Partida Rol por web

La doctora se acarició la barbilla cavilando acerca de la idea de Ángela.

- Puede que tengas razón. Tal vez debiéramos investigar ece autobús también ¿Qué opináis el resto?

- Sí - afirmó de nuevo Ángela - puede ser interesante investigar ambas opciones... Sea como sea - dijo acercándose a su carrito de nuevo - antes de empezar a investigar me gustaría instalarme. Si el colegio está cerca de la caza de nuestro amigo Anal, prefiero encaminarme hacia allí primero. 

Fernanda escuchó todos los comentarios de sus compañeros, y por más que se detuvo a pensarlos, no comprendía como seguían con esas tonterías en vez de preocuparse por lo que pudieron hacer o avanzar siendo zombies. ¡Para ella eso era muy importante!, tanto como saber qué escondía el señor Anal.

-Pues yo lo tengo muy claro - dijo dándose la vuelta y rascándose un lado de la cabeza. - Tenemos que descubrir el cazo de Anal. - frunció el ceño y continuó. - Es que jolines, no paráis de sacar cosas nuevas para hacer... vamos poco a poco que parece que tengáis un cohete en el pompis.

La última palabra le salió lenta y con un volumen más bajo que el resto de su intervención. Era obvio que se avergonzaba de usar esa palabra.

-Creo que ella tiene razon- dijo Grant despues de mirar su libreta-. Una cosa por vez, no sea cosa que nos olvidemos de algun objetivo- agrego asintiendo como si eso fuera lo mas normal del mundo. Ir a ver al señor Anal, era el paso mas logico a seguir.

Lo primero es asentarnos, una camica, o un suelo donde poder dormir. Que no se vosotros pero yo algo cansada estoy se señalo la herida en el muslo. Eso necesitaba ser curado por algo mas que un poco de agua oxigenada y unas vendas liadas. Luego ya podemos ir donde querais, si los sin cerebro siguén así, mañana a esta hora el bus pasara exactamente a la misma hora se quedó pensativa mas o menos, que si son como en vida los buses tardaban siglos a veces en llegar. 

Se rascó la barbilla mientras rebuscaba otro chicle en la chaqueta, el que tenía ya había perdido todo el sabor hacía ya tiempo 

yo voto por ir al colegio!! además allí a lo sumo hay algún profesor, o algún empollón y esos mucho no corren asintió ella muy segura, de donde ella era aquello era así. 

El compositor sentía curiosidad por el misterio del autobús y por el caso del señor Anal, a partes iguales. Pero su afinado instinto de supervivencia le empujaba a buscar un lugar donde acomodarse.

-Creo que deberíamos ver si podemos convertir ese colegio en una base de operaciones, y después organizar nuestra búsqueda. Y lo mejor será que partamos mientras haya sol sostenido, o se nos hará de noche. Do. Do, re. Do. -dijo afinando su voz de tenor y empujando el carrito.

Finalmente y tras mucho meditarlo decidieron poner rumbo al colegio. Estaba de camino a la casa del señor Anal de modo que prepararían aquel lugar como base de operaciones y luego harían incursiones a los lugares que consideraran. Lo primero era asegurar su supervivencia, luego investigar.

Por suerte para ellos no encontraron a nadie de camino al colegio. Una vez allí, observaron cómo éste estaba rodeado por un pequeño muro con rejas metálicas que lo rodeaba por completo. En el interior del enrejado había un amplio patio con una pista de baloncesto en la que un zombi recogía hojas tranquilamente. La puerta del colegio estaba abierta y aquel conserje pareció no reparar en ellos. Se detuvieron observándolo y considerando sus opciones. Podían atacarlo directamente y tomar la iniciativa o confiar en que no saldría de aquel trance. También podían esperar a que recogiera todas las hojas del patio y matarlo después, al fin y al cabo era un trabajo duro.

Fernanda caminó la mar de contenta junto al grupo. De vez en cuando se ponía a jugar con las losas del suelo, intentando no pisar las que eran de determinado color o saltando de una a otra dejando una en medio sin pisar, las posibilidades de juego con las baldosas eran infinitas para la mente de la joven.

Al llegar al colegio observaron las medidas de seguridad que tendrían si vivieran en el interior. El edificio estaba rodeado por una verja metálica bastante fuerte, podría convertirse en un lugar seguro para poder vivir durante mucho tiempo. Además, las paredes no parecían dañadas, e incluso tenían una pista de baloncesto para pasar el tiempo libre... espera un momento... ¿eso que había recogiendo hojas era un zombie?... efectivamente, un zombie recoge-hojas muy dedicado con su trabajo. No dejaba una en el suelo.

El grupo comenzó a preguntarse qué debían hacer con el recoge-hojas, Fernanda lo tenía muy claro.

- Yo voto porque recoja él las hojas, lo hace muy bien, no se está dejando una en el suelo - dijo mirando a todos sorprendida por ese hecho. - Pero no podemos matarlo... me da penica... - dijo mirando al hombre entregado a su trabajo - Solo tendríamos que esquivar sus miradas cuando tuviéramos que salir del colegio... pero así tendríamos algo que alejara a otras personas del colegio, así no entrarían por miedo a encontrarse más. 

Mucho habían pasado para encontrar un sitio decente como para que viniera alguien y se lo quitara, pues sí hombre, faltaría más.

-Seguramente realizara su trabajo, a menos que alguien se meta en su camino y llame su atencion- dijo Grant despues de mirar su libreta y agregar un:

• Los zombis, realizan el trabajo que hicieron en vida. Al menos algunos.

Miro hacia el interior del colegio tragando saliva ruidosamente, de seguro habria muchos estudiantes zombis, sobre todo los mas nerds, esperandoles. Habia que tener mucho cuidado, pues quien sabe si no se encontrarian con el equipo de futboll americano zombi o algun abusador zombi. Ese pensamiento le encogio el estomago, habia sido golpeado bastante en su escuela.

-Tengamos cuidado- dijo con la voz algo temblorosa-. No hagamos ruido - eran muchos y tenian carritos, eso seria dificil de lograr.

Cuando llegaron al colegio, Ángela observó con detenimiento su estructura exterior. Le satisfacían las medidas de seguridad de aquel lugar, el muro y las rejas; por fin parecían haber encontrado un buen lugar donde instalarse, aunque no quería hacerse demasiadas ilusiones hasta comprobar el estado del interior.

Lo que acaparó por completo su atención, de una manera casi hipnótica, fue la figura del conserje. Durante unos momentos, disfrutó fascinada observando sus movimientos meticulosos al recoger las hojas del patio y le invadió una sensación de serenidad al encontrar, por fin, un oasis de orden y limpieza en medio del caos de aquella ciudad, aunque no dejara de resultar cómico que fuera un zombi el responsable de ello.

- Ni hablar de cargarnos al conserje, ¿sabéis lo difícil que es encontrar a un zombi que haga algo útil? - dijo con vehemencia al resto del grupo -  Mientras esté entretenido con sus labores no parece haber peligro, pero me pregunto qué hará cuando termine de recoger todas las hojas… - hizo una pausa y continuó, mirando esta vez al edificio – Controlar a uno puede llegar a resultar fácil, pero ¿qué haremos si el colegio está infestado de zombis? – Ángela pensó en las señoras de la limpieza; daría lo que fuera porque alguna de ellas siguiera manteniendo sus actividades laborales.

Estuvo mirando todo el camino por los alrededores, no le gustaba la idea de que en cualquier momento les pudieran atacar. Cuando llegaron al colegio se quedó mirando este con la cara contraída en un gesto de lo que podría llamarse alegría. 

Hombre esto se parece a mi escuela de parvulitos!! Se echó una carrera hasta la verja del edificio, que fue cuando vió al hombre recogiendo hojas del suelo. Pues no se..eh...yo creo que igual...deberíamos de matarlo...fijo que tiene las llaves de la escuela...sopesó mirandolo con absoluto descaro. Quizás no haya que matarlo.

Perdone!!! ¿nos puede dar las llaves de la escuela? Somos los nuevos de la limpieza!!

Desde la distancia la Jessy llamó la antención del conserje, que lazó la vista sin mirarla directamente, gruñó y continuó con su mecánica tarea de recoger hojas del suelo.

- Será mejor no molestarlo -dijo la doctora mirando hacia Jessy con un gesto de reproche.

Se adentraron con tiento en el edificio del colegio, por suerte, la puerta estaba abierta y el cierre interior seguía intacto. El interior parecía estar en perfecto estado, los pasillos llenos de taquillas estaban vacíos al igual que las aulas que pudieron ver. Sería una ardua tarea inspeccionar todo el colegio, pues era bastante grande, pero podrían hacerlo si se repartían.

- Hagamos una revisión completa del colegio. Si alguien encuentra un zombie que pegue un grito. En este silencio lo oiremos con facilidad. No vayáis solos. Id en parejas.

Cuando el grupo al completo pasó por la verja del colegio, Fernanda se quedó atrás para cerrar el pestillo que permanecía intacto. De esa manera se aseguraban que nadie entrara de fuera y les quitase el sitio, provisiones o lo que hubiera dentro. Habían encontrado un buen sitio y no iban a perderlo por haberse dejado la puerta abierta ¿no?.

Tras arrugar el ceño y pensar durante unos segundos, se acercó a Ángela y se posicionó a su lado. Ella era con quien había ido en busca de comida al Carrefour, así que era con la que más confianza podía tener de todos ellos. Miró a la mujer del ambientador de pino y sonrió.

-Yo intentaré buscar zombies sueltos haciendo el mismo gruñido que ellos, ya sabéis, el: grrrrruuuu...grrrrr ese. Si me contestan entonces será que hay alguno por ahí cerca, seguro - sonrió mostrando su gran inteligencia.

Se acerco a Jessy, en su libreta aun decia claramente "ayudar a Jessy" y esta estaba herida en su... en su... bueno, digamos que no se podia sentar con comodidad. Grant trago saliva, varias veces y tomo aire para decir.

-Deberiamos ir a la enfermeria, alli encontraremos algo con lo cual curarte- anoto rapidamente en su cuaderno "Buscar enfermeria" y abajo de esto, "Gritar si veo un Zombi". El pobre Grant no sabia que si veia un zombi no tendria tiempo de leer esa anotacion-. Vayamos en silencio...

Grant tenia practica en no hacerse oir, muy util cuando queria escapar de esas conversaciones aburridas y tediosas de su suegra... ¿Donde estaria ahora? ¿Torturaria a otros zombis por diversion?

Ángela miró con desaprobación a la Jessy cuando profirió sus berridos, y le susurró visiblemente cabreada

- Pero que haces! ¿te has vuelto loca? Cállate!

Afortunadamente, el conserje prosiguió con su tarea después de lanzarles una mirada fugaz, con lo que Ángela se sintió aliviada y no menos extrañada ante tal comportamiento. Sin obviar lo que acababa de ocurrir pero sin hacer comentarios, se adentró en el edificio.

Sin duda, habían elegido bien la base de operaciones. No sólo parecía vacío y en buenas condiciones, sino que podría asegurar que aquel lugar cumplía mínimamente sus estrictos criterios de higiene. Por supuesto tendría que darle un repaso, pero como decía la doctora, lo primordial era asegurarse de que no había más zombis y luego instalarse.

Fernanda se situó a su lado y a Ángela le pareció una buena elección, así que le devolvió la sonrisa. Había entablado ya una pequeña amistad con la joven y era más que evidente que sabía defenderse ante los peligros. Agarró con firmeza la mano de Deivid, dispuesta a comenzar con la inspección. 

Durante unos segundos miró su carro y se planteó llevárselo consigo en el reconocimiento. Pero era pesado y hacía ruido, así que finalmente, aunque no del todo convencida, decidió dejarlo donde estaba, no sin antes meter en su bolso la caja de cerillas, el bote de insecticida y las toallitas de higiene íntima.

- Estoy preparada – dijo dirigiéndose a Fernanda – Estaré atenta a cualquier rastro de sangre, carne pútrida, trozo de miembro amputado o indicio de suciedad que hayan podido dejar los zombis a su paso.

Ei pero pensad que igual tenía las llaves o que igual nos atacaba, es una..am..como se dice..prueba de esas de comportamiento, ahora sabemos que no es del todo agresivo se encogió de hombros, en su lógica aplastante lo que había hecho había estado bien. 

Si...guapo..mejor vamos a la enfermería a ver si me puedes curar con algo Ese churri tan carismático le había lanzado una indirecta? Puede que si, aunque parecía no tener del todo bien la memoria. También decían que los asiáticos la tenían pequeña.

Yo no se que hacer con el carro, creo que igual si lo dejamos aquí nos lo pueden quitar pero si lo metemos podemos hacer mucho ruido...bah a la mierda Cogió un par de cosas del carro guardándoselas en la chaqueta para entrar con el ojos rasgados dentro, dirección a eso que llamaría enfermería cuando se dio cuenta de algo 

Chico...murmuró en mi colegio eso de enfermería no existía, había un botiquín en la zona del conserje y puede que en la cocina si había comedor, pero ya está, sabes esas zonas solían estar cerca de la salida secundaria del edificio que...Y así la Jessy empezó un parloteo insidioso sobre donde estaría el botiquín o la parte de la enfermería que salía en las películas americanas para encontrar la zona y de paso hacer que el achinado la siguiese, y porque no si se lo ligaba mejor. Era todo un prodigio cuando se le hablaba de películas se acordaba de todo, hasta le sacaba la talla de ropa interior de los tios protas o no tan protas.   

Aunque no le dio tiempo a abrir la boca y componer una respuesta, Richard María era partícipe de preguntarle directamente al zombie por la naturaleza de su dedicación a las hojas. Lo hacía con tal esmero, que hubiera sido una pena tener que reventarle el cráneo y poner toda la cancha perdida de sesos sanguinolentos si se hubiese mostrado agresivo.

La idea de utilizar el colegio como base de operaciones le sonaba bien, pero le vinieron recuerdos de su niñez, cuando los profesores le conminaban a elegir entre la música y los estudios. Todos le animaban a continuar con la música, más por dejar de escucharle cantar la tabla de multiplicar o la lista de preposiciones, que por otra cosa. Pero finalmente, Richard María se decidió y se dedicó a esa otra cosa. Y en el Conservatorio todos le animaron a que volviera a sus estudios. La vida de un genio es difícil a veces.

Cuando se propuso la idea de inspeccionar el colegio por parejas el compositor tuvo claro que iría con la Sra. Palmer, quien podría ayudarle a inspirarse en cualquier momento dando palmas para marcarle el ritmo.

-Vayamos a buscar el aula de música. -dijo, y, ni corto ni perezoso, caminó leyendo a oscuras los carteles con el nombre de las aulas. No veía un pimiento. -Sí, debe ser por aquí.
 

Jessy decidio ir con él... aunque se quedo unos segundos mirando su entrepierna poniendo colorado a Grant. ¿Acaso podia ver a travez de la ropa? Era una posibilidad descabellada, pero no menos que un mundo lleno de zombis descerebrados. Mejor cambiar de tema y dejar su entrepierna tranquila.

-Es una escuela grande, rodeada de vallas, de seguro tendra una enfermeria... pero si vemos alguna oficina inspeccionaremos el lugar por las dudas- dijo en los pocos segundos que Jessy respiraba para continuar hablando. Ella gesticulaba mucho, movia sus manos o reia cuando recordaba algo gracioso. Grant trataba de seguirle el paso, pero con su memoria y la gran velocidad de palabras le costaba horrores.

No tardaron Grant y Jessy en encontrar la enfermería. No era gran cosa. Más bien parecía un cuarto de escobas algo grande con un botiquín, una camilla y una encimera con un fregadero. Parecía estar desierto y por fortuna el maletín con una cruz roja en el medio estaba lleno de medicamentos, vendas, y otros productos de curación. Lo que no sabían es si estarían caducados.

Por alguna razón la señora Palmer parecía abstraída y se dejó llevar por Richard María hacia los pasillos en busca del aula de música. Tras un largo rato de búsqueda dieron con ella. Había de todo, platillos, xilófonos, flautas, triángulos, baterías, una guitarra, un saxofón, un clarinete, partituras, batutas, baquetas, un equipo de música, altavoces, etc.