nosotros, y quizá la estancia podría haber mermado sus capacidades mentales, de forma que ha podido pasar algo por alto. Aunque preferiría pensar que no ha sido así. Al fin y al cabo ella instaló estos sistemas.

Gennady se suelta y se acerca a la mujer, que se encuentra durmiendo en la camilla, ajena a vuestra conversación.

- Quizá su malestar venga derivado simplemente del sueño. Puede que una tormenta solar cortara las comunicaciones y no quedara registrada por los sensores, y el estrés al que hemos sometido a Sarah durante estos días le haya llevado a este estado de ansiedad.

-Todo eso es lo que había pensado... pero sigue sin encajarme del todo que todo eso haya pasado por una suma de casualidades y más aún si fue en el mismo momento en que de alguna manera perdimos el rumbo.- dice el médico receloso y pensativo -Siempre se me ha dicho que la solución a los problemas suele ser la cosa más simple... algo de la navaja de Occam o algo así.- y termina pesaroso -El problema es que no se me ocurre ninguna explicación simple que no sea una cantidad irrazonable de casualidades.-

Cuando no lleva más que una hora durmiendo, Sarah se despierta de un sobresalto. Tan solo la manta que la mantiene sujeta a la camilla evita que salga despedida hacia el centro del módulo. Sus ojos están abiertos, con las pupilas completamente dilatadas. De repente se hace consciente de haberse despertado, y mira a su alrededor, tratando de recuperar la compostura.

- Ah, Gennady, doctor - os dice jadeando aún por el repentino despertar -. Los sedantes que me has dado no son suficientes. Me hacen dormir, sí, pero no me atontan lo suficiente como para evitar que tenga perturbadores sueños...

La mujer sale con dificultad de debajo de la manta y se sujeta a una de las paredes con una mano, mientras se frota la cabeza con la otra.

- Dios, qué dolor de cabeza. A ver si llegan ya esos malditos astronautas, necesito descansar de una vez por todas.

Todavía sigue bajo los efectos de los sedantes, y sus movimientos son torpes, aunque está completamente lúcida.

- ¿Tienes algo un poco más fuerte que esto, Georgi? ¿O no me queda otra que esperar a volver a mi casa para poder dormir sin preocupaciones?

-Pero...¿Qué es lo que sueñas que te perturba tanto?¿Puedes recordarlo?- pregunta Georgi preocupado y asombrado. Jamás había visto una respuesta así a esos sedantes... debería haber dormido mucho más tiempo.

La sorpresa que se llevó fue mayúscula. Lo que vio Raf no era lo que esperaba econtrar, pero, aún así, no dejaba de ser algo alucinante. Aquello no le daba ninguna prueba de lo que andaba buscando. En principio, no era nada que justificase la existencia de una zona en el universo con alta densidad de antipartículas, pero aquel repentino aluvión de datos y la pauta tan bien definida en los registros era un hallazago casi comparable. ¿Qué podría ser?

Después de filtrar los datos, barajó diversas opciones. Una sola tanda de aquellas señales podrían indicar que los sensores habían captado la desintegración de una estrella. Con dos de esas tandas se podría pensar en la enorme casualidad de que, en un mismo rincón del espacio, dos estrellas gemelas hubiesen desaparecido al mismo tiempo.

Pero pensar en esa teoría con aquella ingente repetición de series era absurdo.

Y, sin embargo, las mediciones estaban ahí. Algo allí afuera estaba emitiendo energía a intensidades variables, repitiendo el ciclo una y otra vez. Sin cesar de repetir.

- ¿Qué querrá decir esto? Y... ¿de dónde viene?

Centró los siguientes esfuerzos en tratar de localizar de qué parte del espacio provenía la energía. Debería ponerme en contacto con la Tierra, pensó. Pero antes quería tener las cosas más claras.

Sarah parece confusa. Frotándose la cabeza, trata de rememorar el sueño que le ha sacado del letargo de los sedantes.

- Yo... Todo estaba oscuro. Creo que estaba aquí, porque me movía libre, sin gravedad. Estaba sola. Creo. Solo recuerdo retazos del sueño. Lo que mejor recuerdo es que de repente una explosión me despertaba. Pensaba que había sido real, que algo había fallado... Algún depósito de gas, o algo así. Pero cuando me he dado cuenta estaba aquí, y no pasaba nada.

Se impulsa de nuevo hacia la camilla, y se sienta sobre ella, agarrada con las dos manos.

- Lo siento, no recuerdo nada más. Y siempre es así. Algo me despierta y luego no recuerdo bien el qué.

Lo que más te extraña es que tus sensores hayan captado esa energía. El cuerpo que las emite es lo que por ahora capta tu mayor interés. Compruebas cual de los receptores de rayos cósmicos es el que ha captado con más intensidad la señal, para tratar de localizar la dirección de la fuente de radiación.

Tras un par de cálculos, descubres que proviene del espacio profundo. Es un alivio, ya que si hubieras recibido la señal de la tierra, podría ser un error de medida por alguna interferencia que procediera de allí. Empiezas a buscar en las referencias astronómicas para comprobar los cuerpos celestes que existen en esa dirección. Desgraciadamente, la captura de la señal no te da una gran precisión, pero puedes acotar tu búsqueda a menos de 100 estrellas y un . Eso es todo un logro. De todas las posibles la mayoría son estrellas de varios tipos de las cuales no esperas ninguna emisión extraña, una de ellas es una gigante roja (así que es la única que podría haber sufrido una supernova) y otro de los astros es un Pulsar. ¿Será alguna de esas dos? Lo de la supernova sigue extrañándote, pero de los Pulsar se sabe realmente muy poco. Solo que son cuerpos con una masa elevadísima, y que emiten radiación electromagnética en una frecuencia constante, pulsátil.

-Vaya...- dice Georgi -Oscuridad y explosiones suele ser pesadilla recurrente en el espacio. El problema con darla otro calmante es que si hace efecto estará dormida cuando la vengan a recoger.-

Consultadas las cartas estelares y localizado el rinconcito del espacio de donde provenía la radiación, el eminente astrofísico siguió barajando y descartando posibilidades. En aquella zona sólo había estrellas comunes, era imposible que la radiación captada por los sensores proviniese de ellas. Sólo una llamó su atención, una candidata a haber explotado.

Si eso era así, los aparatos de captación podían haber recibido la radiación resultante de la supernova, pero quedaba el hecho poco claro de la reverberación. No le convencía.

Por otro lado, el oredandor mostraba la existencia de un púlsar conocido en esa región. Consultó con los datos del espectrógrafo, tratando de averiguar si los registros eran compatibles con una radiación electromagnética. Mientras el ordenador procesaba su requerimiento, su cabeza no dejaba de funcionar.

¿Cómo es que los registros habían llegado ahora, de sopetón? Si era ese púlsar conocido, ¿no deberían haber tenido noticias antes de él? ¿Y si no? ¿Si no era un púlsar quien emitía? ¿Y si era... 'otra cosa'?

- Debería ponerme en contacto con la Tierra... -se repitió. Pero no lo hizo. Aún había demasiadas cosas que no le cuadraban.

- Si, supongo. Llevo aquí casi cuatro meses, y la verdad es que estoy deseando volver a casa. Y supongo que entonces podré descansar todo lo necesario.

Se suelta de la camilla y se impulsa con los pies hacia la salida del módulo. Aún sigue notando los efectos de los calmantes, pero por suerte no hay que hacer mucho uso de los músculos en gravedad cero.

- Por ahora trataré de no agotar mis últimas fuerzas. Voy a leer algo mientras esperamos a que los pobres desgraciados que vienen se pongan en contacto con nosotros. Gracias de todas formas por conseguir que eche una cabezada.