Partida Rol por web

Lobezno había logrado su objetivo, había herido de gravedad a Aquaman. Podía estar contento, pero Spiderman lo había lanzado con tanta fuerza que no había logrado ver dónde había caído. Y cuando se quiso dar cuenta estaba sobre la cubierta de un barco, completamente empapado. Es como si hubiera atravesado el mar extenso en el que se encontraba y ahora hubiera terminado en lo que aparentemente era un suelo de madera.

Cuando Lobezno alzó la vista pudo ver que se encontraba en un clásico barco pirata. Sobre él había gran cantidad de velas de color negro, y en lo alto de uno de los postes había una bandera negra con una calavera blanca y un par de espadas indicando en símbolo de la muerte.

El lugar era más que obvio, sin habérselo propuesto había logrado alcanzar el tercer escenario, pero tenía un problema, ahora se encontraba completamente solo y no había ni rastro sobre sus compañeros.

El barco estaba sobre otro extenso mar, y allí no parecía haber nadie. No había ni capitán, mi marineros, aparentemente era un barco que navegaba a la deriva. Un nuevo escenario de Zodiaco, sin duda, y con él una nueva parte del juego. Pero, ¿dónde se encontraría el tercer enemigo al que enfrentarse para arrebatarle la piedra? El navío era suficientemente grande para esconderlo, seguramente tarde o temprano aparecería. ¿Estaría en la bodega, en algún camarote, o quizá se encontrase nadando en ese nuevo y extenso mar?

Gritó hasta desgañitarse, mientras volaba por los aires, notando el pelo agitársele, y el viento romper contra su cara.

Con las garras dispuestas, apuntando directamente a Aquaman, Logan entrecerraba los ojos, fruncía el ceño, y tenía los músculos tensos preparado para el impacto, pues iba a ser de órdago.

Spiderman lo había lanzado de una manera increíble, y se recordó que le perdonaría las próximas veces que hablara de más sin descanso… Bueno, tampoco muchas veces.

—¡Ahhhhhh!— gritó Lobezno, contemplando por una milésima de segundo las heridas que le había proporcionado la muchacha rubia, y donde sus garras fueran también a parar—. ¡Muere!

Sin embargo, la segunda parte del plan no llegó a pensarse, y es que Lobezno sólo vivía el presente, después se encargaría de las consecuencias.

Y llegado el momento, se dio cuenta de que iba a ser difícil salir de allí, pues notaba cómo una fuerza centrípeta lo cogía, y lo arrastraba al mismísimo centro del remolino. Se consoló pensando que Aquaman había caído, o lo haría pronto, pues estaba junto a él, compartiendo destino.

Se volvió todo negro durante un momento, aunque no supo cuánto tiempo estuvo inconsciente.

Gruñó un poco, y apretó los puños, recordando todo de manera súbita. Se incorporó notando un dolor de cabeza fuerte, y, aun con las garras en sus nudillos, contempló el nuevo escenario al que había ido a parar.

—Oh, joder— maldijo, arrugando la nariz, dando con su talón en la madera de aquel suelo lleno de humedad y salitre.

Miró hacia arriba, y bufó por la nariz lo que parecía una risa ahogada. Una bandera pirata.

—Maldita sea— dijo, negando para sus adentros, alzando una ceja escéptica, preguntándose dónde estarían los demás.

Dio un par de pasos, notando el ruido que hacía la madera al ceder bajo su peso, y miró con desconfianza el sitio, esperando cualquier desagradable sorpresa. Se preguntó dónde estaría la gema de Aquaman, y miró el extenso mar. Puso los ojos en blanco, y maldijo a Spiderman, aunque la idea hubiera sido de Logan.

—Estupendo— ironizó, mirando de nuevo al barco, y apartándose de la batayola.

Caminó un poco más, rozando con la palma de su mano uno de los mástiles, y se dirigió hacia el timón, en un intento desesperado de poder gobernar aquel barco que parecía abandonado.

Subió al puente, miró la rueda, y la rozó con sus dedos, preguntándose qué demonios pasaría a continuación. 

Cuando se quiso dar cuenta estaba sobre la cubierta de un barco, completamente empapada. Es como si hubiera atravesado el mar extenso en el que se encontraba y ahora hubiera terminado en lo que aparentemente era un suelo de madera.

Cuando Kara alzó la vista pudo ver que se encontraba en un clásico barco pirata. Sobre ella había gran cantidad de velas de color negro, y en lo alto de uno de los postes había una bandera negra con una calavera blanca y un par de espadas indicando el símbolo de la muerte.

El lugar era más que obvio, sin habérselo propuesto había logrado alcanzar el tercer escenario, pero tenía un problema, ahora se encontraba completamente sola y no había ni rastro sobre sus compañeros, salvo de Logan que se encontraba pilotando el navío.

El barco estaba sobre otro extenso mar, y allí no parecía haber nadie. No había ni capitán, mi marineros, aparentemente era un barco que navegaba a la deriva. Un nuevo escenario de Zodiaco, sin duda, y con él una nueva parte del juego. Pero, ¿dónde se encontraría el tercer enemigo al que enfrentarse para arrebatarle la piedra? El navío era suficientemente grande para esconderlo, seguramente tarde o temprano aparecería. ¿Estaría en la bodega, en algún camarote, o quizá se encontrase nadando en ese nuevo y extenso mar?

Lobezno subió al puente de mando para tratar de goberna aquel barco. No tenía muy claro lo que estaba haciendo, pero cuando volvió a mirar en cubierta, allí se encontraba Kara empapada y tendida en el suelo.

Pero lo que pasó a continuación fue algo sumamente extraño, pues una granada apareció en la cubierta y...

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡BBBOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Una terrible explosión golpeó a Kara que la lanzó por la borda y cayó al agua. Aquella granada no hizo ningún tipo de daño a supergirl, era mucho más dura que eso, pero la fuerza del impacto si que la hizo saltar por los aires.

El problema vino tras la explosión, que pareció prender algunas de las velas del barco, romper algunos de los mástiles y especialmente parte de la bodega. En resumidas cuentas, el barco tarde o temprano se hundiría.

“¿Otra vez sola? Estoy haciendo algo mal en este juego o es que no tengo suerte porque siempre pierdo a los que me acompañan. Debería no ser tan precipitada la próxima vez… si es que hay una.”

Kara se paró, estaba ensopada y en un barco. “Esto es una locura: esas velas negras, la calavera, la señal de espadas cruzadas… estoy en un barco pi…”

Un estruendo la hizo acallar su cabeza y voló por los aires pero no por su propia voluntad sino impulsada por una bomba que no tenía idea de quién había tirado. Se dio un chapuzón en el agua y cuando su cabeza rubia emergió, llena de ira y sorpresa, vio a Lobezno cerca. De nuevo miró ahora al navío que comenzaba a arder.

Las velas se estaban prendiendo fuego debido a la maldita detonación.

-¡¡Lobezno!!  ¿estás bien? –gritó e intentó volar hacia él. “¿Y dónde se encuentran los demás? Ahora he perdido la posibilidad de volver para llevarles a su amigo. Pero no, la regla de ese loco de Zodíaco decía, muy claramente, que no se podía volver…”

-Tengo que ver si hay algo valioso antes de que esto se hunda…-dijo y se metió en el barco, el fuego no le quemaba así que no debería temer por eso. Pero quizás alguno de los demás estuviera adentro, o sino Aquaman, o algo importante para este estúpido juego. Y, se apuró para su tarea, volviendo a ser un poco precipitada, pero es que los acontecimientos se daban sin descanso; le costaba pensar en un plan. En ese sentido la kriptoniana se sentía perdida.

 Tratando de sentirse útil, Logan tomó el timón de aquel barco con decisión, pensando que sería mucho más fácil de lo que parecía. Sin embargo, poco pudo comprobarlo, pues la situación iba a cambiar de manera drástica.

Al alzar la vista, la muchacha rubia estaba tendida sobre la madera húmeda. Lobezno, inquieto, y preguntándose qué diablos había pasado, bajó del puente, y se dirigió hacia Kara, pensando si estaba bien.

—Rubia, ¿est…?— pero no pudo terminar la frase, pues una granada apareció con un sonido metálico, y, antes de que Lobezno pudiera hacer nada, ésta explotó, dejándole medio aturdido, con un horrible dolor de oídos con su consiguiente pitido incesante, y la desaparición de Kara.

Gruñó, sacudiendo la cabeza como un perro, y buscó a la muchacha, apremiante. Al ver que estaba en el agua, temió por ella, y se dispuso a saltar para sacarla de allí. Pero el grito de su nombre le hizo pararse en seco.

Algo desconcertado al ver que la muchacha parecía estar bien, Lobezno asintió, y gritó a su vez:

—Sí, estoy bien— dijo, mirando con preocupación el barco. El fuego no era algo que le entusiasmara.

Miró a la chica rubia cuando le indicó que iba a explorar, y él volvió a gruñir, estando a punto de negarse a permitirle a hacer tal locura. Sin embargo, se limitó a asentir con el ceño fruncido, y miró una de las compuertas para bajar hacia las bodegas.

—Te ayudaré— dijo Logan, mirando los mástiles caídos, y las vías de agua que se estaban abriendo en el casco—. ¡Rápido!

Cuando se quiso dar cuenta estaba sobre la cubierta de un barco, completamente empapado. Es como si hubiera atravesado el mar extenso en el que se encontraba y ahora hubiera terminado en lo que aparentemente era un suelo de madera.

Cuando Spiderman alzó la vista pudo ver que se encontraba en un clásico barco pirata, salvo por la particuaridad de que estaba ardiendo. Sobre él había gran cantidad de velas de color negro, y en lo alto de uno de los postes había una bandera negra con una calavera blanca y un par de espadas indicando el símbolo de la muerte. El mástil estaba roto, como si hubiera habido una explosión recientemente, las velas estaban rajadas y algunas ardían con intensidad.

El lugar era más que obvio, había logrado alcanzar el tercer escenario, pero tenía un problema, ahora se encontraba completamente solo y no había ni rastro sobre sus compañeros.

El barco estaba sobre otro extenso mar, y allí no parecía haber nadie. No había ni capitán, mi marineros, aparentemente era un barco que navegaba a la deriva pero que pronto se hundiría pues estaba empezando a entrar mucha agua. Un nuevo escenario de Zodiaco, sin duda, y con él una nueva parte del juego. Pero, ¿dónde se encontraría el tercer enemigo al que enfrentarse para arrebatarle la piedra? El navío era suficientemente grande para esconderlo, seguramente tarde o temprano aparecería. ¿Estaría en la bodega que estaba ardiendo, en algún camarote destruido por la explosión, o quizá se encontrase nadando en ese nuevo y extenso mar?

“No sabía si habían pasado días, horas o semanas enteras. Es lo que suele pasar, y creo poder decirlo por experiencia, cuando estás en Nueva York luchando contra una banda que trafica con HCM, y de pronto te ves tele-transportado por un cabrón estelar en forma de cabra a una dimensión cuyo tiempo no tiene medida y que no conoce ni tan solo Míster Fantástico. Y eso que uno aseguraría a veces que el larguirucho se las conoce todas. ¿No es él quién se pasa los domingos de fiesta tomando un cóctel con su aceituna pinchada de una sombrilla o algo así en la dimensión negativa?”

La araña nadaba por puro instinto de supervivencia, con tal empeño que casi podía notar desgarrarse los músculos de sus brazos, sangrar sus dedos, y romperse por las toneladas de agua que la presión ejercía al pisarlo como al insecto que insistía que no era. Su límite de aguante bajo el agua estaba rebasado, sus pulmones le quemaban, la consciencia se apagaba por el dolor de ir más allá de las fuerzas que el cuerpo te permite por protección exceder. Y si por si todo eso no bastase, muchos metros por encima, fuera del agua, ahí al aire, había una criatura y su montura sacada de un mundo imposible chillando y amenazando solo con su presencia de hacerle estallar el corazón. Parker se hallaba al límite como muy pocas veces antes, sin aire y cuando se escapó irresolublemente de su cuerpo la última bocanada de aire, estaba a punto de apagarse para siempre por segunda vez, y posiblemente por vez primera de forma definitiva.

Y entonces, involuntariamente abrió la boca para llenarse de agua en un desesperado intento de llevar oxígeno al cuerpo y el agua salada lo condenó a la eterna oscuridad.

 “Llegados ahí, nos nombraron participes de un juego macabro que tenía por épico final comerse sus piezas. ¿Quién podía resistirse a aceptar semejantes condiciones de juego?”

Pero no así, respiraba. Pero ¿Cómo?

Escupió toda el agua sobre la borda, y se quedó tumbado un rato tosiendo y obligándose a respirar, incapaz de moverse. -Coff, coff, coff… Mama, mama, me duele la garganta, creo que mañana no podré ir a bailar…

“Éramos nueve y quedamos bastantes menos antes siquiera de decidir qué hacer con el puente que se abría a nuestros pies. Del puente pasamos al bosque, donde encontramos un tío pequeño y peludo que estaba ¡como una m@l&!7@ cabra!, literalmente. Otra. Sí, todo muy monotemático, sería que habíamos llegado a un parque temático rural. Y antes de poder meterme con sus cuernecitos, su perilla, y sus patitas de jamón todo cambió sin siquiera tener tiempo a quedarme claro si su superpoder era el de aburrirnos con discursitos.”

Los ojos se abrían legañosos, intentando definir aquellas manchas que lo rodeaban. Manchas marrones, oscuras y negras. Y entre ellas algo que con aparente vida se movía caprichosamente vestido de colores vivos que iban del blanco al rojo pasando por cada tonalidad intermedia de amarillo.

-¿Qué es est…?- Su sentido arácnido que sonaba como una alarma antiaéreos en la cabeza, o peor, como si Hulk le hubiesen robado el almuerzo, lo que significaba para el entendedor trepamuros una sola cosa: fuego. –¡Por todas las huestes de Duendes Verdes!- se quejó sabiendo que había caído del fuego para ir a las brasas, o mejor dicho del mar al fuego. –Dios, ¿Es que no tienes otros juguetes con los que jugar? Esto es… ¡fuegoOOoo!

“Saltamos del bosque, o quizás nos absorbieron del bosque para soltarnos en una isla. Todo de lo más coherente, así suele ser mi vida. Y se abrió para mí y Logan (que casualmente también lo habían abducido entre algunos más) una isla en la que había nada, con un agujero que iba a tragárselo todo. Y en mitad de ese caos de nadas y todos a un Namor rubio que venía reclamando algo que, por sospechosa excepción, no tenía que ver con las gentes de las profundidades marítimas. Quién haya pegado alguna vez al cara pez antes de que suelte su “Imperius Rex” diría que tenía que ser fácil ¿no? Pero todo se torció muy rápido. Y adivinad qué… yo tenía una buena parte de culpa.”

-Marineros, tenemos el barco en llamas, arriad las velas, soltad los cabos, cortad la mesana, ¡pintad el ancla!- Exclamó con su verborrea habitual sin sentido y sin conocimientos náuticos de ninguna clase, justo antes de darse justa cuenta que no había nadie para tripular, y menos aún, para salvar aquél navío.

El viento soplaba secándole el rostro ahora en descubierto a Peter, a la vez que daba renovado vigor al fuego. Miró a un lado y a otro para hacerse con ese nuevo escenario, buscando un villano, una piedra, unos compañeros y una salida que no iba a encontrar. No había duda alguna que Spiderman estaba en un nuevo reto que prometía terminar con araña a la plancha o por la plancha, y ninguna de ambas posibilidades o platos era nada halagador, por lo que su primer impulso fue el de apagar las llamas antes de meterse en otro embrollo. Era la opción sensata y toda una novedad que la contemplase antes de lanzarse sin más. Pues no convenía meterse a la boca del lobo e ignorar un problema que no tardaría en quemarle literalmente los calzones y el culo en cuando se diese la vuelta.

Pero el pensamiento rápido lo llevo a contemplar otras posibilidades. Al ver lo avanzado del fuego pensó que no estaría a tiempo de apagar las llamas así que se planteaba lo más sencillo: saltar al agua con alguna tabla de madera a la que agarrarse y mantenerse a flote, aun consciente de que no habrían guardacostas en aquél asteroide Rubico-paisajístico perdido.

Finalmente la maldita consciencia no se lo permitió, frenándolo maldiciéndose por ello, pensando que podía haber cualquier alma atrapada ahí dentro y que si se iba, morirían quemados por su culpa. –Maldita vocecita santurrona. Claaaaaaaaaaaroooo, lancémonos al peligro a salvar la gran nada. Total, que tenemos que perder aparte de mis botitas y mi uniforme arácnido mugriento, mojado y maloliente. Solo la triste vida de tu amistoso no-vecino ni marinero Spiderman. -Sin duda la culpa era el hilo que movía a Peter Parker, siempre en una dirección, y, normalmente, era la que traía problemas.

Finalmente, se lanzó un cubo lleno de agua encima y entró en el barco: -Hola ¿hay alguien ahí? ¿Capitán Hook? ¿Campanilla? ¿Harry Houdini? Sí, es sí. Me sería de enorme ayuda y un gran favor algún grito histérico de “auxilio” que me oriente. O me conformo con un simple “estoy aquí”, o un susurro de “por favor, salvadme”, o una exclamación de “¿Dónde está mi ropa?”. ¿No? ¿Algo? Vengaaaa… por si no lo sabéis ¡¡Esto se está quemando!! Y el fuego no combina con mi color de ojos.

“Y aquí estoy. Sin rastro del primo rubio de Namor, sin Lobezno, sin cena, sin un ejército de Vengadores y hablando solo otra vez.”

Debatiéndose una y mil veces consigo mismo, nuestro insuperable amigo no tenía muy claro cómo reaccionar ante la amenaza que aquel nuevo escenario se le planteaba, y es que su sentido arácnido estaba saltando sin parar y por mucho que trataba de apagarlo no lo lograba.

Al final, en lugar de saltar por la borda y quedarse flotando en una tabla cuál Rose en Titanic, decidió adentrarse en el barco, y en lugar de ver qué escondía la bodega, prefirió ir a uno de los camarotes en busca de la tripulación, pues alguien necesitaba que le avisara de lo que se le venía encima.

Pero en cuanto se introdujo en una de aquellas reducidas salas y que no había sido aún presa del fuego, sintió como una vez más su sentido arácnido le sonaba. Esta vez no solo alertaba del fuego que había en el exterior, si no que una nueva amenaza se cernía sobre el barco. Sin duda, el nuevo enemigo de aquel plano de existencia creado por Zodiaco estaba a punto de manifestarse, tenía que estar fuera. Pero ¿iba a tener que enfrentarse completamente sólo a él? ¿Dónde se encontraban los demás?

Cuando se quiso dar cuenta estaba sobre la cubierta de un barco, completamente empapado. Es como si hubiera atravesado el mar extenso en el que se encontraba y ahora hubiera terminado en lo que aparentemente era un suelo de madera.

Cuando Spiderman alzó la vista pudo ver que se encontraba en un clásico barco pirata, salvo por la particuaridad de que estaba ardiendo. Sobre él había gran cantidad de velas de color negro, y en lo alto de uno de los postes había una bandera negra con una calavera blanca y un par de espadas indicando el símbolo de la muerte. El mástil estaba roto, como si hubiera habido una explosión recientemente, las velas estaban rajadas y algunas ardían con intensidad.

El lugar era más que obvio, había logrado alcanzar el tercer escenario, pero tenía un problema, ahora se encontraba completamente solo y no había ni rastro sobre sus compañeros.

El barco estaba sobre otro extenso mar, y allí no parecía haber nadie. No había ni capitán, mi marineros, aparentemente era un barco que navegaba a la deriva pero que pronto se hundiría pues estaba empezando a entrar mucha agua. Un nuevo escenario de Zodiaco, sin duda, y con él una nueva parte del juego. Pero, ¿dónde se encontraría el tercer enemigo al que enfrentarse para arrebatarle la piedra? El navío era suficientemente grande para esconderlo, seguramente tarde o temprano aparecería. ¿Estaría en la bodega que estaba ardiendo, en algún camarote destruido por la explosión, o quizá se encontrase nadando en ese nuevo y extenso mar?

Aquella alarma tronadora que amenazaba con apagarle el cerebro volvió a zumbar como un bombardero volando con un motor de coche yendo en primera: -¡¡AaaaAAaaAargh!! Sí, ¡sí! ¡¡Lo sé!! ¡Esto se está QUEMANDO! Y pronto seré un hombre-araña-chamuscada. ¡Graaaacias sentido arácnido!- dijo con sarcasmo.- No sé qué haría sin…- Pero esta vez su sentido del peligro no solo le estaba avisando de lo obvio, ésta vez había algo más.

-¿A quién le toca ahora complicar más aun mi triste existencia?- Se exclamó hablando solo en voz alta mientras, trepando por el techo, salía de aquél buque en llamas. -¿Godzilla?¿el Doctor Octupus?¿JJJameson?¿Sheldon Cooper?

El sentido arácnido de nuestro insuperable amigo Spiderman resonaba en todas direcciones. ¡No solo eran las llamas lo que le alertaban del peligro, si no de algo más! Así que rápidamente salió del camarote para ver qué es lo que estaba pasando, pero allí, además de las llamas solo pudo encontrarse con Pantera Negra tirado en el suelo, estaba completamente empapado y parecía que había logrado alcanzar esa nueva dimensión.

El peligro seguía resonando en el interior de la cabeza del hombre araña, y no podía tratarse de su compañero. ¿Habría alguien más en aquel barco? Si era así, ¿dónde narices se encontraba?

Una pequeña tos dio paso a otras tantas más fuertes y unos pequeños chorros de agua salieron del cuerpo de T'Challa a borbotones. Pese a ser un gran nadador había tragado algo de agua, y el tremendo impacto contra la cubierta del barco no le había ayudado en absoluto.

Terminando de toser se levanta y se encuentra con Spiderman en cubierta - *cof cof cof* Conseguí la gema... *cof,cof* la de antes...*cof* ¿qué está pasando aquí?

Al darse cuenta de que todo el barco está en llamas, y los aparejos superiores están destruidos, se acerca a la baranda de estribor para contemplar la inmensa masa acuosa que se extiende hasta dónde alcanza su vista super-humana.

"Ya he tenido bastante agua por hoy"

Volviendo a centrarse en el barco sobre el que se encuentran él y el trepamuros, posa la cabeza en el suelo intentando detectar algún ruido o temblor provenientes de dentro del barco, que delaten la existencia de algún individuo o monstruo en su interior.

Al ver a su antiguo compañero en el que habían compartido alguna que otra difícil aventura, y de quién había recibido alguna que otra ayuda cuando la había necesitado, gritó eufórico con una alegría que se dibujaba en aquél rostro libre pues había olvidado volver a cubrirse con su máscara: -¡¡T'Challa!! ¡Y con la gema! Chúpate esa Alien de mercadillo.- Luego levantó la cabeza y añadió: -Gracias Dios, al menos eso sí es una ayudita.- Aunque en su fuero interno sabía que Dios solo habría permitido aquello porque Spidey habría muerto demasiado rápido y se habría quedado sin su juguete favorito al que torturar. O eso pensaba.

Ni un suspiro después volvió a darse cuenta de las llamas que ya estaban consumiendo el mástil mayor, si no resolvían aquél rompecabezas el día terminaría en barbacoa y ellos serían el menú principal: -¡¡¡AAAAAaaaaaaAAArghhhh!!! ¡Llamas! ¿Pantera, qué hacemos? Espera, espera, espera…- Se obligó a centrarse. –Mi sentido arácnido cosquillea sacudiéndose como un elefante que se haya sentado sobre un hormiguero. ¡Hay algo más grave que llamas aquí! Pero, me he adentrado en el barco: ahí no hay nada. No obstante, no cesa de cosquillear advirtiéndonos de algo.-

El rey de Wakanda estaba esos instantes con la cabeza sobre el suelo como si esperase que lo decapitasen. -¿Me has oído? ¡Ahora no es el momento de echarse a hacer una siesta!

Inspiró recordándose que aparte de héroe también tenía un gran cerebro de científico y que por una vez podría actuar menos y pensar más.

-0k. También voy a probar una última cosa antes de largarnos nadando.- Dijo para poner a su compañero en conocimiento antes de saltar a la bodega.

Tampoco sabemos si T’Challa lo habría oído pero el redes una vez en la oscuridad disparó redes sin ton ni son a todas direcciones intentando cubrir el máximo de espacio, y una vez tuvo todos los cabos de las mismas en sus manos, cerró los ojos y se centró (como excepción, en silencio) poniendo su atención en cualquier vibración que de ellas pudiese percibir. Era un truco que había probado muy contadas veces, y no le hacía sentir cómodo porque suponía abrazar el lado más animal y arácnido que había en él. Si había alguien ahí, moviéndose, hablando o respirando él lo sabría, y lo más importante: dónde. 

Cuando se quiso dar cuenta estaba sobre la cubierta de un barco, completamente empapado. Es como si hubiera atravesado el mar extenso en el que se encontraba y ahora hubiera terminado en lo que aparentemente era un suelo de madera.

Cuando alzó la vista pudo ver que se encontraba en un clásico barco pirata, salvo por la particuaridad de que estaba ardiendo. Sobre él había gran cantidad de velas de color negro, y en lo alto de uno de los postes había una bandera negra con una calavera blanca y un par de espadas indicando el símbolo de la muerte. El mástil estaba roto, como si hubiera habido una explosión recientemente, las velas estaban rajadas y algunas ardían con intensidad.

El lugar era más que obvio, había logrado alcanzar el tercer escenario, pero tenía un problema, ahora se encontraba completamente solo y no había ni rastro sobre sus compañeros.

El barco estaba sobre otro extenso mar, y allí no parecía haber nadie. No había ni capitán, mi marineros, aparentemente era un barco que navegaba a la deriva pero que pronto se hundiría pues estaba empezando a entrar mucha agua. Un nuevo escenario de Zodiaco, sin duda, y con él una nueva parte del juego. Pero, ¿dónde se encontraría el tercer enemigo al que enfrentarse para arrebatarle la piedra? El navío era suficientemente grande para esconderlo, seguramente tarde o temprano aparecería. ¿Estaría en la bodega que estaba ardiendo, en algún camarote destruido por la explosión, o quizá se encontrase nadando en ese nuevo y extenso mar?

Afortunadamente no estaban tan solos como pensaban en un principio, se habían reunido con Pantera Negra y Spiderman.

Al echar un vistazo por la barandilla del barco, y a pesar de las llamas de las velas y de los mástiles, T'Challa pudo ver lo que el sentido arácnido de Spiderman le alertaba:

Aquella criatura mítica y gigantesca conocida como ¡EL KRAKEN! Una criatura marina parecida a un calamar, solo que gigante y que acostumbraba a atacar a los barcos que cruzaban las profundidades de los mares. ¡Aquella criatura debía ser el enemigo de aquella nueva parte del juego! ¡Y sin duda era así, pues en el centro de su cabeza había un brillante zafiro!

Lo que no podía comprender es, como con el gigantesco tamaño que tenía, Spiderman era incapaz de verlo. ¡Era obvio que el ataque era inminente y que o hacían algo por evitarlo o terminarían todos ahogados en el fondo de aquel extenso mar. (Otra vez).

Aquella técnica poco habitual en Spiderman hizo aparecer dos figuaras humanas, una cuyo rostro era completamente desconocido para todos ^{afortunadamente} y otro cuyo rostro era muy agradecido por todos. ¡Allí se encontraban también Pícara y Masacre! También estaban completamente húmedos y tan cansados como se había encontrado T'Challa al llegar a esa nueva dimensión.

A pesar de haber detectado aquellos dos cuerpos que estaban tendidos en el barco, no logró percibir a ningún otro enemigo. Su sentido arácnido le fallaba, una vez más, a no ser que no se diese cuenta de que el verdadero enemigo lo tenía delante, y aquellos quienes parecían ser sus amigos, eran realmente sus enemigos.

Sumido en la oscuridad total de la bodega y la que se hacía más densa, casi material, bajo sus párpados, se concentró Spiderman y pudo notar, al final, un leve tintineo que sacudía, imperceptiblemente para cualquiera que no fuese él, algunas hebras. Un par respiraciones pausadas eran el origen: sus presas.

No pudo evitar vanagloriarse de aquél éxito parcial mientras a saltos y trepando se acercó a ellos sin dejar de notar la red en las yemas sensibles de sus dedos, y se alegró sobremanera al reconocer a sus amigos mutantes al llegar donde terminaba aquél pegajoso camino. Tan feliz de la inesperada reunión que estuvo apunto de llamarlos a voz abierta olvidando toda prudencia a fin de despertarlos.

Pero entonces una idea realmente perturbadora cruzó su mente. ¿Cuántas veces había cometido el grave error de no dar el suficiente crédito a su sentido arácnido? ¿No estaba en ese momento chillando en un reclamo de atraer su atención hacía un inminente peligro que iba más allá del fuego?¿Podían aquellos supuestos héroes no ser realmente sus amigos? ¿No sería un completo error despertarlos sin estar prevenido si se trataba de una trampa?

Llevado de la voz de la prudencia decidió atraparlos con una red a modo de cuerda a su alrededor y alrededor de sus muñecas, facilitando su labor de cagarlos sobre sus hombros y sacarlos al exterior donde podría a preguntas rápidas descubrir la verdad. Y eso se dispuso a hacer… ¡Twiiiiiiiiit, twiiiiit!

Su idea había sido buena. Un escenario destruído por un agujero implicaba la llegada del otro, como había ocurrido con el hombre-cabra. Pícara dio un par de vueltas alrededor, llevando cual llavero a Masacre. La idea de utilizarlo de bate aún se le antojaba divertida y entretenida, por eso no lo había soltado.

Barco, llamas, mar... barco, llamas, mar... Y allí estaban dos de sus compañeros. El boca-chancla que no se callaba ni muerto y el imbécil de turno.

Vaya, me he metido en una reunión de tontos sin darme cuenta dijo, mientras se acercaba volando hasta ellos.

¿Habéis visto algo? ¿Algún bote salvavidas? Lo puedo intentar llenar con agua y apagar el fuego, al menos podremos investigar la nave con tranquilidad... O puedo dar la vuelta al barco, como más os apetezca.