Partida Rol por web

Guau, no esperaba que me lo devolviera. Me deja un poco ida, pero solo unos segundos antes de continuar por el camino que han decidio.

Llevo mi maza en la mano y camino al lado de Alek, creo que tengo que pensar en buscar la manera de que todo sea igual a como era atnes de la gema de mi cuello. 

Asentí por primera vez la palabras y la iniciativa de Arthur, no muy contenta por ir junto a el...pero era lo más correcto que podías hacer por ahora.

Caminé junto a el, mirando a todos los lados y asegurándome de que los que iban detrás iban bien, siguiéndonos sin ningún problema.

Al abrir la única puerta que os queda, una vaharada de olor a madera y paja mojada os llega a vuestras fosas nasales, con varios compartimentos de madera que parecen haber sido convertidos en un pequeño matadero, los animales indefensos han sido fácilmente asesinados por los aulladores. A través de las ventanas podéis ver escenas de la batalla/matanza que están empeñados los monjes y los aulladores que aumentan por numero por momentos entrando por encima de las murallas que rodean el lugar.

Pero hay algo que os llama la atención. Hay un gran pilar de luz rodeando la iglesia, parece que allí se esta llevando algo entre manos, pero tenéis que recorrer el patio que esta repleto de combatientes o ir rodeandolo hasta llegar a la parte más cercana a la iglesia.

- ¡Monjes y Aulladores matándose...! ¡Gana la humanidad!

- Vamos, ¡Demos un rodeo, luego ya habrá tiempo para rematar a los sup... para matar aulladores si hace falta! ¡Ahora necesitamos el arma!

Voy contigo Arthur, prefiero dar un rodeo y conseguir el arma y luego entonces enfrentarnos si hace falta. Decía mientras le seguía los pasos al guerrero y asegurando sus espaldas.

Alek avanzó detrás del bárbaro. Era necesario que consiguieran el arma o, en su defecto, detuvieran lo que fuera que ocasionó todo aquel lío de la maldición. Eso tenía que tener prioridad sobre los aulladores, en efecto. Mientras hubiera monjes luchando, estarían entretenidos. Y dado que después Arthur no era capaz de dejarles con vida sino que les atacaba con su espadón, respondiendo a los ataques causados por la locura, no merecía la pena salvarles y perder tiempo.

Una locura es lo que esta pasando en este momento. Pero nuestro destino es  claro la capilla o lo que quiera que sea el lugar de culto.
Tenemos que llegar y acabar con lo que sea que ocurra, conseguir el arma y volver a casa. Instintivamente doy un paso mas adelante para estar mas cerca de los guerreros o mas bien de Arthur, tengo miedo ¿esto es lo que sentia mi hermana?

Con Arthur a la cabeza avanzáis a todo correr rodeandoolo. Pasando por un pasillo de soportales, en tanto que los aulladores recorren las almenas para seguir atacando a los esforzados monjes que deben de estar tan enloquecidos como sus compañeros a los que habéis matado en la habitación. 

Tras unos minutos corriendo alrededor del patio, por fin os encontráis al lado de la iglesia, que parece ser que solo tiene la puerta principal como entrada, a no ser que subierais por el tejado, entrando por alguno de los edificios adyacentes, unas torres donde los monjes disparan unas ballestas sobre los aulladores del patio...

Siguiendo los paso de Arthur, vamos todos siguiéndole hasta llegar a la puerta. Una vez que llegamos allí nos encontramos con dos opciones. Entrar por la puerta de la iglesia o ir por arriba por el tejado.

Mientras el resto veía el que hacer, antes de hablar, hago una mirada rápida por aquel lugar.

Y bien ¿por dónde queréis ir?

- A mi me encanta romper las puertas... ¿Que me dices morena, embestimos a la vez?

A Athur se le veía impaciente por acabar de una vez... teniendo en cuenta lo que le esperaba después con Alyanna.. era comprensible.

Pues rompamos esta puerta de una vez. ¿Qué estamos esperando?, dije mientras le miraba y me preparaba

Sin esperar más Arthur y Eleyna recorren la pared de la iglesia hasta que dan con la puerta principal, una barricada compuesta de muebles y bancos está delante de la puerta, hay muchos cadáveres enfrente de ella. Parece que los monjes quieren defenderla a toda costa. En cuanto ven que empezáis a romper la barricada, los monjes supervivientes y los aulladores atrás suyo van hacía vosotros, al menos debe de haber 30 entre unos y otros. Los otros tres componentes del equipo llegan justo en este momento.

Alek miró a Arthur y después a la mole que se lanzaba sobre ellos. - Daos prisa - dijo. No obstante, estudió los alrededores, quizás hubiera la forma de hacer algo para ganar tiempo en caso de necesitarlo.

Arthur contempló la puerta... -¡Y con esta puertecita de mierda queríais detenerme! - enganchó su espadón en el cinto y tomó su hacha. Mirando hacia la puerta como miraba al monje unos minutos.

- ¡Siempre quise ser leñador! - gritó a la vez que comenzaba a atizar golpes a la madera, tratando de abrir la parte central y reventar la traba que la cerraba. Su hacha era una hachuela especial, forjada en hierro sin calentar, tomada de un ancestral túmulo de cuando el mundo era joven y solo cambiado el mango. Su peso y dureza hacía que la madera se partiera cual mantequilla.

Los enemigos se acercaban... y Arthur maldijo a todos los dioses. - ¡VAMOS PARTETE ASTILLITAS DE MIERDA! ¡QUE ME VIENE EL REGALO DE CUMPLEAÑOS! ¡MONJES Y AULLADORES PARA SER DESPEDAZADOS!

Simplemente es algo que no pensaba que podria pasar.
Somos los buenos, no deberian atacarnos. Tengo que hacer algo tal vez si vieran que no somos como los aulladores.

MI señor del alba necesito que me ayudeis, haced que la luz de vuestro poder les ilumine y vean que estan equivocados

Además de la empalizada hay grandes ollas repletas de madera ardiendo, en grandes piras, pero que parecen bastante inestables. Por lo demás es terreno llano lo que permite que los monjes y los aulladores estén casi a vuestro lado, cuando la barricada se rompe en dos por el potente golpe de Arthur, en tanto que el efecto de Alyanna aunque no crea la imagen del dios, si que creo una luz potente que deja un momento para plantearos las cosas.