Partida Rol por web

Pícara intentaba analizar la situación.

La imbécil de las flechas. El mongolo de los sacos de harina. El micropene del tridente. La loca de las hachas. Y ahora uno más que va a poner trampas.

La superioridad numérica no era algo que la molestase. Se había enfrentado a un gran grupo de centinela y había conseguido escapar a salvo, y destruyendo a unos cuantos de ellos. Unos niñatos de pacotilla no podrían con ella.

¿Por qué intentar lanzarles cosas, si un árbol sobre sus cabezas puede acabar con ellos?

¡Spiderman, deja de jugar a las casitas! ¡O ellos o nosotros, y la pelea la han empezado ellos! ¡Haz algo útil antes de que nos maten o te juro que resucito para hacerte tragarte tus telas! le gritó, pasando de esconderse en su telaraña.

Pícara seguía por los aires, y fue a por otro árbol. La idea la tenía muy clara. Arrancarlo de raíz y aplastar con el árbol a esos imbéciles, de uno en uno, como si les estuviera pisando.

Acusaban a Masacre de hacer el chorra. De no atacar. Mas no era culpa suya, si no víctima de aquello que llamaban rol por turnos. Sin duda él había intentado asesinar a la par que se quitaba la flecha de la cabeza, pero, ¿él sabía que solo se podía hacer una cosa?- _{No sabe ni a qué día del mes está, como para saber eso-} En la vida real, o en los comics, al menos, podía hacer dos cosas a la vez, aunque se tratara de un hombre.

Pero daba igual, ya podía hablar, era la oportunidad de decir una frase ingeniosa, original. Hacer que las patéticas escenas anteriores intentando quitarse la flecha merecieran la pena.

-Ha llegado la hora de las tortas.

Voz interior 1: ¿En serio? ¿Por fin tienes la oportunidad de hablar, de lucirte, y plagias a la Cosa de ojos azules?

Voz 2: Déjame en paz, hace un segundo tenía una flecha clavada en la cabeza, esas cosas afectan al cerebro.

Voz interior 1: Tú ya tenías el cerebro afectado, escusas.

Voz 2: Vale, ¿qué tal ésto?

Masacre rebobinó el tiempo para decir otra frase. Pero la gema del tiempo se hallaba lejos y el director no le iba a dar a Masacre el poder para rebobinar una escena entera, así que simplemente volvió a decir lo mismo que dijo antes, al revés, invirtiendo también sus movimientos, como si se estuviera rebobinando, hasta justo el momento de sacarse la flecha. Estuvo a punto de volvérsela a clavar, pero recapacitó. En lugar de eso, habló, señalando a Finnik.

-Puede que seáis más jóvenes, tengáis mejores armas que nosotros, trabajéis mejor en equipo y sin duda estéis más cuerdos que el que os habla. Puede que tengáis la ventaja de conocer el terreno, y de llevar la ventaja del número porque aquí el viejales no se mueve mucho y cada escena aparece uno nuevo de vosotros. 

Repasando la lista de ventajas casi estuvo apunto de preguntarle si le dejaban unirse a ellos, por eso de si no puedes contra ellos, únete, pero aunque hubiera sido gracioso eso sería vender a sus colegas- como si no lo hubiera hecho nunca- así que continuó.

-Da igual. Aquaman- _{ya estamos}- tu reinado llega a su fin. Aquí está Masacre para repartir ostias. Y te ha elegido a tí.

Comenzó a correr a cámara lenta, para darle más emoción a la cosa, pero como entre el trabalenguas, los rebobinados y las demás tonterías le habían hecho perder el tiempo y sabía que Zodiaco no sería muy paciente ni le dejaría que su escena tomara minutos, y con miedo de que no le jara hacer su ataque final o le acribillara a tridentazos mientras hacía el cabra, comenzó a correr lo más rápido que pudo, portando sus katanas, dispuesto a matar a Finnik.

—¡Algo útil hago!- protestó convencido de hacer lo correcto. —En algún momento se les acabarán los sacos y las trampas, digo yo- se justificó Spidey tras levantar aquella trinchera arácnida. Y como aquello no terminaba nunca de atraer adolescentes con acné el Redes empezó a sentirse como un inglés en la Gran Guerra.

  —"¡Una vez más a la brecha, queridos amigos, una vez más, o cerremos el muro con nuestros muertos ingleses! En tiempos de paz, nada adorna más al hombre que la calma y la modestia, pero cuando el fragor de la batalla resuena en tus oídos, imita los actos del tigre"— Dio un salto, y se pegó a la corteza de un árbol por encima de su muralla desde donde podía contemplar a sus enemigos. Y desde ahí buscó alguno de esos idiotas, que no fuese objetivo de sus compañeros, al que lanzar una telaraña, tirar de ella y dejarlo pegado al muro anteriormente tejido. Porqué la muerte, real o no, siempre tenía que ser la última opción.

Gandalf, muy lentamente se fue levantando de su aturdimiendo. 

Lobezno se lanzaba a por una chica, Pícara también ayudaba, el hombre araña estaba por los árboles y Masacre, bueno, era Masacre.

El viejo de pelo largo agarró fuerte su bastón, apuntó a la muchacha que había lanzado las hachas y dijo unas palabras que solo en la lengua antigua conocían.

Pronto tus amigas dejarán de serlo - le dijo.

El Gruñón decidió dejarse de tonterías y se lanzó directamente contra la arquera, pero ella estaba protegida por Peeta, que volvió a lanzar uno de sus sacos de harina, con tanta puntería que volvió a dejar tirado en el suelo al salvaje.

Pícara seguía con su anterior técnica fallida, arrancar árboles. Cuando una se enfrentaba a lo que parecía ser una leñadora hormonada, era difícil acabar con ella, a base de troncos. En cuanto Pícara tomó el árbol, la última en aparecer volvió a lanzar varias hachas que gracias a la magia de Gandalf, se convirtieron en mariposas y terminó aplastándola. Dejando fuera de combate a la última que había aparecido.

Masacre se puso a perder el tiempo en sus tonterías ^{que por lo menos hacía a la escena mucho más divertida}_{y a mena, que con esto del verano, cada vez se ralentiza más la cosa}, hasta que se decidió a atacar con sus katanas contra al que habían bautizado como "Aquaman". El plan no era malo, pero es que Masacre ya había gastado todos sus cartuchos en la escena de los leones, y cuando estaba apenas unos metros de Finnick, pudo ver como un tridente le había atravesado el estómago. Por suerte, todos los ataques mortales siempre iban dirigidos hacia él ^{o hacia Lobezno} que para eso eran los que se regeneraban.

Con Finnkick atacando a Masacre, Johana desvanecida por el golpe, y Peeta defendiendo a Katnis solo esta última era la que estaba sin nada que hacer. Así que, Spiderman volvió a elegirla como objetivo y la lanzó contra el capullo de telarañas que había formado para dejarla pegada. O eso era lo que pretendía, pues la telaraña terminó pegada a una de las flechas que la arquera le había disparado.

Tan solo Aquaman y el panadero de Barrio Sésamo parecían ser los rivales a abatir. Aunque en ese momento apareció Gale:

Minas colocadas en la telaraña. 

¡¡Pronto explotará y haré que todos los que estén dentro, exploten!!

Dijo con cierto tono de malicia en su voz. 

Pero, Katnis acababa de ser atrapada en las redes,

¿Gale había sido consciente de ello?

Y, Gandalf, ¿le daría tiempo a escapar de allí antes de que las minas explotasen?

¡Bien hecho, Gandalf! gritó Pícara, por no decirle que había sido un completo inútil y que al final decidía hacer algo. Una menos pensó mientras seguía con el tronco del árbol preparado para atacar.

Estaba claro. Atacad a todos juntos era una tontería. Atacad cuerpo a cuerpo también. Así que lo mejor sería ir a lo bestia, que es lo que más le gustaba a ella.

¡Dejaos de juegos! ¡Ellos no van a tener piedad! ¡El juego de Zodiaco tiene que terminar, no podemos dejar que nos maten! ¡Ya han muerto demasiados de nosotros! gritó, haciendo un llamamiento a las almas caídas de sus antiguos compañeros.

Volvió a usar el árbol como arma, pero esta vez eligió al recién llegado. El "señor de las bombas" quizá tenía los segundos contados, o al menos eso esperaba la esquelética

Volvió a gritar con todas sus fuerzas, y con todas sus fuerzas cayó casi inconsciente al suelo debido a los golpes que estaba recibiendo por los sacos de aquel tipo.

Comenzó a dudar en quién odiaba más. Pero lo descartó en seguida, porque sabía a por quién tenía que ir. 

No quería distracciones, y menos con un muchacho que tiraba sacos de harina. Quería ir a por la de las flechitas.

-Se acabó la niñería- gruñó, escupiendo sin piedad al suelo-. Es muy tarde para que los niños estén levantados a estas horas.

Volvió a gritar de nuevo con las garras brillando en sus nudillos, y cargó de nuevo contra la chica. Sin piedad, animado por las palabras de Pícara.

Otro muchacho hizo efecto de presencia y el viejo mago no dudó en lanzarle otro de sus hechizos. ¿El resultado?, en breve veríamos qué sucedería.

Cuerpo a cuerpo para unos, a distancia para otros, ¿lo mejor?, en ese momento daba igual pues el objetivo era común, derrotar de nuevo a otro oponente, no dejarle con vida, darle muerte, ¡qué más daba!

Gandalf se volvía a preparar para algo extraordinario, quemar parte de las telarañas.

Podían pensar que no, que sólo estaba concentrado en soltar sus chascarrillos, pero estaba atento a lo que se decía, no obstante, le llamó más la atención lo que dijo el recién llegado que las amenazas veladas de Pícara. Primero tenían que retirarse para luchar otro día, o al menos otro asalto.

  —¡¿Va a hacer “Booum”?! Oh, oh. No necesito tener sentido arácnido para saber que esto no me gusta. ¡Todos fuera de ahí!- dijo aún subido en el árbol y lanzando una red con la que sacar a Gandalf de ahí dentro, pues era, en apariencia, el más vulnerable y el menos capaz de salir con prisas. —¿De dónde se sacan tanto arsenal estos paletos? ¿Qué pasa? ¿Los picó un Doraemon cósmico radiactivo?

Quitarse el tridente sería lo lógico. pero no, eso volvería a hacer que su turno fuera aburrido. No, Aquaman y el otro hablaban de hacer Boom. ¿Qué pasa con los jóvenes de hoy día? ¿No están atentos a nada? Él era el que hacía bum. Tenía granadas, bueno, granada en singular. Había gastado las otras tontamente- _{como si ésta vez fuera a servir de algo}- pero esta vez iba a intentar matar al cansino del tridente, y si se media y está cerca, al otro también.

-Lanzando para el equipo de los tipos buenos, Deadpool, Masacre o como quiera que me llaméis- cogió su granada y se colocó en posición de lanzador de beisbol- Qué me dices, chico del tridente, ¿podrás batear ésto? Claro que el tridente, lo tengo yo, a ver como te las apañas.

Acto seguido_{- y tras quitar la anilla, no vaya a ser que el graciosillo de turno diga que no explota por no especificarlo}- la lanzó. ¿Conseguirá romper su mala racha de granadas fallidas o por fin hará daño a alguien con ellas?

No obstante, las consecuencias del lanzamiento se hacían esperar, como si dependiera de otra persona o turno el saber si acertaba o no su objetivo. Así que niños, se hacen apuestas, ¿creéis que el tito Masacre matará por fin a alguien con aspecto humano?- _{los leones y la medio cabra no cuentan}- ¿o seguirá siendo el recurso cómico a través del cual el master seguirá descargando sus chistes haciendo que siguiera fracansando? No sabremos nada hasta mañana, a la misma masacrehora en el mismo masacrecanal.

BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM

La explosión fue brutal, tremenda e increíble. Masacre pensaba que él había sido el causante de semejante masacre, ^{valga la redundancia} pero una vez más se equivocaba. Quizá su granada hubiera aportado algo más a la terrible bola de fuego que se había formado. Pero los verdaderos causantes habían sido Spiderman y Gandalf, cuyas telas de arañas y magia habían logrado prácticamente lo imposible.

El caraderred había intentado sacar al viejo del capullo para que no muriese por culpa de una de las bombas que Gale acababa de poner, y aquello ocurrió justo en el momento en que Gandalf estaba preparando ^{POR FIN!!!}  un conjuro ofensivo. 

La tela de araña empezó a arder con la bola de fuego del anciano y ésta empezó a salpicar por todas partes. Por suerte, ^{y casualidad} cada diminuta voluta de telaraña salía disparada contra uno de aquellos adolescentes hormonados y le prendía fuego. Así, uno a uno, fueron desapareciendo y convirtiéndose en polvo. Donde estaban las cenizas de Katniss se pudo ver un ámbar que brillaban con intensidad gracias a los reflejos del fuego.

Mientras una columna de fuego, en el centro del escenario, continuaba prendiendo todo lo que tocaba. 

La explosión le pilló con la boca abierta. Sólo tuvo el consuelo de que tenía los ojos casi cerrados, por lo que éstos no resultaron muy dañados, pero cuando se quiso dar cuenta, tenía la boca llena de tierra, restos de hojas y lo que parecía ser carne humana.

Escupiendo sin remedio, y limpiándose la lengua con la camiseta de tirantes sucia, miró lo que había quedado de aquel escenario, y fue cuando se percató de que le pitaban los oídos. Se metió el dedo para poder destaponarlos, pero no consiguió nada, por lo que se limitó a que el tiempo y su cuerpo se encargaran de curarse.

Vio, al segundo siguiente, aquella gema reluciente, y estuvo muy tentado de cogerla, pero él ya tenía una, y no quería abusar.

-MAGO, CARA DE RED- dijo, aunque no se daba cuenta de que gritaba debido al pitido de los oídos-, DEBERÍAIS DE COGERLA UNO DE VOSOTROS. OS HABÉIS CARGADO A ESTOS NIÑATOS. OS LA HABÉIS GANADO.

Miraba por el rabillo del ojo aquella columna de fuego que mucho tiempo no les daría para decidirse.

La muerte del que se llamaba Gale estaba cerca. Su tronco se acercaba y no parecía haberse dado mucha cuenta de la situación. Pícara ya estaba dándose la enhorabuena por su gran decisión de atacar desde el aire y con un tronco cuando todo estalló.

La onda expansiva hizo que volara hacia atrás sin poder detenerse y que el tronco cayera y fuera quemado casi al instante. Le costó un rato poder controlar sus movimientos erráticos y, para cuando lo hizo, ya estaban esos mocosos muertos

¡Muy bien, Spiderman, así se hace! ¡Ves cómo no era tan complicado! Chupa-redes de mierda, si por mi fuera ibas a estar cagándolas hasta que te pudieras hacer un capullo con ellas pensó Pícara con enfado.

Coged la gema, voy a ver si la entrada al siguiente plano están dentro de este huracán de fuego anunció y se puso a volar hacia lo alto para poder ver en el interior.

El cara-de-red se había equivocado, no había hecho booum, sino booooooooooooooum con una “o” muy alargada y él era en parte responsable. No daba crédito, y se salvaron por los pelos, nunca mejor dicho:

  —¡Ah! ¡¡Mis cejas!! ¡Me he quedado sin cejas!- se quejó con aspavientos quizás para apartar la idea del peso de aquellas muertes que si bien ficticias, al parecer, seguían pesando sobre su cabeza en un tenue susurro al oído: “Y si…” No era el momento para sopesar la consecuencia de aquél acto o de aquellas muertes, tampoco lo era para lamentar sus cejas, así que hizo acopio de concentración soltó las hebras anteriores de sus muñecas y tejió otra para columpiarse entre árboles para ir a coger la gema por si acaso Gandalf no fuese lo suficiente rápido. —¡Vamos larguémonos pronto de aquí!

Explosiones, y de nuevo Masacre desperdiciaba una granada_{- no te rayes, no es culpa tuya, el master te tiene manía-} y una gema más para la saca. El viejo clon de Magneto o el araña se harían con ella, así que no tenía sentido cogerla. Tocaba darse por patas- _{en eso sí que es mejor que Lobezno-} y meterse en otro mundo de esos. Veía que por otro lado Spidey estaba preocupado por matar a esos petardos- ¿como va a saberlo, si lleva máscara y no se le ve la cara?

-Spidey, macho, limítate a los chistes, no a los lloriqueos. Además, el que debería estar llorando sería yo. Esos pavos no son reales. No estamos matando a nadie que exista. Y eso es lo que me toca las narices. Parece ser que Disney ha metido la mano en todos los personajes, incluyendo yo. Ya no respetan ni la línea MAX.

Y con este pensamiento que volvía a romper la cuarta pared- _{por enesísima vez}- empezó a correr, esperando encontrar la salida.

Pippin me habría dicho: ¡Bonitos fuegos artificiales!. En el fondo los echaba de menos, a todos ellos, a toda la compañia. Quiso tener unos segundos para rememorar aquellas aventuras inolvidables con Frodo y el resto.

Fue justo en ese instante cuando Spiderman decidió, sin preguntarle, coger la gema. Bueno, no la necesita un anciano como yo, total, pocos días venideros me quedan.

Corrió junto a los suyos cuanto pudo para no quedarse en ese plano.

Spiderman se columpió entre sus telarañas para tomar la gema que correspondía a esa escena del Zodiaco. Y el resto empezaron a correr en círculos por el bosque, sin dirigirse a ninguna parte. Tras un rato de dar vueltas de forma estúpida, aún continuaban allí, sin cambiar de lugar. 

Pero quien había dejado de estar, y hacía un rato, era la escuálida Pícara.

  Spiderman dejó de córrer, o columpiarse, en círculos y miró la columna de fuego por la que había desaparecido Pícara...

  -No es Nueva Jersey, pero tampoco es que el fuego me mole mucho- declaró rascándose la cabeza a sabiendas que no había otra salida. Miró a Logan y a Wade, y pensó que ellos no tendrían tanto problema, al fin y al cabo podían regenerarse de casi cualquier cosa, así que, a pesar del dolor que supondría, les envidiaba bastante, y por si fuera poco Gandalf era portador del anillo de fuego. No, estaba claro que ante una columna de fuego, él era Namor fuera del agua.

   Finalmente, reunió valor suficiente para cruzar esa frontera. Al cerrar los puños recordó que había cogido la gema solo por si Gandalf no posteaba recogerla en esa escena, ya que sabia que el máster pasaría a la siguiente dejándola atrás y riéndose de ellos por no haberla cogido. Peter ya tenía una, así que ofreció la presente al mago gris y se lanzó tras la estela de Pícara.

  -Asado de araña. ¡Tsk! Qué poco me gusta la idea... Y lo peor es que, como el experimento huela bien, McDonalds seguro que sacan Menú #McAraña, McAraña, sabe tan mal como la telaraña, McAraña, McAraña por un dolar incluye fanta, AaaAAaaaaa... compra tu McArañaaaaa#-y con tan lamentable observación y poca gracia, desapareció.

Después de perder el tiempo y energías, se dio cuenta de que Pícara había desaparecido.

Con una ceja levantada, miró a Spiderman, y sonrió para sus adentros ante la canción. Aquel cara de red no callaba ni en las peores situaciones, pero terminó encogiéndose de hombros, y lo siguió de cerca. Deseó que fuera el camino para seguir hacia el siguiente escenario del tal Zodiaco, y una rabia se extendió como tentáculos por todo su interior.

-Vámonos de aquí- dijo el mutante, sorbiendo la nariz-. Hay que continuar.

Y sin más, siguió los pasos de Spiderman, que previamente había tomado Pícara, y entrecerró los ojos ante el infierno al que entraba.