Tras abrir la última puerta todos llegaron a un nuevo universo. El lugar era oscuro, sin una sola luz. Muy parecido a la escena en la que habían tenido que luchar contra sus clones, solo que entre la oscuridad podía apreciarse infinidad de estrellas, como si estuvieran en el espacio.

Enhorabuena. Dijo una abominación que tenían justo delante. Habéis conseguido sobrevivir a mi juego. Dijo dejando las jaulas que portaba en las manos y aplaudiendo con sus dos pares de brazos. 

Y ahora, si queréis regresar a vuestros mundos, entregadme las gemas. Ese era vuestro objetivo, ¿cuántas tenéis cada uno, o habéis cometido el gran error de haberlas perdido por el camino o de no habérselas quitado a los que he matado por el camino? Preguntó con un tono suave y frío en su voz. Como si la muerte formase parte del juego, que así era, pero como si aquello no supusiese ningún problema o absolutamente nada para él. 

Espero que os hayáis divertido, al menos yo lo he hecho. Y una gran carcajada resonó por todo el lugar.

¿Entregárselas al que nos ha metido en todo este lío dejando a compañeros por el camino? - contestó enfadado y con sarcasmo Gandalf. No había hecho ni pensado ningún comentario acerca del aspecto de Zodiaco, puesto que estaba habituado a ver todo tipo de criaturas, bien ancestrales o no.

Dirigió la mirada al resto. Entiendo que tenemos todas las gemas, ¿o me equivoco?

Lo cierto era que Lobezno no había tomado nota de las gemas que habían ido tomando. Se acordaba de que él había cogido alguna, pero no tenía ni idea de si las seguiría teniendo tras la transformación realizada por los magos, por lo que se llevó las manos a los bolsillos, para comprobarlo.

Miraba, entre tanto, al tal Zodiaco, y tuvo que contenerse para no sacar las garras ahí mismo, y clavárselas por todo lo que les había hecho pasar. Lo odiaba con todo su ser, y sentía los latidos de su corazón en los oídos de la intensidad con la que su corazón se movía. 

-Yo creo que tengo, sí- dijo, mirando al anciano mago.

No hubiese sabido decir si habían pasado, horas, días o meses desde que los habían secuestrado para aquél sádico juego. Solo sabía dos cosas. Que se encontraba sucio y quemado tanto metafórica como literalmente, y sabía que quería irse a casa con su mujercita pelirroja antes de que Mefisto se la quitase para siempre, aunque él, ésto último no podía saberlo. Puede que Gandalf tuviese sabias reticencias a entregar las gemas pero, puesto que era el juego del cara-de-pez-martillo, supuso que las gemas las había puesto él y le pertenecían, así que Spiderman no sentía ninguna necesidad de quedarse aquella asquerosa y reluciente gema así que afirmó ser poseedor al menos de una: El Jade que habían adquirido en la escena de los clones. Y lo mantuvo firme dispuesto a pagar su salida.

  —¡Eh! Merluzo, hemos ganado, avanzado, volado por los aires, nos hemos mojado, chamuscado, peleado entre nosotros, cumplido las normas y tenemos las gemas… ahora es tu turno, ¡devuélvenos a casa!

Escena final, el tipo de los créditos ya se está crujiendo los dedos para hacer su trabajo. Una escena ¿sin lucha? No, seguramente lucharían cuando los otros no quisieran entregar las gemas.

-Mis exesposas están esperando que les pase la pensión, aunque una de ellas sea una reina demoniaca superpoderosa y amante de Drácula, el cual está forrado de pasta- _{qué le vas a hacer, tenía un gran abogado}- así que hagamos esto rápido. ¿Quieres las gemas para dominar el mundo, postrarlo a tus pies y ejecutar algún tipo de venganza porque mamá Zodiaco no tenía demasiado tiempo para malcriar a su hijito? Vale, por mi bien.

Sin que nadie viera bien de donde apareció, Masacre tenía ahora en sus manos la gema que cogió, la cual lanzó a Zodiaco.

-Aquí la tienes, majete. Mejor será que hagas lo que tengas que hacer y nos mandes a casa. Y, bueno... mejor no huelas la gema. 

Zodiaco miró las dos gemas que le acababan de tender. Perfecto, habéis logrado conseguir, cuántas ¿dos? ¿Estáis seguros? El rostro de su enemigo era oscuro e inexpresivo y no tenía cara, pero su tono de voz era ligeramente diferente al anterior. Parecía estar nervioso y molesto. ¿No habéis entendido el juego? ¿Os habéis olvidado de conseguir las gemas? Es la única forma que tendréis para regresar a vuestro hogar, dadme las 12 gemas, símbolo de haber logrado superar los objetivos y os devolveré a vuestro hogar.

Sin ellas no habrá trato y vagaréis en este universo por toda la eternidad.

A Pícara le hubiese gustado salir volando contra Zodiaco, romperle esa cara fea que estaba mostrando, darle un besito y hacerle pasar por lo mismo que habían pasado ellos, que sintiese la falta de sus compañeros (Bueno, de Kara, el resto le daba exactamente igual) y que sufriera. Pero algo le decía que no podría con él, un aura poderosa... No sabía explicarlo. Pero ahora, no parecía hostil, sólo quería las gemas. La muchacha esqueleto apretó el puño. Estaba dispuesta a reventarle los dientes si era necesario.

Muy bien empezó a buscar en sus bolsillos y a sacar gemas. El ónice, el zafiro y la ágata. Ella tenía solo esas tres.

Toma dijo, y se las lanzó con fuerza, como si le dieran asco. Venga chicos, no es hora de ser remilgados

Pero Pícara tenía una preocupación. Habían pasado por todas las escenas, habían conseguido todas las gemas, pero les faltaba una. Eso quería decir que, o bien se habían saltado una gema, o bien tendrían que luchar contra Zodiaco para conseguir la última.

- A mí no me digas nada, Pícara- creía que el líder era él, Masacre, no ella- yo ya le he dado mis gemas. Esta escena innecesaria no es cosa mía.

Dijo mientras se miraba las uñas para pasar el tiempo.

Al ver que todos entregaban las piedras, él se buscó entre sus ropajes y si hubiese una, se la entregaría sin demora. No quería ser el causante del mal, si fuese el caso.

Lobezno no estaba seguro de dos cosas. La primera, que Zodiaco fuese tan amable como parecía. Sólo quería gemas, y ya, y les dejaría irse a casa libres. Sí, claro...

Y, segunda, que el mutante no tenía claro si podía tener sus gemas en los bolsillos tras haber sido convertido en un lobo, y haber luchado contra Masacre. No tenía claro que todo lo que había tenido en los bolsillos volviera a estar ahí, pero, al escuchar y ver las gemas de Pícara, el mutante se limitó a encogerse de hombros.

-Lo que digas, nena.- Y se metió las manos en los bolsillos para buscar las gemas que había cogido en los diferentes escenarios en los que habían estado.

Tras rebuscar con el corazón latiéndole muy deprisa, Lobezno sostuvo sus dos gemas, mirándolas, y pensándose durante una buen rato si dárselas a aquel Zodiaco.

Después, se dijo que si era su destino haber batalla, la tendría, y que unas simples gemas no harían que no tuviera guerra.

-Aquí tienes, tú- dijo Lobezno casi escupiendo las palabras, mirando a la criatura que se hacía llamar Zodiaco.

Con cada gema que le iban entregando, más contento se iba poniendo Zodiaco. Era cierto que su cara no tenía rostro, y que no se podía vislumbrar allí ninguna sonrisa, pero de poseerla seguro que se estaba ampliando cada vez más. Spiderman le entregó el jade que poseía, mientras que Masacre le había lanzado el Topacio.

Se quedó esperando al resto, entonces fue Pícara la que insistió a sus compañeros en que le entregasen todas, por eso ella le dio, el ónice, el zafiro y la ágata. Después fue Gandalf quien le dio el rubí que había extraído del Balrog. Por último fue Lobezno quien entregó sus dos gemas y la que había recuperado de la Kara fallecida. 

Zodiaco miró sus cuatro manos, en ella tenía 9 de las 12 gemas que le faltaban. Solo queda el lapislázuli que arrebatasteis al triste de Aquaman y el ámbar que obtuviesteis en los Juegos del Hambre. ¿Quién las tiene? 

¡Venga! ¡Dádmelas y terminemos con esto de una vez! Dijo impacientándose.

Negó con la cabeza y soltó una maldición entre dientes, Pantera negra había muerto para recuperar esa gema lapislázuli,y Peter había pensado guardársela y entregarla a Wakanda para que pudiesen tener una reliquia con la qué honrar a su rey caído. Al fin y al cabo, fue su último pensamiento mientras se escapaba su vida.

  -¡¡Vale!! Yo tengo ésta, cara-larga...- dijo sosteniéndola entre sus dedos sin muchas ganas de soltar ningún chiste. Sopesó si realmente aquello lo habría orquestrado ese engendro o si el alen cara martillo lo había usado para conseguirlas. -Toma,¡puedes quedártela!

  -Y si nos engañas, siempre podremos recuperarlas- se consoló hablando solo para sí mismo.

¡Oh, cállate! dejó escapar el esqueleto-Pícara. Nos has hecho jugar a este juego absurdo. ¿Qué pasa si no te damos las gemas? ¿Nos darás unos azotes? Ella misma se iba a azotar, pero recordó su falta de carnes. Me gustan esos jueguecitos, pero con alguien, cómo decirte... Menos feo. Más sexi. Menos desagradable. Que no me den ganas de patearle la cara. Más guapo. Menos repugnante... No se, lo normal, vaya.

Se giró a sus compañeros Venga chicos, o se la damos o no, pero decidme qué tenéis pensado para prepararme.

La ira se estaba acumulando en el pecho de Logan, haciendo que respirara de manera profunda, y mirando con los ojos entornados al tal Zodiaco. Estaba harto de sus exigencias, y le habría encantado poder ensartarlo como a un pincho en una barbacoa de verano, pero se recordó que debía calmarse, y respiró, de nuevo, profundamente.

-La de los Juegos del Hambre también la tiene Spiderman. La cogió en el último momento con su red- dijo el mutante, encogiéndose de hombros, y pensando si sería suficiente, y podrían irse ya a casa.

Sin embargo, Logan volvió a pensar, y recordó que, en el último momento el cararred se la ofrecía a Gandalf.

-No- murmuró-. La tiene él- señaló con un dedo a Gandalf, y se acercó a él-. Terminemos con esto de una vez.

Con un gruñido, y cara de pocos amigos, Lobezno registró al mago, y dio con la floreciente gema.

-Aquí la tienes- dijo el mutante, lanzándosela a Zodiaco-. Ahora, cumple con lo que has dicho.

Zodiaco sonrió cuando cada uno de los allí presentes le entregó las gemas que había conseguido. Ha sido divertido. Confirmó su enemigo. Confiaba en que ninguno de vosotros llegaría hasta el final, pero está claro que seleccioné a héroes mucho más poderosos de lo que pensaba. La criatura sobrenatural analizó uno a uno a los presentes entusiasmado por lo bien que se lo había pasado contemplando su alocado juego.

Es probable que algún día vuelva a retomar este juego, pero buscaré héroes mucho más débiles que vosotros. Más del estilo de Kara, Thor o Rondador Nocturno, con ellos sí que he disfrutado y sí que me lo he pasado bien.

Luego miró a Pícara. Lamento lo de tu aspecto, pero lo que hiciste fue algo que se escapó a mis planes. No creo que pueda devolverte a tu forma original, pues no fue cosa mía. Negó con la cabeza. 

Quizá pronto nos veamos, pero ahora mismo, a pesar de lo poderosos que sois, no tendríais poder suficiente para acabar conmigo, ni tan siquiera tú, Gandalf. Negó. Algún día iré a vuestro mundo y lo liquidaré, pero hoy no es ese día. Hasta entonces ya podréis prepararos para enfrentaros a mi, pues hoy aún sois demasiado débiles.

Segundos después Zodiaco cerró sus oscuros ojos y todo empezó a dar vueltas sobre sí mismos. Mareados, todo a su alrededor se desvaneció y aquel mundo extraño ya no estaba. Volvían a sus vidas, en el mismo punto donde la habían dejado, solo que ya no era lo mismo. Algo en ellos había cambiado, ahora eran diferentes y más poderosos. Aquel juego de Zodiaco les había dado más poder y experiencia, puede que ahora lograran derrotar a sus enemigos con más facilidad que antes. 

Al menos, toda aquella locura, había servido para algo.

Fin