Reimundo Torquemar, el severo Lord de Flira, está llegando al final de sus días sin más alegrías que la compañía de su único heredero, sir Hugo, apodado El Audaz, tan amado por su pueblo como aficionado a la caza. Hace ya unas semanas que el joven, desoyendo los consejos de su padre, hizo honor a su apodo organizando una montería para dar caza a un basilisco; y pasó lo que tenía que pasar. El único superviviente regresó para dar la triste noticia de que sir Hugo se encontraba audazmente petrificado en la guarida de la bestia. El Lord removió cielo y tierra hasta encontrar un alquimista capaz de curar tan dramática petrificación, sólo para descubrir que el alquimista no estaba dispuesto a adentrarse en la guarida del basilisco para aplicar los aceites oportunos. Era necesario encontrar un grupo de valientes que fueran a buscar la estatua y trajeran de vuelta al castillo. Y ahí es donde entran los personajes.