Partida Rol por web

"Bueno, ambos tenemos ese problema, ¿que garantías tengo yo de que cumplirá su parte del trato?", "veo que me conoces bien, y si aún sigo vivo es porque soy necesario, tendrás que confiar en mi palabra.."

"además, Tenemos que llegar a un acuerdo stisfactorio.., no creo que sea justo hablar de negocios asi...", su boca garganta empezaba a resecarse de nuevo, estaba harto ya de esta situación... "Dame mas agua, no me encuentro bien..."

Tragó el ansiado líquido, en estos momentos el mejor néctar que jamás hubiera probado y trás un suspiro de alivio, Rumun le contestó a su interrogador.

- "La verdad es que no os puedo contestar a esa pregunta sin disponer de más datos...dado que  desconozco qué pueda ser un holocrón" "Creo suponer que os referís a alguno de los artefactos que me habían encomendado recuperar de una mina, mas les perdí la pista tras el enfrentamiento con un espectro Sith"  El duros tragó saliva y decidió tomar al Kath por los cuernos... "Lamento el no tener más información disponible, pues de alguna manera siento que mi existencia podría depender de ello. Así pues, estamos llegando a una situación en la que os va a tocar decidir qué hacer conmigo: ¿me váis a matar ahora que no tengo nada más que contar, o me liberaréis puesto que precisamente no conozco ninguna información que os pueda comprometer (de hecho ni siquiera conozco vuestro rostro)?

¡Cobardes!, enfrentaros cara a cara, no de este modo. - dijo Joee, frustrado por la situación en la que se encontraba.

Su idea no salía como esperaba.
Quizás rastreando u oyendo con atención, si alguno de ellos se aleja, podría saber cuántos son, los que me tienen preso. – pensó Joee. A sí que se concentro y realizo una pregunta.

¿Donde tenéis a mis compañeros?

Agen Ralok se concentró en su poder, dispuesto a descargarlo sobre su interrogador.

Pero nada ocurrió… y una maligna risa resonó ante él. ¿Era posible? Sintió que su poder había sido anulado, pero ¿cómo? Sintió una enorme ira en aquel que lo tenía capturado, y supo que era un usuario del Lado Oscuro.

Entonces, el caos sobrevino. Una poderosa explosión crujió en el aire, y derribó su silla. La venda se escurrió lejos de sus ojos, mientras varias detonaciones más resonaban cada dos segundos en aquel lugar. Una de ellas estalló en la oscura sala en la que estaba, y abrió una enorme grieta en la pared del fondo. Más allá de las llamas que rodeaban la amplia abertura, creyó ver un pasillo. Desde él, diversos gritos y pasos a la carrera llenaron el aire.

Desde el suelo, y aún encadenado, el padawan sintió el calor del fuego, pero se obligó a observarlo todo. Vio a dos encapuchados derribados en el suelo, inmóviles bajo sus largas túnicas negras. Se encontraba en una sala cuadrada, de negras paredes, con ninguna salida aparente aparte de la grieta en llamas. El sitio era amplio, de unos diez metros de largo.

Entonces, una alarma empezó a sonar agudamente…

-Mm, quizás digas la verdad. Haremos esto: te quitaremos la venda, y la soga, y hablaremos del tema. Tráele agua.

Kjierag sintió que el que hablaba se acercaba. Entonces, la venda desapareció. El hombre que se la había quitado se erguía sobre él, aunque poco de su rostro podía verse por la capucha que lo ocultaba. Una larga túnica negra lo cubría totalmente. A su lado, el mercenario vio otra figura encapuchada; por los andares, debía de ser una mujer. Los ojos de Kjierag analizaron el lugar: una sala cuadrada, de negras paredes, con ninguna salida aparente. El sitio era amplio, de unos diez metros de largo.

La mujer se acercó a lo único que había en la sala aparte de ellos y la silla a la que estaba encadenado: una mesa. Cogió algo de agua, y se giró para acercársela…

Y entonces, sobrevino el caos. Una poderosa explosión derribó su silla, y varias detonaciones más resonaron cada dos segundos. Una de ellas hizo estallar la sala en la que estaba, lanzando a los encapuchados por los aires. Desde el suelo, y aún encadenado, el sullustano sintió el calor del fuego, mientras veía la enorme grieta que se había abierto en el fondo de la sala. Más allá de las llamas que rodeaban la amplia abertura, creyó ver un pasillo. Desde él, diversos gritos y pasos a la carrera llenaron el aire. Una alarma empezó a sonar agudamente…

-Sí, Palpatine es un traidor. Nos ha abandonado.

Neill sintió la ira en la voz del hombre, y oyó sus pasos, acercándose a él. Supo, de alguna forma, que él había sido amigo personal del político… pero que algo los había distanciado. Algo muy doloroso.

Entonces, la venda desapareció. El hombre que se la había quitado se erguía sobre él, aunque poco de su rostro podía verse por la capucha que lo ocultaba. Una larga túnica negra lo cubría totalmente. A su lado, el noble vio otra figura encapuchada; por los andares, debía de ser una mujer. Los ojos de Organa analizaron el lugar: una sala cuadrada, de negras paredes, con ninguna salida aparente. El sitio era amplio, de unos diez metros de largo.

La mujer se acercó a lo único que había en la sala aparte de ellos y la silla a la que estaba encadenado: una mesa. Cogió algo de agua, y se giró para acercársela…

Y entonces, sobrevino el caos. Una poderosa explosión derribó su silla, y varias detonaciones más resonaron cada dos segundos. Una de ellas hizo estallar la sala en la que estaba, lanzando a los encapuchados por los aires. Desde el suelo, y aún encadenado, Neill sintió el calor del fuego, mientras veía la enorme grieta que se había abierto en el fondo de la sala. Más allá de las llamas que rodeaban la amplia abertura, creyó ver un pasillo. Desde él, diversos gritos y pasos a la carrera llenaron el aire. Una alarma empezó a sonar agudamente…

-La República estaba podrida, y ahora sería nuestra si Palpatine…

Las palabras fueron cortadas repentinamente, cuando el caos sobrevino. Una poderosa explosión crujió en el aire, y derribó su silla. La venda se escurrió lejos de sus ojos, mientras varias detonaciones más resonaban cada dos segundos en aquel lugar. Una de ellas estalló en la oscura sala en la que estaba, y abrió una enorme grieta en la pared del fondo. Más allá de las llamas que rodeaban la amplia abertura, creyó ver un pasillo. Desde él, diversos gritos y pasos a la carrera llenaron el aire.

Desde el suelo, y aún encadenado, el piloto sintió el calor del fuego, pero se obligó a observarlo todo. Vio a dos encapuchados derribados en el suelo, inmóviles bajo sus largas túnicas negras. Se encontraba en una sala cuadrada, de negras paredes, con ninguna salida aparente aparte de la grieta en llamas. El sitio era amplio, de unos diez metros de largo.

Entonces, una alarma empezó a sonar agudamente…

La soga metálica de sus brazos se rasgó con la furia del wookie, casi como si fuera papel. Un grito de sorpresa sonó delante suya mientras se alzó, imponente en toda su altura, aunque aún con sus piernas atadas. La venda se escurrió lejos de sus ojos, aunque el furioso wookie apenas podía ver nada por su asesino instinto.

Pero el caos se opuso. Una poderosa explosión crujió en el aire, y lo derribó. Entonces, varias detonaciones más resonaron cada dos segundos en aquel lugar. Una de ellas estalló en la oscura sala en la que estaba, y abrió una enorme grieta en la pared del fondo. Más allá de las llamas que rodeaban la amplia abertura, el derribado wookie creyó ver un pasillo. Desde él, diversos gritos y pasos a la carrera llenaron el aire.

Desde el suelo, y aún encadenado de pies, Braumak sintió el calor del fuego, pero se obligó a observarlo todo a través de la furia que empañaba de rojo sus ojos. Vio a dos encapuchados derribados en el suelo, inmóviles bajo sus largas túnicas negras. Se encontraba en una sala cuadrada, de negras paredes, con ninguna salida aparente aparte de la grieta en llamas. El sitio era amplio, de unos diez metros de largo.

Entonces, una alarma empezó a sonar agudamente…

El experto oído de Joee lo oyó medio segundo antes que su interrogador. Con un hábil movimiento, se empujó a un lado, derribando la silla con él encima justo a tiempo de evitar la explosión que en ese momento crujió en el aire, en aquella misma sala. La venda se escurrió lejos de sus ojos, mientras varias detonaciones más resonaban cada dos segundos en aquel lugar. Vio que estaba en una oscura sala, con una enorme grieta en la pared del fondo. Más allá de las llamas que rodeaban la amplia abertura, creyó ver un pasillo. Desde él, diversos gritos y pasos a la carrera llenaron el aire.

Desde el suelo, y aún encadenado, el clawdita sintió el calor del fuego, pero se obligó a observarlo todo. Vio a dos encapuchados derribados en el suelo, inmóviles bajo sus largas túnicas negras. Se encontraba en una sala cuadrada, de negras paredes, con ninguna salida aparente aparte de la grieta en llamas. El sitio era amplio, de unos diez metros de largo.

Entonces, una alarma empezó a sonar agudamente…

-¿Un… espectro sith? ¡Dime todo lo que…!

Las palabras fueron cortadas repentinamente, cuando el caos sobrevino. Una poderosa explosión crujió en el aire, y derribó su silla. La venda se escurrió lejos de sus ojos, mientras varias detonaciones más resonaban cada dos segundos en aquel lugar. Una de ellas estalló en la oscura sala en la que estaba, y abrió una enorme grieta en la pared del fondo. Más allá de las llamas que rodeaban la amplia abertura, creyó ver un pasillo. Desde él, diversos gritos y pasos a la carrera llenaron el aire.

Desde el suelo, y aún encadenado, Rumun sintió el calor del fuego, pero se obligó a observarlo todo. Vio a dos encapuchados derribados en el suelo, inmóviles bajo sus largas túnicas negras. Se encontraba en una sala cuadrada, de negras paredes, con ninguna salida aparente aparte de la grieta en llamas. El sitio era amplio, de unos diez metros de largo.

Entonces, una alarma empezó a sonar agudamente…

-De acuerdo…  tendrás el agua, y el trato. Tráenos el holocrón, y de paso…

Wickward sintió que el hombre se acercaba. Un segundo después, unas palabras fueron susurradas en su oído. Tras él, oyó pasos, y supo que no estaban solos en aquel lugar.

Entonces, la venda desapareció. El hombre que se la había quitado se erguía sobre él, aunque poco de su rostro podía verse por la capucha que lo ocultaba. Una larga túnica negra lo cubría totalmente. A su lado, el dug vio otra figura encapuchada; por los andares, debía de ser una mujer. Los inteligentes ojos de Wickward analizaron el lugar: una sala cuadrada, de negras paredes, con ninguna salida aparente. El sitio era amplio, de unos diez metros de largo.

La mujer se acercó a lo único que había en la sala aparte de ellos y la silla a la que estaba encadenado: una mesa. Cogió algo de agua, y se giró para acercársela…

Y entonces, sobrevino el caos. Una poderosa explosión derribó su silla, y varias detonaciones más resonaron cada dos segundos. La última hizo estallar la sala en la que estaba, lanzando a los encapuchados por los aires. Desde el suelo, y aún encadenado, Wickward sintió el calor del fuego, mientras veía la enorme grieta que se había abierto en el fondo de la sala. Más allá de las llamas que rodeaban la amplia abertura, creyó ver un pasillo. Desde él, diversos gritos y pasos a la carrera llenaron el aire. Una alarma empezó a sonar agudamente…

"¡Bien!, parece que se conformaron con mi historia... pensé que no les convencería y me torturarían... nunca fui muy bueno engañando a la gente"

Kjierag entornó los ojos, después de tanto tiempo en absoluta oscuridad, hasta una tenue luz le resultaba molesta. Examinó sus alrededores, una sala muy simple, paredes negras, sin muebles, solo una silla y una mesa... parecía alguna especie de celda. Ni de la sala, ni de los dos individuos allí presentes pudo obtener información relevante, esas túnicas y capuchas no dejaban mucho que ver... aunque por alguna razón, le recordaban ligeramente a los ropajes que llevaba el Sith al que se enfrentó Agen tiempo atrás. 

"oh si, agua, empezaba a tener la boca bastante seca..." La desconocida se acercaba al Sulustrano con un vaso de agua en la mano. "¡¡Joder!!... ¿¡pero qué coño??..." Una serie de explosiones repentinas asustaron y alarmaron a Kjierag, que ahora se encontraba tirado en el suelo ya que la primera explosión hizo derribar la silla a la que se encontraba atado. Vio como la pared del fondo de la sala se volaba en pedazos dejando una buena abertura y empezó a notar cómo la temperatura ascendía poco a poco. "¿Un ataque terrorista?, ¿un motín?, ¿sabotaje?, ¿qué demonios está pasando?... de cualquier forma, debería aprovechar la confusión y tratar de escapar...". Trató de analizar la silla, quizás con el golpe se hubiera dañado y podría romperla. 

Empezó a agitarse y a botar en el suelo, haciendo chocar la silla contra el suelo repetidamente, podía oír como la silla crujía, pero no terminaba de romperse -¡¡¡eehhhh!!!, ¡¡¡ayudaaaaaaaa!!!- gritó mientras intentaba liberarse de la maldita silla. Ahora intentó una táctica diferente, siguió pegando botes y respingos, pero esta vez tratando de avanzar hacia la mesa que había en la sala, quizás con suerte habría alguna llave o algo que le ayudase a liberarse. 

Consiguió llegar al lado de la mesa "maldición, ¿cómo se supone que voy a alzar la mano para coger lo que sea que haya ahí arriba?. Gruñendo comenzó a botar y a arremeter contra la mesa, tratando de derribarla. Si alguien pudiera verle en ese momento, parecía una especie de pez que había sido sacado del agua y éste se sacudía y botaba para llegar de nuevo su medio natural.

La escandalosa alarma no hizo mas que perturbar mas aun al wookie. Arrancó las ataduras de sus pies (a pesar de que las podría haber desliado). Se acercó a las figuras encapuchadas inertes, o quizas inconscientes, no importaba demasiado. Volteó una de ellas con una violenta patada y rebuscó entre sus pertenencias algo de que le valiera para defenderse. Hizo lo mismo con el segundo de los encapuchados. Acto seguido, tomó carrerilla y corrió dispuesto a atravesar las llamas. Parecía una locomotora fuera de control... y estaba dispuesto a salir de allí, derribando las paderes si hacía falta.

-De buena me he librado. -se dijo el clawdita, tirado en el suelo.

Allí, probó a observar mejor la sala y a los encapuchados, para ver si hallaba algo que pudiese ser útil al salir de aquel lugar, mientras forcejeaba intentando desatarse de las ataduras.
 

A su  mente no le daba tiempo a asimilar tantos acontecimientos.... aun seguía pensando en lo que le acababa de decir aquel extraño ser. Y esas explosiones...¿Tal vez Tiree?¿O aquella nave blanca que les atacó?

El calor comenzaba a quemarle: "Soltadmeeeeeeeeeeeeeeeeee!!", mientras decia esto, intentaba soltarse de sus cadenas, que parecian ahora pesar lo inimaginable....

La claridad lo deslumbro, le costo adaptarse a la escasa luz de la sala, tras el largo tiempo inmerso en la más estricta oscuridad. Una vez acostumbrado a la tenue luz, se fijo en sus captores. Sus sentidos lo habían traicionado, pensaba que la sala se encontraban mas de dos personas. Pero si se había percatado que en la sala estaba una dama, esa habilidad le seguía funcionando incluso con lo ojos vendados. El caballero que lo interrogaba se erguía ante el, no pudo descubrir el rostro completo de este, ya que la capucha lo ocultaba la gran parte, pero pudo observar que era mayor de lo que había imaginado, quizás se debiera a la irritante voz del personaje. Su mirada siguió el movimiento de la esbelta silueta que se intuía debajo de la túnica. La mujer le acerco un vaso de agua, gesto que el noble agradeció con la mirada. bebió algo de agua, entonces....

¡¡¡¡ BOOM!!! Una explosión cercana le hizo caer al suelo . El impacto le hizo perder por un momento su ubicación, pero una nueva explosión le hizo caer en la cuenta de la situación en la que se encontraba. Movió de manera instintiva pies y manos, pero las cadenas no cedieron, el caos se cernía sobre el. Levanto la cabeza, pero el humo y polvo que se arremolinaban con cada explosión se le incrustaban en los ojos y no le permitían tenerlos abiertos durante mucho tiempo. La explosiones lo rodeaban, no podía hacer nada....

No tenía miedo, había pasado por cosas peores no hacía mucho. Esto le hizo recordar la mina, el combate de Welkor y el espectro. ¿"Que había sido del espectro?". Desde que despertó no había notado nada extraño en él.

Levanto nuevamente la mirada y observo la enorme grieta abierta al final de la sala, de ella salían gritos y pasos a la carrera. "¿Quien sera el causante del ataque"" Seran los soldados de la supuestamente extinta República" Que pase lo que tenga que pasar.....

Los oídos del padawan pitaban casi hasta producirle sordera temporal, o lo hubieran hecho si la risa diabólica hubiera cesado en su cabeza al igual que la alarma del fondo, pero seguían atormentandole.
Y eso que el ser que producida la risa ya no se encontraba allí, pero aún así la risa seguía en su cabeza. Lo que antes era oscuridad absoluta se había convertido en llamas y caos. Agen Ralok observaba desde el suelo a dos encapuchados que parecían inconscientes. Sabía que tenía que huir de este espantoso lugar.

-¿Pero que habrá producido aquellas explosiones?; ¿Alguíen habrá venido a salvarnos?- Estos pensamientos estaban bien, pero Agen Ralok tenía que idear un plan de escape, sino acabaría mal. Lo sabía.
-Lo primero deben de ser mis cadenas, debo quedar libre- Agen no estaba del todo seguro de usar sus poderes Jedi, -y si aquel ser me lo impide de nuevo--Entre pensamiento y pensamiento el tiempo avanzaba acercaba inexorablemente al padawan a morir quemado.

Aún con la sensación de que quizás no funcionase, Agen intentó hacer uso de su escapismo para liberarse de las cadenas, pero el padawan sabía, lo sabía en su interior, necesitaría el poder de la fuerza para salir de la celda. Pero tenía dudas de que pudiera usarla sin ser anulado. Respiró hondo y se concentro en la cadena, la risa y la alarma parecían mas distantes, casi parecían un leve susurro, así uso su habilidad y golpeó las cadenas con la fuerza para intentar quedar libre y poder huir hacia los cadáveres para registrarlos y buscar un arma, esa era su segunda tarea.

- ¡ La seguridad se desborda en vuestro nuevo orden ! - gritó entre risas desde el suelo.

Estaba en un buen aprieto. Tenía que alzarse como fuera sin los brazos, y liberar la soga con el fuego que se extendía alrededor. En contexto, parecía un plan ingenioso y efectivo. Se arrastró hacia la pared opuesta al impacto, y ayudado por el muro rugoso, consiguió alzarse. En pie, aturdido aún por las horas en la misma posición, se desplazó dando pequeños saltos hasta el fuego. Al sentir el calor de las llamas, todo el ingenio y la efectividad del plan pasaron a un segundo plano ante la posibildiad de ser abrasado.

"...debería pedir ayuda, si me retienen a mí, seguro que alguno más habrá al otro lado....Aunque también ésto sea delatar mi situación..."  ¿Merecía la pena arriesgarse?.

Golepó fuertemente a los guardias con las cadenas, para que éstos sigueran ocupados, y con renovados bríos se acercó al fuego candente, e intentó cortar las sogas. "Para las cadenas, seguro que ellos tienen las llave...¡¡¡ si es que no me frien cual rata Womp!!!.

Decidió que pedir auxilio podían ser unas buenas últimas palabras, de forma que empezó a gritar.

Como un pez fuera del agua, Kjierag se movió a trompicones por toda la habitación, oyendo lejanos sonidos de blaster, pequeñas explosiones y gritos de combate. ¡Parecía que había estallado una guerra allí mismo!

Logrando llegar hasta la mesa, el sullustrano comenzó a golpearse contra ella. Sobre él cayó agua, empapando su ardiente rostro. Pero antes de que pudiera derribar algo más de la mesa, su silla se astilló. Con sus entumecidos músculos, logró desatar sus manos, pero las cadenas metálicas de sus pies eran otra cosa. Por suerte, podía caminar con ellas, aunque ruidosamente, y no muy rápido. Ya en pie, vio que no había nada de utilidad en la mesa, aparte de la derribada jarra de agua.

Pensando rápido, Kjierag se derramó sobre él todo el agua y, lo más rápido que pudo con sus cadenas, corrió hacia la grieta en llamas, atravesándola de un salto. Sintió el calor del fuego en su piel, en sus sencillas ropas de preso, pero menos de un segundo después, estaba en un largo pasillo, caído en el suelo. A un lado y a otro, vio fuego y humo. Al parecer, todos los prisioneros habían sido liberados con aquellas explosiones, y habían estallado combates en toda aquella zona.

Entonces, algo sonó por los altavoces.

“Sección 3, pasillo 7. ¡Rápido!”

“¿Tiree…?”, se preguntó el sulustrano, reconociendo aquella voz…

Braumak se sintió frustrado al no encontrar nada de utilidad en los cuerpos, ni en aquella sala. Lo único que tenía eran las cadenas metálicas de sus pies, que había logrado arrancar gracias a su furia wookie. Pero ahora, se sentado algo agotado, casi añorando la sensación de poder que momentos atrás había tenido en sus peludas manos. Mientras, oía lejanos sonidos de blaster, pequeñas explosiones y gritos de combate. ¡Parecía que había estallado una guerra allí mismo!

Entonces, corrió hacia la grieta en llamas, atravesándola de un salto. Sintió el calor del fuego en su piel, en su cuerpo peludo, pero menos de un segundo después, estaba en un largo pasillo, caído en el suelo. A un lado y a otro, vio fuego y humo. Al parecer, todos los prisioneros habían sido liberados con aquellas explosiones, y habían estallado combates en toda aquella zona.

Entonces, algo sonó por los altavoces.

“Sección 3, pasillo 7. ¡Rápido!”

“¿Tiree…?”, se preguntó el wookie, reconociendo aquella voz…