Partida Rol por web

Cuando despertáis de nuevo, notáis el frío de las tablas húmedas por la niebla. Los golpecitos que os han despertado, no son más que el ir y venir del agua rompiendo en la pequeña isla. No sabéis como habéis llegado hasta aquí por que no hay remos, y en un principio la niebla oculta cualquier posible navegante. Frente a vuestros ojos se encuentran las imagenes distorsionadas por la niebla de 5 grandes piedras que desde la barca parecen grandes dedos. En el centro hay una especie de altar...

Puedes notar la energía latente en la piedra. Podrías haber pensado que es un sitio especialmente creado para sacrificios, pero por las marcas te das cuenta de que es una tumba. Aunque algo extraña, pues tambien hay grifos para alejar los malos espirítus junto con otras para mantener dentro a sea lo que sea que guarde...

Me duele todo...sacudo la cabeza un par de veces antes de levantar y mirar a mi alrededor. Centro la mirada en las piedras antes de buscar a mis compañeros. 

¿Estais bien? me duele todo 

- Joder... ¿Qué hacemos aquí? - Dijo Arthur cabreado. Aunque estaba descansado del sueño. Sólo estaban él y sus dos compañeros, Kaki, Elenya y Evadne habían muerto horriblemente momentos antes. ¿Momentos? Se levantó inmediatamente con el primer arma que pudo encontrar entre las manos.

- No puede ser nada bueno. Larguémonos. 

- No - dijo Alek acercándose - Hay algo aqui... Es... Parece una tumba. Pero... ¿De quién? - Alek era, en el fondo, un nigromante. Blanco, pero era un nigromante, y como tal estaba muy interesado en la relacion entre el mundo de los vivos y el de los muertos. Se acercó, tenía que investigar.

Arthur aprieta en sus manos en un pomo, pronto se da cuenta de que es la guadaña. Por lo que retira su filo, incluso sin la piedra, sin duda es maligna. Al levantarse se tropieza con Alyanna, lo cual le alivia. Al menos hay 3 supervivientes de los 6 que fuisteis. Aunque Alek, como siempre cuando sabe que hay algo maligno es el primero en investigarlo. Por lo que avanza hacía el altar que solo esta a unos metros de vuestra posición. En medio de la piedra se ve un gran saco, en él se ven un GRAN montón de monedas de oro que brillan incluso con esta niebla.

Una voz conocida sale de detrás de una de las piedras:- Son vuestras. Tomadlas, aunque todavía no ha terminado el trabajo...- La figura que aparece es la de Ismael que os sonríe con cierta ironía.- ¿Os sorprendéis?-

- Yo sí. - Respondió Arthur a las palabras de su antiguo capitán. - ¿Cómo has hecho para volver a ponerte la cabeza?. - el guerrero sonrió torvamente sin humor y puso la mano en el pomo de su espadón. La guadaña no le interesaba. - Y no, no quiero pago alguno, no quiero esas monedas, me gustaría en vez de eso una explicación.

No toques las monedas, no toques nada. replico mientras cojo la guadaña que Arthur desdeña, necesitamos este arma

Creo que una respuesta es lo que buscamos, asi como ¿por que deberiamos hacerlo? 

- Puede que estuviera muerto. Esto tiene que ver con la maldición, estoy seguro. No se si hemos conseguido detenerla, o si hemos vuelto al pasado otra vez. Pero si, necesitamos saber.

Sale por completo de detrás de la piedra donde estaba escondido y se acerca al altar. En su cuello se puede ver las manchas de sangre seca, pero la cabeza esta completamente unida a su cuello. Su rostro tiene el mismo color ceniciento de cuando lo habíais conocido. Creíais que era por su enfermedad provocada por la maldición, aunque en realidad provenía de su condición. Ahora se os hace evidente de que es otro de los no-muertos.

- Es algo que os merecéis, una respuesta, pues fuisteis unos aliados y amigos. Aunque he de decir que esas palabras ahora me suenan huecas. Digamos que ahora sois ... útiles.- Su sonrisa no es simpática y tiene algo de ironía:- Os salve de ese brujo, el dueño de la piedra, pero cuando la destroce en pedazos. Digamos que mi personlidad cambio en el proceso. Había muerto y el rey que yace bajo nuestro pies, me llamo a su lado.-  Sus ojos brillan con luz mortecina:- Pero yo no soy un pelele, tenía suficientes conocimientos, busque durante años la forma de evadirme de su llamada... Eso me debilito, me postro en la maldita silla de ruedas. Aunque utilice la cabeza. Necesitaba la joya para atar a mis hermanos y el arma para atraparlos en ella. Por supuesto, tuve que hacer pactos y más hechizos para escaparme del poder de llamada de la joya. - Se apoya en el pedestal, su mirada va de uno a otro:- Os llame para reunir los pedazos, puede que os parezca cruel, pero solo es una de las muchas crueldades que he hecho durante mi vida tras dejarla ese campo de batalla ¡Ayudandoos! Y se que eráis capaces de arrancar de esos malditos monjes el arma. Ja, incluso dejaron el portal abierto tentandome. Pero no podía en mi estado- Se lame los labios mientras observa a Alyanna que mantiene la guadaña entre las manos y comenta:- Ese arma es lo que permite llamar al ser que yace debajo de este pedestal. Por supuesto, falta un elemento, cortarme mi preciosa cabeza. ¿Que elegiréis, dejar libre un mal menor, como soy yo, que os pagare y dejaré a vuestro aire? ¿O liberar a un monstruo que lleva milenios encerrado? Romper el arma en la piedra del altar. Y luego marchaos, pensad que vuestra deuda esta pagada con creces...-

—Podemos hacer algo intermedio, traidor.— dijo Arthur con furia. —Podemos darte tantos palos como te quepan en el cuerpo y luego llevarte lejos de aquí y enterrarte bien hondo, para que jamás puedas moverte, para que jamás nadie te encuentre ni al Rey ese del que hablas.

Arthur lo tenía claro, el no hacía componendas ni mierdas con muertos vivientes. Sólo les daría palos hasta que murieran.

Del todo.

O puedo dejar este arma aqui tirada marchandonos nosotros bien lejos. Si nos encontraramos de nuevo te aseguro que no te dejaria irte no vivo como estas. 

Digo mientras apoyo el arma en el suelo. Tambien tengo la opcion de cortarte la cabeza, matar al que salga de esa tumba.

No es algo que me apetezca nada y mas despues de saber que solo hemos sido unos malditos peleles para ti. 

Mis ojos van cambiando de color hasta que uno se queda de cada uno. Sonrio y niego. 
Voto por dejar el arma aqui despues de enterrarle tan hondo que ni le encuentren los gusanos. Pero te desmembrare, dejando tu cabeza pegada a tu infecto torso. 

- Yo... Yo - La cabeza de Alek trabajaba sin descanso, pero él no era un mago. Era un hechicero. Y los hechiceros no se pasaban la vida metidos en puñeteras bibliotecas. - Creo que no estaba pensado desde el principio. Creo que no solo tu has tenido que ver con que estemos aqui. Y quizás ha sido el Señor del Alba, no sabría decir. Pero el caso es que aqui estamos - Se colocó mejor la capucha, dandole un tono sombrío - Creo que estoy con Arthur, pero... si hay un mal, deberíamos de intentar acabar con él. Y no me gusta dejar no-muertos deambulando.

Ismael os mira encolerizado, mientras que grita salido de sus cabales:- ¿Yo, un traidor? Malditos seáis ¿Quien os salvo de la guerra? ¿Quien dio su vida por vosotros quedando por siempre marcado con la maldición?- Este sin duda alguna no es Ismael, quizás pudiese actuar durante un tiempo como el hombre que adorabais, pero este sin duda es una falsead, un insulto, pero incluso así comprendéis que Ismael esta tan encerrado en su "maldición" que mezcla momentos del pasado donde si tenía honor con lo que es ahora, poco más que un despojo no-muerto.- Os estoy ofreciendo pagaros, ¡Os he rescatado del fuego de la casa! ¿O es que acaso os imagináis que habéis venido flotando por arte de magia?- Sus ojos furibundos  se van de uno a otro y finalmente enarbola la joya en una de sus manos:- Yo no soy la mediania de mi hermano bastardo. Nunca he matado a un enemigo inferior a mi, supongo... que hasta ahora. ¡Me habéis decepcionado en todos los sentidos!- Y empieza a musitar un hechizo, pero por un momento se queda parado, con el aura blanquecino como cuando su hermano se había quedado sin la joya, aunque la sigue manteniendo en las manos...

No me vengas con hacerte el maldito martir. Replico mientras mis nudillos se ponen blancos apretando el mango de la guadaña.

Nos usastes para hacerte con poder, que bien que te salio el tiro por la culata. Yo no quiero tu dinero, no quiero nada de ti, lo que podrias ofrecerme ya no es algo que quiera o que puedas darme.

Con un rapido gesto cojo la guadaña y le ataco para cortarle las manos. Magia no, niño malo.

La escena se soluciona poco después de las palabras de la clerigo. Todo ante la mirada atenta de sus dos compañeros. La mano de Ismael cae al suelo cercenada por la guadaña, rebotando varias veces hasta llegar al agua. Siendo arrastrada fuera de la vista, todavía sosteniendo la joya. A pesar de ser inmortal como lo fueron sus hermanos, no parece regenerarla y por primera vez, en todo este tiempo que lo habéis conocido, Ismael aulla de dolor y miedo. Su rostro es una mascara de pavor cuando os dice susurrando:- No sabes lo que habéis hecho... Malditos seáis.- Algo pasa alrededor de Ismael, la niebla se mueve como girones a su alrededor. Entonces escuchaís un crujido y luego otro, mientras la espalda de Ismael se comba, sus gritos de dolor  son prologandos, mientras decenas de zarcillos invisibles le rompen los huesos. Pero no podéis quedaros mucho tiempo para ver la escena, pues un relampago ilumina la zona, acompañado de varias descargas que iluminan las piedras y pronto una tormenta electrica descarga sobre la isla.

- ¡Rápido! - dijo Alek señalando el bote - ¡Tenemos que salir de aqui antes de que todo se desmorone! . Si el demonio ese va a ser liberado, puede que todo se destruya en su salida. Ya volveremos a por él si realmente existe un peligro. Lo importante ahora es sobrevivir para poder hacerlo.

Prefiero pelear con un demonio a pelear con un estupido que no sabe cuando paso su tiempo para morir.

Asiento a Alek y salgo hacia la barca que nos trajo, puede que aun tengamos una oportunidad. Ademas si me ataca simplemente tendremos la guadaña para usarla en defensa propia. Tiro con mi otra mano del brazo de Arthur para que me siga, ahora no voy a empezar a perder a nadie mas y menos a él.