Partida Rol por web

Aburrimiento, principalmente. Después de tanto tiempo trabajando uno tiene que encontrar momento para divertirse, ¿no? ¿Y que mejor lugar para buscar diversión que una taberna?

Saca otro trozo de carne cruda y se lo lanza al ave, que lo ataja con un movimiento rápido.

¿Y a ustedes, que los trae por aquí?

Quedo delante de la mujer de agua y girándome hacia Yreth le hago un gesto con la mano de negación con una sonrisa en la cara.

Alzando la voz para que Yreth me escuche por encima del barullo de la taberna.

- CREO QUE NO, APRECIO MUCHO MIS CASTAÑAS.

Dicho lo cual encaro a la mujer de agua y haciendo una exagerada reverencia.

- Disculpad.

Dicho lo cual le doy la espalda y camino para reunirme de nuevo con Yreth

Acepta el asiento y se queda mirando con algo de precausion al ave de Fiona.

Rie y asiente de acuerdo con su razon. Eso se vuelve mas verdadero en esta taberna, con seres tan peculiares. comenta diriguiendo su unico ojo a ella. Como le decia a Nikolay viene por un posible trabajo con los mios. Nada que me genere mucho interes o me sea necesario, pero quien me lo ofrece es un viejo amigo. Respondio sin darle mucha importancia al asunto.

Aunque supongo que me quedare por la buena cerveza y compañia. agrego con una sonrisa maliciosa.

Mientras comía, notó que el bárbaro de su lado la observaba atentamente, pero lo primero era llenar su estómago, luego ya se preocuparía de eso. Afortunadamente para la joven, un elfo con un solo ojo, comenzó una discusión con el bárbaro. Mientras, ella pudo seguir comiendo y bebiendo.

Ni la acalorada discusión, ni otros acontecimientos que, por los ruidos y las voces de los clientes, ocurrían a sus espaldas, inmutaron lo más mínimo a la joven. Solo hubiese reaccionado si alguien le hubiese llegado a tocar. Afortunadamente para todos, eso no ocurrió.

Cuando terminó, pagó con unas cuantas monedas a la tabernera y le preguntó cómo llegar a la posada del pueblo. Tras despedirse y darle las gracias, cogió su arco y avanzó hasta la puerta de la taberna. Antes de abandonar la taberna, pudo notar que había entrado gente nueva. Incluso le pareció ver que de un charco de agua, se formaba un cuerpo de mujer, pero no tomó esa visión en serio, pensó que era fruto de su cansancio.

Cogió su caballo y se dirigió a la posada, siguiendo las indicaciones de la tabernera. Aún debía cabalgar varios días hasta la capital, así que mejor dormir bajo techo en un buen catre, y continuar su viaje por la mañana.

 Quizas la hidromiel del lugar podía ser buena pero nada que pudiera compararse al licor de su pueblo, las bebidas de los satyros eran conocidas por tumbar al barbaro mas robusto de cualquier taberna y quizas era momento de probar que esos cuentos tenian su cierto grado de veracidad. Afortunadamente para este viajero vagabundo había tenido la suerte de que en ese recinto poseían una muy buena imitación de este delicioso nectar que no paraba de traerle buenos recuerdos a este adorable viajero que se regocijaba solo de saborear algo similar a lo que añoraba.

 Mi mirada busco a los hombres mas fuertes del recinto, quizas podría ver si había alguien capaz de soportar semejante licor, pero quien? era la pregunta del millon.

 Pero uno de ellos me llamo bastante la atención. Un viejo que le estaba reclamando a un pobre, aunque rellenito, sujeto por algo; realmente sus palabras no era lo que mas me llamaban la atención de el pero si el hecho de que mencionase algo sobre una tal Clotis, ese nombre me sonaba pero no sabía de donde. Mi mente divago por un buen rato hasta que finalmente empece a atar los detalles e su persona y apariencia. Parche en el ojo, larga barba blanca, Clotis; no parecía haber algo significativo en su persona para saber por que me sonaba conocido, pero cuando note a la tortuga, fue entonces cuando todo tuvo sentido y no perdi tiempo en tonteras. Me moví saltando de mesa en mesa con mis pezuñas que me habían dado mi apodo, hasta caer cerca de la mesa de este hombre.

 -MASCA ROCAS- gritaría algo euforico con aquella botella en mi mano, la misma que le señalaba -Eres el barbaro de la tortuga, como no me di cuenta antes- Había escuchado un par de historias de este hombre y sus hazañas, mas que nada el como siempre remarcaban el asunto de su tortuga, sin ella no me hubiese dado cuenta de quien era. -Soy Ephastus- Le extendería la mano de forma amigable, de el si podría oir una buena historia seguro.

Me siento mal por el pobre muchacho y la reprimenda tan grande que le ha soltado el bárbaro, pero volcar una mesa de comida en una taberna y no esperar pelea es raro, demasiada suerte estaba teniendo chico, aun así hubiera preferido no haber ido a hablar con él quizá así Hans se hubiera librado de la bronca de MaskaRoka. 

-No te preocupes. Digo algo turbada cuando el bárbaro me pide disculpas por su lenguaje. 

Entonces el Sátiro parece reconocer a MaskaRoka y se acerca a pedirle una historia. Al final si que va a resultar que es una leyenda. 

-Vaya veo que tienes mas de un admirador. Le digo sonriendo al bárbaro, puede que la intervención del Sátiro haga que se olvide un poco del muchacho.

-Bien aventurado seas Ephastus -le digo mientras acepto su apretón de manos- como bien dices hijo, y lo de hijo lo digo amigablemente, no vayas a pensar nada raro... por mi lecho han pasado muchas mujeres. No me atrevería a decir decenas de ellas, pero muchas si. Eso es, si,  muchas. Pero no recuerdo haberme acostado nunca con una cabra. Eh... bueno... no, no era una cabra. Que me voy del tema. Como bien dices soy la leyenda viviente MaskaRoka. En tiempos de tus padres al menos lo era, ahora la gente tiene poca memoria y no se preocupa de leer los libros serios de historia. Oh si, que tiempos. Y fue una bella enana la que me puso ese nombre, y mira que es raro encontrar una enana guapa, pero ella lo era. Al menos no era lo fea que esperas que sea una enana. Realmente no era guapa, pero era una cuestión de contraste. La barba también es en su honor, a ella le quedaba bien, y me dije, ¿por que no?

-Esto fue en una de mis aventuras por las tierras del sur, cuando me covijé de la tormenta en una mina, donde la conocí y quedé tan satisfecho de su comida y hospitalidad que me acabe quedando por 2 años. Ella fue la que me dijo que después de una buena comida, era recomendable cojer una china y chuparla durante un buen rato. Cosas del sarro y eso de denticieros. Pero yo, como buen bárbaro no podia permitirme solo el chuparla, así que la masticaba y me la tragaba, cosa que tambien venía bien para limpiar las tripas. De ahí mi identidad y el llevar dentadura de otro. Postiza me dijo un día alguien, pero realmente no se como se llamaba ese truhán al que se la arranqué.

-Y Clotis, mi compañera de aventuras, mi amiga, mi confidente, en alguna ocasión mi montura, lenta pero constante. Realmente no voy sobre ella, pero si improvisas una tabla y un arnés puedes comprobar lo realmente fuertes que son estos animales. Están infravalorados. Alguna vez me he despertado a 100 metros o más de donde me acosté. Una verdadera bestia. Ella descansa cuando viajamos en mi bolsa y cuando me acuesto ella permanece en vigilia. Ademas es relativamente rápida. Una vez le ganó en velocidad a un conejo para llegar y comerse unas espinacas que habia plantadas. La gente presente dice que hizo trampas, pero un mordisco que te arranque una pata es normal en una carrera entre animales. Nadie tuvo la culpa de que se desangrase tan rápido. Son unos blandos los conejos. Las liebres un poco menos, pero tampoco aguantan una flecha en un costado. Yo mismo aún tengo una alojada en un costado, que no entró lo suficiente como para atravesarme pero lo bastante como para que no hubiese marcha atras. La cosa es que se me olvidó, se partió el asta y cuando me acordé ya había cicatrizado.

-Y si Irine, si, tengo más de un admirador, y ahora mismo estoy seguro que una nueva admiradora también -le digo mientras le muestro mi sonrisa con los dientes de ese tal Postizo o como se llame.

Ha empezado a chispear, la noche es cerrada, no se ve nada a mas de 5 metros. A unos cientos de metros se distinguen los faroles de un pueblo, no muy grande, aunque como dijo mi padre:

-Hasta en el pueblo mas pequeño encontraras una iglesia y una taberna. Evita la primera y gana algo de dinero en la segunda.

Me dirigi hacia el pueblo y trate de encontrar la taberna, parecia que el agua cada vez era un poco mas fria y la lluvia mas densa. Vi un escudo colgado en una pared, al acercarme mas pude distinguir un cisne tallado en el. La Taberna del Cisne.

Era esa de la que habia oido hablar en mis viajes? Entremos a comprobarlo.

Abro la puerta y me embriaga un olor a cerveza fermentada y feromonas masculinas, en principio una taberna como cualquier otra, varios grupos de gente hablando, otros bebiendo, en general una taberna de los mas animada para encontrarse en aquella parte del mundo. Me dirijo hacia la barra y veo que la camarera esta un poco atareada, asi que espero mi turno y cuando me llega le digo en voz baja.

-Un vaso de leche por favor.

Me mantengo de pie en la barra, de espaldas a la Taberna, quiza no sea buena idea, pero por el momento aqui no tengo a nadie que me aprecie tanto como para acuchillarme por la espalda

-Tambien existen satyros femeninos señor- Pero un fue un tanto inutil el aclarar aquella confusión del viejo guerrero pues este de inmediato solo se dedico a hablar y a hablar, oh y casi lo olvido a seguir hablando. Aunque siempre me facinaba escuchar historias me gustaba cuando estas tenían cierto orden en la narracion, ya que así como el lo decía me estaba mareando mucho.

 Pero al menos eso me daría la oportunidad de darle aquel licor especial en su chop para que cuando su garganta le clamase algo de liquido, poder ver la reacción del mismo y de la hermosa mujer que se encontraba tambien en aquella mesa. Solo cuando el barbaro dejase de hablar, puesto que no quería interrumpirle, ahí me dedicaría a mirarla mas fijamente.

 -Antes que nada, debo pedir disculpas- me levantaria de la silla en la que me encontraba sentado y me inclinaría ante la damisela buscando tomar su mano para depositar un suave beso al igual que como quice hacer con la tabernera, cuestion de principios. -Lamento haber irrumpido así en su charla mi lady, es que mi gusto por las historias y las personas que las protagonizan me llevo a actuar fuera de mis cabales unos momentos- Ya levantandome y volviendo a tomar mi asiento sería cuando mi sonrisa sería dedicada a ambos -Si quieren puedo invitarles algo de comer en compensación a interrumpir su conversación-

Haciéndome notar que yo también estaba en esa mesa me levanto de sopeton empujando la silla detrás mio, la cual cae desparramada a la distancia.

- ¿A mí también? - le digo sonriendo con emoción al sátiro - Pr... ¡Prometo no tirar nada! - Miro al barbaro y a la mujer sonriendo una y otra véz.

-Yo ya he cenado, casi toda mi sopa. Digo mirando al joven, a pesar de que no le guardaba ya ningún rencor Pero con gusto les acompañaré. Respondo amable al Sátiro.

-Díganos Ephatus, ya que le gustan las historias, tal vez sería tan amable de contarnos la suya. ¿De donde viene? Yo hará cosa de un mes estuve a punto de visitar una ciudad de Sátiros en Liechestein, pero el destino la apartó de mi camino. ¿Sois de allí?¿O venís quizás de más lejos? Él era el primer Sátiro que veía e intentaba disimular mi entusiasmo, pero no podía evitar mostrar interés.

Nikolay se encontraba metido en sus pensamientos, por lo que no prestó mucha atención a lo qye sus compañeros estaban diciendo, les miró totalmente perdido, se rascó la cabeza y con una sonrisa preguntó.- ¿De que hablan? Pido disculpas, pero me hallaba en otro mundo, pensando en algunas... Cosas, reugo que disculpen mi descuido.- Y tras decir eso rió un poco.

Sintió la mirada precavida de Edrick en su ave, y la hizo sonreír. Muy astuto, no subestimar a un ave rapaz. Más de alguna persona había considerado que su halcón era lo mismo que una paloma gigante y había terminado mal. Incluso un halcón puede sentirse ofendido por un comentario insolente. 

Habló de seres peculiares, así que asumió que se refería a la elemental. Aunque la hubiese mirado fijamente, ella no consideraba que su oficio fuera ni por lejos peculiar, y si no fuese por su halcón, sería una mujer más en este pueblo abandonado.

Si estás aquí a pesar de la mala oferta debe ser un muy buen amigo... No te preocupes, que mientras estés aquí, seguro no te cuesta encontrar buena cerveza. Y en cuanto a compañía, ya sabes dónde encontrarme. - contestó sonriendo. 

Toma un sorbo de su bebida, y mira a Nikolay, que se veía distraído. Es entonces cuando él sale de su trance momentaneo y se reconecta la conversación.

No se preocupe, el tiempo que se distrajo no fue el suficiente para ofenderme. Supongo que tiene cosas más importantes que pensar. Solo preguntaba que les había traído por aquí. - le sonrió amablemente y tomó otro sorbo.

Yo vengo de taberna en taberna, probando las cervezas, soy un gran amante de éstas...- Dice con una sonrisa mientras toma su cerveza y, de un trago, toma lo que le quedaba, que no era mucho. Tras ello mira a Fianna y a su ave acompañante.- Y... ¿Cómo conoció al ave? Es decir... ¿La crió desde que era un huevo?- Preguntó Nikolay, movido por la curiosidad.
 

Asintio a lo primero. Es de los pocos elfos que conozco que no tendria problema en ver de nuevo, por otro lado tambien salvo mi vida en una ocasion. Asi que... no continuo con la idea porque estaba seguro que ambos entenderian a donde iba. Sonrio con picardia. Supongo que lo se ahora. comento en un tono bajo posiblemente ignorado por Nikolay, que se encontraba distraido.

La distraccion del catador tampoco causo mucha molestia en elfo, que volvia a tomar un sorbo mientras explicaba la razon de su visita a este fino establecimiento. Luego vino su pregunta que lo hizo mirar al pajaro de nuevo. Si yo tambien me lo pregunto, acaso tiene costumbre de criar aves?  agrego a la pregunta del catador, nada indicaba que fuera su primera ave por lo tranquilo que permanecia en la presencia de tanta gente.

 -Claro mi amigo, creo que incluso alguien de tu tamaño no podra contra una buena comida, solo promete dejar suficiente para el resto jajaja- Comentaria alegre ante la subita alegría que había despertado en el joven corpulento que de la misma había tirado su silla. -Solo controla tu emoción hasta que la camarera nos sirva- Haciendo señas atraería la atención de la camarera para pedirle un jabali, que clase de satyro sería si no aprovechase mi dinero en la felicidad ajena aunque claro luego de esto me quedaría en la ruina. Antes de que se fuera la señorita, luego de que tomara mi pedido de comida y bebida, le susurraría unas palabras al oido solo para escuchar la dulce melodia de la sonrisa de una mujer alegre; ya con eso en mente podría esperar tranquilo.

 Aunque el interes de la única mujer en la mesa capto mi fugaz atención. -Me honra saber que conoce de mis tierras, al menos a las que perteneci una vez- Bebería un poco del dulce nectar de mis tierras antes de continuar -Un lugar hermoso sin duda con los bosques mas preciosos, sobre todo en invierno, y las aguas de los rios mas cristalinas que hasta uno puede sentirse revitalizado luego de bañarse en las mismas...Se me caera una lagrima si sigo hablando de mis tierras la nostalgia no es buena en un viajero como yo, pero necesaria a veces jejeje- Ciertamente había algo de tristeza y alegría mezcladas en mi expresión.

 -Tengo una historia para contar, seguro eso ayudara a la espera de la comida....Alguna vez escucharon la historia del satyro y la dama del hielo?, es una historia muy contada por mis tierras...si si, una de las mejores que he oido-

MaskaRoka sintió un escalofrio solo de pensar en la dama de hielo.

Espero que se trate de un sobrenombre, no me imagino al valiente que sea capaz de intimar con una tipa hecha por completo de hielo. Sería una relación muy fria. Pensé

-Cuenta cuenta -dije prestando atención al sátiro- una buena historia siempre es bienvenida.

-Me encantaría oír esa historia- Le respondo al Sátiro con una sonrisa deseosa de escucharla.

Siempre me habían apasionado los cuentos e historias, pero el no saber leer me había dificultado el acceso a ellos, por eso no me gustaba perderme la oportunidad de oír una buena historia de alguien que quisiera contarla.

El ruido que hace el chico al tirar la silla hace que me de la vuelta observando a todos rapidamente.

Tranquilo, ahora no estas trabajando. Me dirijo hacia la mesa que parece mas animada en la taberna, cojo una silla, me subo encima y con una reverencia teatral digo.

-Moloc

Pongo el respaldo hacia la mesa y me siento con los brazos cruzados y apoyados en el respaldo esperando oir la historia que esta a punto de empezar. Doy un trago a mi leche mientras una idea ronda por mi cabeza.

Quiza ese halcon, por muy rapido que sea, solo valga para cazar desde las alturas, y con la maleza que he visto al venir no seria de mucha utilidad. Lo hara por aficion unicamente? Debo preguntarle de que raza es. Ahora escuchemos la historia.

Eso si es fanatismo por la cerveza... ¿Que espera? ¿Encontrar una que lo transforme o le dé poderes mágicos?

Miró a Nikolay algo extrañada por su motivación. Suponía que si solo venía a probar la cerveza no sería mucho tiempo el que pasaría en la ciudad. 

Más que costumbre es un oficio. Los crío y luego los vendo como compañeros de viaje... ¿No se interesaran en uno, no? - dijo sonriendo, medio en broma medio en serio.

Mason fue el primer halcón que tuve bajo mi cuidado, hace 9 años atrás. Por supuesto, como el resto, se crió rodeado de otros que estaban bajo el cuidado de mi padre. Tienen sus propios padres, que los alimentan y los cuidan, como sería en la naturaleza, pero les enseñamos a relacionarse con los humanos y a comunicarse con nosotros para que puedan hacer cosas útiles por su cuenta y a la vez obedecer órdenes. Requieren mucho tiempo y dedicación, pero valen cada segundo. 

Le hace cariño al ave rapaz y le da el último trozo de carne cruda que quedaba. Luego toma el resto de su vaso.

Mencionaste un trabajo... - mira a Edrick - ¿Que clase de trabajos haces?