Partida Rol por web

La decisión ya ha sido tomada, no hay vuelta atrás. Todo aquello que dijeron, el viaje al espacio, la vida alternativa... Todo sonaba a quimeras y sueños imposibles, pero empezaba a cobrar sentido. Abristeis los ojos lentamente, pestañeando un par de veces y allí estaba. Ante vuestros ojos se alzaba un enorme edificio lujoso y de colores claros. Os situabais en un pavimento de baldosas blancas, las cuales llevaban a la puerta principal de aquel lugar. Entre algunos de los árboles se divisaban algunos otros edificios que seguramente formaban parte del mismo complejo. Nada parecido a lo que estabais acostumbrados a ver en la Tierra.

Algunos de vuestros compañeros no terminaban de creerse que algo así era una realidad virtual. Se movían, corrían, saltaban e incluso los más incrédulos se cortaron a propósito con las rosas del jardín. Todo era real.

Abrió sus ojos lentamente, parpadeando. Mientras se intentaba acostumbrar al nuevo día que se había formado ante ellos. Era una especie de nuevo mundo lo que tenían ante ellos. Todo parecía irreal, un sueño. Unas horas antes había estado despidiéndose de su familia con lágrimas, y ahora estaba frente a un imponente edificio y un montón de chicos de su edad. Un montón de desconocidos.

Se sintió algo cohibida, pero intentó mantener la compostura - No demuestres debilidad, Mei - Se dijo a si misma. Tenía que ser fuerte. Elevó las manos y las movió, apretando los puños y sintiéndose.

Miró a su alrededor, observando como algunos se cortaban con las rosas o salían corriendo. Suspiró en silencio y se colocó su capucha, escondiendo sus manos entre los bolsillos de su sudadera, mirando al resto con desconfianza. ¿Deberían esperar a alguien?

Demasiada gente, era lo unico que rondaba a su mente. Aun recordaba los ultimos minutos antes de introducirse a este"mundo". Pero ahora tenia miedo. No estaba acostumbrada a tanta gente. Se aliso el vestido y se agarro de las mangas mientras caminaba hacia atras, casi intantando huir de la multitud. Mi espalda dio contra una figura encapuchada.
No podia distinguir si era hombre o mujer. Pero temblaba como un flan y hice lo que siempre hacia cuando tenia miedo. Sin pedir permiso me puse a su espalda y me agarre de su ropa ocultando la cara.

Perdona.....pero.... Balbucee casi sin que se me entendiera.

La masa corpulenta que conformaba el cuerpo de Itaru hizo un sonido seco al caer en el suelo, estaba un poco mareado por el... viaje. Se tiro a tierra y raspo con la palma de sus manos el suelo para cerciorarse de que era real, un gesto de tranquilad se perfilo en su rostro cuando comprobó que todo aquello se sentía... como en casa.

Daru se levanto del suelo y se limpio la espalda de manera tosca para quitarse la graba que se le había quedado pegada. Luego se coloco la gorra de manera que le tapase del molesto sol, dañino para sus ojos, y acomodo las gafas.

Un pequeño tic, tiro hacia abajo de su camiseta verde pera asegurarse de que estaba bien puesta y luego miro alrededor. Mucha gente, nadie conocido. No le gustaba. El chico se dedico a andar en círculos por el lugar, de vez en cuando se paraba a tocar lo que encontraba para asegurarse de que se sentía "real". El suelo, las paredes, la hierba. Sentir la brisa, los olores.

Todo era tan real... Como en el mejor de sus sueños. Daru estaba feliz, un poco perdido, pero feliz.

Después de todas esas cosas ñoñas al fin nos encontramos aquí - pienso mientras veo todo lo que hay a mi alrededor.

Aaaaaaaaaaa... - estirando sus brazos hacia arriba - Menudo viajecito, eh? - al fijarme en el individuo que hay dando vueltas me acerco - ¿Qué tal el viaje? ¿Cómo te llamas? Perdona - digo antes de que conteste - mi nombre es Hyosuke encantado.

Sentía el cambio llegar y su memoria lo llevó al día de la despedida. De nuevo la secretaría de su padre fue quien lo despidió de manera efusiva y afectiva; su padre solo había ido a hacer acto de presencia... era alguien muy ocupado, pero Acke se alegró mucho de siquiera que haya ido al lugar.

Una vez el proceso de virtualización se completó; Acke se encontraba junto al resto de chicos frente a un edificio hermoso y lleno de plantas en sus alrededores; tanto o más que maravillado que el resto, el pequeño Acke (el más joven de todos) se acercaba a ver la hermosa flora que había en el lugar. -ohhh que lindas plantas...!- exclamó con ilusión e inocencia en su vocecilla. Sin darse cuenta que estaba tan cerca de alguien (Otanashi, Sorami), de una estudiante mayor tenía cabellos rubios y por supuesto era más alta; especialmente por que Acke se había puesto en cuclillas para ver las platas que estaban cerca a ella.

Mei se encontraba concentrada en mirar a los otros con recelo, cuando siente que alguien choca contra ella. Baja su mirada realmente sorprendida pero la chica se agarró de su sudadera por la espalda, ocultando su rostro en ella. Balbuceó algo y Mei se quedó mirándola, algo atónita.

-¿Pero qué..?

Levantó sus brazos levemente y miró hacia atrás, a la chica de cabellos blancos que parecía temblar del miedo.

-¿Podría saber por qué estás ocultando tu rostro en mi espalda? - Le preguntó con un tono neutral, con un leve fruncimiento de ceño. Mei era una chica lista, pero carecía totalmente de empatía sobre las otras personas.

P-P-P-perdona, es que ahi mucha gente. No deja ni de agarrarla ni de ocultar su cara. Era una persona demasiado timida, siempre lo habia sabido. Desde pequeña que le pasaba, tener estos arrebatos de ocultarse de la gente. Sea quien sea de quien se habia agarrado no parecia muy enfadada con ella.
Dame...un minuto por favor.....solo un minuto. Pronto dejaria de temblar, pero aun le daba miedo mirar mas alla de aquella sudadera.

Emmett parpadeó varias veces por si hacía ¡Chas! y todo desaparecía, pero no, era real, entonces sonrió alegre y feliz. Le entusiasmaba la idea, pero no conocía a nadie de allí, lo cual le inquietaba algo, le ponia algo nervioso, pero seguramente encontraba alguien con quien trabar amistad.

Miró a los demás que, los cuales serán sus compañeros, entonces un(a) estudiante se esconde detrás de una mujer, le toco la espalda.- ¿Estás bien?- Le pregunto extrañado por su comportamiento, parece tímid@. - (Acke)

No había nadie para despedirme, mis "padres" no vivían ni conocían de ésto. Mi padre, quien me envió aquí, ni siquiera había enviado sus disculpas habituales pero...¿Qué me podía esperar de él? Realmente nada.

Cuando abro los ojos, toco todo mi cuerpo para comprobar que estoy entero, veo mis bolsillos y mis pertenencias para terminar aceptando que sí tenía todo lo que necesitaba. Observo a mi alrededor, algo confundido por todo ése proceso pero en buen estado físico y mental. Parece haber mucha gente, lo cual no me sorprende, pero...no parecen conocerse entre sí. Habrá que hacer amigos de nuevo, bueno, ya estoy acostumbrado a que la gente varía, nunca veo los mismos rostros por más de 5 años.

Decidido, saco unos cubiletes y diez dados. Me acerco a una mesa que esté libre y tomo asiento. Comienzo a practicar con ellos apilándolos uno encima de otro, para después, prenderles fuego y que creen una bonita llamarada efímera. Tengo más dados en el bolsillo. Espero que algún curioso se acerque, ésto solía funcionar muy bien en otros sitios.

Al sentir una mano tocarle la espalda da un pequeño saltito; pero, luego de recobrar la estabilidad sobre sus cuclillas, voltea y mira hacia arriba -oh- exclama al darse cuenta que se trataba de un mayor, de cabellos rojos, muy simpático.

Acke voltea y se pone de pie; muestra su linda sonrisa y saluda -hola, soy Acke Lundqvist- nombre claramente extranjero y algo difícil de pronunciar para los japoneses -sí estoy bien; solo miraba las lindas flores que hay aquí.- dice entusiasmado y alegre; pero de pronto, pone un gesto de curiosidad y asoma, solo un poco, más cerca al de Emmett - y usted, ¿cómo se llama señor?- parecía muy respetuoso y correcto, hablándole a su mayor de esa manera.

Mei estaba perpleja, pero parecía ser que aquella chica era tímida y se ponía nerviosa al ver tanta gente. No era nada nuevo para Mei. Suspiró sonoramente y miró al resto de las personas. Aquella chica de cabellos blancos no era la única a la que le costaba relacionarse.

-Está bien, no tienes por qué tener miedo - Dice, restándole importancia al asunto. Lleva una de sus manos de vuelta a los bolsillos de su sudadera y gira levemente, para mirar por primera vez a la chica que se había ocultado - Si hay alguien que tienes que temer de todos los que están aquí, es a mi. Pero no te preocupes, seré buena contigo...

Aunque aquello era una broma, ocultaba cierto tono para imponer respeto o temor. Cualquiera de las dos cosas le valían. Mei iba a empezar con el pie derecho esta vez. Su rostro giró hacia una pequeña llama provocada por un chico rubio sentado en una mesa.

-...O del mago pirómano - Murmuró, aunque estaba sorprendida por el truco, su rostro sólo demostraba desinterés.

El truco de Matsuda tiene el éxito que esperaba. Muchos de los jóvenes contemplaban las llamas confundidos, pero solo una muchacha se acerca hacia la mesa con ambas manos en la espalda. La chica no era demasiado alta, pero tampoco excesivamente baja. Con el cabello peinado en una media melena rosada, de un color similar a sus ojos, pero más clara. Lleva una especie de uniforme escolar con una sudadera oscura y una bonita mochila rosa.

-¿Qué haces?- Preguntó con voz agradable, mirando al joven a la cara.

Anda ¿una interesada en la magia? Soy Terao Matsuda, ilusionista aficionado y estudiante, encantado - mientras hago una reverencia - Aquí tiene mi tarjeta por si necesita algo de alegría en su vida - de la baraja de cartas que tiene en un bolsillo exterior, remueve entre ellas, las hecha al aire y lanza una moneda; al caer las cartas, la moneda está sobre una - Esta carta es para usted - En la carta se puede apreciar la cara de Terao en el centro con una versión chibi de él en las esquinas y, debajo de su rostro aparece su número de móvil - ¿Quiere ver más?

Sonrie por primera vez desde que esta ahi y se atreve a mirar a la que habia sido su escudo. Parecia seria y le habia dicho que desconfiara de ella pero. No la habia apartado, ni la habia empujado. Tampoco la habia rechazado. Con actitud renovada se pone delante de ella y la mira con alegria.
Mi nombre es Yui. Sin pedir permiso le alarga una mano y ladea la cabeza. Y eres una de las pocas personas que no me han echado de su espalda. Asi que tomare tu oferta.

Mizuki sonríe en silencio mientras Matsuda ejecuta su truco de magia. Su mirada resulta penetrante y algo enigmática, como si se tratasen de los ojos de una persona ciega pero que pueden ver perfectamente. Una vez termina, aplaude y cierra los ojos, guardándose la carta en su mochila.

-No ha estado mal... Estaría más impresionada si esto no fuese un mundo virtual. Tee hee.- Suelta una pequeña risilla, dando a entender que su comentario anterior no fue con maldad alguna. -Mi nombre Mizuki, Mizono Mizuki. Especializada en informática y programación.- Añade, desvelando ser una de las personas del proyecto aceptadas por estar especializadas en un ámbito concreto.

Encantado Mizuki Mizono-san, eso y cosas mejores puedo hacer en el mundo real - digo con un tono competitivo y alardeando un poco de mi habilidad - Siempre quise saber andar con los ordenadores pero nunca he tenido uno, he estado en algún ciber y en locales parecidos pero no soy muy hábil en su manejo - Está un poco triste porque no comparte grandes cosas con su nueva amiga - y...dígame, Mizuki Mizono-san, ¿en qué grado estudia? ¿o es que aquí estudiamos todos en la misma clase? - dice con algo de sorpresa de que sea posible tal cosa pero su nueva compañera parece saber bastante más que él.

Yo me llamo Emmett Declan.- Le responde con una sonrisa al joven que tenía delante.- Pareces muy educado, ¿no?- Ríe al decir esto.- ¿De donde eres? Yo soy Irlandés.- Se pone de rodillas para estar a la altura de Acke.

Luego miró a los demás, que hablaban entre sí. Oyó a hablar a alguien de ilusionismo, aún que eso no le interesaba mucho a Emmett, miró como hacia el truco algo aborrecido.

Luego dirigió su mirada hacia el pequeño y volvió a sonreírle, se le contagia la alegría con mucha facilidad.- ¿Y que te parece el lugar? A mi me parece algo extraño... ¡Igual hay fantasmas!-

O quizá no...- Tras decir esto se echó a reír y acarició la cabeza del joven.

-Me temo que eso ya no lo podremos comprobar nunca más.

Comenta con una sonrisa algo forzada, como riendo por no llorar dada la situación en el mundo real. -Pero no dudo de tus habilidades "mágicas".- Hace unas comillas con los dedos y para de hablar, escuchando las preguntas e historias de su nuevo conocido.

-Solía estar en primero de preparatoria, pero me temo que de este nuevo mundo sé tanto como tú: nada.- Mira a su alrededor, observando la poca gente que hay en comparación con el tamaño de las instalaciones. -Pero teniendo en cuenta el tamaño del lugar, que no somos demasiadas personas y que el más joven se debe de llevar cinco años o menos con el más mayor, estoy casi segura de que nos meterán a todos en una misma clase.

¡¡Bien!! ¡Estaré en la misma clase que Mizuki-san! - dice con entusiasmo porque no puede contenerse, al darse cuenta del espectáculo, vuelve a un tono más serio - Entonces...usted debe ser muy lista y además sabe programar - mientras una gran fascinación inunda su rostro - ¿Qué le parece si exploramos esto un poco? Tengo ganas de estirar las piernas, además, así charlamos un poco más que me tiene intrigado - dice sin ocultar la gran curiosidad que siente por ver este lugar.