Partida Rol por web

La "sala de reuniones" resulta ser una de las salas de estar de la nave, cercana al área de la tripulación. Para llegar a ella habéis tenido que recorrer varios pasillos desde la zona de vuestros camarotes, y este recorrido os ha ayudado a haceros una idea del daño que ha sufrido la nave. Pequeños incendios se podían ver a través de alguna que otra rejilla,  y alguno de los embellecedores de plastiacero del pasillo han cedido y se encuentran tirados por el suelo.

La oficial apenas se detiene durante el camino a pesar de los obstáculos, y sigue caminando con paso decidido (incluso diríais que muy rápido), hasta que abre la puerta de vuestro destino, revelando una sala no excesivamente grande, con una pantalla de plasma que ha sufrido un aparatoso golpe en una de sus esquinas dañándola, varias butacas que han sido reorganizadas alrededor de una mesa alargada y un montón de trastos que se han caído de los altos armarios que hay en la pared del fondo (pequeñas máquinas expendedoras de café, tazas, tabletas de lectura,...).

Además, la sala no está deshabitada. Sentada ya en una de las butacas, en actitud de espera, está una de las pasajeras con la que aún no habíais hablado, una mujer de treintayalgún año vestida como vosotros con la ropa de fiesta, en su caso un traje chaqueta bastante funcional. Os recibe con una media sonrisa pero con el ceño fruncido.

Bien, espero que al final nos enteraremos de qué demonios está pasando

Jason le devuelve una sonrisa de oreja a oreja en un rostro luminoso, en claro contraste con la expresión de ella.

-Buenos días, señorita -hace como que se toca el ala de un sombrero-. Jason Halas, a su disposición. Estos son -señalando a cada uno con las dos manos extendidas- John Lewis, Ron Jeremy y Hans Hogi... Hohai... Hohaimburen III el Amistoso -sonríe salvando la situación con una broma, la verdad es que no recordaba su apellido-. ¿Con quién tengo el placer de hablar?

Iba a presentarme al ver a la señora, pero el carismático Jason Halas se adelanta presentándonos a todos. Supongo que es lo mejor, así ganaremos tiempo.

Tras la presentación me siento en una de las butacas.

¿Cuál es la situación?

Muy agudo señor Halas, pero no creo que los presentes estemos para chistes aunque sean tan bueno como ha sido el suyo. Dice con una media sonrisa , aunque sincera.

 Se inclina ligeramente ante la señorita y sigue hasta una butaca vacía donde toma asiento y espera el desarrollo de la reunión.

Una vez todos sentados, la primer oficial no os imita, y se queda de pie en la cabecera de la mesa, con los nudillos apoyados en la misma bien apretados. Os observa de uno en uno con su mirada penetrante y se aclara la voz antes de empezar:

-Señores, señora- dice aclarándose una vez más la voz ante el gallito que ha surgido con sus palabras-. Supongo que entre ustedes se conocerán, y si no, habrá tiempo para las presentaciones. Por cierto, esta es la señora Endinelli, y se ha prestado como ustedes voluntaria para colaborar en la actuación de emergencia.

Con una mueca de sonrisa, añade:

-Corrijo, oficial -dice con su voz algo más grave de lo que parecería a simple vista-. Señorita Endinelli, pero pueden llamarme Chrysa.

Mantenía una postura firme en el asiento, con la columna recta.

Encantado, pero no han dicho que dejáramos las presentaciones de lado. ¿Qué ocurre?

Hablo con voz muy seria, a mi tono de voz le acompaño con un gesto igual o más serio.

Jason sonreía encantadoramente cuando John le recuerda que aquello no era una reunión social. Como frustrado, su sonrisa pierde lustre y aborda el tema directamente.

-Eso, podrían explicarse de una vez.

Se apoya laxamente en la mesa, él tampoco se había sentado.

Ante vuestras presiones, comienza a explicar:

-Está bien, está bien -rezonga relajando su postura-. Los hechos son estos: la Duquesa Selene ha sufrido una mala salida del Espacio de Salto  con daños en la estructura y los sistemas. La tripulación está trabajando para controlar los mismos y prevenir las descompresiones, pero aún queda bastante para que todo esté bajo control.

Se toma una pausa de unos segundos tras admitir esto, y continúa:

- Además, hemos sufrido daños en la zona de Tercera Clase, y tenemos problemas con las cápsulas criogénicas. Algunas han fallado, así que sus ocupantes deben de ser despertados lo antes posible.

Me quedo mirando a la oficial sin decir nada.

Por lo que deduzco, lo que quiere es que nos ocupemos de la zona de Tercera Clase. ¿La nave no llevará criogenizados delincuentes o elementos peligrosos, no?

Cada vez me arrepiento más de haberme embarcado en esta nave. La próxima vez buscaré un carguero pequeño y discreto

Me pongo cómodo en el asiento, aprovechando el momento. No creo que la tarea que nos espera sea demasiado agradable.

Permanezco atento pero en silencio a ver como se desarrolla la exposición de la primera oficial.

Halas se queda mirando a mis compañeros de este grupo improvisado de voluntarios durante un segundo. Al fin, reacciona.

-Cuanto antes... ¿Podría estar muriendo gente? Nah, no me responda -alzando una mano-, yo voy adelantándome, a ver si puedo hacer algo. Ustedes discutan los detalles... Pero usted no, señorita, que poco o nada sé de los procesos de criogenización.

Le lanza una sonrisa afable y extiende el brazo hacia la puerta, invitándole a acompañarle.

Chrysa hace un gesto hacia atrás con la cabeza mostrando su sorpresa ante el ímpetu de Halas, y sin responder se limita a hacer una señal con las manos abiertas para pedirle calma y seguir escuchando a la oficial.

Ajena (deliberadamente o no) a vuestras réplicas, la jefa sigue dando instrucciones acerca de la situación:

- A la zona de Tercera clase deberían ir aquellos con conocimientos tanto de electrónica como nociones de medicina, creo yo -dice buscando con la mirada entre vosotros-. El resto podrían dedicarse a las labores de reparación, dependiendo, claro está de la formación que tengan.

Halas deja escapar un suspiro de exasperación y aburrimiento. Cuando la oficial de primera menciona las reparaciones, la señala con el dedo.

-¡Eso mismo! ¡Dígame a qué sección ir y saldré corriendo!

Parece impacientarle tanta charla y poca acción. El frustrado cara a cara con el miserable de su camarote lo había dejado con ganas, traje en mano. Lo que le recuerda...

-Tengo aquí un exotraje, podría ocuparme de las reparaciones desde el casco, tengo experiencia.

Me levanto tras Jason.

Vayamos cada uno a una zona, no hay tiempo que perder.

Hago ademán de salir de la sala camino a la sección de tercera.

No me levanto de la silla. Las prisas no son buenas para casi nada.

Bien, puesto que no sé nada de medicina y muy poco de electrónica, creo que en tercera haré más mal que bien. Pero si tengo experiencia en casos como estos y puedo ayudar a reparar mamparos y tapar brechas.

-¡Calma, maldita sea! -increpa ante las prisas que no hacen más que añadir tensión a la ya existente-. El intercom está dañado, y los comunicadores personales no sirven de mucho en una caja de metal como es esta, así que mejor dejarlo todo clarito antes de ponernos a la tarea.

Se toma unos segundos para respirar y calmarse y se dirige hacia John y Jason:

-Estupendo, nuestro Jefe de Ingeniería se las apañó para cerrar la brecha de descompresión del área de pasajeros él solo, pero eso casi le cuesta la vida. Es loable que se ofrezca a ayudarle a continuar las labores de parcheado, pero le aviso que es uno de los trabajos que conllevan más peligros. El asistente de Karghazz se encuentra junto con nuestro artillero encargándose del casco en diversas partes de la nave. No le puedo decir exactamente dónde. Busque a Eungenie o Silven por algún pasillo. Y usted -prosigue hacia John -, gracias por ayudar a nuestro médico. Se encuentra en la zona de las cápsulas de criogenización y le vendrá de maravilla un par de manos más para salvar a los pasajeros.

Con más decisión a medida que va dando órdenes, pregunta ahora al resto:

-Y ustedes, ¿tienen alguna capacidad especial que pueda ayudarnos?