Partida Rol por web

Pícara se lanzó hacia el huracán de fuego sin miedo a terminar abrasada. Pero tras once escenarios, ya había comprendido donde se encontraban los portales de aquel universo que Zodiaco les había creado.

Ahora se hallaba ante un enorme y gigantesco castillo. No muy lejos de allí había un extraño campo de juego con tres palos terminados en aros que se encontraban en cada lado del escenario. En la puerta del castillo se podía apreciar la sombra de un hombre con cara de serpiente que parecía reírse a carcajadas. Junto a él, varios hombres y mujeres lucían unas extrañas máscaras que ocultaban su rostro.

Pícara había llegado hasta el nuevo universo. Y lo reconocía, claro que lo reconocía.

La muchacha leía, y bastante. Al no poder tocar a nadie, de alguna manera tenía que entretenerse. Y sumergirse en la literatura fantástica era una de ellas.

Estaba en el universo de Harry Potter. Los palos formaban parte del campo de Quidditch. Y aquel era...

Tragó saliva. Era El Que No Debía Ser Nombrado. You Know Who. ¡Era Voldemort! Y aquellos... ¡Eran los mortífagos!

No, no estaba preocupada. Estaba fascinada. Le hubiese encantado acercarse hasta él, decirle que se dejase de tonterías y matase a Harry rápido, sin miramientos. Que si no se iba a morir y los libros se irían a la mierda. Pero claro, no podía

Odio a Zodiaco dijo en voz alta, mientras miraba hacia el suelo, buscando una piedra lo suficientemente grande para coger y lanzarla, a ver si con suerte mataba a alguno de los allí presentes.

Encontrar una piedra en el terreno de Quidditch no era tan sencillo, así que fue más fácil arrancar un trozo de la grada del campo y lanzarlo contra ellos. Pero atacar a un contingente de mortífagos no era algo tan sencillo. Pícara se encontraba sola, y tenía que hacer frente a al menos una docena de ellos y a Lord Voldemort, ¡El que no debe ser nombrado! 

Y mientras la piedra volaba por los aires, los mortífagos la apuntaron con su varita y la transformaron en una bola de fuego, que rápidamente cambió de dirección y atacó con suma precisión a Pícara.

Pícara acababa de arrancar un trozo de grada del estadio y la había lanzado contra el contingente de magos que parecían ser sus enemigos. Segundos después, la grada se convirtió en una bola de fuego y ésta cayó golpeando a Pícara y al resto de los recién llegados a la escena.

Al final el tornado de la escena anterior sí que les había quemado. Las telarañas de Spiderman y su trajes se habían derretido, quedándose pegado a la piel y provocándole un dolor insoportable. El anciano había perdido gran parte de su barba, su gorro se había chamuscado y sus piernas lucían terribles quemaduras.

Masacre y Lobezno también habían ardido, para no variar se habían llevado la peor parte, como en las películas, pero como se superregeneraban, pues no pasa nada, total ¿acaso ellos sentían dolor? Qué va... ¿no?

Y bueno, Pícara ya era un saco de huesos, salvo porque su capa se quemó y su esqueleto quedó a simple vista, no tenía que lamentar ningún daño más, al fin y al cabo ella lo había visto venir.

Entró en aquel nuevo escenario como solía hacer Logan: gritando. 

Cayendo de rodillas, y con la cara totalmente contraída de dolor, el mutante chilló con todos sus pulmones, y un poco más. Inundó aquel lugar con sus gritos desgarradores, porque si algo sabía hacer bien Logan era gritar.

Una vez se desahogó bien, se incorporó como pudo, y miró a su alrededor, localizando, primero, a Pícara, y frunció el ceño, preguntándose dónde estarían.

-¡¿Y tú de qué te ríes?!- preguntó Lobezno, gritando, y señalando con un dedo con la piel llena de ampollas.

Se fijó en el tipo aquel, pero no lo reconoció. Y la grada cayó de improviso sobre ellos. 

Lobezno volvió a gritar con los pulmones llenos de aire, y echó una mirada fulminante al hombre que parecía una serpiente, como si fuera culpa suya.

-Te vas a cagar- murmuró Lobezno.

Relució sus garras, y comenzó a correr, al principio despacio, y, después, más deprisa, hacia aquel tipo. Gritando, por supuesto, trató de abalanzarse contra él para clavarle las garras.

Era una apuesta arriesgada, al menos había que jugar algunos ases para salir indemne de esa. Por ello, Spiderman al saltar sobre aquella supuesta salida se tejió un capullo de redes alrededor que, con suerte, lo protegería unos segundos. Rezó, esperando que fuese solo un círculo de fuego y no un túnel interminable.

  No obstante, la diosa fortuna le sonrió. Unos segundos…

  Estaban al otro lado del espejo y en cuanto entró en la nueva escena, se desprendió de aquellas peligrosas redes antes de que sucediese lo que pareció ser un futuro inevitable.

  —¿Sabes?…- dijo tan pronto hubo cruzado el portal mientras caía con agilidad al suelo dirigiéndose a Pícara, como si esta estuviese sentada en un bar tomando un refresco en vez de estar enzarzada en un letal combate con otros extraños y desconocidos seres —…se supone que si dices avanzarte para saber si es el camino de salida, luego tienes que volver atrás para indicar y avisar al grupo que ese es, efectivamente; el camino. Sino, se corre el riesgo que el resto piensen que no es el camino y se queden esperando tu regreso, o lo peor, creyendo que no lo era y has muerto. Tienes suerte que cada uno de nosotros, según parece, tengamos poco qué hacer y escaso aprecio por nuestra vida aquí.

  Entonces, sin mucho aviso, o tiempo a reaccionar, se vino el caos. Aquella bola incendiaria se les cayó encima. El primer impulso fue quitarse el uniforme y las telarañas prendidas en llamas, pero la razón se impuso, y supo que, si lo hacía, se arrancaría la piel, así que no solo envuelto por un mantel de llamas sino también de dolor, rodó por el suelo hasta que el fuego cesó.

  Quedó al suelo, sin fuerzas, sin resuello, con agujas de dolor clavándosele por todas sus terminaciones nerviosas, porqué él no era Lobezno o Masacre o Pícara. Y, suspirando por sumergirse en aguas heladas, habló perdiendo poco a poco su voz — Hecho de menos al Kraquen. ¿Os lo podéis creer? ¿Llamas a mí?…- apunto estuvo de perder el conocimiento y se sacudió la cabeza luchando por no rendirse —Qué…¿qué soy? ¿la antorcha humana? Je,je… - concluyó exhausto y vencido por unos segundos con un murmullo de voz. —Necesito un momento, tía May, puedo dormir un ratito más, hoy no hay clase.

  Pero él, y el resto, eran héroes, porqué podían volver a ponerse en pie ante cualquier adversidad mientras les corriese vida dentro de sus venas. Así que, buscó energías donde ya no habían, y volvió a levantarse para aguantar un asalto más.

  —Muy bien. ¿Quién es el cara feo que tenemos que reventar para largarnos de aquí con la gema? – preguntó retóricamente mientras se tambaleaba analizando la escena.

El mago gris tras llegar al mundo que parecía ser casi el final de todo, vislumbró a alguien o algo.

No logro verte, pero poco importa. Estamos todos espectantes por que nos digas de una vez por todas lo siguiente:

¿A qué estáis jugando?

Gandalf tenía paciencia, mucha paciencia, pero estaba casi esfumada y necesitaba alguna respuesta para callar el "mal" que tenía dentro, de lo contrario podría desatar algo que nadie podría imaginar.

 A lo lejos, un castillo, unas gradas. 

¡Pícara!, ¡no! - le gritó. Pero era demasiado tarde. Su ataque propició que parte de la grada, reventase en una bola de fuego que alcanzó a todos.

Momentos después de la explosión, estaba con casi toda la barba quemada, su gorro tan querido destrozado y sus piernas malheridas por las quemaduras.

Parecemos novatos aún - se dijo maldiciéndoles, mientras Logan se lanzaba sin más a por aquel ser.

El mago fue andando como pudo hasta colocarse frente al "cara serpiente".

Pícara no podía creérselo. Veía en persona como los mortífagos lanzaban un conjuro contra el trozo de estadio que ella les había dedicado y lo volvían en su contra. La admiración y sorpresa que sentía en esos momentos era mucho mayor que la precaución. Y así, sin escuchar a los demás, pasando de ellos olímpicamente, recibió la bola de fuego... Que, por suerte, sólo le quemó la ropa. Al fin y al cabo, sólo era un saco de huesos, el fuego tendría que estar a una gran temperatura antes de poder matarla.

Cuando eso pasó, se percató ya que los demás estaban allí. Y cómo Lobezno, inconsciente como siempre, salía a por los magos sin pensárselo.

¡Logan, no! ¡Son magos, y tienen un conjuro que puede matarte directamente! le gritó, pero sabía que era como gritar al aire, pues pasaría de ella.

Descendió hasta el malherido Gandalf y le miró con los ojos vacíos de su calavera

Esta es tu batalla. Ellos también son magos. No tengas piedad con ellos, ellos no la tendrán contigo. Tienen una infinidad de conjuros, pero ten cuidado con el Avada Kedavra, el Crucio y el Imperio. El primero te matará al instante, el segundo te infligirá un dolor insoportable y el tercero controlará tu mente.

Lord Voldemort se quedó mirando fijamente a Gandalf, aquel anciano le produjo una extraña sensación, de haber tenido facciones en la cara, podría haberse apreciado en ella una mueca de terror. En el momento en que Lobezno se puso a gritar y a salir corriendo según sus heridas se iban regenerando, el caradeserpiente apuntó con su varita y lo transformó en un hermoso lobo blanco.

Después Spiderman se puso a decir sandeces, como era costumbre en él, y otro rayo amarillento salió disparado contra él. Su sentido arácnido no le avisó, y antes de que pudiera darse cuenta, se había convertido en una araña de tamaño humano. Seguro que si te viera ese estúpido guardabosques estaría encantado de cuidarte. Dijo la voz haciendo referencia a Aragog. 

Luego El-Que-No-Debe-ser-Nombrado miró directamente a Gandalf que le preguntaba que a qué estaba jugando, sonrió mostrando una cara de pocos amigos. Estamos jugando al juego de Zodiaco, y ésa será la última escena que visitaréis, pues esta vez no lograréis pasar.

Finalmente, un último rayo se dirigió hacia Masacre, una simple palabra de la que Pícara había comentado se escuchó retumbar en toda la zona.

<< IMPERIO >>

Masacre sintió como su alocada mente dejaba de estar controlada por múltiples personalidades, y esta vez solo y solo una de ellas le hablaba en el interior de su cabeza.

Todo el mundo sabía la fama que tenía Masacre por no estar especialmente del lado de la justicia, así que no supondría un gran problema el hecho de en lugar de acabar con los magos, acabase con sus compañeros.

^{Mátales, mátales a todos. Acaba con ellos. Ha llegado tu hora. Acaba con ellos. Únete al bando de Lord Voldemort y recibirás miles de riquezas. Pásate al bando de Zodiaco y te convertirás en un superhéroes más poderoso que cualquiera. Acaba con ellos y serás la mano derecha de Zodiaco.}

Su ropa se quemó. Y su cuerpo. Aunque se regeneraba. Claro que su piel seguía con quemaduras, la única parte de su cuerpo que jamás regeneraba.

-Mira lo que me has hecho, pirómano, ahora no le gustaré a las chicas- dijo, como si las quemaduras fueran cosa de ahora.

Pero no le dio tiempo a hacer chistes, algo le hizo encabronarse- _{¿se puede decir eso en esta partida?-} Mirar con mala cara a sus compañeros.

-Malditos pazguatos, sois los chulos, ¿verdad? Os reís de mí porque soy el inútil, porque soy un recurso humorístico que una seta gigante y un ente todopoderoso solo usan como títere para calmar sus mentes enfermas. Eso se acabó, amiguitos. Zodiaco me hará útil si os mato haciéndome más poderoso. Claro que si os mato antes de eso habría demostrado ser útil antes de que Zodiaco me hiciera fuerte haciendo estúpido el razonamiento anterior.

Pero la lógica funcionaba con los robots, no con él.

- No me cambiéis de tema- dijo, como si alguien hubiera hablado- cuando acabe con vosotros saldrán los títulos de crédito y mi agente me dará mis merecidas vacaciones.

Acto seguido atacó a uno de ellos. Lo lógico sería que atacara a Spiderman, que le caía mal al que manejaba los hilos de Masacre. Pero no, esa lucha estaría ganada de antemano, los fans querían a Masacre versus Lobezno, algo épico. Y luchar en pelotas contra el arácnido haría irreversible las sospechas sobre su hombría tras la escena del beso. Además, quizá Masacre era consciente a pesar de estar controlado y quería atacar a alguien que no podía morir para ganar tiempo. O le caían mal los perros. Da igual, le atacó a él con sus armas. Eso sí, no pudo hacerlo en silencio.

-Error argumental número 23094, lobeznito. El lobezno es un tipo de animal distinto al lobo, que más se parece a un cruce de oso con mapache, no la cría del lobo, que sería un lobato. Ya solo por eso, mereces morir.

Pícara se golpeó la cara con la palma de la mano mientras suspiraba, resignada

Panda de imbéciles descerebrados, ¡SI ES QUE NO ME ESCUCHÁIS CUANDO HABLO! gritó, llena de furia e impotencia.

Miró a su alrededor sin saber muy bien qué hacer. Su poder estaba claro, muy claro, y no era un ataque a distancia. Si seguía lanzando cosas, los magos se las devolverían convertidas en llamas o a saber en qué. Le hubiese gustado tirarse de los pelos de la cabeza, pero siendo una calavera, no podía. La única alternativa que tenía estaba muy clara.

Descendió hasta llegar al viejo

Gandalf, ¿me has escuchado? le daban ganas de zarandearlo, sacudirlo salvajemente porque parecía un completo inútil. Ellos son muchos magos y tú sólo uno. Ellos irán a matar y seguramente tú no quieras. Tienes que ser agresivo. Intenta quitarles sus varitas aunque sea... Alguno de ellos son muy poderosos y no servirá de nada, pero el resto no podrán hacer magia sin ella... Espera, espera... ¡Coge una varita para mí! ¡Me se tantos conjuros que podría ayudarte si la mierda de palo esa responde!

La cosa se complicaba, pero Lobezno no prestaba atención. Quería terminar con ello lo antes posible, y estaba harto de todos los escenarios por los que habían pasado, como si de una broma gigante se tratara. No le gustaba que se rieran de él, por lo que decidió ir a por todas, y esperar a tener suerte. 

Bueno, pues no la tuvo.

Tropezó de una manera brutal contra el sueño en cuanto su cuerpo se transformó. De repente, se dio cuenta de que había cambiado. Sacudió su cabeza, y miró sus patas, incorporándose poco a poco. 

Sin embargo, no pudo evitar escuchar, esta vez sí, las palabras de Masacre. No aquello de lobezno versus lobato, sino aquello de Lobezno versus Masscre.

¿Qué?, pensó, aunque intentó decirlo en voz alta, lo que consiguió un lastimero gemido. 

Miró al mercenario bocazas, y gruñó con fuerza, retumbando en su pecho el ruido, casi temblando. Abrió la boca, grande, y aulló, para dar después un par de dentelladas. Arrugó el morro, y echó las orejas hacia atrás. 

Saltó sobre sus patas traseras, y fue hacia el cuello de Masacre. No podía creerse que se hubiera vuelto contra ellos.

Joven amigo - comenzó Gandalf. Si crees que este anciano va a quedarse de brazos cruzados viendo cómo les conviertes en seres más dignos que vosotros, no me conoces nada en absoluto.

Una mirada penetrante tuvo lugar por su parte.

Echaba de menos su larga barba que tanto tiempo le había costado obtener. Miró a Pícara o lo que quedaba de ella. Le hizo un gesto para que se apartase, como queriendo decirla que esto era cosas de mayores. De nuevo fijó su vista en el mago jefe.

Hay un dicho que dice así:

"El supremo arte de la guerra es doblegar al enemigo sin luchar". Y sin más, un destello nació de su bastón hacia todos ellos.

Seguramente, lo "normal" es que alguien se quedase alucinando un buen rato, posiblemente catatónico y sin uso de razón, al verse convertido en una araña gigante y aún conservando su consciencia. Pero no Peter:

  -¡¿Otra vez?! - se exclamó, comprendieran o no los sonidos que salían por su garganta. Pues era cierto que había pasado por la misma experiencia al menos un par de veces. Y la última, el incidente de "El Otro" no hacía mucho.

  -Ahora sí me he mosqueado. jeje ¿Lo pilláis?- Dijo pegando saltos dirección a esas gradas donde se encontraban aquellos oscuros magos. Quizás Parker era un Friki, pero tenía ya 30 y tantos años, así que, para alguien como él que ya no disponía de tiempo para ver una peli -ya no digamos leerse un libro- lo de Harry Potter había quedado en que era un niño magico con gafas y un rayo en la frente. Una novela que tenía mucha popularidad entre los más jóvenes. -¡¡¡Tú, feo!!! ¡Devuelveme mi cara! O te hago una nueva yo, porqué con o sin máscara metálica te pegaré tan fuerte que no sabrás si tienes cabeza o peonza sobre el cuello.

  No obstante, no esperó a que le hicieran caso empezó a tejer una telaraña tras otra intentando arrabatar cuantas varitas de sus enemigos pudiese.

  Mientras siseó: -Daaaaadme el anilloooo... Je, je, je. Miradme él es Gandalf y yo Ella-la-Araña!

Zodiaco tenía el diccionario de la RAE a mano: 

lobezno, na.

Del lat. tardío lupicĭnus, y este der. del lat. lupus 'lobo¹'.

1. m. y f. lobato.

2. m. Lobo pequeño.

Real Academia Española © Todos los derechos reservados

lobato, ta.

1. m. y f. Cachorro del lobo.

Real Academia Española © Todos los derechos reservados

 

Por lo que Masacre, una vez más, estaba equivocado. Aunque había que reconocer que la RAE cada día aceptaba más cosas estúpidas y cosas que habían sido así toda la vida, dejaban de serlo. Ya no hacían falta las tildes, ni de "este", ni de "aquel", ni tampoco la de guion... Pero en cambio había otras cosas que sí que dejaban... fuera como fuese, todo aquello no venía al caso.

La historia estaba en que un Masacre desnudo se había lanzado a atacar al pobre lobito. Pero había sido inteligente, ^{o no}, y no había hecho la tirada necesaria para el ataque, por lo que no había forma de comprobar el resultado del mismo. En cualquier caso el pequeño lobo, que cada vez andaba con más lío en su pobre VidaReal^TM tampoco había hecho nada por evitar el ataque. Así que, ahí, entre los dos, forcejeaban y se movían sin resultado alguno en su pelea.

Mientras tanto, Pícara decidió que aquella duodécima parte, debía ser una batalla de mago contra magos. El resto eran muggles, por lo que no podrían usar magia, salvo Pícara, que podría absorber sus poderes y convertirse en uno de ellos. Así que, Gandalf decidió usar su magia, conjuró una gran bola de luz que sirvió como si fuera un imán, o ya que estábamos en el universeo de Harry Potter, sería como un "expelliarmus" gigante. Un puto y cansino "expelliarmus". Todo el mundo sabía, y si no, ya os lo contaba el narrador, que Lord Voldemort, o "You know who" era el mago más poderoso de la Tierra. Pero que un niño cuatro ojos con una pupa en la frente era capaz de parar una maldición imperdonable con un sencillo conjuro desarmador. Pues bien, imaginaos si Gandalf, que era uno de los grandes magos de la Tierra Media, se enfrentaba contra el mejor mago de la "Tierra Entera" y hacía un "expelliarmus" de la leche. Pues efectivamente, tendría que pasar lo que pasó:

Las varitas de sus enemigos saltaron por los aires, al tiempo que la araña lanzaba sus telarañas para recogerlas todas y pasarle alguna a la mujer esqueleto. La mayoría habían sido desarmados por Gandalf, gracias a la idea de Pícara. Ese era el mecanismo para derrotar a Zodiaco, luchar todos en equipo. Pero Zodiaco era mucho más inteligente que Rowling, y obviamente, las varitas solo serían un recurso narrativo en esa escena, que muy probablemente iba a ser la última. Los mortífagos, con varitas o sin ellas, se quedaron un poco despistados, pero eso no significaba que se hubieran quedado sin armas. La magia residía en su interior y estaban  dispuesto a usarla.

Era el momento de la batalla final. 

La RAE, ese gran ser, quitaba razón a Masacre. En fin, eso pasaba por traducir mal los nombres, dado que no hay confusión con lo que es un Wolverine (claro que la Rae no habrá visto ese animal en la vida y no sabe qué nombre darle) y que sin duda es el animal que hace referencia originalmente al X-men amarillo.

-Pues no me bajo de la burra. No señor, yo siempre tengo razón. Y me refiero a la burra el animal similar al asno, no a una persona bruta e incívil. Ni  al armazón compuesto de dos brazos que forman ángulo y un travesaño de altura regulable, que sirve para sujetar y tener en alto una de las cabezas del madero que se ha de serrar, haciendo descansar la otra en el suelo. Ni a la rueda dentada. Ni a una tortilla de maíz*. Ni a... bueno, que no me bajo de la burra. Punto.

Pero Masacre versus Lobezno, o mejor, Wolverine, aunque seguía siendo un lobo en la escena, era una batalla tan épica y longeva como predijo. Quizá no hizo ningún ataque porque su subconsciente no quería herir a su amigo- _{o porque creía que  había hecho la tirada}- pero era necesario sangre. Por los fans.

-Bien, Lobato, o lo que seas. Esta vez, te haré pupa. Porque soy el mejor en lo que hago. Y lo que hago es lanzar dados en los casinos.

Volvió a atacar, esperando dar un golpe bien fuerte al antihéroe con garras.

Lobezno no entendía nada de lo que decía Masacre. Sabía que sus palabras tenía significados, pero todas juntas... Bueno, que no lo entendía. Que él era de golpear, y no de pensar. Eso para los demás.

Logan se limitó a gruñir, dar dentelladas, y clavar las garras en el suelo, mientras Masacre se dirigía hacia él, de nuevo, para golpearse, porque si era lo que querían los fans, se lo iban a dar.

-¡GRRRR!- gruñó con fiereza, retumbando en su pecho el gruñido, y trató de pegar un mordisco con todos los dientes en el puño de Masacre que se dirigía hacia él, y arañarlo con aquellas garras que tenía.

El que no huyeran los mortífagos por no tener sus varitas le dio fuerza a su teoría. Era un modo de canalizar su poder, pero podrían seguir usándolo. Pero, si era cierto lo que había leído en los libros, las varitas también tenían magia, podían memorizar conjuros y lanzarlos sin que su portador diera la orden. ¿Ella podría absorber la magia? ¿Podría convertirse en maga durante unos momentos para hacer algo... útil?

Se moría de ganas de intentarlo. Pásamelas todas dijo, llena de egoísmo y avaricia. ¡Tenía varitas reales! Cogió la primera que le gustó y apuntó hacia los mortífagos. Gandalf, no vengas con remilgos. Ataca y destruyelos a todos de una vez dijo, al tiempo que pensaba algún conjuro

¡Petrificus Totalus! gritó, deseando que la varita hiciera algo