Partida Rol por web

A pesar de la larga y eterna espera, al final lograron cruzar la laguna Estigia, aunque por desgracia habían perdido a una compañera. Confiaban que fuera la última y que ninguno más cayera por el camino. Pero ahora habían vuelto a una nueva escena. 

Al nadar a través de la laguna habían llegado a una especie de río que terminaba a las orillas de lo que parecía una selva tropical. La sensación de humedad era bochornosa y bastante incómoda. La vegetación era abrumadora y tan vasta y espesa que no se podía ver el falso sol que Zodiaco podría haber creado para ellos.

Algo de iluminación había, pero todo parecía oscuro, se oían cantidad de animales y ruidos de insectos. Aquella selva evocaba a incontables lugares ficticios de películas o incluso lugares de la vida real. Pero, ¿dónde habrían ido a parar esta vez?

Cuando se quiso dar cuenta, los acontecimientos ya habían pasado. Lobezno sólo pudo ser un simple espectador.

—Maldita sea— dijo en un gruñido, mirando la gema que había conseguido sacar la rubia. La echaría de menos.

Con un suspiro, cogió la gema, y se la guardó en el bolsillo de los pantalones. La notaba como un peso horrible.

Dejando atrás aquel oscuro lugar, Lobezno entornó los ojos para poder ver bien el nuevo escenario que Zodiaco les había preparado, pero no había más que una oscuridad tenue. Y hacía muchísimo calor.

—Esto es una mierda— dijo Lobezno, volviendo a gruñir, y sacando las garras por precaución.

Miró a su alrededor, y olfateó el aire, tratando de encontrar algo que no le cuadrara. 

Dejando atrás la laguna, antes ellos se postraba otro camino que seguir. Miró a su espalda pensando en Kara.

Los caídos nunca se alejarán de los vivos, tenedlo presente - les dijo. Descansa en paz amiga.

El sudor se hacía cada vez más notable en todos ellos. Él, con sus melenas e indumentaria, tuvo que despojarse del sombrero unos instantes, mojarse la cabeza con el agua del río y volvérselo a poner.

Una buena jarra de agua fría nos vendría francamente bien.

El ambiente no era muy distinto del que en ciertos lugares de la Tierra Media había, pero no dejaba de ser incómodo. Sus ropas no ayudaban en aquello, eso era bien cierto.

Al menos seguía contando con compañía. Logan sacó sus garras, pero Gandalf con un gesto de calma con su mano le dijo:

Procura no llamar demasiado la atención. Que tu sentido auditivo nos guíe por buen camino, te sigo.

Contradecir a Masacre estaba de moda. Él dijo que habría escena de acción con bicho incorporado pero nada, no hubo monstruo. Eso sí, la de la falda murió. Y la del traje de spandex con el mechón blanco sexi en el cabello se había convertido en un maromo huesudo.

-En el guión que me mandásteis- dijo, hablando con el que él llamaba el "todopoderoso Master" e imaginánmdose el resto- dijo que habría escenas de sexo. Si el plan es éste- señaló a sus compañeros- conmigo no cuentes. Ya he tenido bastante con la escena hemoerótica de antes. Solo una escena homoerótica por película. Es mi lema.

Llegaron a una jungla. Todo arbol, mosquitos y animales salvajes_{- contigo y con el lobato ya hay 2 más}- otra escena. Y ahora parecía de acción. O eso creía Logan, que sacaba- para variar, como en todas sus escenas- las garras por si acaso.

-Esta peli ya la he visto. Esto es de Predator. Pues nada, plagio al canto.

Dijo nuestro querido vecino el antihéroe de la bocota. Por supuesto, creía que estaba en una partida de Raangar* y no en una de Kamikazee.

Pícara iba a tirarse a la laguna, pensando que si era un esqueleto, no bebería el agua y no perdería la memoria. Pero fue Kara la que se adelantó y rescató la gema... Para morir en su intento.

Sin darse cuenta, la mujer esqueleto había alzado la mano, como si pudiera cogerla. Pero la bajó lentamente cuando el río volvió a la tranquilidad

Sigamos dijo con esa voz de ultratumba mientras recogía su remo y volvía a remar con pesadumbre. Cada vez eran menos los que quedaban en pie, y Zodiaco parecía salirse con la suya.

Al llegar a la selva, Pícara se tensó. Bueno, aunque no entendía muy bien cómo unos huesos podían tensarse, desde luego es lo que sentía. Le recordaba a algo, y esperaba que no fuera eso

Parece la Tierra Salvaje rápidamente miró a sus manos, esperando que fueran a su ser Si es así, perderemos nuestros poderes no le salía nada para contestar a Masacre. Estaba tremendamente preocupada.

Como siempre, baldía se volvía la promesa reiterada de Spiderman sobre no permitir que hubiesen más victimas en su presencia. Todo había transcurrido demasiado rápido, ni siquiera su sentido arácnido, que en situaciones críticas le advertía del peligro, había llegado a advertirlo a tiempo. La impotencia se vistió en el rostro de él, y en el de todos, cuando la kriptoniana fue engullida por las aguas estigias, arrastrada por alguna alma torturada llena de rencor. Un grito de rabia y dolor quedó ahogado en su garganta cuando la vida de la rubia quedó atrapada en un inalcanzable segundo en el pasado.

  El resto del viaje por el lago lo hizo sumido en las sombras de su tristeza y en su omnipresente sentido de culpabilidad. ¿Podía haber hecho algo más para impedir aquello? Peter reconstruía, una vez y otra, los hechos en su cabeza buscando posibilidades alternativas que pudiesen haber evitado aquella defunción estéril. Un esfuerzo en vano que no conducía a nada, pero el Redes era así.

  Llegaron a un nuevo escenario, y con él y nueva luz (o ausencia aparente de ella) aquél dolor atenazante parecía un poco más cosa del pasado. No obstante, una amenaza se cernía en el ambiente, Logan sacó sus garras y el trepamuros agudizó sus sentidos, alerta a cualquier posible cosquilleo arácnido por tenue que resultase.

  -Estoy de acuerdo con eso- corraboró a lo dicho por Masacre levantando un brazo como si se tratase de una votación, pues él tampoco estaba dispuesto a protagonizar ninguna otra escena homoerótica. –Y con Pícara tampoco me apetece tener una escena de beso, ni con labios o sin ellos- la idea de que lo convirtiese en esqueleto a él también no le resultaba nada atractiva.

  La posibilidad de un Depredador emergiendo de entre la vegetación no le hacía gracia alguna. -Si sangra, muere. Si sangra, muere…- se recordó y repitió como una letanía en un intento de infundirse valor. –¿Por qué no me picaría un Schwarzenegger radiactivo?

  Mientras, la mutante que absorbía poderes, contemplaba otra inquietante posibilidad: -¿En la Tierra Salvaje los mutantes pierden poderes? Yo pensaba que solo la tecnología malfuncionaba, las naves se estrellaban, los lagartos medían varias decenas de metros y vestían con chistera y frac. Hummm… no sé vosotros, pero la idea de perder los poderes, aunque en otras ocasiones podría ser incluso una bendición, en estos momentos, en los que parecemos divertir a un sádico de poderes cósmicos que no tiene televisión por cable ni Netflix, no me parece un pensamiento muy cómodo. Sea como sea, el barbas podría arrojarnos un poco de luz. ¿cómo lo llevas, MerlínMonocromo? ¿Te apetece un “Hágase la luz”? ¿o un “Llamas a mí”?

Esta vez Zodiaco mandó a cinco enemigos provenientes de cinco películas diferentes. Cada uno era una bestia, pero no todos era igual de temidos, fuera como fuese, aquellas alimañas saltaron sobre ellos pillándolos de imprevisto. ^{Sí, era estúpido que les cogieran por sorpresa cuando todos sabían lo que iba a pasar}_{ya pero tú eres el máster y tú mandas.}

 Los cinco rugidos sonaron por toda la selva y cada uno atacó a uno de los aventureros que quedaban en pie. La batalla esta vez iba a ser cuerpo a cuerpo y solo los más fuertes físicamente podrían hacer algo contra su enemigo. El resto, tendría que ver como eran devorados o al menos esperar a que sus compañeros derrotasen a su enemigo principal para ir a ayudarles.

_{No te pidas al león cobarde, no te pidas al león cobarde.}

Por sorpresa, aparentemente, aunque todos se lo esperaban, cinco seres con malas pulgas aparecieron delante de ellos- Zodiaco se ha quedado sin presupuesto y ha atracado un zoo- a cual más temible, aunque sinceramente, algunos daban risa.

_{No te pidas al león cobarde.}

Masacre se fijó en el más temible. Imponente, cuernos en la cabeza, seguramente un auténtico badass. Los otros eran felinos sin más o un tipo mal maquillado, pero aquelmonstruo terrible, parecía un desafío. Había quedado como un inútil hasta ahora- por qué será- pero recobraría la fe de adolescentes y frikis si luchaba contra el cornudo.

_{No te pidas al león cobarde.}

-Hoy morirás, ....- un pitido sonó cuando lo dijo, para no hacer spoiler- quiero decir, monstruo.

Pero Masacre, quien sabe por qué- yo si lo sé, está como una cabra- no atacó a quien tenía en la mira inicialmente, si no que se giró al tristón, al que tenía pinta de morir aunque a Masacre le saliera una pifia.

-Quiero ver si eres el león cobarde antes de encontrarte con Oz y que te diera un corazón o si no lo eres. Claro, que solo hay una forma de averiguarlo, abriendote el pecho.

Desenfundó sus katanas y se enfrentó a él, mientras se lamentaba porque el master no hubiera puesto al león come gamba entre los enemigos. Tenía ganas de matarlo hace tiempo.

Cinco supervivientes, cinco bestias. Solo falta un coliseo y una muchedumbre para que resulte ser un espectáculo. La mayor de las desgracias no es no sobrevivir, sino permanecer con vida sin haber hecho lo imposible para erradicar el mal - les habló a sus compañeros con voz firme.

Tened valor y fe, de lo contrario nuestra suerte estará echada.

Esta vez no os confiéis, alguno parece un blanco fácil. ¡Nada más lejos de la realidad!

Dio un paso al frente y su mirada se dirigió a la bestia de piel rayada. Nos batiremos en duelo hasta que uno de los dos muerda el polvo. Esas pezuñas que tienes suponen un peligro, he de frenarte de algún modo. Alzó su báculo y pronunció unas breves palabras.
 

Gruñó, como de costumbre, ante la sorpresa que les aguardaba. Suspiró de manera profunda, y miró sus cuchillas, brillantes, aunque con sangre seca. Arrugó la nariz, y miró a las cinco criaturas que se presentaban ante ellos, mientras escuchaba las palabras de ánimo del mago. Asintió casi de manera automática, dándole la razón, y sonrió ante uno de los leones.

-Tú eres para mí- dijo, recordando el cuento-. ¿Dónde están la bruja y el armario?

Dio un par de pasos hacia el león enorme, mientras no dejaba de sonreír. 

-La historia se te volverá a repetir, gatito- sonrió Lobezno-. Hoy morirás de nuevo. Y puede que no vuelvas a resucitar.

Y pegó un rugido enorme, gutural, de animal, mirando fijamente al león enorme. Al segundo siguiente, se abalanzó contra él, con las garras por delante para tratar de clavárselas en los costados.

Parecía que sus malos pensamientos no se habían hecho realidad. No estaban en la Tierra Salvaje, no habían perdido sus poderes. Ella seguía con ese aspecto cadavérico, pero notaba en su interior que la fuerza y sus otros poderes no se habían ido a ningún lado.

La escena era bastante cómica, pero con algo más de carne hubiese resultado atractiva: El esqueleto se llevó las manos a las rodillas, apretando con los brazos en el lugar donde anteriormente estaban sus pechos. Quiso poner morritos, pero la falta de carne lo hacía imposible Oh, que lindo minino, ¿quieres jugar con la tita Pícara? Sería más divertido para ti si te lanzara un ovillo de lana, pero si quieres morderme...

Dejó su postura inicial y salió corriendo hacia el león con el puño en lo alto. ¡Veamos si eres fuerte o si me convierto en la reina de la selva, gatito!

—Más que “morderte” querrás decir “roerte los huesos”, ¿verdad, huesuda? - empezó diciendo Spiderman enlazando sus ocurrencias a lo último dicho por la mutante de toque letal, aún sorprendido por aquél despliegue de presuntos felinos. —Lástima haber perdido mi máscara, esto apesta a zoo…- aún estaba distraído intentando reconocer a sus oponentes y discernir si algunos suponían un peligro real. Alguno de aquellos leones parecía más perdido que un meteorólogo en la luna. —…aunque la mía tampoco es que oliese mucho mejor, tengo que pagar a alguien para que lave mi uniforme de vez en cuando.

  Se pegó de un salto a la parte baja de una gruesa rama intentando reconocer el terreno y como se desplegaba la batalla.   —¿Qué es esto? ¿Un musical? Tenemos al león asustadizo, al hombre de hojalata- mirando como Logan se enfrentaba a aquél gran león-, no sé si Pícara sería el espantapájaros con esas pintas, pero está claro quién es el mago de Oz- aseguró sin señalar necesariamente a Gandalf- Supongo que a mí y Masacre nos toca ser Dorothy y Toto. Me pido ser Toto. - Entonces vio como el mutante de licra roja sacaba las Katanas contra aquél pintoresco personaje. Quizás en vez de pedirse un papel en la obra debió de cerrar la boca y elegir oponente. —¡Eh! ¡El león asustadizo era mío!- protestó cuando el momento hubo pasado. —Es el único que reconozco… -Y era una lástima porque tenía un montón de chistes sobre baldosas amarillas, sobre ricitos de oro, o sobre el falso coraje que le había dado Oz.

  Miró el resto de aquellos rivales, no conocía mucho más allá que algunas referencias pop de su juventud, así que muchos le eran completos desconocidos. Ser héroe era un trabajo a media jornada que tenía que complementar con su empleo de profesor de ciencias en su antiguo instituto, y su vida conyugal, y digamos que eso no dejaba mucho tiempo a ver muchas películas en el sofá de casa y ya no digamos en el cine.

 No obstante, que el trepamuros estuviese absorto en su diatriba, y tonterías, no significaba que sus enemigos también estuviesen abstraídos en lugar de centrarse en el combate. Su mortal enemigo le pegó un zarpazo que esquivó por décimas de segundo. —Bueno, así que supongo me tocas tú, cuernecillos. Mejor tú risitas, que otra vez Kraven. Supongo. Aunque no me gusta su aspecto “duenduesco”.

  El enemigo frustrado por la agilidad del redes, o harto por su cháchara, le rugió en la cara. —“El aliento de mi gato apesta a comida de gato”- replicó el arácnido parafraseando a un carismático y muy querido personaje de una serie humorística y longeva de dibujos animados. —¿No vas a decir nada? ¿sólo vas a rugir? No sé… ¿qué tal “Hakuna Mattata”? Sí, sí, no te enfades, lo sé, no debería estar mezclando referencias.  Ven aquí que termino con tu sufrimiento, o el mío -de verdad que tu aliento apesta-, - dicho esto, le lanzó una red y lo atrajo hacia él con la intención de asestarle un puñetazo que pusiera punto final a aquella escaramuza: —¡Eh, Willy fog! ¿Quieres que te enseñe como se hace una vuelta hacia la luna en menos de un día?

Lo que iba a ocurrir en ese momento, nadie se lo esperaba. Ni el más creído Masacre iba a ser capaz, en ningún momento, de haber imaginado algo así. Por fin, ¡POR FIN! Masacre había tenido una buena tirada, y era taaaaan buena, que sus katanas, si es que de verdad las había llevado consigo, parecieron cobrar vida por sí mismas. 

Las afiladas armas degollaron en un momento al león cobarde del Mago de Oz, al pobre hombre embutido en látex no le había dado tiempo a averiguar de quién se trataba. Y animado por la situación y la tirada que había sacado, decidió seguir luchando y acabando con los malos que había frente a él. 

Mientras Gandalf seguía con su charlatenería, Masacre aprovechó su magia de fuego para imbuir sus catanas en él y cercenar la cabeza del malísimo Ser Khan, el tigre más peligroso de todo el Libro de la Selva. Lobezno estaba rugiendo para enfrentarse al León de Narnia, cuando Masacre rugió más fuerte y le clavó su katana por la boca y le atravesaba así el cerebro. Por suerte, el narrador no repartía puntos de experiencia en esta partida, porque de haber sido así, Masacre se los hubiera llevado todos en esa escena. 

Pícara, con su nueva forma esquelética, se entretuvo toqueteandose los no-pechos y tratando de hacer una frase ingeiosa, que cuando se dio cuenta, Masacre le había hecho la cama al León de Jumanji, y lo había asfixiado con la almohada. Por último, Spidey se puso a decir tantas tonterías ^{como de costumbre} que cuando quiso darse cuenta, Masacre había encontrado un reloj, un candelabro y una tetera y había matado a la última Bestia a golpetazos con los objetos.

Cuando cayó al suelo el último enemigo, entre sus ropajes se pudo apreciar la novena gema, un topacio.

Con toda la cara salpicada de sangre, el asombro le duró unos segundos al arácnido y estuvo inusualmente en silencio mientras volvía en sí.

  —¡¡¡¡Eeeeeeehhhhh!!!!- protestó finalmente —¡¡Aun tenía chascarrillos para este combate!!

  Se pasó el antebrazo por los ojos para descargarlos y se giró para quejarse a Masacre un poco más.

—Iba a cantar el Rey león. Ya sabes: #Mira como ando, mira como bailo, mires donde mires, ¡¡¡¡siempre estoy al maaAAAaaandoooo!!!!# Y lo iba a hacer cabalgando a lomos de estos felinos mientras los empaquetaba con mi red. Iba a ser exponencialmente odioso. Iba a ser Spider-Man, porqué mi súper poder es sacar de quicio a la gente, vapulearlos para qué no puedan centrarse en el combate y podamos sacar la ventaja suficiente para ganarlos SIN matarlos. Recalco: ¡sin matarlos!- dijo algo más molesto y colérico más allá de las inconscientes bromas. —Y tú, ¡tú! Sin embargo… te presentas y haces honor a tu nombre haciendo una masacre.- Peter se alejó un poco del mutante porqué en ese instante le daban unas ganas terribles de estampar un puñetazo a aquél quién le había salvado la vida. —Es por eso que tú y yo nunca seremos un equipo. Sí, aunque beses tan bien
Nosotros no matamos y tú, no obstante, no sientes ningún aprecio a la vida en tu mundo de yupi. – Muy posiblemente el Redes estaba siendo algo injusto, pero casi siempre se portaba así cuando alguien segaba la existencia de alguien delante de él, lo que para el amistoso vecino era algo inaceptable.

  —¿Y ahora qué? Tenemos la joya, hay que conseguir encontrar una salida ¿Hago “un Bilbo” y me subo a lo alto de un árbol para ver cómo se sale de aquí?- dijo trepando, seguramente para alejarse un rato con su ira pues sabía que Pícara si volaba lo tenía más fácil para ver dónde estaba el siguiente escenario.

Antes de que pudiera darse cuenta, Lobezno ya no tenía al león rugiéndole en la cara, sino a un trozo de carne peluda tirada en el suelo.

Miró a su alrededor, principalmente para saber qué era lo que acababa de pasar, y parpadeó un par de veces, atónito, ante la actuación de Masacre.

-Vaya- murmuró Lobezno-. Eso no me lo esperaba.

Le hubiera gustado tener un puro que llevarse a la boca, pero se limitó a meter las garras de nuevo en su cuerpo, y fue cuando Spiderman comenzó a gritar.

Puso sus brazos en jarras, escuchando todo lo que tenía que decir, y dejó que se desahogara, que soltara todo lo que necesitara. Miraba a los demás, y negaba con la cabeza para que no interrumpieran a Peter. Si quería hablar, que lo hiciera.

-Sí, dinos cómo se sale de aquí, Spiderman- dijo Lobezno, asintiendo con la cabeza, y así concederle ese respiro que necesitaba después de haber soltado aquella diatriba.

Una vez Spiderman hubo subido al árbol, Lobezno miró a Masacre.

-Eh, buena jugada- dijo, Lobezno, sonriendo, agradeciéndole el que se hubiera acabado todo tan pronto.

Pícara no había terminado su prólogo de combate. No se había crujido los nudillos ni había flexionado los no-músculos. Sólo estaba tonteando con el león cuando Masacre les hizo el trabajo a todos. Se hubiese quedado con cara de tonta en caso de poder mostrar expresiones en su rostros.

¡Eh, Masacre! ¿Cómo es que no te has despistado con mis...? iba a terminar la pregunta diciendo "pechos", pero según se los señalaba, se dio cuenta que, obviamente, los había perdido al convertirse en el barquero Ah, claro, que no hay y se encogió de hombros.

Dejó que el hombre de la licra recogiera la gema que había caído de los ropajes de una de las bestias. Ya lo habían conseguido. Sólo les quedaba encontrar la manera de pasar al siguiente plano

Bueno, mientras Spiderman se sube a un árbol, busquemos por aquí a ver si encontramos por dónde pasar.

Pícara se acercó hasta su león, ya muerto, y alzó la cama, lanzándolo por los aires con muy poca delicadeza. Miró por debajo, a ver si encontraba el portal.

Un crítico. Había sacado un crítico. O eso, o el master se había vuelto un blando. Fuera como fuerese, Masacre wins y masacró- _{con ese nombre no me extraña}- a todos los felinos, criaturas o lo que fueran. Cierto que se había elegido el fácil, pero se vino arriba y acabó con todos.

-Esta escena contenía escenas de violencia para mayores de 18 años, no debieron ser vistas por menores. Niños, si lo habéis visto, frotaros los ojos con lejía.

Tras las muertes una gema asomó. El malo era un cansino coleccionista de joyas, ¿cuantas les quedarían? - _{si te crees que yo voy a restar, vas listo}- ¿Terminarían alguna vez?

-Con esto, me autoproclamo líder del grupo- dijo, mientras separaba del todo la cabeza del león cobarde antes de coger la gema- ¿Objeciones?

Sus katanas estaban recubiertas de sangre, y a pesar de llevar máscara, no era difícil adivinar en nuestro antihéroe favorito unos ojos de loco y una sonrisa de oreja a oreja. La sangre le excitaba a un nivel enfermizo.

La persona que se encontraba bajo esas mallas tan ajustadas, sorprendió tanto al mago que sus palabras al acabar fueron:

Me has recordado a un viejo amigo elfo. Me alegro de que estés en nuestro bando - concluyó.

Era el momento de encontrar el portal. Se puso a buscar junto a los demás en las inmediaciones.

¿El trepamuros es una versión de éste o viceversa?. Esa duda le iba a y le venia continuamente. Parecían como dos ratas en celo, pero esa duda se la reservaría para siempre, no quería inmiscuirse en algo tan poco importante.